Los primeros homínidos euroasiáticos
vienen a España.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 41. Diciembre de 2009
En
1983, en una aldea medieval enclavada en un rincón de la
Unión Soviética pegado a Turquía, apareció un diente
enorme. Los arqueólogos que excavaban el yacimiento no
entendían nada. En aquel asentamiento situado en la
encrucijada entre Europa, Asia y África había ruinas del
Medievo, tumbas mongolas, restos de la Edad de Bronce y
vestigios de la Ruta de la Seda. Pero aquel diente no
era de un gigante mártir cristiano, ni de un bisnieto de
Gengis Kan, ni de un pionero de la orfebrería. Era de un
rinoceronte del Pleistoceno. Un año después, apareció
una rudimentaria herramienta de piedra. Bajo aquella
aldea, Dmanisi, hoy en el territorio de Georgia, se
encontraban los vestigios más antiguos de los primeros
humanos que salieron de África.
Desde
entonces, han aparecido cinco cráneos de individuos que
vivieron en la región hace 1,8 millones de años,
centenares de útiles toscos y fósiles de animales
extintos. Para una parte de la comunidad científica,
Dmanisi pudo ser una especie de fonda en el viaje de los
homininos desde África a Europa. Medio millón de años
después, el Homo antecessor ya dominaba la
Sierra de Atapuerca, en Burgos. Y los cráneos de Dmanisi
están a punto de hacer el mismo viaje que sus
descendientes. Las cabezas de los primeros euroasiáticos
nunca han salido de Georgia, pero a partir del verano de
2010 podrían recorrer el camino hasta Madrid.
 |
Una veintena de científicos españoles está
preparando en el Museo Nacional de Georgia, en
Tiflis, la primera exposición sobre los fósiles
de Dmanisi. Será la puesta de largo del
Homo georgicus,
una todavía controvertida nueva especie humana
descrita en 2002 para definir los restos
encontrados en Georgia. La intención de los
mecenas de la exposición georgiana, la Fundación
Duques de Soria, que gestiona el dinero de la
cooperación cultural entre España y Georgia, es
que cuando la muestra cierre sus puertas en
Tiflis los primeros euroasiáticos viajen hasta
el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en
Madrid. |
Será
una ocasión única para mirar cara a cara a la especie
que ha descuajaringado el árbol evolutivo humano. Los
fósiles desenterrados en Dmanisi han servido a los
investigadores del yacimiento de Atapuerca para elaborar
una nueva teoría que revienta la del
Out of Africa.
Según esta hipótesis, los primeros humanos, el género
Homo,
pudieron surgir en Asia, no en el continente africano,
como se sostenía hasta que llegó Dmanisi. El secretario
general de la Fundación, José María Rodríguez-Ponga,
explica la dificultad de traer los cráneos desde Tiflis
hasta Madrid. Los restos han permanecido ocultos bajo la
tierra durante 1,8 millones de años, y exponerlos
implicará iluminarlos. "Son las mismas dificultades que
se afrontaron en 2003, cuando se organizó una exposición
con los fósiles de Atapuerca en el Museo de Historia
Natural de Nueva York", opina. "A EEUU viajaron fósiles
originales de
Homo antecessor, y a Madrid vendrán
algunos de los cuatro cráneos de
Homo georgicus",
vaticina.
Rodríguez-Ponga habla de cuatro
cabezas
porque, oficialmente, la quinta no existe. Actualmente
descansa en un estante a la espera de que el director
del yacimiento, David Lordkipanidze, anuncie el
descubrimiento en una publicación científica. "Si el
quinto cráneo viene a Madrid, será un bombazo", auguran
otras fuentes. Dmanisi es una especie de meca para los
investigadores españoles, pero también un segundo hogar.
La paleoantropóloga María Martinón-Torres, del Centro
Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en
Burgos, estaba en Tiflis el verano pasado cuando los
aviones rusos bombardearon Georgia. La científica de
Atapuerca, junto a otros miembros de la expedición
española, consiguió subir al último avión que despegó de
la capital georgiana. Unas horas después, un misil
destrozó una de las pistas.
Sus
colegas georgianos se quedaron en Tiflis. Y algunos de
ellos fueron llamados a filas. Como Giorgi Bidzinashvili,
que habla español gracias a sus estancias en la
Universidad Autónoma de Madrid. En agosto de 2008, soltó
las herramientas de piedra del
Homo georgicus
que estudiaba y empuñó un fusil Kaláshnikov. Era su
tercera guerra.. El encarnizamiento del Ejército ruso
con la población georgiana paralizó la actividad en el
yacimiento. Y este año tampoco se ha excavado. Sin
embargo, los científicos retomarán los trabajos el
próximo verano. Hay mucho por hacer. Todos los fósiles
desenterrados en Dmanisi se han encontrado en un espacio
de unos 80 metros cuadrados, pero el yacimiento ocupa
una superficie de varias hectáreas. Bajo la tierra
deberían hallarse las respuestas a algunas preguntas que
martillean la cabeza de los investigadores. Una de las
mandíbulas encontradas en el pueblo medieval, la
conocida como D2600, es muy diferente al resto.
Desconcertantemente distinta. Una posibilidad es que el
físico de los machos y las hembras de Homo
georgicus fuera muy dispar, como en el caso de
los gorilas. Y la otra alternativa es que la quijada no
pertenezca a esta especie, sino a otra, lo que
implicaría un nuevo susto en la evolución humana.
 |
"No podemos descartar que en Dmanisi
coincidieran en el tiempo y en el espacio dos
especies diferentes, con nichos ecológicos
distintos", señala Martinón-Torres. La
investigadora de Atapuerca estuvo el pasado mes
de septiembre en Tiflis preparando la exposición
y volverá el próximo verano a la sala del
champán de Dmanisi. Este pequeño parche de
tierra, núcleo del yacimiento, ha sido bautizado
con este nombre porque cada vez que se descubre
un nuevo fósil humano los georgianos vierten
sobre la arena un chupito de Moët & Chandon o
similares. En 2004, Martinón-Torres se
encontraba en la sala del champán cuando
asomó una mandíbula desdentada. |
Los
dientes no aparecieron, porque se desprendieron de su
dueño hace 1,8 millones de años. Según los
investigadores, la quijada perteneció a un anciano
mellado que vivió durante años sin dentadura, en una
época en la que no existían las sopas de ajo. Alguien
alimentó al viejo Homo georgicus en el
ocaso de su vida. Esta mandíbula, el primer testimonio
de solidaridad entre los seres humanos, será otra de las
joyas de la exposición.
Pero
los fósiles no monopolizarán la muestra. El catedrático
de Prehistoria Javier Baena, de la Universidad Autónoma
de Madrid, es uno de los encargados de seleccionar las
herramientas más representativas de la cultura de los
primeros euroasiáticos. Los homínidos de Dmanisi eran
achaparrados, y su capacidad craneal era de tan sólo 600
centímetros cúbicos, frente a los aproximadamente 1.400
de los humanos modernos. Sin embargo, se las apañaron
para desarrollar una rudimentaria cultura, basada en la
caza y en la talla de bastos útiles. Baena ha analizado
el conjunto de utensilios encontrado en Dmanisi y se ha
topado con que hay dos tipos de tallas completamente
diferenciables entre sí. Una, más tosca, se corresponde
con artefactos elaborados hace 1,8 millones de años.
Otra, más avanzada, se situaría en al menos 1,5 millones
de años. Las conclusiones de su estudio sugieren que en
la región vivieron dos poblaciones, con culturas
distintas. Y, además, son un espaldarazo para los que
creen que, en realidad, Dmanisi era la morada de dos
especies diferentes de homininos.
"Cuando
los georgianos empezaron a analizar los fósiles
encontrados en los noventa, no tenían ni idea de qué
tenían entre manos. Se parecía a un Homo habilis,
pero no era. También se asemejaba a los Homo
erectus, pero tampoco era. Posiblemente estemos
hablando de un eslabón intermedio", explica Baena. Y,
como añade Martinón-Torres, en la comunidad científica
crece la corriente de los que piensan que Homo
habilis, el primer humano surgido en África, era
en realidad un Australopithecus. Así que
Homo georgicus, nacido en Asia, ocuparía
el lugar de este "príncipe destronado" como primer
representante conocido del género Homo.
Hasta la explosión de fósiles de Dmanisi, se pensaba que
el primer hominino que abandonó la cuna africana, hace
un millón de años, fue el Homo erectus,
con un físico poderoso y armado con los bifaces
achelenses, una tecnología tan avanzada en la época como
los fusiles del Ejército de Estados Unidos en la
actualidad. Ahora, los científicos tienen que explicar
cómo un hominino canijo, pertrechado con un puñado de
pedruscos, pudo conquistar Asia un millón de años antes.
La exposición de Madrid tendrá que ofrecer unas cuantas
respuestas.
Ardipithecus ramidus, un nuevo fósil
clave en la evolución humana.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 40. Octubre de 2009.
Un
equipo internacional de científicos presentó el que
dicen es el fósil más antiguo y mejor conservado de un
ancestro directo de la especie humana. Se trata de una
hembra de la especia
Ardipithecus ramidus,
que vivió hace 4,4 millones de años en lo que hoy es
Etiopía. Tal como señalan los investigadores en la
revista Science,
aunque no se tratara de nuestro antepasado directo, el
hallazgo ofrece información muy valiosa sobre una fase
crucial en la evolución humana: el momento en el que nos
separamos de la rama común que compartimos con los
monos.
El
descubrimiento, dicen los investigadores, muestra como
nunca antes la biología de esa primera etapa de la
evolución humana. Ardi, como ha sido apodada, fue
descubierta en 1994 en la región de Afar, en Etiopía,
pero tomó 17 años llevar a cabo los análisis del
hallazgo. Hasta ahora, la etapa más antigua conocida de
la evolución humana era la de
Australopithecus,
el bípedo de cerebro pequeño que vivió hace entre 4 y 1
millón de años.
 |
El más famoso de los australopitecos es Lucy, un
fósil de 3,2 millones de años descubierto en
1974 a unos 70 kilómetros de donde fue
encontrada Ardi. Cuando Lucy fue hallada la
comunidad internacional pensó que los homínidos
más antiguos tendrían una anatomía similar a la
de los chimpancés, pero Ardi, que es casi un
millón de años más antigua que Lucy, no apoya
esa teoría.Éste no es un fósil ordinario. No es
un chimpancé ni es un humano. Pero nos muestra
lo que los humanos solíamos ser |
Tras
recuperar varios huesos importantes, incluido el cráneo
con dientes, brazos, manos, pelvis, piernas y pies, los
investigadores lograron calcular su peso y altura, y
creen que Ardi caminó en dos patas sobre el suelo,
aunque trepaba a los árboles y pasaba mucho tiempo en
ellos. Se piensa también que Ardi era omnívora y lo más
sorprendente, dicen, es que las proporciones de sus
extremidades no eran similares a las de chimpancés o
gorilas, sino a las de simios ahora extintos. "En el
Ardipithecus
tenemos una forma no especializada que no logró
evolucionar mucho en dirección del
Australopithecus",
dice el profesor Tim White, de la Universidad de
California, Berkeley, y uno de los principales
investigadores.
"Así
que cuando la vemos de la cabeza a los pies, lo que
observamos es una criatura mosaico, es decir, alguien
que no es chimpancé, pero tampoco es humano. Es un
Ardipithecus".
Los investigadores creen que estos homínidos vivían en
bosques y, a pesar de que trepaban árboles, no pasaban
mucho tiempo columpiándose en sus ramas ni tampoco
caminaban ayudándose en los nudillos como lo hacen los
chimpancés. En general, dicen los autores, el hallazgo
revela que los homínidos y los simios africanos
siguieron caminos evolutivos diferentes, por lo cual ya
no debemos considerar a los chimpancés como
"representantes" de nuestro antepasado común.
"Darwin
fue muy astuto en este aspecto", dice el profesor White.
 |
"Dijo que debíamos ser muy cuidadosos. Que la
única forma de saber realmente cómo era nuestro
antepasado común sería encontrándolo". "Bien, en
4,4 millones de años logramos encontrar algo muy
parecido. Y, tal como pensaba Darwin, la
evolución del linaje de los simios y el linaje
de los humanos ha estado ocurriendo de manera
independiente desde que esas dos líneas se
dividieron, desde que existía ese ancestro común
que compartimos". El investigador agrega que el
estudio de Ardi, en el participaron 47
científicos de 10 países de todo el mundo, fue
muy meticuloso. |
"Nos
tomó muchos, pero muchos años limpiar los huesos en el
Museo Nacional de Etiopía y después restaurar el
esqueleto en sus dimensiones y forma original", dice el
profesor White. "Y después lo estudiamos y lo comparamos
con todos los otros fósiles que se conocen de África y
otras partes". "Éste no es un fósil ordinario. No es un
chimpancé ni es un humano. Pero nos muestra lo que los
humanos solíamos ser", afirma el científico.
Hallan en Barcelona el último ancestro |
|
común del
hombre y los grandes simios. |
Publicado
en
Paleo. Año 3. Numero
7. 5 de Enero de 2005.
 |
El
cráneo descubierto tiene 13 millones de años y ha sido
bautizado como ‘Pau’. Un grupo de científicos del
Instituto de Paleontología Miquel M. Crusafont de la
Diputació de Barcelona, liderado por Salvador Moyà-Solà,
ha descubierto un nuevo cráneo de 13 millones de años en
Hostalets de Pierola. Bautizado como ‘Pau’, el fósil
podría ser el último antepasado común del hombre y los
grandes simios.
El
investigador Salvador Moyà-Solà, junto a su colaboradora
Meike Kölher, presentó en Barcelona los resultados de
los estudios, que recoge la prestigiosa revista
Sciencie.
El
fósil podría ser el último antepasado común de todos los
antropomorfos vivientes, el grupo de los orangutanes,
chimpancés, xosfer y humanos. |
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El
descubrimiento se remonta al 5 de diciembre de 2002,
cuando el grupo de científicos descubrió el cráneo del
fósil. Enseguida supieron que se trataba de “algo
extraordinario”, explicó Kölher, con lo que iniciaron la
primera excavación en el verano de 2003.
Finalmente, en un radio de excavación de entre 20 y 25
metros cuadrados, identificaron un esqueleto parcial muy
bien conservado, con lo que deducen que se trata de un
mismo simio. Se trata del Pierolapithecus
catalaunicus, o también bautizado como Pau, un
ejemplar que probablemente es macho, joven, de unos 35
kilos de peso corporal y una altura de entre 1 y 1,20
metros. Moyà-Solà destacó su edad, de 13 millones de
años, una época “muy poco conocida”. Se conoce muy poco
sobre los chimpancés, los gorilas y su grupo, de cómo
eran y en qué momento vivieron en la historia”, añadió.
Según explicó este científico, lo más novedoso estriba
en que, los hallazgos hasta ahora de fósiles han sido
“incompletos, parciales y fragmentarios”, ya que
trabajaban, principalmente, con la mandíbula y los
dientes. Sin embargo, el hallazgo en Hostelets de
Pierola incluye “la estructura esquelética básica” con
“regiones clave”, como las vértebras, las costillas, la
clavícula y la muñeca. El esqueleto encontrado coincide
con los rasgos importantes comunes a los grandes simios
modernos. Los científicos barajan la posibilidad de que
proceda de África, como la mayoría de los primates, y
que pasó por Oriente Próximo para acabar en España. La
caja torácica, la parte inferior de espina dorsal y las
muñecas del simio muestran señales clave de una
habilidad especial para trepar, que concuerda con los
grandes antropomorfos modernos. En comparación con los
monos, que pertenecen a un grupo más primitivo, tienen
una capacidad de movimiento más cuadrúpedo generalizado,
sin estar completamente erguidos pero con una postura
similar a la de los simios modernos. El cráneo también
es similar al de los grandes simios, con una cara
relativamente corta y la estructura de la parte superior
de la nariz que se encuentra en el mismo plano que los
ojos, a diferencia de los monos. La caja torácica es
también similar a los grandes simios.
El hallazgo también descubre el hábitat y la fauna con la que
vivió el simio. Según los investigadores, se trataba de
una “selva muy densa subtropical de una riqueza
extraordinaria”, dijo Moyà-Solà. En cuanto a los
animales, había elefantes, rinocerontes, pequeñas
ardillas voladoras y reptiles, en particular, tortugas,
dijo el científico. Según el estudio de los huesos de
Pau, trepaba verticalmente por los árboles con
movimientos “muy ágiles”, como los chimpancés o gorilas,
pero sin colgarse de las ramas, porque sus brazos y
manos no eran lo suficientemente largos. Se alimentaba
de vegetales, insectos e, incluso, algún pequeño
mamífero. Aunque se desconoce la causa de su muerte, es
posible que cayera de un árbol por un descuido. |
Recuperan ADN de un
Neanderthal de hace 100.000 años.
Publicado
en
Paleo. Año 4.
Numero 18. Julio de 2006.
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Especialistas franceses y belgas consiguieron aislar el
material genético de una muela procedente de restos
fósiles de un hombre de Neanderthal (en
realidad, un niño de entre 10 y 12 años de edad),
hallados en la gruta de Scladina, en Bélgica. Según
publicó la cadena de noticias británica BBC, los
expertos decodificaron la secuencia de 123 “letras” de
ADN mitocondrial, que se transmite esencialmente por la
madre y que es considerada clave para entender la
evolución humana.
Los
resultados del estudio se publican en el último número
de la revista especializada Current Biology. |
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Hasta ahora, los estudios indican escasas probabilidades
de que los hombres de Neanderthal, que vivieron
en Europa, en Asia Central y en Medio Oriente entre
230.000 y 28.000 años atrás, se mezclara con los humanos
modernos.
Los
Neanderthales fueron expertos cazadores, adaptados a
las severas condiciones climatológicas de la Edad del
Hielo, pero comenzaron a desaparecer con la llegada a
Europa del hombre moderno. Se les llama así porque el
primer esqueleto fue descubierto en 1856 en el valle de
Neander, en Alemania. No se sabe a ciencia cierta por
qué se extinguieron, aunque varias teorías proponen
desde hipótesis biológicas y ambientales hasta factores
culturales. Al igual que se ha discutido mucho sobre la
causa de la desaparición de los Neanderthales,
también se ha debatido intensamente sobre un presunto
mestizaje con el Homo Sapiens (el hombre
moderno). El estudio de los científicos belgas y
franceses dice que hasta ahora no hay rastro alguno de
un supuesto mestizaje. Los expertos también llegaron a
la conclusión de que la diversidad genética de los
Hombres de Neanderthal ha estado
subestimada. Se determinó que esta diversidad era mucho
mayor en los primeros tiempos de la historia evolutiva
neanderthal que en los períodos posteriores, cuando los
hombres modernos comenzaron a llegar a Europa. La
pérdida de diversidad se debe a fluctuaciones en el
número de la población causadas por enfermedades,
cambios medioambientales o a mutaciones genéticas. Los
datos genéticos que se poseían hasta ahora correspondían
al período en que los Neanderthales coexistían
con los humanos modernos. El estudio del ejemplar en la
gruta de Scladina permitió acumular información de una
época en la que en Europa solamente vivían los
Neanderthales. Según otra investigación, publicada
en la revista Nature, los hombres de Neanderthal
maduraban con tal rapidez que, a los 15 años, ya podían
considerarse adultos, en lugar de los 18 años del hombre
moderno. Esa investigación también indica que era una
especie completamente distinta a la que dio lugar al
Homo Sapiens u hombre moderno.
Fuentes:
Revista Nature, Revista Current Biology, Cadena BBC y
PaleoArgentinaWeb.
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Descubren en Etiopía, restos de una |
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Niña de Australopithecus afarensis. |
Publicado
en
Paleo. Año 4. Numero 22. Noviembre de 2006.
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Hace
3.300.000 años, en lo que hoy es Dikika, Etiopía, una
pequeña niña moría en un árido valle cercano a la
desembocadura del río Awash, en un inmenso lago salobre.
Un equipo internacional liderado por Zeresenay Alemseged,
del Instituto Max Planck, de Leipzig, Alemania, anuncio
en Nature que encontró sus restos, ocultos en una
roca de arenisca de esas tierras yermas. Por la
antigüedad, grado de completitud y edad de la niña, el
hallazgo no tendría precedente en la historia de la
paleoantropología. "Selam" ("paz" en etíope), como ya se
llama oficialmente al fósil, sería miembro de la especie
Australopithecus afarensis (homínidos que
antecedieron al género Homo), cuyo primer y más famoso
exponente fue descubierto en 1974 y bautizado "Lucy". |
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Por
eso, aunque Selam sería unos 150.000 años anterior, la
revista científica difundió el descubrimiento con el
título "Encontraron a la hija de Lucy"... "Lo que hace
único a este hallazgo es que el esqueleto está
prácticamente intacto –dijo la paleogeóloga Diana Roman,
integrante del equipo que firma el trabajo-. Lo que
sucede usualmente con fósiles de esta antigüedad es que
uno encuentra los huesos desparramados por el terreno
porque los animales los separan, pero los de esta niña
estaban en la posición en que murió. La razón por la que
suponemos que ocurrió esto es que debe de haber sido
enterrada inmediatamente después de morir, tal vez por
una inundación." "El significado de este descubrimiento
es múltiple -afirmó, desde Addis Abeba, Zeresenay-. Nos
ayudará a entender la morfología, el plan corporal, el
comportamiento, el movimiento y los patrones de
desarrollo de nuestros lejanos ancestros. Después de que
finalicemos la limpieza y la preparación del fósil, por
primera vez podremos reconstruir el cuerpo casi completo
de un Australopithecus afarensis de tres
años." "Es una verdadera mina de información", se
entusiasma Bernard Wood, antropólogo de la Universidad
George Washington que no participó del trabajo, en un
comentario que publica la misma revista. El primer
vestigio de la niña se descubrió el 10 de diciembre de
2000. Fueron necesarios cinco años y miles de horas de
trabajo para remover cuidadosamente la matriz que
rodeaba los huesos. El balance de los restos recuperados
arroja un cráneo completo -con una impresión del
cerebro-, un torso entero y trozos importantes de los
miembros superiores e inferiores. Esto incluye partes
del esqueleto hasta ahora desconocidas para ese período,
como el hueso hioides, ubicado en la base de la lengua y
relacionado con el habla en los seres humanos. En el
caso del fósil de Dikika, se parece más al de los
simios, lo que sugiere que los A. afarensis
no habían desarrollado el lenguaje. El conjunto muestra
una combinación de sutiles similitudes y diferencias con
los rasgos anatómicos de monos y humanos, como si se
tratara de un organismo a mitad de camino. Por ejemplo,
el ritmo de desarrollo dental de A. afarensis
era exactamente igual al de los modernos chimpancés,
dice Wood; la escápula del hombro, parecida a la de los
gorilas modernos; mientras los huesos del dedo curvado y
los canales semicirculares del oído interno, a los de
los chimpancés. Según Zeresenay, el patrón anatómico de
las manos hace pensar que los australopitecinos todavía
las usaban para treparse a los árboles, pero "el fémur,
la tibia y el pie de la niña preservan evidencia de que
esta antigua especie caminaba erguida eficientemente ya
a los tres años". "Se trata sin duda de un hallazgo
importante -dice Mónica Berón, del Museo Etnográfico de
la UBA-. Piezas clave como los fragmentos de las
extremidades inferiores aportarán mucho a la discusión
sobre la locomoción bípeda de los australopitecinos,
mientras que la escápula permite aclarar dudas sobre el
grado de compromiso de la porción superior del esqueleto
en el andar de estos homínidos. Pero sobre todo me
parece que la posibilidad de analizar un individuo
juvenil, en el que se pueden observar los grados de
erupción dentaria y la capacidad craneana en
crecimiento, y compararla con otros individuos de la
misma especie o de otras permite aclarar muchos datos
sobre pautas evolutivas del proceso de hominización."
Fuentes:
Nora Bär, de la Redacción de LA NACION y Grupo Paleo.
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El
Homo Antecesor vivió hace un
millón de años.
Publicado
en
Paleo. Año 5.
Numero 23. Enero de 2007.
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Eudald
Carbonell, especialista en Geología del cuaternario, dio a
conocer algunos de los descubrimientos arrojados a lo largo de
30 años de investigación en la Sierra de Atapuerca, España,
donde halló evidencias de evolución humana de más de un millón
de años. Carbonell encontró los restos del primer europeo que
llegó hace cerca de un millón de años, el denominado Homo
antecesor, una especie humana anterior a la del
Homo Sapiens y el Hombre de Neanderthal. En la charla Un
Millón de Años de Evolución Humana en Europa, en el Museo
Nacional de Antropología, el investigador precisó que los
estudios en Atapuerca, |
|
provincia de
Burgos, arrojaron evidencia claras de la evolución
biológica, técnica y modos de subsistencia de los seres
humanos más remota que se tiene a la fecha. Este homínido era originario de África pero emigro a
zonas europeas y zonas de Asia. El Homo antecesor
de Europa evolucionaría más tarde al homo Neandertal y el
Homo antecesor que se quedó en África evolucionaría al
Homo Sapiens. Según Carbonell, el Homo
antecesor era alto, fuerte y de cerebro pequeño, pero
con una cara muy similar a la del humano actual, es decir, con
un aspecto más “moderno” que otros grupos humanos más recientes
o próximos en el tiempo. El Homo antecesor es una
especie que por el momento sólo se ha encontrado en el
yacimiento de Gran Dolina de Atapuerca, y los análisis de estos
fósiles han evidenciado la práctica del canibalismo hace unos
800 mil años. Otro de los descubrimientos ha sido el de restos
de oído medio, junto con una estructura compuesta por
frecuencias de audición parecidas a las nuestras, “lo cual
quiere decir que podía comunicarse al igual que nosotros”,
abundó. El arqueólogo español agregó que en Cueva del Elefante
se encontraron huesos fracturados con marcas de corte lo cual
demuestra que los utilizaban como herramienta para curtir
pieles. “Al analizar los fragmentos craneales y postcraneales,
el equipo de investigación encontró en el 60 por ciento de los
cráneos fracturas hechas con piedra, acciones que para ellos
significan eran actos de carnicería o de canibalismo”, señaló.
Según sus deducciones, indicó que “no se trata de un canibalismo
alimenticio sino de canibalismo de competencia, es decir sólo se
comían a las crías, para evitar controlar a los grupos y evitar
la competencia, lo que no se sabe es quién se comió al
Homo antecesor”. Durante el hallazgo fueron descubiertos
los restos de individuos que tenían entre tres y 20 años de edad
e indicó que aún no se han encontrado neonatos. Tras su visita a
México, Carbonell viajará a otros países como Cuba, Chile y
Guatemala, y se espera que en los primeros meses de 2007 visite
Colombia, Argentina y Perú, en busca de fomentar la Red
Científica Hispanoamericana, con objetivos similares a la que ya
existe en Asia. Su esperanza de vida no superaba los 40 años,
vivían en grupos de 8 a 12 especimenes. Era menos inteligente,
pues poseía una capacidad craneal de mil cm3, menor a la del
humano actual (1400). El equipo de trabajo del español presume
que la tasa de mortalidad era mayor en el número de mujeres de
entre 15 y 17 años de edad, esto debido a “la crisis por la que
pasaban las mujeres en su primer parto y dejaban a las crías en
manos de sus otros parientes”. Eudald Carbonell nació en Ribes
de Freser (Barcelona) en 1953. Cursó estudios superiores en
Girona, Barcelona y París. Es doctor en Geología del Cuaternario
y en Historia. En 1997 le fue concedido el Premio Príncipe de
Asturias de Investigación Científica y Técnica por el proyecto
de Atapuerca, que codirige. Es catedrático de Prehistoria de la
Universidad Rovira i Virgili de Tarragona e investigador
principal del Grupo de Autoecología Humana del Cuaternario. Es
coautor de Atapuerca: un millón de años de historia y de Aún no
somos humanos, entre otros libros. Hace poco mas de un millón de
años, distintos lugares del sur de Europa, comienzan a
proporcionar claras evidencias que un ser, se pasea por ríos y
cuevas. Era el primer poblador de ese continente, el Homo
antecesor. Apareció en la Sierra de Atapuerca, un lugar
de praderas abiertas y bosques mediterráneos. Vivió en el
pleistoceno inferior hace 780 mil años, tenía una mandíbula poco
especializada, un aparato dental muy primitivo y una complexión
grácil, medía entre 1.70 y 1.80. Era robusto, musculoso y
corpulento, tenía la frente echada hacia atrás, sus cejas eran
anchas y las aberturas nasales amplias, no tenían barbilla. Se
dedicaban a la recolección de vegetales y a la caza menor. Para
trabajar usaban lanzas sencillas y piedras cortantes. Este
homínido aun no conocía el fuego por lo que comían la carne
cruda. No vivían en cuevas pero las utilizaban para estar
guarecidos y para fabricar sus utensilios. |
Fuentes:
Notimex y PaleoArgentina Web.
Encuentran señales de canibalismo entre
Neandertales.
Publicado
en
Paleo. Año 5.
Numero 23. Enero de 2007.
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El
equipo de científicos dirigido por este madrileño del
Departamento de Paleontología del Museo Nacional de
Ciencias Naturales (CSIC) en Madrid, cuya investigación
se publica en el último número de la revista PNAS,
analizó los restos óseos y dentales que se han ido
extrayendo de la Cueva de El Sidrón desde el año 2000
correspondientes a ocho ejemplares de Neandertal. En
este trabajo participaron 18 investigadores de distintos
centros españoles y concluyeron que los ocho individuos
representados en este yacimiento (un niño, un joven, dos
adolescentes y cuatro adultos) presentan líneas de
hipoplasia, relacionadas con malnutrición o enfermedad.
Los dientes crecen "como a capas", lo que es perceptible
en el estado de su esmalte, hasta que se detiene su
desarrollo, explicó el responsable de esta
investigación, quien es además autor de 130 artículos
científicos y de divulgación. |
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También se han detectado signos en "algunos huesos, no
en todos" que desvelan prácticas de canibalismo entre
aquellos individuos, con marcas de cortes con cuchillos
de sílex. Sorprende que "no todos los individuos hayan
sido descarnados o tratados de la misma manera", ya que
"en otros yacimientos hay una pauta, es como un proceso,
y siempre se hace de la misma manera, con marcas en los
mismos sitios", explicó. Los científicos barajan dos
hipótesis para explicar los episodios de canibalismo que
se habrían dado entre esos neandertales y que
confirmarían que "esta práctica estaría mucho más
extendida entre estos individuos de lo que se pensaba".
El estado de los dientes hace pensar en una carencia de
alimentos generalizada en el momento del destete (justo
en el tránsito de la alimentación con leche de la madre
a la no materna) pero la adolescencia sería también un
periodo crítico, como revelan los restos. Otra hipótesis
para explicar los episodios de canibalismo a partir de
este estudio, en el que se usaron técnicas de
morfometría geométrica 2D y 3D, se vincula a posibles
prácticas "simbólicas", algo "todavía por descubrir en
el mundo Neandertal", añadió Rosas. Hasta ahora,
explicó, en España sólo se habían detectado signos de
canibalismo en neandertales en Zafarralla (Málaga) y en
Europa en zonas como Francia o Croacia. Rosas destacó
tres mandíbulas "muy bien conservadas" en la cueva de El
Sidrón, aparte de más de cien dientes aislados, huesos
largos de extremidades y otros en conexión anatómica,
como es el caso de "varias vértebras junto a sus
costillas o todos los huesos de un pie juntos". La
investigación desvela además una diferenciación entre
las poblaciones del sur, que habitaban en la Península
Ibérica, Italia y la región balcánica, y las del norte,
que poblaban los Alpes, Centroeuropa y la Europa del
Este. "Los del sur tenían la cara algo más ancha y menos
alargada que los del norte, más próximos estos a la
imagen clásica de los neandertales", según el
científico. Aún es prematuro asegurar si las diferencias
detectadas se deben a cuestiones climáticas o de
adaptación, o también si las divergencias surgieron por
deriva genética o por azar. Este conjunto arqueológico
está compuesto casi en exclusiva de fósiles humanos, sin
apenas restos de otros mamíferos, lo que le confiere una
gran singularidad. Las condiciones de conservación en
esta cueva son tan óptimas que permitieron la primera
extracción de ADN mitocondrial de Neandertal en España y
el establecimiento de un marco de trabajo sobre la
filogeografía de esta especie humana fósil.
Fuentes:
Revista PNAS, EFE y PaleoArgentina. |
Evidencias sobre la Edad de Piedra de los
Chimpancés.
Publicado
en
Paleo. Año 5.
Numero 26. Julio de 2007.
 |
Durante miles de años, los chimpancés de África
Occidental han estado rompiendo nueces con herramientas
de piedra. Un grupo de investigadores ha encontrado
evidencia de que los chimpancés de África Occidental han
utilizado herramientas de piedra para romper nueces
desde antes de la llegada de la agricultura, miles de
años atrás. El resultado sugiere que los chimpancés
desarrollaron este comportamiento por sí mismos, o
incluso que la utilización de herramientas de piedra fue
una característica heredada de nuestro ancestro común.
Julio Mercader, Christophe Boesch y sus colegas
encontraron las piedras en un lugar llamado Noulo, en
Côte d’Ivoire |
|
(Costa de Marfil), el única asentamiento prehistórico
chimpancé que se conoce. Las piedras que desenterraron
muestran signos de uso como herramientas para aplastar
nueces, tal como se las puede comparar con antiguas
herramientas humanas de piedra o con modernas
herramientas chimpancé. También encontraron varios tipos
de granos de almidón sobre las piedras, parte del
residuo derivado de aplastar las nueces locales. Las
herramientas tienen unos 4.300 años de antigüedad, lo
que, en términos humanos, corresponde a la Edad de
Piedra Tardía. En los chimpancés, el comportamiento de
romper nueces se transmite socialmente, y los nuevos
descubrimientos presentados muestran que ese
comportamiento ha sido transmitido a lo largo de muchas
generaciones. |
Humanos modernos en Kostenki, Rusia.
Publicado
en
Paleo.
Año 5.
Numero 26. Julio de 2007.
 |
Un hallazgo arqueológico en Rusia vierte luz a la
migración de los seres Humanos modernos a Europa.
Las herramientas fueron encontradas en el sitio de
Kostenki, en el sur de Moscú, y sugieren que los seres
Humanos modernos estaban en este lugar hace
aproximadamente 45.000 años. Los primeros Humanos
modernos pudieron haber llegado a Europa a través de una
diversa ruta que fue pensado previamente, los informes
internacionales del equipo. La investigación fue
publicada en la revista Science. "Hasta este momento,
apareció como si la presencia más temprana de seres
humanos modernos en Europa estaba en Europa central del
sur, en lugares como Bulgaria y Grecia," Juan explicado
Hoffecker, autor en el papel y un científico de
investigación en la universidad de Colorado en Boulder,
los EE.UU. " |
|
Esto
refleja una entrada del Levant (las orillas del este del
mediterráneo) momentos antes hace de 44.000 años." Pero
el equipo cree que ahora ha encontrado una alternativa y
posiblemente una ruta anterior a la entrada en el
continente. Los investigadores examinaron las
herramientas, ornamentos personales y cosas talladas en
marfil descubierta debajo de una capa de ceniza
volcánica antigua en el sitio, que se extiende hasta un
rió cercano. Las herramientas pertenecieron muy
probablemente a los seres Humanos modernos y fueron
fechados alrededor de hace 45.000 años, bueno eso dijo
el profesor Hoffecker. No obstante eran diferentes a las
herramientas encontradas en los otros sitios europeos,
él agregó. "Esto sugiere que tenemos un grupo de gente
que no esta muy relacionado en Kostenki, sugiriendo por
lo menos que tenemos una ruta alternativa para los seres
Humanos modernos en Europa - quizás el este ser el más
temprano," él dijo en su Web site de noticias de la BBC.
El Profesor Hoffecker dijo que él se sorprendido al
haber encontrado tales evidencia de seres Humanos
modernos primitivos en Kostenki. "Es discutible la parte
más fría y más seca de la mediados de-latitud Europa. Es
el lugar pasado que esperábamos verlos primero, "Él
agregó. Una razón posible de emigrar a estas condiciones
más ásperas pudo haber sido la carencia de Neanderthals
presente en esta área en este tiempo. "la ausencia de
Neanderthals significada allí no era ningún competidor a
ocuparse para de los recursos," profesor Hoffecker dijo.
Fuente:
BBC. |
Homo Habilis vs. Homo Erectus.
Publicado
en
Paleo.
Año 5.
Numero 27. Septiembre de 2007.
Los
fósiles, descubiertos en el este de Africa, desafían el concepto
según el cual los humanos evolucionaron de uno a otro, como una
línea de dominó, desde el antiguo Homo habilis al
Homo erectus y, eventualmente, al Homo sapiens
o gente moderna.
El
Homo habilis, el eslabón más antiguo conocido de la
especie humana y considerado el ancestro de una especie más
evolucionada, la del Homo erectus, fue coetáneo de
este último en África oriental, según un estudio que está
previsto que se publique en la revista Nature. Dos nuevos
fósiles descubiertos en la orilla este del lago Turkana, en
Kenia, por un equipo científico internacional, encabezado por
Fred Spoor, del University College de Londres, desbaratan el
hasta ahora admitido esquema cronológico de los comienzos de la
especie humana. Los fósiles son, por una parte, los fragmentos
más recientes hallados hasta ahora de una mandíbula superior de
Homo habilis, que datan de hace 1,44 millones de
años. Por otro lado, los científicos han estudiado un cráneo de
Homo erectus en muy buen estado de conservación
que, curiosamente, es más antiguo, de unos 1,55 millones de
años. Los investigadores deducen que, al contrario de lo que
dicen las hipótesis actuales, ambas especies de homínidos, que
se supone que se relevaron de forma lineal en el tiempo, fueron
en realidad coetáneas durante un largo período en la cuenca del
Turkana, durante medio millón de años probablemente.
El
Habilis es un homínido cuya aparición se sitúa hace unos
2,5 millones de años. Recibió tal denominación en 1964 debido a
herramientas rudimentarias de piedra halladas cerca de los
primeros restos localizados. Según el esquema cronológico actual
de la evolución humana, dicho homínido habría dejado paso hace
1,8 millones de años al Homo Erectus, estudiado
por primera vez en Asia a partir de 1.891 gracias a unos fósiles
de 800.000 años de antigüedad. Durante el siglo XX se
descubrieron en África fósiles mucho más antiguos de esta
especie, la primera que emprendió la conquista progresiva del
planeta. A la luz de los nuevos restos hallados en el sitio
keniano de Ileret parece imponerse una revisión de los orígenes
de la especie humana. Para los científicos, la prueba obtenida
sobre la coexistencia del Homo Habilis y el
Homo Erectus convierte en «poco probable» la hipótesis
de que el segundo sea una evolución del primero.
Fuentes:
Cadena Global/Reuters y PaleoArgentina
|
Chororapithecus abyssinicus, un nuevo primate
mioceno |
|
abre nuevas teorías evolutivas en los humanos. |
Publicado
en
Paleo.
Año 5. Numero 27. Septiembre de 2007.
 |
Investigadores que trabajaban en Etiopía desenterraron
fósiles de un gorila de 10 millones de años de
antigüedad, un descubrimiento que podría sugerir que los
humanos y los grandes simios africanos pudieron haberse
separado mucho antes de lo pensado. El equipo etíope y
japonés nombró a la especie Chororapithecus
abyssinicus y dijo que representaba al primer
primate reconocido con relación directa a los gorilas,
chimpancés y bonobos de hoy en día. "Los registros de
fósiles humanos datan de seis a siete millones de años
atrás, pero no sabemos nada de cómo la línea humana
emergió de los gorilas," dijeron los |
|
investigadores en un comunicado, que acompañó a la
publicación de su estudio en la revista Nature. "Chororapithecus
nos da un primer vistazo del antecedente de los
gorilas en la historia de los orígenes humanos," agregó.
Los investigadores encontraron los fósiles en un terreno
empinado e irregular, 170 kilómetros al este de Addis
Abeba. El equipo, que desenterró un diente canino y ocho
molares, determinó que éstos eran de un gran gorila
porque compartían características especiales con los
primates modernos, que comen alimentos fibrosos como
raíces y hojas. Concluyeron que el Chororapithecus
era una forma primitiva de gorila o una rama
independiente, que tuvo una adaptación similar casi al
mismo tiempo en que la línea de esos simios estaba
emergiendo en otras zonas. "Si no es un pariente del
gorila, entonces es algo muy parecido a lo que debería
haber sido un gorila prematuro," dijo Gen Suwa de la
Universidad de Tokio, uno de los investigadores. Peter
Andrews, paleontólogo del British Natural History Museum
y experto en orígenes humanos, consideró al
descubrimiento emocionante porque la evidencia fósil de
grandes gorilas, los parientes vivientes más cercanos de
los humanos, es casi inexistente. Pero dijo que no
estaba suficientemente seguro acerca de las
características de los dientes de gorila del nuevo fósil
como para nombrar una especie anterior, como han hecho
los investigadores, que retrasa la línea de tiempo de
separación entre los simios y los humanos. "Hacer una
escala de tiempo para la evolución de los grandes
gorilas basada en este nuevo fósil es exagerar la
evidencia," dijo Andrews en una entrevista telefónica.
Algunos científicos también han especulado con que la
línea directa del gorila ancestral que engendró a sus
descendientes, los chimpancés y los humanos llegó a
Africa desde Euroasia. Pero los investigadores dijeron
que sus descubrimientos sumaban evidencia al hecho de
que Africa fue el lugar de origen tanto de los humanos
como de los gorilas modernos. Por otro lado, sugerían
que los gorilas se separaron de un ancestro común con
los humanos y chimpancés mucho antes de la fecha
aceptada de 7 a 8 millones de años atrás. "Chororapithecus
indica que se necesita reconsiderar esta asunción,"
dijeron los investigadores. "De hecho, si la línea de
orangutanes estaba presente en Africa antes (de la)
primera migración del Mioceno (unos 23 a 25 millones de
años atrás) de gorilas desde Africa hasta Euroasia,
entonces la división de humanos y orangutanes puede
remontarse fácilmente a 20 millones de años atrás." |
Nakalipithecus nakayamai, un nuevo primate de
Kenia.
Publicado
en
Paleo.
Año 5. Numero 28. Noviembre de 2007
Una
mandíbula y once dientes de hace 10 millones de
años encontrados en Kenia podrían corresponder a una nueva
especie de primate muy próxima al último ancestro común de
gorilas, chimpancés y humanos, revela un equipo internacional de
investigadores en la revista 'Proceedings', de la Academia
Nacional de Ciencias de EE UU.
 |
La
biología molecular ha establecido que los linajes de
chimpancés y humanos se separaron hace entre 7 y 5
millones de años, y que antes divergieron de los gorilas
entre hace 9 y 8 millones de años. Los restos de Kenia
-donde no se encontraba un fósil de prehomínido desde
1982- corresponden a una época de la que se han
recuperado tan pocos huesos en África que eso ha llevado
a pensar a algunos científicos que el último antepasado
de las tres especies emigró desde Europa o Asia al
continente africano, donde los primates hominoideos se
habrían extinguido por razones desconocidas. |
Los
descubridores de 'Nakalipithecus nakayamai' -como
ha sido bautizado el primate- consideran que, con sus 10
millones de años, el fósil echa por los suelos tal posibilidad y
apoya, sin embargo, la continuada evolución africana de los
primates hominoideos hasta derivar en el hombre y sus parientes
más cercanos.
El hombre 'diminuto' de Flores era un individuo
con malformaciones.
Publicado
en
Paleo.
Año 6. Numero 29. Marzo de 2008.
Meike Köhler i
Salvador Moyà, del Institut Català de Paleontologia, afirman que
las particularidades del esqueleto aparecido en Indonesia (Homo
floresiensis) no son fruto de adaptaciones a la
insularidad
Los restos del polémico 'Hombre de Flores' (Homo
floresiensis) aparecidos en la isla de Flores, en
Indonesia, el año 2004, pertenecen a un individuo con
malformaciones, y en ningún caso son de un individuo enano de
una nueva especie como se ha venido afirmando. Los
investigadores del Institut Català de Paleontologia (ICP), Meike
Köhler y Salvador Moyà, afirman en un artículo aparecido en la
revista científica Trends in Ecology and Evolution, que las
características del esqueleto aparecido en Flores no siguen el
patrón propio de las especies de mamíferos adaptadas a vivir en
islas.
Homo
floresiensis es el nombre que reciben los restos fósiles
de un grupo de individuos aparecidos en la isla de Flores con un
cuerpo y un cráneo extraordinariamente diminutos (un metro de
alto y 25 quilos de peso en los adultos) que habría sido
contemporáneo de los humanos modernos (Homo sapiens)
hace 18.000 años. Según sus descubridores, sus dimensiones
reducidas se explicarían como una adaptación a la vida insular.
 |
Köhler y Moyà niegan ésta posibilidad y argumentan que
entre las adaptaciones que presentan los mamíferos a la
vida insular y a su escasez de recursos, se observan
tres características básicas:
1)Una reducción de los órganos sensoriales y motores y
de sus áreas relacionadas. Por ejemplo, los ojos y
órbitas son más pequeños de lo que correspondería a un
animal de dimensiones normales. Éste no es el caso del
hombre de Flores, que mantiene el rango de dimensiones
propio de Homo sapiens. Es decir, tiene los ojos
pequeños de acuerdo con sus dimensiones reducidas. |
2)Los huesos
del hombre de Flores muestran características que dificultaban
su movilidad, como por ejemplo poco desarrollo muscular, un
húmero y una tibia con malformaciones, y asimetrías entre las
partes izquierda y derecha del cráneo, entre otras. Éstas
características no son adaptaciones a la vida insular, sino
malformaciones que, además, no le permitían ser un buen cazador
- recolector, como sugerían sus descubridores basándose en los
restos arqueológicos hallados en el yacimiento.
 |
3)Para asegurar que el hombre de Flores es un enano, se
ha utilizado el argumento que un elefante enano del
género Stegodon apareció también en ésta
isla de Indonesia, pero según Köhler, Stegodon
se conoce de yacimientos más antiguos y se extinguió
hace 800.000 años. Hasta ahora no se ha publicado
ninguna prueba que demuestre que existía un
Stegodon enano hace 18.000 años. |
Por otro lado,
hace 18.000 años tuvo lugar la última gran glaciación que
ocasionó una disminución del nivel de los océanos y por tanto,
el hombre de Flores con casi total seguridad no estaba
completamente aislado. Así, el argumento que su extraña
morfología sea fruto de una adaptación a la vida insular no
tiene fundamento.
Fuentes: Enviada a nuestro “Lista de
Correo” por
Joan Esculies, Responsable de Comunicación del
INSTITUTO CATALÀN DE PALEONTOLOGIA (ICP).
Imágenes, Grupo Paleo.
Investigadores del ICP demuestran que el género Homo fue el
único capaz de fabricar industria lítica.
Publicado
en
Paleo. Año
6. Numero 30. Mayo de 2008.
Durante años se ha considerado
que los australopitecinos también la fabricaban
Un equipo de investigadores del
Instituto Catalan de Paleontologia (ICP), formado por su
director, Salvador Moyà, Meike Köhler y Sergi Almécija, junto al
investigador de la Universitat Autònoma de Barcelona, David M.
Alba, ha demostrado que el género Homo es el único capaz
de fabricar industria lítica. El resultado de las
investigaciones aparece en el último número (968) de la
prestigiosa revista especializada en primates, Folia
Primatologica, que ya se puede consultar on-line y que
saldrá impresa el próximo mes de junio.
 |
El año 1964 los paleontólogos
Louis Leakey, Phillip Tobias y John Napier describieron
la especie Homo habilis, la más antigua del
género Homo, a partir de restos fósiles de hace
1,6 millones de años aparecidos en la famosa garganta de
Olduvai, en Tanzania. El holotipo (el individuo elegido
para definir la especie) se llamó OH7.
Hasta ahora, se havia
considerado que, por similitud con la mano de OH7, la
especie Paranthropus robustus (también conocida
como Australopithecus robustus) que coexistió en
el tiempo con Homo habilis hace entre 2,5 y 1
millón de años, también podía fabricar herramientas, a
pesar de tener una capacidad craneal sensiblemente
inferior.
Después de haber estudiado la
morfología de la mano de OH7, el equipo de Salvador Moyà
ha demostrado que la mano pertenece a un individuo de
Paranthropus boisei. El estudio demuestra que los
Paranthropus y los Homo tenían diferencias
importantes en cuanto a la morfología de las falanges y
que, por tanto, ni P.robustus ni P. boisei
podían fabricar industria lítica. Del artículo també se
desprende que para fabricar herramientas de manera
sistemática la capacidad craneal es fundamental.
|
Les características de la mano
de Paranthropus boisei se pueden asociar a técnicas
especializadas de alimentación. Paranthropus se
alimentaba de los recursos que encontraba en la sabana,
principalmente de pequeños vegetales y raíces, que recolectaba
durante el día. La estructura de su mano le permitía manipular y
coger objetos pequeños, de aquí algunas similitudes con la mano
d’Homo.
Se puede decir, por tanto, que
Paranthropus y Homo habitaban nichos ecológicos
diferentes y por eso pudieron coexistir en el tiempo. Los
primeros se alimentaban básicamente de vegetales, mientras que
Homo fabricaba herramientas líticas de manera sistemática
para, entre otros, procesar la carne y los huesos.
Australopitecos:
Parantrhopus boisei (o
Australopithecus boisei)
Vivió en África Oriental hace
entre 2 y 1 millones de años.
Capacidad craneal alrededor de
los 500 cm3
Alimentación básicamente
vegetariana
Industria lítica: No
Hasta ahora no se conocía
ninguna mano de ésta especie. La mano del individuo OH7 que
Leakey atribuyó a H.habilis, Moyà la atribuye a
P.boisei
Paranthropus robustus (o
Australopithecus robustus)
Vivió en Sur-África hace entre
2 y 1,2 millones de años.
Capacidad craneal alrededor de
los 500 cm3
Alimentación básicamente
vegetariana
Industria lítica: No
Se conocen restos de manos de
P. robustus que, hasta ahora, y por comparación con la
mano que se atribuía a OH7 había llevado a pensar que los
Paranthropus también fabricaban industria lítica. Ahora
queda demostrado que no es así.
Homo:
Homo habilis
Vivió en África Oriental hace
entre 2,5 y 1,4 millones de años.
Capacidad craneal entre 650 y
800 cm3
Empieza a aprovechar la carne
como recurso alimentario importante
Industria lítica: Sí
Fuente; Envido por
Joan
Esculies,
Responsable
de Comunicación del
Instituto
Catalán de Paleontología (ICP).
Homínido bípedos y teorías sobre su origen.
Publicado
en
Paleo.
Año 6. Numero 30. Mayo de 2008.
Una comparación
de la forma del más completo fémur fosilizado de uno de los más
antiguos homínidos o prehumanos conocidos, con los fémures de
monos y humanos del presente y con otros fósiles, indica que la
más temprana forma de bipedación surgió hace al menos seis
millones de años.
Según William
Jungers, de la Universidad de Stony Brook, y Brian Richmond, de
la Universidad George Washington, su hallazgo indica que el
fósil pertenece a ancestros muy arcaicos del Ser Humano, y que
andar erguidos sobre dos piernas es una de las primeras
características humanas que aparecen en nuestro linaje, justo
después de la bifurcación entre los linajes del Hombre y del
Chimpancé.
Este estudio es
el primer análisis cuantitativo meticuloso del fósil de
Orrorin tugenensis descubierto en Kenia en el año 2000
por un equipo francés de investigación. El fósil en cuestión es
un fragmento bastante significativo de fémur.
 |
Jungers
y Richmond completaron un análisis de la forma del
fémur, correspondiente a un adulto joven de O.
tugenensis, cuyos resultados les permitieron dar
con las pautas del andar bípedo de este polémico
homínido. El análisis incluyó una amplia y diversa
muestra de monos, otros homínidos tempranos, incluyendo
al Australopithecus, y humanos modernos de
todos los tamaños corporales. |
Según los
investigadores, este estudio aporta evidencias de que el linaje
humano se bifurcó del tronco común de nuestros parientes
evolutivos hace al menos seis millones de años, que compartimos
ancestros con el Orrorin, y que nuestros antepasados ya
caminaban sobre dos piernas en la época. Estas cuestiones no
estaban claras antes del nuevo y detallado análisis.
El estudio confirma que seis millones de años atrás, ya había
homínidos en África que eran similares a los posteriores
australopitecinos en su anatomía y en su biomecánica locomotora.
El reto que ahora hay que afrontar es, según los investigadores,
identificar qué fue lo que provocó el cambio desde esta antigua
y exitosa adaptación a la marcha bípeda hasta nuestra propia
forma de bipedación.
La especie humana estuvo al borde de la extinción
por el cambio climático.
Publicado
en
Paleo.
Año 6. Numero 30. Mayo de 2008.
La humanidad
estuvo a punto de extinguirse hace 70.000 años, diezmada por
condiciones climáticas extremas, según la investigación que
estuvo a cargo de un equipo de paleontólogos divulgada en los
Estados Unidos.
«Quién
habría pensado que hace sólo 70.000 años, un clima extremo
redujo nuestra población a un número tan ínfimo que estuvimos al
borde de la extinción», señaló Meave Leakey, profesor de
paleontología de la Universidad Stony Brook de Nueva York, que
participó en el proyecto.
 |
Estudios precedentes habían mostrado que la población
humana, que actualmente es de 6.600 millones, no
totalizaba probablemente más de 2.000 individuos hace
70.000 años.
El
este de África parece haber sufrido una serie de sequías
severas hace entre 135.000 y 90.000 años y los fenómenos
climáticos contribuyeron a cambios en la población
humana, que se dividió en pequeños grupos aislados que
se desarrollaron independientemente, explicaron Doron
Behar y Saharon Rosset. |
Behar
pertenece al centro médico Rambam en Haifa, Israel, y Rosset al
centro de investigación del grupo IBM en Yorktown Heights (Nueva
York), y son los principales autores del trabajo. No fue sino
hasta hace 40.000 años que todos los grupos humanos se volvieron
parte integral de una sola población panafricana, reunidos luego
de haber estado separados por 100.000 años.
«Este
estudio ilustra el extraordinario poder de la genética para
revelar ciertos eventos clave de la historia de la especie
humana», señaló Spencer Wells, de National Geographic Society.
«Se trata ciertamente de la epopeya humana escrita en nuestro
ADN, que nos muestra pequeños grupos formados por los primeros
humanos, separados por condiciones climáticas muy severas, antes
de reagruparse tras haber casi desaparecido de la faz de la
Tierra para poblar al mundo», dijo.
Después de este periodo sombrío, la raza humana experimentó una
fuerte expansión que la condujo a ocupar numerosas regiones del
continente africano y emigrar fuera de África para poblar otros
continentes, hace alrededor de 60.000 años. Pero la historia de
los humanos entre el primer ancestro común, de hace unos 200.000
años, y este período, era poco conocida. El estudio publicado
recientemente en el American Journal of Human Genetics analizó
el ADN de poblaciones que habitaban el sur y este de África que
parecen haberse separado de otras tribus en el período que
transcurre entre hace 90.000 a 150.000 años.
Fuentes:
Grupo Paleo.
Se pone en duda la datación de Sahelanthropus
tchandensis.
Publicado
en
Paleo.
Año 6. Numero 33. Diciembre de 2008.
El geógrafo
Alain Beauvilain (el descubridor) acaba de publicar un trabajo
en la revista South African Journal of Science que pone en duda
la datación de Sahelanthropus tchandensis (Tumai),
el homínido más antiguo conocido hasta el momento (7 millones de
años). Esos restos consisten en un cráneo casi completo,
fragmentos de la mandíbula inferior y tres dientes aislados.
|

|
El
pasado mes de febrero, el paleontólogo francés Michel
Brunet (“padre” científico de la especie”) publicó un
trabajo en la revista PNAS que fijaba la antigüedad de 7
millones de años para este homínido descubierto en el
Yurab del Tchad. Alain Beauvilain, director de la
expedición ha apuntado que esta datación se obtuvo a
partir del análisis radiocronológico de los sedimentos
donde se encontró el fósil.
Sin
embargo Beauvialin apunta que la edad del cráneo no
tiene que ser la misma que la de los sedimentos. |
Tal y como se
puede ver en las fotos tomadas en el lugar, el fósil reposaba en
el suelo sobre una superficie constituida por arena blanda
constantemente removida por el suelo y fue simplemente
recuperado del suelo (no excavado). Según Beauvilain pudo haber
sido arrastrado hasta allí por el viento del desierto. Por otra
parte Brunet, que no estuvo presente en el descubrimiento
asegura que la datación se ha realizado a partir del sedimento
que se encontraba en contacto con el cráneo y por tanto es
irrelevante la afirmación, que ya era conocida por el libro
“Tumai, la aventura humana.
Los homínidos ya comían tortugas hace más de
120.000 años.
Publicado
en
Paleo.
Año 6. Numero 33. Diciembre de 2008.
Investigadora
asociada al Instituto Catalán de Paleoecología Humana y
Evolución Social (IPHES) y a la Universidad Rovira i Virgili,
Ruth Blasco, ha analizado los restos fósiles de tortuga (Testudo
hermanni) en la valenciana Cova del Bolomor para
demostrar que los homínidos del Pleistoceno Medio Final ya
comían estas pequeñas presas. Muchos investigadores afirman que
el consumo sistemático de los animales de tallas muy pequeñas se
restringe al Paleolítico superior (posterior a los 30.000 años)
y por tanto, ligado a las estrategias de subsistencia vinculadas
al hombre anatómicamente moderno.
 |
Sin
embargo, Blasco explica a SINC que: "Existen algunos
yacimientos de cronologías Plio-Pleistocenas, como el
Bed I de Olduvai, en el que se ha sugerido el
aprovechamiento ocasional de erizos (Erinaceus
broomi)". Aunque la utilización de lepóridos
(conejos y liebres) ha sido registrada en varios
yacimientos del Pleistoceno final, "apenas existían
evidencias del consumo de quelonios (tortugas) en
Europa", argumenta. |
La
investigación, que se publica en el último número del Journal
of Archaeological Science, parte de una metodología
zooarqueológica y describe patrones dentro de la secuencia
antrópica de aprovechamiento de estas pequeñas presas. El
trabajo aporta datos sobre los procesos de carnicería y consumo
de tortugas en los momentos finales del Pleistoceno medio. La
zooarqueóloga identificó evidencias del consumo humano en los
restos de tortuga: marcas de corte en los huesos de las
extremidades y en el interior de los caparazones, cremación de
las conchas, impactos de percusión en el caparazón y en el
plastron (parte inferior del caparazón), así como mordiscos
humanos en los huesos de las extremidades.
Por otra parte,
las dobles coloraciones observadas en los caparazones confirman
que las tortugas "fueron asadas sistemáticamente antes de su
consumo", ya que los grupos humanos que ocupan la Cova del
Bolomor utilizaban el fuego para aprovechar los nutrientes de
las tortugas. Además, a partir de las marcas de corte en los
huesos de las extremidades y en la cara ventral de los
caparazones de los fósiles, la investigadora ha podido describir
cómo las tortugas fueron descarnadas. Los mordiscos humanos en
los huesos de las tortugas son el signo definitivo de que los
homínidos se aprovechaban de estos animales.
Homo heidelbergensis, cuidaba a sus
discapacitados en el Pleistoceno de España.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 35. Abril de 2009.
Hace 530.000
años, en la Sierra de Atapuerca (Burgos, España) nació un niño
diferente. Su cabeza era muy asimétrica y es probable que
sufriese problemas motores y cognitivos. En las hostiles
condiciones del Pleistoceno Medio, sus posibilidades de
supervivencia sin la ayuda de sus congéneres habrían sido
escasas. Sin embargo, pudo llegar a cumplir los 12 años de edad.
Esta historia, reconstruida por investigadores españoles a
partir de un cráneo recuperado en la Sima de los Huesos, sugiere
que aquellos homínidos, los Homo heidelbergensis,
no abandonaban a su suerte a los individuos discapacitados.
"Esto nos proporciona información sobre las capacidades sociales
que nos proporcionaron nuestro éxito como especie, que está
claro que no proviene de que seamos muy fuertes o tengamos unos
dientes enormes", explica Ana Gracia, investigadora del Centro
Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos y
coautora del estudio que hoy publica la revista PNAS.
 |
El
trabajo del equipo de Atapuerca ha permitido determinar
que aquel joven heidelbergensis sufría
craneosinostosis. Esta enfermedad, que también sufren
los humanos actuales, es una dolencia considerada rara.
Afecta a menos de seis individuos por cada 200.000
nacimientos y se produce cuando los huesos de la cabeza
de un niño se suturan antes de tiempo, sin esperar a que
el cerebro haya alcanzado su volumen definitivo. Aún con
el espacio constreñido, la masa encefálica del pequeño
se sigue expandiendo, provocando problemas de distinta
gravedad. El cráneo encontrado en la sierra burgalesa es
la evidencia más antigua que se tiene de esta |
Los
investigadores han calculado que la anomalía se produjo durante
el embarazo, entre la semana 28 y la 34. "El origen de la
enfermedad en el individuo que estudiamos puede tener origen
diverso, pero es posible que se debiese a un traumatismo
producido dentro del útero por una caída de la madre o por una
mala posición del feto", afirma Gracia. El grado de discapacidad
sufrido por el niño no se puede determinar con precisión. En
algunos casos, la sinostosis no es más que un problema estético,
pero las lesiones pueden llegar a arrebatar el habla. Hoy, la
dolencia se opera durante el primer año de vida y eso impedía
comparar el cráneo encontrado en la Sima de los Huesos con una
persona moderna de diez años que sufriese la enfermedad.
La humanidad
del comportamiento de los habitantes prehistóricos de Atapuerca
con sus enfermos es mayor que la mostrada por algunos homínidos
más modernos en periodos muy recientes. Una actitud más
eugenésica se observa en la elevada frecuencia de
craneosinostosis hallada entre los niños enterrados en el
cementerio del Hospital Medieval de Santiago y Santa María
Magdalena en Chichester (Reino Unido). En esta institución, que
funcionó como hospicio desde 1450, eran abandonados niños con
deformidades de todo tipo. El cuidado de las personas enfermas o
dependientes se había documentado ya en tiempos prehistóricos,
aunque el debate sobre la validez de estas pruebas continúa. Si
se tomasen por ciertas, también los neandertales habrían
mostrado algún tipo de compasión por sus congéneres más
débiles pese al esfuerzo extra que su cuidado les pudiese
suponer. Este tipo de comportamiento, ausente en otros primates
como el orangután o el gorila, se considera exclusivamente
humano.
"Hallazgos como
éste suponen una evidencia más de la humanidad de estas
poblaciones y de su complejidad", explica José María Bermúdez de
Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca. "Cuanto más
las estudiamos, más comprobamos la humanidad de unos individuos
a los que durante mucho tiempo se ha considerado bestiales o
inhumanos", añade.
 |
"Si
pudiéramos traer a un preneandertal [como los Homo
heidelbergensis] a la actualidad y lo educáramos
dentro de una familia normal, es posible que no pudiese
llegar a ser un buen ingeniero, pero casi con total
seguridad sería capaz de desarrollar unas capacidades
notables dentro de la sociedad", plantea el
paleoantropólogo. "En estas sociedades es posible que,
si por ejemplo un macho tenía alguna dificultad para ir
a cazar, sobreviviera colaborando en el cuidado de las
crías o con la recolección", afirma Bermúdez de Castro.
"En realidad, es muy posible que se comportasen de un
modo muy similar al nuestro en la actualidad, con esa
dualidad humana tan extraordinaria: son capaces de ser
compasivos con los demás y al mismo tiempo involucrarse
en guerras por el territorio con consecuencias
terribles", concluye. |
En 2003, el
investigador publicó la tasa de desgaste de los incisivos de los
homininos enterrados en la Sima de los Huesos. Cada tres años,
desaparecía un milímetro de la corona de esos incisivos y hacia
los cuarenta años aquellos habitantes del pleistoceno ya no
tenían dientes. Masticar se tornaba imposible y sus opciones de
supervivencia se reducían drásticamente. Sin embargo, dos años
después se publicó el estudio de un individuo desdentado de hace
1,8 millones de años hallado en el yacimiento de Dmanisi
(Georgia) que había logrado sobrevivir. Los investigadores
interpretaron aquel descubrimiento como una muestra de
solidaridad con los débiles. El cráneo del niño burgalés apoya
esta misma hipótesis.
Darwinius masillae. El mono-lemur del Eoceno
de Alemania, brinda pistas sobre la evolución humana y otros
mamíferos.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 36. Junio de 2009.
Con un
tamaño aproximado al de un pequeño gato, el animal tiene
cuatro patas y una larga cola. Nadie sostiene que es un
ancestro directo de monos y humanos, pero ofrece algunos
rasgos de cómo podría haber sido un antiguo ancestro,
dijeron los investigadores.
Un equipo
de científicos ha anunciado el descubrimiento del esqueleto
fosilizado de un mono-lemur de 47 millones de años de
antigüedad que podría convertirse en el eslabón perdido de
la evolución humana. El fósil, al que han llamado “Ida” ha
sido presentado en una rueda de prensa especial en Nueva
York. El descubrimiento del 95% del esqueleto de un mono-lemur
ha sido descrito por los expertos como "la octava maravilla
del mundo", y consideran que su impacto en el mundo de la
paleontología será algo así como "un asteroide caído en la
Tierra" al considerar que se ha que inició Charles Darwin
hace 200 años con la Teoría de la Evolución.
Así, el equipo
investigador señala a Ida como la prueba de la transición de las
especies que inició Darwin a bordo del Beagle. Según expresó sir
David Attenborough al canal de televisión Sky News, Darwin "se
habría emocionado" de haber visto el fósil porque expresa lo que
el ser humano es y de dónde procede.
Investigado en
secreto
"Esta pequeña
criatura va a enseñarnos nuestra conexión con el resto de los
mamíferos. Es el único que nos conecta directamente con ellos
--ha añadido--. Ahora la gente puede decir, de acuerdo, somos
primates, enséñennos el vínculo. Ese nexo que decían que estaba
perdido ya no lo está más". El fósil de la mona Ida, de unos 53
centímetros de altura, ha sido investigado en secreto durante
los últimos dos años por un equipo internacional de expertos en
fósiles dirigido por el profesor del Museo de Historia Natural
de Noruega, Jorn Hurum.
 |
Los científicos consideran que Ida --aplastado hasta el
grosor de un posavasos-- es el fósil de primate más
completo nunca encontrado. En concreto, Ida tiene en vez
de garras uñas como las de los seres humanos y sus
pulgares opuestos, lo que la sitúa en el inicio de la
raíz de la evolución humana, cuando los primeros
primates desarrollaron características que después
eventualmente les harían convertirse en lo que hoy es el
hombre. |
Asimismo, otro
importante descubrimiento es la forma del hueso del talón de su
pie, que los humanos tuvieron de la misma manera muchos años mas
tarde. Ida fue desenterrada por un cazador de fósiles aficionado
hace unos 25 años en Messel Pit, un antiguo cráter volcánico
cerca de Frankfurt (Alemania), famoso por la cantidad de
fósiles. El coleccionista que la encontró la limpió y la colocó
en un poliéster de resina y la mantuvo colgada durante 20 años
en la pared de su casa. Este fósil es realmente parte de la
historia de la evolución humana, de la parte más profunda de los
anales del tiempo, de hace 47 millones de años, según los
investigadores.
"El fósil más
bello del mundo"
Según Sky News,
el propietario no tenía idea de la importancia única del fósil y
él simplemente lo contemplaba como a un cuadro. Sin embargo, en
2006, Ida llegó a las manos de un tratante privado, Thomas
Perner, que se presentó con el fósil al profesor Hurum en la
feria anual de fósiles y de comercio de minerales de Hamburgo
(Alemania). Al verlo por primera vez, el profesor Hurum exclamó
que se trataba del "fósil más bello del mundo" y no pudo dormir
durante dos días. Según se observa en una grabación de video
casera del propio profesor, éste dice emocionado que "esto es
algo que el mundo no ha visto nunca antes, un espécimen único,
totalmente único".
Fue entonces
cuando el tratante le pidió más de un millón de dólares por el
fósil, diez veces más que la cantidad más alta pagada por un
fósil en el mercado negro, según la cadena de recopilar el
dinero en Noruega y se llevó a Ida a Oslo (Noruega).
Un 'dream team' de expertos
Este experto en
fósiles descubrió un monstruo marino de 50 pies de altura que se
llamó Predator X en una isla de Noruega cercana al Polo Norte.
Fue entonces cuando encajó el dream team de expertos que ha
trabajado en secreto durante los últimos dos años. El equipo
incluye al paleontólogo doctor Jens Franzen y al doctor Holly
Smith, de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), y al
presidente electo de la Sociedad Paleontológica de Estados
Unidos, Philip Gingerich.
De acuerdo con
los estudios radiométricos de las rocas volcánicas de Messel,
los expertos descubrieron que Ida vivió hace 47 millones de años
en el periodo del Eoceno, cuando los bosques tropicales casi se
juntaban con los polos y Suramérica estaba aún separado de
Norteamérica.
"Darwin estaría
muy contento"
Durante ese
periodo surgieron las primeras ballenas, caballos, murciélagos y
monos y los primeros primates se dividieron en dos grupos; uno
de ellos vivió y se mantuvo como lemures, y el segundo
evolucionó hacia los monos y después hasta los humanos. Los
investigadores han concluido que Ida no fue un simple lemur,
sino un lemur mono, porque se encuentra a caballo entre ambos
grupos y además se sitúa en la cercana línea hacia los humanos.
 |
Según
los investigadores, Ida representa la pieza que faltaba
del puzzle que une al grupo de primates que abarca a los
humanos y simios con antepasados más distantes. "Ella
está más relacionada con la línea humana, lo que la
coloca en las mismas raíces de la evolución antropoide,
cuando los primates comenzaban a mostrar rasgos que
terminarían siendo propios de los humanos", señalaron
los autores del estudio publicado en Public Library of
Science
"Cuando
Darwin publicó su 'Origen de las Especies' en 1859,
habló mucho sobre la transición de las especies, pero
también que él nunca encontró especies de transición,
por lo que toda su teoría entera podría haber sido
incorrecta. Por esa razón, estaría muy contento si
viviera hoy, cuando damos a conocer a Idaal mundo", ha
concluido el profesor Hurum. |
La criatura era
un hembra joven que habría muerto a los 9 o 10 meses. Fue
extraída de una mina, a alrededor de 30 km de Francfort, y
llamada Ida por la hija de 6 años de Hurum. Su nombre científico
es Darwinius masillae. Fue desenterrada por un
coleccionista privado en 1983 y se mantuvo en manos privadas
hasta que el museo de Hurum la compró, en 2007.
La historia del
fósil será mostrada en el canal History y será motivo de un
libro. La presentación del fósil de 47 millones de años de
antigüedad es la primera escala en un lanzamiento mediático
comercial orquestado por científicos y el History Channel
. Incluye una película con los detalles de los dos años de
estudio, que se mantuvieron en secreto, la presentación de un
libro y acuerdos de exclusividad con el canal ABC News y un
sitio en Internet. "Cualquier banda de rock hace lo mismo.
Tenemos que empezar a pensar igual en la ciencia", afirmó Jorn
Hurum, el científico de la Universidad de Oslo que adquirió el
fósil y reunió el equipo que lo estudió.
Investigadores españoles descubren una nueva
especie de homínido fósil.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 36. Junio de 2009.
Un equipo de
investigadores del Instituto Catalán de Paleontología (ICP) de
la Universidad Autónoma de Barcelona han descubierto un
nuevo
género y especie de homínido fósil al que
han denominado
Anoiapithecus
brevirostris. El hallazgo de una cara y una
mandíbula en el Vertedero de Can Mata en Barcelona muestran que
la especie
vivió hace
11,9 millones de años. Los resultados del
trabajo, que se publican en la edición digital de la revista
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS),
arrojan luz sobre el origen filogenético y geográfico de los
Hominidae, la
familia a la que pertenecen humanos, orangutanes, chimpancés,
bonobos y gorilas.
El estudio,
realizado al completo por investigadores vinculados al ICP, ha
sido dirigido por Salvador Moy-Sol, director de este centro y
profesor de investigación del Instituto Catalán de Investigación
y Estudios Avanzados en el ICP y de la Unidad de Antropología
Biológica de la Universidad Autónoma de Barcelona. El nuevo
homínido ha recibido la denominación de
Anoiapithecus brevirostris
por su cara plana y su procedencia del municipio l'Anoia en
Els Hostalets (Barcelona) que significa "el simio de l'Anoia de
morro corto". Los investigadores le han llamado
Lluc, que en latín
significa "el que ilumina", por esclarecer
algunas de
las incógnitas sobre la familia de los Hominidae.
|

|
El
ejemplar combina un conjunto de características que no
se había descubierto hasta el momento en el registro
fósil. Por un lado, presenta una morfología facial muy
moderna con un
hocico bastante reducido, algo
que sólo se podía encontrar en el género
Homo,
ya que el resto de grandes simios tienen un morro más
salido. Además de describir un nuevo género para la
ciencia, el nuevo fósil aporta una información muy
importante para comprender el origen de los grandes
antropomorfos y humanos.
Con
anterioridad, se había propuesto que los géneros
Griphopithecus y
Kenyapithecus, pertenecientes al grupo de
los afropitécidos kenyapitecinos y presentes en Eurasia
y Africa hace unos 15-14 millones de años, eran
el
grupo más estrechamente emparentado con los homínidos.
|
Sin embargo,
esta hipótesis no se había podido probar debido a que el
material fósil disponible era demasiado fragmentario. Pero el
Anoiapithecus
presenta una combinación de caracteres que
lo sitúan
en una posición intermedia, ya que combina una
configuración facial moderna con una serie de
características primitivas presentes en los
kenyapitecinos, como el esmalte dental grueso entre otras.
Según los
investigadores, esto sugiere que la familia
Hominidae evolucionó
en Eurasia a partir de algún kenyapitecino derivado, como
podrían ser Griphopithecus o
Kenyapithecus,
y que probablemente
se
diversificó en este continente, dando lugar
tanto al grupo que incluye a los orangutanes y formas fósiles
relacionadas (ponginos), como al grupo que incluye a los grandes
simios africanos y a los humanos (homininos).
|

|
Estos últimos habrían migrado posteriormente a Africa
durante el Mioceno Superior desde Eurasia, aunque no
puede excluirse por ahora que ponginos y homininos
evolucionasen independientemente, en Eurasia y Africa
respectivamente, a partir de distintos ancestros
kenyapithecinos. Los investigadores señalan que, aunque
el Anoiapithecus
verifique la hipótesis filogenética de que
los kenyapitecinos son el grupo hermano de los homínidos,
no
significa que sea el eslabón perdido.
"No existe tal cosa, sino formas transicionales que
nos indican el parentesco entre los grupos", explican. |
El trabajo se
encuadra dentro del proyecto del estudio del origen y
diversificación inicial de los grandes simios antropomorfos en
la región mediterránea. Los investigadores llevan estudiando los
fósiles recuperados en el Vertedero de Can Mata desde finales
del 2002. Hasta la fecha han publicado 14 artículos científicos
dedicados al tema, entre los que destaca la descripción del
Pierolapithecus catalaunicus en
Science en el año
2004.
Recuperan icnitas de Homo erectus en Kenia.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 37. AGOSTO de 2009.
Desde sus
primeros postulados, la Teoría de la Evolución propone la
adaptación de las especies a ciertos contextos y situaciones, lo
cual, desde ya, no excluye a nuestra propia especie. Un reciente
hallazgo de antiguas huellas humanas en Kenia agrega leña al
fuego del debate sobre cómo fueron los primeros pasos del
hombre. En el complejo rompecabezas que es la reconstrucción de
la evolución humana, todo dato nuevo alimenta conclusiones
adicionales. Un ejemplo es el reciente descubrimiento de un
puñado de huellas humanas de 1,5 millones de años de antigüedad
encontradas cerca del lago Turkana, en Kenia. Las pisadas han
venido a fortalecer lo que se sabía sobre el andar humano y su
lugar en la evolución, aunque serán necesarias muchas más piezas
para conocer los detalles del cómo y el porqué. El
descubrimiento fue recientemente publicado en la revista Science,
por John Harris, de la Universidad de Rutgers, EE.UU..
 |
Ya
existía un antecedente de huellas de homínidos, las más
viejas conocidas, que datan de hace 3,7 millones de años
y que quedaron grabadas en Laetoli, Tanzania. En aquel
entonces, dos o tres homínidos caminaron sobre las
cenizas de un volcán cercano y una posterior garúa
inició el proceso de solidificación. Las huellas
encontradas en Turkana, además de más recientes, son más
numerosas y están mezcladas con las de otros animales
que circulaban por allí, lo que brinda bastante
evidencia sobre las especies contemporáneas. Los
responsables fueron uno o varios Homo ergaster
(en general es considerada una subespecie temprana del
Homo erectus), cuyos pies hubieran calzado
unos 40, y por lo menos un niño. |
La forma del
pie, con el pulgar alineado con los demás dedos, ya es moderna,
lo mismo que su andar: primero apoyaba el talón, luego el
metatarso y finalmente los dedos, que se hundían en el barro
para dar propulsión al cuerpo.
Estos detalles
no son menores ya que las evidencias fósiles de este homínido no
son numerosas y las huellas permiten cubrir parte del bache
arqueológico. Así, fósiles de hace unos 2 millones de años, de
la especie Australopithecus afarensis, aún
conservaban el pulgar del pie separado, lo que indicaría que aún
usaban los pies para aferrarse al trepar. Estos rasgos
evolutivos señalan la presencia de un bipedalismo firmemente
establecido, aunque es materia de discusión descubrir la ventaja
adaptativa fundamental que originó este desarrollo. Las teorías
acerca de la razón por la que los homínidos evolucionaron hacia
el bipedalismo suman alrededor de una docena y no son,
necesariamente, excluyentes. Hay quienes creen que los homínidos,
como los chimpancés, adoptaban la postura de un bípedo sólo para
comer; de esta manera, los frutos de los árboles les resultaban
más cercanos.
Por otro lado
hay quienes sostienen una hipótesis simple y viable: el
bipedalismo, por elevar una mayor parte del cuerpo por encima
del suelo, ayuda a reducir la temperatura corporal y permite que
el cuerpo disipe mejor el calor. Esto es lógico por cuanto la
brisa es más fuerte a mayor altura y la superficie expuesta al
sol es menor, lo que facilita la regulación térmica del cuerpo.
Hay también científicos que consideran que la llegada de épocas
de sequía redujo las superficies arboladas y apareció una mezcla
de sabana con mosaicos arbolados. Lo cual obligó a que los
homínidos tuvieran que viajar más para conseguir el alimento y a
que tuvieran que trasladar sus herramientas, por lo que moverse
en cuatro patas rompiéndose los nudillos no era ni eficiente ni
placentero.
Varias
hipótesis más se apoyan en la viabilidad del transporte: hay
quienes sugieren que el traslado de carne sobre distancias
considerables fue un factor clave, o bien que lo importante fue
el traslado de los infantes; y hay también quienes mencionan las
herramientas de piedra y las armas.
 |
En todo
caso está claro que existen numerosas buenas razones
para el bipedalismo y que, como ya decía Charles Darwin,
el hombre no hubiese llegado a su posición dominante del
mundo sin el uso adecuado de las manos, que tan
hábilmente siguen el mandato cerebral. Pero en la
actualidad, tal vez la hipótesis que más aceptación
tiene es la del “vadeo”. Muchos mamíferos plantígrados
que eran cuadrúpedos en tierra se hacían bípedos en el
agua para dejar la cabeza afuera y respirar.
Son
ejemplos el orangután, el chimpancé, el gorila; una
excepción es el oso pardo. Esta teoría se ve favorecida
por las similitudes halladas entre la pelvis del mono
extinto Oreopithecus bambolii y la del
hombre. Si bien éste no es antecesor de los humanos,
vivía en los pantanos de una isla, lo que lo obligaba a
“vadear” con frecuencia. |
Esta hipótesis
es también conocida como del “mono acuático” y habla de las
necesidades de nadar y bucear para conseguir alimento. También
intenta explicar, por las diferencias de hábitat, la separación
generada entre los ancestros de los humanos y otros grandes
monos. Según esta corriente, las diferencias físicas entre los
humanos y esos monos se justifican por la influencia del medio
ambiente y por la alimentación distinta que supone la vida cerca
de costas y ríos.
Es difícil
determinar hasta qué punto la falta de evidencias lleva a los
paleontólogos a dar rienda suelta a su imaginación. Los nuevos
descubrimientos, por pequeños que sean, dan pie a lucubraciones
que se van sumando y dando cuerpo a una teoría que algún día (o
tal vez nunca) se verá refutada o aceptada. En todo caso, estos
científicos siguen juntando las piezas de su obra y llenando los
huecos con pinceladas propias para armar el cuadro de ese pasado
tan lejano, con la esperanza de que hallazgos futuros confirmen
sus presunciones.
El Mamut de Granada convivió
con Neandertales y "Homo sapiens".
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 38. Agosto de 2009.
Al menos en
los 10.000 años que transcurrieron entre hace 40.000 y hace
30.000 años, una población importante de mamut lanudo -el animal
que reinaba en el frío ecosistema llamado tundra y estepa, ya
desaparecido- vivió en la zona de Padul (Granada). Es el
yacimiento hallado más al Sur en Europa y uno de los más
meridionales del mundo. Sus vicisitudes desde que se encontraron
los primeros molares de mamut en los años setenta indican que
todavía le falta mucho a España para dar la protección adecuada
a sus ricos depósitos fósiles de la fauna y la flora extintas
que forman parte de su historia. Ahora, paleontólogos españoles,
en colaboración con especialistas de otros países, han estudiado
por primera vez a fondo los restos disponibles y los han
correlacionado con las condiciones climáticas imperantes en la
península Ibérica. Han hallado que los Mamuts
lanudos de Granada tenían las mismas características
morfológicas que los del resto del mundo y que migraron tan al
sur debido a la existencia de periodos climáticos especialmente
fríos y secos en esa zona.
 |
"Se
sabe que el tamaño de los osos y los ciervos, por
ejemplo, cambia con la latitud en la que viven", comenta
Diego Álvarez Lao (Universidad de Oviedo), primer
firmante del artículo publicado en la revista
Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. "Es
interesante saber que los Mamuts de Padul
no son diferentes de los del resto de Europa". En el
yacimiento hay restos de al menos cuatro ejemplares, "la
población fósil más completa de España, un material de
un valor altísimo", subraya Álvarez Lao. En uno de ellos
se ha calculado la alzada -2,70 metros-, similar a la de
un elefante asiático actual. |
Desde al
menos 1973 se conocen restos de la especie Mammuthus
primigenius en este yacimiento, en una turbera de
propiedad privada (en explotación), y paleontólogos como
Emiliano Aguirre y Ana Mazo los excavaron y estudiaron
someramente. Sin embargo, gran parte de los fósiles -extraídos
en 1982 y 1983- se extraviaron, recuerdan los investigadores.
Algunos permanecen en la Universidad y en el Parque de las
Ciencias de Granada, pero no parece existir un marco o programa
para conservar los que puedan aparecer en el futuro y recuperar
otros en poder de particulares.
Se han
hallado fósiles de mamut lanudo en 25 lugares de la península
Ibérica, sobre todo en la cornisa cantábrica y en el centro, y
probablemente haya muchos más, pero es seguro que no se alcance
ni de lejos la densidad de restos que hay en el norte de Europa.
"Aquí no tenemos permafrost", recuerda desde Atapuerca, donde
participa como cada año en la campaña de excavación, Nuria
García (Universidad Complutense), coautora del trabajo
publicado. Se refiere a los espectaculares hallazgos en Siberia
de Mamuts enteros, incluso con pelo y tejidos
blandos. Estos animales estaban completamente adaptados al
ecosistema de tundra y estepa y no podían vivir en otro lugar.
"Por eso, cada vez que oigo decir que se podría revivir el
mamut, me pregunto: ¿Y dónde lo pondríamos?", comenta García.
Hace 40.000
años -la datación más antigua de los restos de mamut de Padul-,
neandertales y cromañones (nuestra especie) ya convivían en toda
la Península. Una teoría relaciona precisamente la extinción de
los neandertales con el descenso de las temperaturas. "Se piensa
que el frío terminó con las poblaciones aisladas de
neandertales", comenta García. "Yo estoy convencida de que los
neandertales llegaron a ver a los Mamuts y, por
supuesto, que los cazaron esporádicamente o los carroñearon, lo
mismo que el Homo sapiens". Otra teoría relaciona
la desaparición de los Mamuts, que subsistieron en
algunas zonas hasta hace sólo 10.000 años, con la presión de la
caza humana, aunque no se sabe exactamente cómo lo hacían,
porque hay muy pocos ejemplos de fósiles con signos de caza. El
trabajo actual es consecuencia de la tesis doctoral de Álvarez
Lao sobre las faunas frías, dirigida por García y Miguel Arbizu.
En él se ha comparado el yacimiento de Padul con los yacimientos
meridionales de todo el mundo, tarea en la que han colaborado
Ralf-Dietrich Kahlke, del Centro de Investigación de
Paleontología del Cuaternario en Weimar, donde Álvarez Lao
aspira a una beca posdoctoral, y Dick Mol, del Museo de Historia
Natural de Rotterdam.
Anoiapithecus brevirostri,
nuestro antepasado Catalán.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 38. Agosto de 2009.
Complementando
la nota principal de esta entrega de Futuro, aquí aparece el
relato sobre la aparición de un nuevo fósil que en una de ésas
podría alterar las genealogías más o menos aceptadas hasta
ahora. Todo dicho muy cautelosamente, y con un cuidado extremo.
Con el cimbronazo de los “grandes descubrimientos”, hace unas
semanas, la presentación en sociedad del fósil Darwinius
masillae, Ida para los amigos, armó un flor de revuelo
por haber sido llamado “el eslabón perdido” entre los humanos y
el resto de los primates. Pero resulta que los bombos y
platillos con que fue anunciado su hallazgo no fueron más que
eso, ya que en realidad no se trataba de ningún “eslabón
perdido” ni ancestro común de nadie.
Pero ahora, sin
tanta fanfarria, y con sus descubridores pidiendo moderación,
acaba de darse a conocer la existencia de un primate fósil de 12
millones de años, y que sí podría arrojar luz sobre el origen de
la familia de homínidos, a la que pertenecen los orangutanes,
chimpancés, gorilas y nosotros. También se le ha puesto un
nombre amistoso, Lluc, y uno científico, Anoiapithecus
brevirostri. Lo más interesante de este fósil
descubierto en Cataluña es que sería un “hermano” de los
primeros homínidos, por lo que aporta datos sobre cómo habrían
sido esos antepasados. Y lo más aventurado es que se habrían
originado en el área del Mediterráneo.
|

|
Los
restos fósiles de gran parte del rostro y la mandíbula
de Lluc fueron descubiertos en 2004 en Abocador de Can
Mata, localidad ubicada en Els Hostalets, un municipio
de Barcelona. El trabajo con los restos estuvo a cargo
de científicos del Institut Català de Paleontologia (icp.cat),
dirigidos por Salvador Moyà-Solà, y los resultados de su
estudio fueron publicados recientemente en Proceedings
of the National Academy of Sciences. Lo primero que
llamó la atención fue su rostro, de donde viene el
nombre de la especie brevirostri, que en
latín sería algo así como morro corto. |
El rostro
más plano como rasgo distintivo es muy importante para el
estudio de la evolución de los primates, de los cuales nosotros,
los Homo sapiens, somos los que tenemos la cara más chata. Los
demás primates tienen más o menos morro, y esa característica es
la que los acerca, o los aleja, de nosotros. Por ejemplo, los
orangutanes, chimpancés y gorilas tienen un morro más corto, por
eso forman parte de nuestra familia Hominoidea.
El origen de
nuestra familia no resulta del todo claro para los
paleontólogos. El registro fósil de los que se cree podrían ser
los ancestros de este grupo es muy fragmentario. Con el
descubrimiento del Anoiapithecus brevirostris se
puede acercar este origen a unos primates fósiles conocidos como
kenyapitecinos, que fueron de los primeros en salir de Africa
–hace unos 15 millones de años– para asentarse en algunas
regiones de Europa y Asia. Según los investigadores catalanes,
A. brevirostris sería un descendiente de esos
primeros emigrantes y su gran parecido con los homínidos les
hace pensar que estos últimos se habrían originado en Eurasia, y
no en Africa como se creía hasta ahora. Esto pone en juego una
teoría que hasta ahora no tenía demasiada fuerza, pero que viene
sumando adeptos desde hace algunos años: “Vuelta a Africa”. Así
los investigadores creen que la gran separación existente entre
los homínidos, los pongidae (orangutanes) y los homininos
(nosotros y los demás), habría surgido en Eurasia. Y varios
millones de años después habrían regresado a Africa dando lugar
a la evolución separada de chimpancés, gorilas y las primeras
especies de Homo, género del que somos el último representante
en pie.
 |
Mediante estudios genéticos se ha establecido que el
último antepasado común entre chimpancés y humanos debe
haber existido entre 6 y 7 millones de años atrás. Pero
hasta el momento no se han descubierto fósiles de esa
época que presenten rasgos transicionales, que indiquen
que es el ancestro común compartido por humanos y
grandes simios. Por eso es tan importante el hallazgo de
los restos de A. brevirostris con sus 11,9 millones de
años. Precisamente son sus rasgos –tan parecidos a los
de homínidos posteriores– los que permiten aventurar su
cercanía con ese ancestro que algunos llamaron “eslabón
perdido”. Es necesario aclarar que “eslabón perdido” es
un término mediático y no científico, ya que la
evolución no es lineal, no son todos eslabones
pertenecientes a una cadena, o escalones de una
escalera. |
Tal vez, las
formas de un arbusto sirvan de ejemplo para graficar la
evolución de las especies. Y es aquí donde el fósil catalán se
vuelve importante porque aporta información de cómo podría haber
sido la especie que se ubica en la separación de las ramas que
dieron origen a humanos y simios. Incluso el término “ancestro
común” simplifica demasiado el concepto: la evolución puede
admitir varios ancestros.
En su artículo
los autores proponen una hipótesis más aventurada, que es ubicar
el origen de los homínidos en la cuenca del Mediterráneo, o sea
que para ellos allí se habrían originado esos ancestros comunes.
No es una teoría creada por los catalanes, sino que hace ya
algunos años que se viene proponiendo. Los paleoantropólogos
españoles, no sólo de este yacimiento catalán, sino también de
Atapuerca, en Burgos, más al norte, se vienen inclinando a favor
de la teoría de que no sólo los homínidos, sino nuestro propio
género Homo se originó en Eurasia y no en Africa como viene
siendo el postulado más aceptado desde hace decenas de años.
Hasta hace
algunos años, la cuna de todo era Africa. Allí es donde se
fueron descubriendo los fósiles más antiguos, y donde la
genética ubica el origen del hombre actual. Tal vez haya sido
circunstancial, porque era más fácil descubrir los fósiles en el
continente negro. Porque en años recientes se han ido
encontrando fósiles de primates antiguos en Asia y Europa, que
pondrían en entredicho el origen africano de todo.
Cada día tiene
más adeptos la teoría del origen Euroasiático, gracias a los
descubrimientos de fósiles de Homo muy antiguos en el yacimiento
Dmanisi, en el Cáucaso de la República de Georgia. Se trata del
apodado Homo georgicus. Hasta la fecha, el título
de primer humano, lo tenía el Homo habilis, que
fue encontrado en Africa en 1960. Pero el hombre habilidoso
quedaría desbancado, ya que el título de primer Homo
se lo podría llevar el asiático de Dmanisi, y esto llevaría el
origen de nuestro género a una región totalmente diferente:
Asia. De entre quienes defienden esta teoría, el lugar más
aceptado como posible región de origen es el Medio Oriente, esa
región de contacto de continentes. Con el nuevo homínido
catalán, existirían más pruebas a favor de este origen asiático.
Incluso, quién sabe, por ahí hasta podría haberse dado en
España. Así que tal vez, de a poco, habría que ir reescribiendo
los libros. La Madre Patria podría no serlo sólo en la historia
reciente, sino en la remota.
Nuestros antepasados bajaron de los árboles para
poder caminar.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 39. Octubre de 2009.
Apoyaban en
sus manos para desplazarse y se erguían poco a poco hasta
caminar como lo hace el hombre moderno. Ahora, un equipo de
investigadores británicos rechaza esta teoría, le da la vuelta
al debate que en su día abrió el naturalista Charles Darwin y
asegura que
nuestros antepasados no se levantaron
desde el suelo, sino que bajaron de los árboles para empezar a
andar únicamente sobre sus pies. Según investigadores de la Universidad de
Duke en Estados Unidos, que publican su trabajo en la
Proceedings
of the National Academy of Sciences (PNAS), un
examen detallado de los huesos de la muñeca de varias especies
de primates desafía la noción de que los humanos desarrollaron
su modo de caminar bípedo erguido a partir de un ancestro que
caminaba con los nudillos, a la manera de los gorilas, con los
dedos de las manos doblados hacia atrás.
Los
expertos, dirigidos por la investigadora Tracy Kivell, sostienen
su teoría en que
aún existen características óseas en las
muñecas y manos que comparten los simios africanos, los fósiles
humanos y las personas actuales. Además, descubrieron otras evidencias cuando
compararon huesos de muñeca de más de 140 ejemplares
jóvenes y adultos de chimpancés y bonobos, los primates más
relacionados con los humanos, con los de otro centenar de
gorilas. Los resultados mostraron que dos características clave
del modo de caminar con los nudillos estaban presentes en sólo
el 6 por ciento de los gorilas estudiados. Sin embargo, se
encontraban en el 96 por ciento de los chimpancés adultos y el
76 por ciento de los bonobos. Los científicos plantean que estas
diferencias podrían deberse a que los chimpancés y bonobos
emplean una gran cantidad de tiempo en los árboles y los gorilas
no.
 |
Los chimpancés y los bonobos tienen una forma de muñeca
que les permite conseguir una mayor estabilidad en las
ramas. En contraste, los gorilas tienen un estilo de
movilidad con los nudillos que está adaptado al
desplazamiento en el suelo. Según explica Tracy Kivell,
responsable del estudio, «por lo que sabemos del
desplazamiento entre las poblaciones salvajes, los
gorilas y los chimpancés adultos caminan el 85 por
ciento del tiempo con sus nudillos. Pero los chimpancés
y bonobos son más arbóreos que los gorilas». Para los
autores esto sugiere una evolución independiente de la
conducta de caminar con los nudillos en los dos linajes
de simios africanos. |
En conjunto, la evidencia va contra la idea de que nuestro
bipedalismo evolucionó de un ancestro que caminaba con los
nudillos. «En vez de esto, nuestros datos apoyan la noción
opuesta, que las características de la mano y la muñeca descubiertas en el registro de
fósiles humanos que se han tratado tradicionalmente como
indicadores de la conducta de caminar con los nudillos en
general son una evidencia arbórea»
En otras
palabras, los ancestros de los humanos que pasaban su tiempo en los árboles pasaron al suelo y comenzaron a
caminar erguidos. Según concluyen los investigadores, no existen
fósiles de la época de esta transición, lo que probablemente se
produjo hace siete millones de años. Pero ninguno de los fósiles
posteriores de la línea humana directa muestran este modo de
andar con los nudillos.
Hallan restos de un hogar que el Homo
heidelbergensis usó para hacer fuego.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 39. Octubre de 2009.
Una placa de
hogar utilizada para hacer fuego hace unos 250.000 años, en el
periodo Paleolítico Inferior, ha sido descubierta en el
yacimiento de Irikaitz, situado en el municipio guipuzcoano de
Zestoa, un hallazgo que podría arrojar luz sobre la capacidad
que el Homo heidelbergensis tenía para utilizar el
fuego. El director de estas excavaciones, Álvaro Arrizabalaga,
ha explicado que se trata de una pequeña estructura circular
claramente "intencionada" de aproximadamente un metro de
diámetro, con componentes de basalto y otro tipo de minerales
que tienen cualidades refractarias, lo que los hace idóneos para
aprovechar el calor del fuego.
Algunas de
estas piedras aparecen "intensamente quemadas" y su posterior
análisis permitirá hacer una datación más rigurosa sobre el
momento en que fueron utilizadas. Además los restos se
encuentran cerca de otra estructura que podría haber sido
utilizada como "paravientos" o como parte de una choza, una
ubicación adecuada para mantener vivas las llamas de una fogata.
A juicio de Arrizabalaga, es "poco compatible" que los
heidelbergensis fueran capaces de seleccionar estos materiales
específicos y de elaborar una placa de hogar como ésta con que
no tuviesen los conocimientos necesarios para hacer y controlar
el fuego.
 |
El
equipo de Arrizabalaga, formado por arqueólogos de la
Sociedad de Ciencias Aranzadi, lleva a cabo sus
prospecciones estivales en este espacio desde hace una
década, periodo durante el cual también han descubierto
un gran número de instrumentos de piedra que apuntan a
que este sitio era habitualmente utilizado para tallar
minerals. Las investigaciones han desvelado que estos
seres humanos estuvieron acudiendo a este lugar durante
"milenios" por alguna razón concreta sobre la que cabe
especular con las ventajas que ofrecía este paraje para
cazar o con su riqueza en materias primas. |
El Homo
heidelbergensis es un antepasado del hombre de
Neandertal, de modo que nuestra especie no desciende de él
aunque los expertos lo consideran un ser humano. Arrizabalaga
explica que estos cazadores-recolectores subsistían gracias a
los recursos que encontraban en su entorno cercano y se
organizaban en pequeños grupos de una docena de individuos
compuestos por dos o tres unidades familiares. El reducido
número de miembros que integraban estos clanes les permitía
trasladarse varias veces al año y montar campamentos
provisionales en zonas que conocían y en las que sabían que las
condiciones de cada estación les brindaban mayores oportunidades
para conseguir alimento, su objetivo principal.
Probablemente
conocían bien el paraje de Irikaitz, al que retornaban en
octubre para saciar su hambre con nutritivas avellanas, fáciles
de recolectar por su abundancia en este mes. Prueba de ello es
que los arqueólogos también han encontrado restos fósiles de
cáscaras de estos frutos, así como evidencias que apuntan a que
hace un cuarto de millón de años existía un bosque de avellanos
en este enclave. Ahora comienza una larga tarea de laboratorio
que puede alargarse más de un año con el fin de analizar
detenidamente los hallazgos y llegar a conclusiones más precisas
sobre hasta qué punto esta especie dominó el fuego, una
incógnita aún no resuelta por la falta de indicios concluyentes.
Los
heidelbergensis siguen siendo un misterio, aunque gracias a
hallazgos como el de Irikaitz es posible imaginarlos alrededor
de este hogar en una fría noche de hace 250.000 años, buscando
el calor del fuego para hacer frente a las gélidas temperaturas
del otoño prehistórico, incapaces de figurarse que varias eras
más tarde, en ese mismo lugar, la hoguera que ellos prendieron
iluminaría el camino de los arqueólogos.
Ardipithecus ramidus, un nuevo fósil clave en la
evolución humana.
Publicado
en
Paleo.
Año 7. Numero 40. Octubre de 2009.
Un equipo
internacional de científicos presentó el que dicen es el fósil
más antiguo y mejor conservado de un ancestro directo de la
especie humana. Se trata de una hembra de la especia
Ardipithecus ramidus,
que vivió hace 4,4 millones de años en lo que hoy es Etiopía.
Tal como señalan los investigadores en la revista
Science, aunque no
se tratara de nuestro antepasado directo, el hallazgo ofrece
información muy valiosa sobre una fase crucial en la evolución
humana: el momento en el que nos separamos de la rama común que
compartimos con los monos.
El
descubrimiento, dicen los investigadores, muestra como nunca
antes la biología de esa primera etapa de la evolución humana.
Ardi, como ha sido apodada, fue descubierta en 1994 en la región
de Afar, en Etiopía, pero tomó 17 años llevar a cabo los
análisis del hallazgo. Hasta ahora, la etapa más antigua
conocida de la evolución humana era la de
Australopithecus,
el bípedo de cerebro pequeño que vivió hace entre 4 y 1 millón
de años.
|

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El más
famoso de los australopitecos es Lucy, un fósil de 3,2
millones de años descubierto en 1974 a unos 70
kilómetros de donde fue encontrada Ardi. Cuando Lucy fue
hallada la comunidad internacional pensó que los
homínidos más antiguos tendrían una anatomía similar a
la de los chimpancés, pero Ardi, que es casi un millón
de años más antigua que Lucy, no apoya esa teoría.Éste
no es un fósil ordinario. No es un chimpancé ni es un
humano. Pero nos muestra lo que los humanos solíamos ser
Tras
recuperar varios huesos importantes, incluido el cráneo
con dientes, brazos, manos, pelvis, piernas y pies, los
investigadores lograron calcular su peso y altura, y
creen que Ardi caminó en dos patas sobre el suelo,
aunque trepaba a los árboles y pasaba mucho tiempo en
ellos. Se piensa también que Ardi era omnívora y lo más
sorprendente, dicen, es que las proporciones de sus
extremidades no eran similares a las de chimpancés o
gorilas, sino a las de simios ahora extintos. "En el
Ardipithecus
tenemos una forma no especializada que no logró
evolucionar mucho en dirección del
Australopithecus",
dice el profesor Tim White, de la Universidad de
California, Berkeley, y uno de los principales
investigadores. |
"Así que cuando
la vemos de la cabeza a los pies, lo que observamos es una
criatura mosaico, es decir, alguien que no es chimpancé, pero
tampoco es humano. Es un
Ardipithecus". Los investigadores creen que
estos homínidos vivían en bosques y, a pesar de que trepaban
árboles, no pasaban mucho tiempo columpiándose en sus ramas ni
tampoco caminaban ayudándose en los nudillos como lo hacen los
chimpancés. En general, dicen los autores, el hallazgo revela
que los homínidos y los simios africanos siguieron caminos
evolutivos diferentes, por lo cual ya no debemos considerar a
los chimpancés como "representantes" de nuestro antepasado
común.
"Darwin fue muy
astuto en este aspecto", dice el profesor White.
"Dijo que
debíamos ser muy cuidadosos. Que la única forma de saber
realmente cómo era nuestro antepasado común sería
encontrándolo". "Bien, en 4,4 millones de años logramos
encontrar algo muy parecido. Y, tal como pensaba Darwin, la
evolución del linaje de los simios y el linaje de los humanos ha
estado ocurriendo de manera independiente desde que esas dos
líneas se dividieron, desde que existía ese ancestro común que
compartimos". El investigador
agrega que el estudio de Ardi, en el participaron 47 científicos
de 10 países de todo el mundo, fue muy meticuloso.
"Nos tomó
muchos, pero muchos años limpiar los huesos en el Museo Nacional
de Etiopía y después restaurar el esqueleto en sus dimensiones y
forma original", dice el profesor White. "Y después lo
estudiamos y lo comparamos con todos los otros fósiles que se
conocen de África y otras partes". "Éste no es un fósil
ordinario. No es un chimpancé ni es un humano. Pero nos muestra
lo que los humanos solíamos ser", afirma el científico.
Hallan herramientas y fósiles de animales de
900.000 años de antigüedad.
Publicado
en
Paleo.
Año 4. Numero 14. 5 de Enero de 2006.
Un equipo de
arqueólogos y paleontólogos han descubierto en Terrassa
(Barcelona) herramientas de piedra y fósiles de animales
descuartizados con una antigüedad de entre 700.000 y 900.000
años. El director de la excavación, Kenneth Martín, explicó que
este yacimiento es "el más antiguo de Cataluña" y equiparable en
edad e importancia a los yacimientos de Atapuerca y Orce en
España.
De esta forma, Vallparadís se convierte en uno de los pocos
yacimientos de Europa --sólo hay cuatro más-- en los que se
documenta el primer poblado de Europa por parte de los humanos
venidos desde África. En concreto, los arqueólogos han hallado
herramientas de piedra "muy sencillas" con las que "los primeros
humanos que poblaron Europa descuartizaban a los animales" junto
a la riera de Vallparadís. Sin embargo, hasta el momento no se
han encontrado restos humanos, aunque "todavía hemos de seguir
trabajando", pero sí los instrumentos que "nos permiten
investigar sus actividades".
Las
herramientas han sido halladas junto a fósiles de hipopótamos,
rinocerontes, elefantes, panteras, hienas y caballos, en los que
"hemos encontrado cortes" causados por las citadas herramientas,
según este arqueólogo. El hallazgo se produjo el pasado mes de
agosto a raíz de las obras para la construcción de la futura
estación de los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña de
Vallparadís, en Terrassa (Barcelona).
El equipo de arqueólogos está dirigido por Kenneth Martínez y
Joan García del equipo de la Universitat Rovira i Virgili de
Tarragona del profesor Eudald Carbonell y el de paleontólogos
dirigidos por David Alba y Josep Aurell del equipo de Salvador
Moyà.
Descubren fósil de Australopitecos anamensis, que
detalla evolución.
Publicado
en
Paleo.
Año 4. Numero 17. Mayo de 2006.
El fósil de
4,2 millones de años descubierto en el nordeste de Etiopía ha
logrado zanjar las brechas en el conocimiento del proceso
evolutivo que permitió el paso gigantesco de una especie a otra.
Eso se debe a que el fósil descubierto más recientemente, la
especie Australopitecus anamensis, se halló en la
región del Awash Medio, el mismo sitio donde se descubrieron en
el pasado otras siete especies humanoides que abarcan casi 6
millones de años y tres fases del desarrollo humano. "Hemos
hallado la cadena evolutiva, la continuidad a lo largo del
tiempo", aseguró el antropólogo etíope Berhane Asfaw, coautor
del estudio, "una forma evolucionó en otra”, esta es evidencia
de la evolución en un lugar a través del tiempo".
 |
La
especie anamensis no es nueva, pero su ubicación es lo
que ayuda a explicar el avance de una fase temprana del
desarrollo humanoide al siguiente, dicen los
científicos. Las ocho especies se hallaron a corta
distancia entre sí, de no más de un día de caminata
ligera. Hasta ahora, lo que tenían los científicos eran
atisbos de la evolución humana dispersos en distintos
puntos del mundo. Hallarlos todos en una zona los
convierte en algo así como en una minipelícula de la
evolución. |
Las
conexiones entre Ardipithecus y
Australopithecus se vienen conjeturado desde que se
halló el primer fósil anamensis en Kenia hace once años.
Cazadores de bisontes habitaron Guipúzcoa hace
30.000 años.
Publicado
en
Paleo.
Año 4. Numero 17. Mayo de 2006.
Hace más de
30.000 años, los primeros hombres modernos europeos, los
Cromañones, alcanzaron la península Ibérica donde aún vivían
los Neandertales. Uno de estos grupos se instaló en el
paraje de Landarbaso (Guipúzcoa) en el que, gracias a la caza
del bisonte, sobrevivió a pesar del frío extremo.
Un equipo
pluridisciplinar de expertos, dirigido por el arqueólogo de la
Sociedad de Ciencias Aranzadi, Jesús Altuna, trata ahora de
reconstruir cómo vivían estos primeros europeos que se asentaron
en las cuevas de Aitzbitarte de Errenteria a partir de pequeños indicios
como huesos de fauna, herramientas y vestigios de sus tareas
cotidianas encontrados en este yacimiento.
 |
Gracias a estas pequeñas pistas, un grupo de expertos
internacionales de las universidades de Upsala (Suecia),
Aachen (Alemania), Autónoma de Madrid, UPV, el Museo
Arqueológico de Vitoria y Aranzadi han confirmado que
este grupo de cazadores se enfrentó a un clima muy duro
en el que
los humanos convivieron con renos, zorros árticos y
liebres nivales. El fuego, como
demuestran los numerosos hogares localizados en el
interior de Aitzbitarte III, y seguramente las
pieles de osos y bisontes fueron los
principales aliados de este pequeño grupo de cazadores
-no más de treinta individuos agrupados en unas pocas
familias- para combatir las gélidas temperaturas
reinantes |
La abundante
presencia de huesos de bisontes en la cueva hace pensar a los
investigadores que los Cromañones de Landarbaso
se
especializaron en la caza de este rumiante, algo
poco habitual ya que en otros yacimientos cantábricos del
Paleolítico Superior las presas preferidas eran el ciervo y la
cabra montesa, aunque tampoco desdeñaban los rebecos.
Los expertos
creen que estos cazadores
capturaban
a los bisontes con trampas hacia las que empujaban a los
animales asustándolos mediante gritos y el fuego,
posteriormente los desollaban, descuartizaban y deshuesaban en
el mismo lugar y tan sólo transportaban a la cueva la carne y
las extremidades de las reses.
El hallazgo
de
numerosas
herramientas de sílex también ha permitido
rastrear la procedencia de este mineral que, al parecer, es
originario de Aquitania, algo que lleva a pensar a los
investigadores que algunos de los Cromañones de
Landarbaso llegaban hasta esta región francesa o
practicaban el trueque con individuos que habían estado allí.
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Además de utensilios de piedra, también se han
localizado otros de hueso, como azagayas y arpones, y
una herramienta muy significativa: un pequeño "buril de
Noailles" con el que se practicaban agujeros en las
pieles para luego coserlas. Este objeto tiene una gran
importancia ya que permite datar el yacimiento en el
Paleolítico Superior. Se trata de una pieza de las que
los arqueólogos denominan "guía" porque apareció en este
momento concreto de la prehistoria y dejó de fabricarse
poco después |
El
yacimiento de Aitzbitarte no es rico en restos humanos, aunque
sí se han localizado algunas piezas de la dentición de leche de
uno o de varios niños que seguramente correteaban por la cueva,
por lo que no se descarta que en un futuro puedan encontrarse
otros huesos en las partes de la gruta que aún no han sido
excavadas.
Todos estos
datos, una vez elaborados, permitirán al equipo de Jesús Altuna
realizar un completo estudio sobre la habitación humana del
valle de Landarbaso en la prehistoria relacionando los hallazgos
de Aitzbitarte III con los de otras cuevas de este paraje,
información que el arqueólogo recogerá finalmente en una
publicación. |