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						Día Internacional del Fósil 
						
						
						Algunas joyitas paleontológicas en el 
						 
						
						
						Museo de Ciencias Naturales de Miramar. 
						
            Por
            Mariano Magnussen. Laboratorio Paleontológico del Museo 
			de Ciencias Naturales de Miramar y Fundación Azara. 
			
			marianomagnussen@yahoo.com.ar 
			. Ilustraciones Daniel Boh y Marcos 
			Cenizo. 
						
						
						Para conmemorar el Día Internacional del 
						Fósil, les mostramos algunas “joyitas” paleontológicas 
						conservadas en las colecciones científicas del Museo de 
						Ciencias Naturales de Miramar. 
						
						
						Inaugurado en 2019 por un convenio entre 
						la Municipalidad de General Alvarado y la Fundación 
						Azara, se viene trabajando en las últimas tres décadas 
						en nuestro patrimonio local, con algunas piezas, únicas 
						en el mundo, que vale la pena conocer y resaltar. 
						
						
						Seleccionar algunos de nuestros fósiles 
						para citarlos ha sido difícil, si bien algunas de ellos, 
						han sido mediáticos en los medios de comunicación, 
						también hay otros, de relevancia científica. Todos 
						merecen ser nombrados y mostrados, por la curiosidad 
						misma de su origen o preservación. Un sinfín de 
						centenares de especímenes de otros tiempos que se 
						preservan en nuestras colecciones, están a disposición 
						de los investigadores que deseen estudiarlos. 
						
						
						En 2017, la Asociación Paleontológica 
						Internacional (IPA) estableció el Día Internacional del 
						Fósil, que se conmemora cada 16 de octubre. Mientras 
						tanto, la Asociación Paleontológica Argentina (APA) en 
						conjunto con otras asociaciones latinoamericanas de 
						paleontología, decidió que el 30 de octubre se difunda 
						este tipo de actividad. La finalidad que se persigue es 
						crear conciencia sobre el valor testimonial de los 
						restos y huellas del pasado de la vida en la Tierra, que 
						denominamos fósiles. En esta fecha, se proponen e 
						incentivan actividades a escala mundial con la 
						participación de museos, asociaciones paleontológicas, 
						universidades y otros actores relacionados con el tema. 
						
						
						La paleontología brinda herramientas para 
						entender la evolución de los seres vivos, ya que podemos 
						encontrar en el registro fósil, evidencias de las 
						modificaciones anatómicas, climáticas y ambientales. 
						Cualquier evidencia de vida del pasado, con más de 5 mil 
						años de antigüedad, es considera un fósil. Esto 
						significa que no solamente los esqueletos de los 
						animales vertebrados como peces, anfibios, reptiles, 
						aves y mamíferos son fósiles, sino además otras partes 
						de estos, como dientes, cuernos, garras, conchillas, 
						excrementos o regurgitaciones. También las plantas 
						logran fosilizarse, es así que llegan a nuestros días, 
						restos de piñas, troncos, ramas, frutos secos, granos de 
						polen, semillas entre otros. No olvidemos de las huellas 
						o icnitas de actividad biológica, estructuras fosoriales, 
						impresiones, como marcas de las hojas y flores en la 
						tierra, inclusiones de seres vivos en ámbar o moldes de 
						sus cuerpos, que también forman parte del registro 
						fósil. 
						
							
								
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						Una parte del edificio del Museo de 
						Ciencias Naturales de Miramar, está destinado a las 
						salas de exhibición, mientras que otra parte está 
						destinado al Departamento Científico. Más allá de todos 
						los materiales y objetos que se encuentra en exhibición, 
						el Museo, cuenta con depósitos o repositorios para las 
						colecciones científicas locales de paleontología, que se 
						suman permanentemente a la institución, y que son 
						resguardadas para futuras muestras, pero principalmente 
						para estudio o investigaciones académicas, tanto 
						paracientíficos nacionales e internacionales.  | 
							 
						 
						
						
						El Departamento Científico comprende 
						gabinetes y laboratorios donde trabajan científicos y 
						técnicos de nuestro Museo, de la Fundación Azara, de la 
						Universidad Maimónides y del Consejo Nacional de 
						Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), entre 
						otros.  
						
						
						Las colecciones se encuentran 
						constituidas principalmente por restos de grandes 
						mamíferos, aves, reptiles entre otros, que vivieron en 
						el Partido de General Alvarado en los últimos 4 millones 
						de años, que proceden de los afloramientos geológicos 
						marítimos de la zona. También se encuentran en las 
						colecciones materiales procedentes de distintas 
						provincias del país pertenecientes a otros tiempos 
						geológicos, y en menor medida, se conservan muestras 
						colectadas en otros países de Latinoamérica, 
						Norteamérica, Europa y del sector Antártico. 
						
						
						Bueno, pasamos a nombrar algunas de esas 
						“joyitas” que merecen ser conocidas de nuestro registro 
						fósil local, recuperadas por el personal de este museo, 
						como así también, por investigadores y técnicos que 
						trabajan asociados a esta prestigiosa institución. 
						
							
								
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						Sin dudas, las piezas de mayor 
						importancia, las conforman las únicas huellas fósiles 
						halladas en el mundo, pertenecientes a un tigre dientes 
						de sable, el cual, junto a investigadores del Museo 
						Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, 
						Fundación Azara y Conicet, bautizamos a la nueva 
						icnoespecie como Felipeda miramarensis, en honor 
						a nuestra ciudad, que proporciono mucha evidencia a la 
						paleontología de Argentina desde fines del siglo XIX. 
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						Estos rastros, fueron recuperados en sedimentos del 
						Pleistoceno, de unos 100 mil años, junto a las huellas 
						de otros animales como, los extintos ungulados 
						sudamericanos (Eumacrauchenichnus 
						patachonicus), roedores (Porcellusignum  
						conculcator), y aves (Aramayoichnus 
						rheae) de gran tamaño, que caminaron en una 
						antigua laguna que ya no existe, a metros del muelle de 
						pescadores en nuestra ciudad y en plena zona turística. 
						De este lugar, hemos recuperado además decenas de 
						fósiles de megafauna, animales extintos de más de una 
						tonelada de peso. Este hallazgo tan particular, fue el 
						que permitió la gestión para la creación del nuevo Museo 
						de Ciencias Naturales de Miramar a partir de las 
						colecciones reunidas hasta entonces en el ex Museo 
						Municipal. 
						
						
						Entre los grandes y curiosas formas de la 
						fauna originada en Sudamérica, recuperamos enormes 
						caparazones del genero Glyptodon, en 1993 y en 
						2005. Estos enormes armadillos sin bandas móviles, 
						totalmente acorazados, incluyendo cola y cráneo, 
						corresponden a enormes herbívoros que transitaban la 
						región. Ambos especímenes muy completos proceden de 
						sedimentos del Pleistoceno del Bosque del Vivero 
						Dunicola Florentino Ameghino, próximos a nuestro museo. 
						Estos animales de unos 3,5 metros de largo y más de una 
						tonelada de peso, son frecuentes, de cuya familia 
						tenemos numerosas muestras adicionales de distintas 
						partes del esqueleto. 
						
							
								
                
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						Otro representante de la megafauna 
						autóctona fue rescatado durante el mes de enero de 2004. 
						En una excavación en la que se extrajeron los restos 
						fósiles de un extinto perezoso gigante, cuya antigüedad 
						en estos terrenos se presume en unos 100 mil años. Las 
						tareas para recuperar los restos demandaron unas dos 
						semanas de arduo trabajo, en las que se lograron exhumar 
						los restos fósiles de dos esqueletos de Scelidotherium 
						leptocephalum, un gran mamífero de tres metros de 
								largo y una tonelada de peso. Este animal 
								realizaba enormes cuevas que utilizaba para 
								refugiarse. El mismo 
						fue encontrado asociado a su cría que tiene 
						aproximadamente 1, 3 metros de largo y se la encontró 
						debajo de la cabeza y la mano de que presumimos que era 
						su madre, algo totalmente inédito. La preservación fue 
						tan buena, que se pudieron recuperar los
						
						huesos hioides, estructura base de la lengua. Además, cerca de la zona del campo de golf local, 
						encontramos una enorme paleocueva o madriguera 
								atribuible a estos animales.   | 
							 
						 
						
						
						Esta cueva, tenía una 
						conexión tapada con la superficie, con una larga galería 
						de unos 20 metros y dos cámaras donde en paredes y 
						techos estaban marcadas las garras llamadas icnitas, las 
						cuales fueron recuperadas con moldes en cemento 
						instantáneo. Tuvimos el placer de caminar en una de 
						estas cámaras subterráneas, cuyo diámetro máximo era de 
						1,9 metros, y con una antigüedad de unos 20 mil años 
						antes del presente.  
						
							
								
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						Otra de nuestras joyitas, lo conforma un 
						cráneo y mandíbula de un ejemplar de caballo americano 
						extinto hallado a fines del verano de 2003, cuya 
						antigüedad se estima en unos 60.000 años. Hasta ese 
						momento, se lo habia clasificado por los especialistas 
						como Onohippidium, contemporáneo del Hippidion, otro 
						caballo fósil más conocido. Científicos españoles y 
						argentinos, determinaron, luego de revisar diversos 
						cráneos en todo el continente, y este en particular, 
						llegando a la conclusión en el año 2005.  | 
							 
						 
						
						
						Se 
						trataría de un dimorfismo sexual (diferencias de formas 
						entre macho y hembra) de una misma especie, el Hippidion, 
						poseyendo el macho unas fosas frente a sus ojos que 
						probablemente alojaban una glándula que podría ser usada 
						para marcar su territorio, tal cual lo hacen los ciervos 
						y otros animales actuales, adaptados a suelos y climas 
						más duros que hoy en día. Se extinguieron hace unos 8000 
						años y se ha demostrado que los primeros seres humanos 
						que llegaron a la región bonaerense se alimentarán de 
						ellos. El cráneo en nuestra institución es uno de los 
						pocos que se conoce con estos caracteres. 
						
							
								
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						No todos los fósiles son de tamaño 
						grande, también hay otros muy curiosos, e incluso 
						totalmente escasos, como el extraño fósil atribuido a un 
						escarabajo que vivió en la región hace unos 10 mil años 
						antes del presente. Fue recuperado asociado al cráneo de 
						un perezoso gigante. En esa oportunidad, un trozo del 
						sedimento que era separado junto a los restos óseos del 
						megamamífero, se rompió en dos fragmentos, y en ambas 
								partes se divisaron las improntas con detalles 
								muy íntimos de la morfología del escarabajo. 
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						Solo se 
						preservó un molde de la estructura original, ya que los 
						sedimentos portadores de fósiles de la región pampeana 
						no conservan los restos blandos.  El material estudiado 
						fue identificado como perteneciente a la familia de 
						escarabajos Tenebrionidae, del genero Scotobius s.p. 
						Son básicamente detritívoros, es decir, generalmente se 
						alimentan de sólidos permanentes, que provienen de la 
						descomposición de fuentes orgánicas (vegetales y 
						animales), lo cual indicaría la presencia del escarabajo 
						fósil en ese lugar. También hemos recuperado nidos de 
						escarabajos peloteros del Plioceno, con una antigüedad 
						de 3 millones de años atribuidos al icnogenero 
						Coprinisphaera, cuya estructura estaría hecha 
						originalmente de bosta de grandes herbívoros, hoy 
						desaparecidos.  
						
						
						Otra pieza de interés la conforma el 
						cráneo de una nueva especie de gliptodonte, un armadillo 
						extinto, presentado en 2014, el cual bautizamos junto a 
						investigadores del Conicet, UNMdP Y Museo de La Plata, 
						como Neosclerocalyptus castellanosi, en honor al 
						paleontólogo Alfredo Castellano, que exploro 
						notablemente toda la región. Este gliptodonte de unos 2 
						millones de años era herbívoro y peso unos 250 
						kilogramos, siendo este, uno de los más pequeños del 
						grupo para el Cuaternario sudamericano. La 
						particularidad de estos animales eran sus huesos 
						nasales, los cuales le daban un aspecto inflado a su 
						rostro y cuya función tendría que ver con algún tipo de 
						"acondicionamiento" del aire o posiblemente un adorno 
						atractivo para sus congéneres. 
						
							
								
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						Posteriormente, otro el peculiar hallazgo 
						de restos parciales del esqueleto de un carnívoro prociónido que 
						vivió en la región pampeana bonaerense hace unos 3 
						millones de años, fueron recuperados y dados a conocer 
						en 2016. Encontrados en sedimentos pertenecientes al 
						interior de una crotovina (o madriguera prehistórica). 
						Los huesos fósiles entremezclados, y que pertenecieron a 
						un Cyonasua lutaria, estaba emparentado con los 
						coatíes y los mapaches actuales, pero de tamaño mayor y 
						extinto, se parecía a un canido de cola mucho más 
						larga.   | 
							 
						 
						
						
						Cyonasua, guarda importancia en los 
						estudios paleogeograficos, ya que pertenece a la fauna 
						invasora, cuya estirpe evoluciono en Sudamérica desde el 
						Mioceno, es decir, hace 10 millones de años, siendo unos 
						de los primeros carnívoros placentarios que invadieron 
						el continente isla de Sudamérica, luego de un largo 
						proceso de aislamiento geográfico por más de 35 millones 
						de años. Además de este esqueleto, se recuperaron varios 
						coprolitos, es decir, fecas o excrementos fosilizados, 
						fácil de reconocer por su alto contenido de calcio, 
						huesos triturados en su interior y con una matriz 
						fosfática. 
						
							
								
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						Otra de las figuritas difíciles en el 
						registro paleontológico sudamericano, son los 
						marsupiales dientes de sable (sin ninguna relación con
						Smilodon). El género Thylacosmilus típico 
								del Plioceno, se lo conoce principalmente por 
								restos aislados de cráneos, mandíbulas y piezas 
								dentarias.  | 
							 
						 
						
						
						Hace 
						poco tiempo, se recuperaron restos fósiles del esqueleto 
						de lo que consideramos un 
						
						Thylacosmilidae 
						que se encuentra en estudio, y podría estar relacionado 
						a Thylacosmilus atrox. Fue encontrado en 
						sedimentos de 2,5 millones de años, cerca del campo de 
						golf de Miramar, lo que nos permitirá conocer mejor su 
						biología. Thylacosmilus llevaba unos largos y 
						afilados colmillos proyectados hacia abajo y adentro de 
						unos 15 centímetros, y su tamaño corporal era menor al 
						de un puma viviente. 
						
						
						Entre los raros gigantes, presentamos un 
						estudio que fue publicado en la revista especializada Neues 
						Jahrbuch für Geologie und Paläontologie - Abhandlungen de 
						Alemania, en donde investigadores de este museo, junto a 
						cientificos de la Fundación Azara, la Universidad 
						Maimónides, el Museo Argentino de Ciencias Naturales 
						Bernardino Rivadavia, el Centro de Investigaciones 
						Científicas y Transferencia de Tecnología a la 
						Producción de Entre Ríos, confirmaron la existencia de 
						una especie “enana” de Megaterio, llamada Megatherium 
						filholi. Esta especie fue descubierta por primera 
						vez por el Perito Francisco P. Moreno en el año 1888, y 
						desde entonces quedó olvidada por la mayoría de los 
						investigadores. Los ejemplares resguardados en nuestro 
						museo, confirma y revalida su existencia, la cual fue 
						dudosa desde entonces. 
						
							
								
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						También hemos recuperado decenas de 
						muestras de roedores fósiles. Pero investigadores del 
						Museo de La Plata (MLP), Conicet y Fundación Azara, 
						dieron a conocer en 2019, el cráneo de una nueva especie 
						de rata espinosa extinta, la cual llamaron 
						Proclyodontomys dondasi. El descubrimiento se 
								produjo en los acantilados de la costa 
								atlántica, unos 30 kilómetros al sur de la 
								ciudad de Miramar.  | 
							 
						 
						
						
						Se estima 
						que la nueva especie medía unos 20 centímetros y, 
						posiblemente, habría usado sus espinas para defenderse 
						de los depredadores. Se extinguió entre unos 500 y 400 
						mil años atrás. Este estudio permitió, además, 
						establecer que otra especie emparentada, Proclinodontomys 
						mordax, sobrevivió hasta al menos unos 10 mil años 
						atrás en el sur de Brasil. 
						
						
						No todos los restos que resguardamos son 
						de organismos continentales. En 2020, identificamos 
						junto a investigadores de la Fundación Azara, los 
						primeros restos fósiles bonaerenses de un Carcharodon 
						carcharias, es decir, un Tiburón blanco prehistórico 
						de unos 10 mil años antes del presente. Fueron hallados 
						casualmente por dos vecinos de la ciudad balnearia. El 
						tiburón blanco es la especie de pez más afamada por ser 
						uno de los depredadores marinos con una contextura 
						imponente y contar con un prontuario extenso de ataques 
						a seres humanos. Sin dudas es una de las especies más 
						grandes de tiburones, alcanzando los 6 metros de 
						longitud. 
						
							
								
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						A su vez, un equipo interdisciplinario 
						que incluye investigadores del LACEV DEL Museo Argentino 
						de Ciencias Naturales, Fundación Azara, Museo de 
						Ciencias Naturales de Miramar, Centro de Geología de 
						Costas y Cuaternario de la UNMDP y el Laboratorio de 
						Paleontología de Vertebrados (CICYTTP) dieron a conocer 
						el hallazgo de un cráneo de megaterio juvenil de una 
						antigüedad que supera los tres millones y medio de años, 
						y seria junto a otros restos de Bolivia, los fósiles más 
						antiguos del genero Megatherium en el mundo. 
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						El 
						megaterio, más bien conocido en sedimentos del 
						Pleistoceno, fue un enorme perezoso terrestre que 
						alcanzó los 5 metros de longitud y las 6 toneladas de 
						peso (comparable a los más grandes elefantes). Su hocico 
						era estrecho y tendría una larga lengua con la que 
						arrancaría las ramas vegetales que constituían su 
						alimento. De esta última versión, también conservamos 
						restos varios del esqueleto, incluyendo un gran cráneo. 
						Su extraña anatomía, grandes garras y tamaño descomunal 
						hacen del megaterio un animal misterioso, y como tal, ha 
						despertado curiosidad entre los investigadores. 
						
							
								
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						Un grupo que rara vez se conserva en 
						estado fósil, lo conformas las aves, de las cuales 
						tenemos restos de diferentes especies, como aves de 
						terror, inambúes, ñandúes entre otras con representantes 
						vivientes y extintas. Entre los fosiles, aparte de 
						restos oseos, también conservamos cascaras de huevo y 
								regurgitaciones.   | 
							 
						 
						
						
						En 2021, un equipo de investigadores 
						argentinos comunicó en la revista Journal of Vertebrate 
						Paleontology el hallazgo de nuevos teratornos en las 
						provincias argentinas de Buenos Aires y Santa Fe, 
						revelando detalles acerca de la evolución tardía de 
						estas aves en América del Sur. Se cree que los 
						teratornítidos se originaron en América del Sur ya que 
						sus restos más antiguos fueron hallados en yacimientos 
						con edades de entre 25 y 5 millones de años ubicados en 
						Brasil y Argentina. Luego de este periodo de tiempo los 
						teratornos desaparecen del registro fósil sudamericano, 
						pero se vuelven notablemente abundantes y diversos en 
						América del Norte hasta su extinción al final del 
						Pleistoceno, unos 12 mil años atrás. El equipo halló 
						nuevos restos, uno dentro de la proyectada Reserva 
						Natural Centinela del Mar, próxima a Mar del Sud y 
						Miramar. El estudio comparativo de los restos sugiere 
						que podría tratarse de una nueva especie afín al 
						norteamericano Teratornis merriami, sin embargo, 
						su confirmación requiere de restos más completos.Teratornis tenía 
						una envergadura alar de 4 metros, una altura de 80 
						centímetros y unos 15 kilogramos de peso. 
						
							
								
				
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						Por último, citamos el interesante resto 
						fósil que fue presentado en la revista Ameghiniana a la 
						comunidad científica internacional, y fue atribuido a un 
						vampiro extinto del Pleistoceno, de tamaño mayor a los 
						conocidos hasta el presente, en las inmediaciones del 
						arroyo La Ballenera, a unos 10 kilómetros de Miramar, 
						por parte de investigadores de la UNMDP, Conicet y Museo 
								de Ciencias Naturales Pachamama. 
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						Los vampiros en la 
						actualidad, son mamíferos que solo viven solo en 
						América, perteneciente a la familia de los desmodóntidos, 
						conocidos por alimentarse de sangre de animales, o sea, 
						son hematófagos. Son la única familia de murciélagos en 
						el mundo, que despierta curiosidad a partir de las 
						leyendas de las Transailvania y su espeluznante conde 
						Drácula. La rama mandibular del vampiro fue identificada 
						como Desmodus draculae, especie encontrada por 
						primera vez en Venezuela en 1988, la cual, alude al 
						fantasmal personaje de ficción. Vivió en el Cuaternario 
						de América, y tuvo un tamaño 30 % mayor que el actual 
						vampiro común (Desmodus rotundus). Lo que indica 
						este nuevo resto fósil, y otros materiales en varios 
						puntos de Sudamérica, es que Desmodus draculae, 
						fue el último de los grandes mamíferos voladores, y se 
						extinguió durante la época colonial, en 1820 
						aproximadamente. 
						
						
						Terminamos este recorrido para conmemorar 
						el Día del Fósil, con nuestras joyitas paleontológicas, 
						dejando afuera varios centenares de especímenes que 
						merecían seguramente ser mostrados o nombrados, y que 
						conforman nuestro patrimonio paleontológico y cultural. 
						Tarea difícil el de seleccionar, pues, hay gustos para 
						todos. Pero este es el resultado del compromiso del 
						personal de nuestro museo, de las instituciones e 
						investigadores que confían en nuestra tarea y conforman 
						equipos de exploración y estudio en conjunto.  
						 
						
						
						Recordamos que todos los fósiles y 
						yacimientos están protegidos por la ley 25.743/03 y por 
						la ordenanza municipal 248/88 donde el estado provincial 
						(a través del Centro de Registro del Patrimonio 
						Arqueológico y Paleontológico) tiene jurisdicción ante 
						estos temas de recuperación de fósiles. Los fósiles son 
						patrimonio de todos, y resultan materia de fascinación 
						para los visitantes de los Museos y una fuente de 
						constante de información para conocer el pasado de 
						nuestra región. Es sumamente importante preservarlos 
						entre todos. 
						
						
						Bibliografía consultada: 
						
						
						Soibelzon L. y E. Soibelzon, 1999. 
						
						
						A new record of Arctotherium bonariensis 
						(Ursidae, Tremarctinae) from Buenos Aires Province, 
						Argentina. 
						
						Libro de Resúmenes de las XV Jornadas 
						Argentinas de Paleontología de Vertebrados: pág. 25. 
						
						
						Tambussi, C. P., 1995. Aves. En: Alberdi, 
						M. T., G. Leone y E. P. Tonni (eds.), Evolución 
						biológica y climática de la Región Pampeana durante los 
						últimos 5 millones de años. Monografía del Museo 
						Nacional de Ciencias Naturales, CSIC, España, cap. 7: 
						145-161. 
						
						
						Leopoldo H. Soibelzon., Eduardo P. Tonni. 
						y Mariano Bond.  Arctotherium latidens (URSIDAE, 
						TREMARCTINAE) en el pleistoceno de la provincia de 
						Buenos Aires,  Argentina. Comentarios sistemáticos y 
						bioestratigraficos. XI Congreso Latinoamericano de 
						Geología y III Congreso Uruguayo de Geología. Con 
						referato. ACTAS (versión electrónica sin paginación) 6 
						pp. 
						
						
						Alberdi Alonso M, Prado JL, Favier-Dubois 
						C (2006) Nuevo registro de Hippidion principale (Mammalia, Perissodactyla) 
						del Pleistoceno de Mar del Sur. Revista española de 
						paleontología, ISSN 0213-6937, Vol. 21, Nº. 2, 
						2006, págs. 105-114 
						
						
						Boh, D. y Giacchino, A., 2000. El Museo 
						Municipal de Miramar intenta reunir y conservar 
						documentación vinculada a las investigaciones que 
						desarrollaron en la zona ilustres naturalistas. Milenio 
						y Memoria, Congreso Internacional Europa-América "Museos 
						y Archivos para la Historia de la Ciencia". Fundación 
						para el Pensamiento Argentino e Iberoamericano (F.E.P.A.I.), 
						Red de Museos de la UBA y Red de Museos de la UNLP. 
						2000. Buenos Aires, República Argentina. 
						
						
						Giacchino, A. y Boh, D., 2000. La 
						colección de vertebrados fósiles del Museo Municipal de 
						Miramar y la protección del patrimonio paleontológico 
						local. Milenio y Memoria, Congreso Internacional 
						Europa-América "Museos y Archivos para la Historia de la 
						Ciencia". Fundación para el Pensamiento Argentino e 
						Iberoamericano (F.E.P.A.I.), Red de Museos de la UBA 
						yRed de Museos de la UNLP. 2000. Buenos Aires, República 
						Argentina. 
						
						
						Boh, D. y Giacchino, A., 2000. El Museo 
						Municipal de Miramar y su compromiso con el medio 
						ambiente: una nueva exhibición sobre fauna marina. 
						Milenio y Memoria, Congreso Internacional Europa-América 
						"Museos y Archivos para la Historia de la Ciencia". 
						Fundación para el Pensamiento Argentino e Iberoamericano 
						(F.E.P.A.I.), Red de Museos de la UBA y Red de Museos de 
						la UNLP. 2000. Buenos Aires, República Argentina. 
						
						
						Boh, D. 2005. Contribución del Museo 
						Municipal "Punta Hermengo" al conocimiento de la 
						Paleontología. V Jornadas Paleontológicas Regionales. 
						Punta Alta.  
						
						
						Magnussen Saffer, Mariano. 2005. Un 
						Impacto de Meteorito entre Mar del Plata y Miramar. 
						Boletín de divulgación Científica Técnica. Museo 
						Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de 
						Miramar, Prov. Buenos Aires, Argentina. Publicación 2: 
						pp 3 - 6 (Sec.Pal).  
						
						
						Magnussen Saffer, M. (2005).  La Gran 
						Extinción del Pleistoceno.  Boletín de divulgación 
						Científico Técnico. Museo Municipal de Ciencias 
						Naturales Punta Hermengo de Miramar, Prov. Buenos Aires, 
						Argentina. Publicación 3: pp 3 – 10 (Sec.Pal).  
						 
						
						
						M. Magnussen Saffer, D. Boh y C. Estarli. 
						(2014). Asociación de un ejemplar juvenil y uno adulto 
						de Scelidotherium leptocephalum Owen, 1839  (Xenarthra, 
						Mylodontidae, Scelidotheriinae ) en una paleocueva en el 
						Pleistoceno del Partido de General Alvarado. Aspectos 
						Sistemáticos y Tafonomicos. XXVIII Jornadas Argentinas 
						de Paleontología de Vertebrados. Zapala – Villa El 
						Chocon, Neuquén. Mayo de 2014. Libro de Resumenes. , p 
						38. 
						
						
						M. Magnussen Saffer, D. Boh y C. Estarli.
						
						
						(2014). Asociación de dos individuos de 
						Scelidotherium leptocephalum Owen, 1839  (Xenarthra, 
						Mylodontidae) en una crotovina en el Pleistoceno del 
						Partido de General Alvarado. III Jornadas 
						Paleontológicas del Centro. Septiembre de 2014. Libro de 
						Resúmenes.  
						
						
						M. Magnussen Saffer, D. Boh y C. Estarli.
						
						
						(2014). Primer registro de un 
						Tenebrionidae (Arthropoda, Coleoptera) asociado a restos 
						del cráneo de un Mylodontidae (Mammalia, Xenarthra), en 
						el Pleistoceno Superior de Punta Hermengo, Miramar, 
						Provincia de Buenos Aires, Republica Argentina. III 
						Jornadas Paleontológicas del Centro. Septiembre de 2014. 
						Libro de Resúmenes.  
						
						
						M. Magnussen Saffer, D. Boh y C. Estarli.
						
						
						2015. Observaciones paleopatologicas y 
						cambios morfológicos de carácter funcional en una tibia 
						de Stegomastodon (Mammalia, Gomphotheriidae) en el 
						Pleistoceno tardío del Partido de General Alvarado, 
						Provincia de Buenos Aires, Argentina. XXIX Jornadas 
						Argentinas de Paleontología de Vertebrados. Diamante, 
						Entre Ríos. 
						
						Mayo de 2015. Libro de Resúmenes. 
						
						
						Marcos Cenizo, Esteban Soibelzon & 
						Mariano Magnussen Saffer (2015): Mammalian predator–prey 
						relationships and reoccupation of burrows in the 
						Pliocene of the Pampean Region (Argentina): new 
						ichnological and taphonomic evidence, Historical Biology, 
						DOI: 10.1080/08912963.2015.1089868. 
						
						
						M. Magnussen y D. Boh. 2016. Huellas de 
						un tigre dientes de sable en el Pleistoceno tardío de 
						Miramar, provincia de Buenos Aires, Republica Argentina. 
						XXX Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados. 
						Buenos Aires. Mayo de 2016. Libro de Resúmenes. Pag. 33. 
						
						
						M. Magnussen, D. Boh, C. Estarli y F. de 
						Cianni. 2016. Sobre el rescate de un Gliptodonte. Nuevas 
						Técnicas.  XXX Jornadas Argentinas de Paleontología de 
						Vertebrados. Buenos Aires. Mayo de 2016. Libro de 
						Resúmenes. Pag. 34. 
						
						
						Boh, Daniel y Magnussen Saffer, Marino. 
						(2016). Historia del Museo Municipal Punta Hermengo.  Athor, 
						J y C. E Celsi. (eds.) La costa Atlántica de Buenos 
						Aires – Naturaleza y Patrimonio Cultual. Fundación de 
						Historia Natural Felix de Azara.  Buenos Aires. 
						 
						
						
						Mariano Magnussen, Daniel Boh, Cristian 
						Oliva  & Cristian  Favier Dubois. (2017). Hallazgos 
						paleoicnológicos en el Pleistoceno tardío (Piso/Edad 
						Lujanense) de Punta Hermengo (provincia de Buenos Aires, 
						Argentina). XXXI Jornadas Argentinas de Paleontología de 
						Vertebrados. Santa Clara del Mar. Libro de Resúmenes. 
						
						
						Cristian Oliva, Daniel Boh, Mariano 
						Magnussen, & Cristian  Favier Dubois. (2018). Jornadas 
						Regionales VI Arqueológicas y VII Paleontológicas 
						Miramar. Contribución al conocimiento de Porcellusignum 
						conculcator, Angulo y Casamiquela (Vertebratichnia, 
						Mammalipedia) del Cenozoico Superior (Mioceno Tardío – 
						Pleistoceno) de la Provincia de Buenos Aires 
						(Argentina). Libro de Resúmenes. Pag 33;34. 
						
						
						Federico L. Agnolin, Nicolás R. Chimento, 
						Denise H. Campo, Mariano Magnussen, Daniel Boh & 
						Francisco De Cianni (2018). 
						
						Large Carnivore Footprints from the Late 
						Pleistocene of Argentina, Ichnos, 
						
						
						Agnolin, Federico L.; Chimento, Nicolás 
						R.; Brandoni, Diego; Boh, Daniel; Campo, Denise H.; Magnussen, 
						Mariano; De Cianni, Francisco. 
						
						(2018) . New Pleistocene remains of 
						Megatherium filholi Moreno, 1888 (Mammalia, Xenarthra) 
						from the Pampean Region: Implications for the diversity 
						of Megatheriinae of the Quaternary of South America. 
						Neues Jahrbuch für Geologie und Paläontologie - 
						Abhandlungen, Volume 289, Number 3, September 2018, pp. 
						339-348(10) E. Schweizerbart'sche Verlagsbuchhandlung 
						
						
						Magnussen, M. y Boh, D. 2018. Las huellas 
						fósiles de Miramar. Una historia de 100 mil años. Museo 
						Municipal Punta Hermengo. Serie divulgativa. Segunda 
						Edición. 
						
						
						Candela, Adriana M., Marcos Cenizo, 
						Daniel Tassara, Luciano Rasia, Céline Robinet, Nahuel A. 
						Muñoz, Carola Cañón & Ulyses J. Pardiñas. 
						
						2019. A new echimyid genus (Rodentia, 
						Caviomorpha) in Central Argentina: uncovered diversity 
						of a Brazilian group of mammals in the Pleistocene. 
						Journal of Paleontology (Print: 0022-3360 Online: 
						1937-2337 Print: ISSN: 0022-3360. 
						
						
						Bogan S, Agnolin FL, Cenizo M, Tassara D, 
						Giacchino A (2020) A Pleistocene freshwater 
						ichthyofaunal assemblage from central Argentina: What 
						kind of fishes lived in the Pampean lagoons before the 
						extinction of the megafauna? 
						
						PLoS ONE 15(7): e0235196. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0235196 
						
						
						Magnussen, M. 2020. El tiburón Blanco en 
						Miramar. Registros paleontológicos, arqueológicos e 
						históricos.  Museo de Ciencias Naturales de Miramar. 
						Serie divulgativa. Ciencias Naturales. 
						
						
						Magnussen, Mariano y Boh, Daniel. (2020). 
						La creación del Museo de Ciencias Naturales de Miramar 
						"Punta Hermengo" y sus antecedentes. XXXI Congreso de 
						Historia Regional "Dr Juan Héctor Jara" . Mar del Plata, 
						septiembre 
						
						2020. 
						
						
						Magnussen Saffer, Mariano. La Megafauna 
						Extinguida del Partido de General Alvarado. (2005). 
						Boletín de divulgación Cientifica Técnica. Museo 
						Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de 
						Miramar, Prov. Buenos Aires, Argentina. 
						
						
						Nicolás R. Chimento, Federico L. Agnolin, 
						Diego Brandoni, Daniel Boh, Mariano Magnussen, Francisco 
						De Cianni y Federico Isla (2020). 
						
						A new record of Megatherium (Folivora, 
						Megatheriidae) in the late Pliocene of the Pampean 
						region (Argentina). Journal of South American Earth 
						Sciences.  
						
						
						Santiago Brizuela and Daniel A. Tassara "New 
						Record of the Vampire Desmodus draculae (Chiroptera) 
						from the Late Pleistocene of Argentina," Ameghiniana 
						58(2), 169-176, (30 April 2021). 
						 
						
					El Tiburón de Miramar. 
					El único ataque registrado en Argentina. Según la prensa de la 
					época. 
			Por 
			Mariano Magnussen Saffer. Boletín del Museo Municipal Punta Hermengo. 
			Diciembre de 2006. 
				
				marianomagnussen@yahoo.com.ar
				 
						
			
			El litoral marítimo bonaerense, en la actualidad viven unas treinta 
			especies de tiburones, pero tal vez, una de ellas despierta la 
			curiosidad y la alarmante fantasía sobre su presencia. El tiburón 
			Blanco (Carcharodon carcharias) una especie de pez 
			cartilaginoso de la familia Lamnidae, que se encuentra en las aguas 
			cálidas y templadas de casi todos los océanos, aunque su presencia 
			en las costas de Argentina, ha tenido largos debates. Pero 
			popularmente, no podemos dejar de asociarlo con la famosa película 
			“Tiburon” de 1975. La película está basada en la novela 
			homónima (1974) del escritor estadounidense Peter Benchley, que se 
			inspira vagamente en un suceso histórico, como fue la muerte de 
			cuatro personas y la mutilación de otra, causadas durante la ola de 
			ataques de un tiburón de Nueva Jersey de 1916.  
						
			
			El Tiburón Blanco durante su ataque, abre sus 
			mandibular a tal punto que la forma de la cabeza se deforma,  pues 
			la mandíbula se proyecta, y se cierran luego con una fuerza 300 
			veces superior a la de una mandíbula humana. La longitud más 
			frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 4 a 5,5 metros 
			(siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado 
			casos de individuos excepcionales que superaban ampliamente esas 
			medidas.  
			La mañana del 22 de Enero 
			de 1954 se 
			presentaba clara, con un cielo limpio y un sol que calentaba la 
			arena desde las primeras horas. La playa se fue poblando poco a 
			poco, los niños corrían por la orilla de la playa. Todo indicaba que 
			seria un día normal. 
			Ángel Fulco, el bañista del 
			Balneario Gallina, había llegado temprano. Al medio día el calor era 
			insoportable. El viento había calmado y el mar parecía un lago de 
			aguas quietas y azules. 
			
				
					
					  | 
					
			 A la una de la tarde, Fulco bajo 
			la bandera celeste y izo la roja. La prohibición de entrar al agua 
			seguiría hasta que los turistas volvieran del almuerzo. Instantes después el joven 
			Alfredo Aubone pasó por su lado y le comento a Fulco: “Don Ángel voy 
			a nadar un rato” Fulco se quedo tranquilo. Sabia que Alfredo era un 
			gran nadador y lo conocía desde hacia muchos años.  | 
				 
			 
			Alfredo no iba solo, Guillermo y 
			José Maria, sus dos amigos, iban a nadar con el. Fulco observo a los 
			jóvenes metiéndose al agua. Realizo una observación general y se 
			concentro en su almuerzo. Los jóvenes comenzaron a nadar, se 
			sumergían y movían la arena del fondo, jugaban entre si y se 
			divertían.  
			Pronto llegaron a unos 70 metros 
			de la orilla y no había más de dos metros de profundidad. Alfredo, 
			que era el mejor nadador de los tres, se relajo y comenzó a hacer la 
			plancha, mientras que Guillermo y José Maria seguían nadando a su 
			alrededor y manteniendo el flote. 
			Minutos después, Guillermo 
			estaba frente a Alfredo. José Maria, algo fatigado decidió volver a 
			la orilla. Guillermo lo vio primero. Señalo que era una sombra gris 
			que avanzaba a gran velocidad casi sobre la superficie del agua, y 
			de pronto su amigo Alfredo en menos de un segundo se sumergió 
			abruptamente. El pánico fue tremendo. Guillermo conmocionado no 
			podía mover las piernas, a duras penas comenzó a nadar hacia la 
			costa. 
			Alfredo sintió el primer tirón 
			en el hombro derecho, algo lo sumergió y lo llevaba hacia el fondo y 
			lo golpeaba fuertemente sobre el piso de arena. Sintió una gran 
			puntada y trago agua. No tenía aire y se ahogaba. De pronto la 
			presión aflojo y pudo llegar a la superficie. Sus pulmones se 
			llenaron de oxigeno e intento mover sus brazos para nadar y no pudo, 
			estaban totalmente desgarrados, le faltaban grandes partes de carne 
			y su sangre se ponía negra al mezclarse con el agua. 
			
				
					| 
					 
					  
					Ángel Fulco y Alfredo 
					Aubone, años después del ataque. Nótese las importantes 
					cicatrices en las piernas del joven. (Archivo de la Revista 
					Gente y MPH).  | 
					
					 Braceo con su brazo izquierdo hacia la 
					orilla y pocos segundos después, la misma punta y la gran 
					fuerza lo sumergí nuevamente de sus piernas. Sintió como los 
					filosos dientes desgarraban su pierna izquierda, poco a 
					poco. No vio, ni tampoco imagina que criatura estaba 
					destrozando su cuerpo. Golpeo dos o tres veces mas sobre el 
					fondo arenoso, y la criatura se adueño de su pierna. 
					
					Alfredo logra llegar otra vez a la 
					superficie, rodeado de una gran mancha de sangre, y comienza 
					a gritar “Socorro….por favor….Socorro”. Fulco escucho, 
					corrió hacia la orilla y Guillermo gritaba “ Es un tiburón 
					….. se lo esta comiendo un tiburón”. 
					Fulco nada rápidamente hacia el joven, 
					levanta la cabeza y observa a Alfredo sobre una gran mancha 
					negra. Pensó que eran algas y que estaba enredado. Y de 
					repente, otra vez un ataque, pero en la pierna derecha. 
					Ahora Fulco claramente pudo ver que pasaba. Se dio cuenta 
					que era un gran tiburón. Y otra vez, Alfredo se hunde 
					rápidamente pero no golpea con el fondo. Instintivamente 
					Alfredo quiso desprender su pierna de los dientes del 
					tiburón, estaba desgarrada desde la rodilla hasta el talón, 
					no soporto la presión del dolor y pego un gran grito que se 
					escucho claramente desde la orilla.  | 
				 
			 
			Cuando Fulco logro llegar hasta 
			a Alfredo, pensó que todo estaba perdido. Es un tiburón, grito Fulco. 
			El tiburón paso nuevamente por al lado de las dos personas, pero no 
			ataco. Paso dejando una estela en el agua hasta que desapareció. 
			Fulco temía una envestida del animal desde abajo, dentro de su 
			desesperación, tomo al joven Alfredo de su cintura, le coloco el 
			salvavidas y de apoco ganaron la orilla. 
			Alguien había colocado una lona 
			sobre la arena. Allí reposo Alfredo mientras sangraba gravemente. Su 
			brazo literalmente colgaba de su cuerpo, y se podía observar los 
			huesos de su pierna, prácticamente no tenia músculos. 
			
				
					| 
					 
					   | 
					
					 Alguien había colocado una lona 
			sobre la arena. Allí reposo Alfredo mientras sangraba gravemente. Su 
			brazo literalmente colgaba de su cuerpo, y se podía observar los 
			huesos de su pierna, prácticamente no tenia músculos. Lo trasladaron al hospital de 
			Miramar, y el joven Alfredo Aubone de 18 años luchaba por su vida en 
			el quirófano, las operaciones duraron muchas horas. Todos opinaban 
			del ataque del tiburón, nunca había pasado en Argentina algo así.  | 
				 
			 
						La noticia apareció rápidamente 
			en todos los medios de comunicación. Fue la primera plana de 
			“Critica”, quien titulo “ EN BRAVA LUCHA CON UN TIBURON, UN JOVEN 
			BAÑISTA ENFRENTO LA MUERTE”,  y el diario “La Razón” hizo eco de la 
			noticia y publico al día siguiente” IMPRESIONANTE EPISODIO EN 
			MIRAMAR: UN BAÑISTA FUE ACOMETIDO POR UN TIBURON”, y siguió en todos 
			los medios de la época durante todo un mes, era la primera vez que 
			sucedía un hecho de estas características. 
			
				
					
					  | 
					
			 Fulco declaro a los medios de la 
			época que en el momento del ataque pudo ver claramente que era un 
			tiburón, ya que se hallaba a solo un metro de el, calculo luego que 
			pesaría mas de 150 kilos, y agrego, “al otro día lo pudimos ver en 
			la misma zona, fuimos muchos los testigos en ese momento”, Algunos 
			especialistas piensan que el tiburón blanco, llego persiguiendo 
			algún barco pesquero (comportamiento normal del animal) 
			alimentándose de los desechos, se perdió y se desoriento”. Durante 
			os siguientes días nadie ingreso al mar, no siquiera en las ciudades 
			vecinas. 
					 | 
				 
			 
			Algún tiempo después, cuando 
			Alfredo Aubone llego al hospital de Stanford, en Los Ángeles, para 
			terminar sus largas curaciones, llevo un diente que había sido 
			retirado de su pierna, fue entregado a Walter Follet, director de la 
			Academia de Ciencias del Estado de California, lo examino y dio su  
			veredicto. 
			
			
			La noticia del tiburón miramarense apareció rápidamente en todos los 
			medios de comunicación. Como toda gran historia, había algo de 
			exageración, mitos y realidad. Los años se encargaron de modificar 
			las cosas. Muchos tenían dudas de que se tratara de un tiburón, e 
			incluso de un animal, y se tejieron varias hipótesis. Pero cuando se 
			supo la verdad mucho tiempo después, ya no era noticia en los 
			medios.  
			La conclusión fue 
			que se trataba del comúnmente llamado “Tiburón  Blanco”. Si 
			bien solo hay unos pocos registros de esta especie en las costas de 
			Argentina, se supo que una semana antes del ataque, un barco 
			portaaviones norteamericano arribo al puerto de Mar del Plata y 
			posiblemente el tiburón siguió la estela de agua calida que deja el 
			buque, y además se aseguraba su alimento del desperdicio del barco, 
			aunque esta teoría es bastante descabellada.  
		
			
				
				  | 
				
				 
			
			El escualo que atacó a Aubone en Miramar, fue un gran tiburón blanco 
			de unos cinco metros. Se determinó con precisión porque científicos 
			norteamericanos estudiaron un enorme diente que los cirujanos 
			recuperaron de las profundas heridas que suturaron, como así lo 
			demuestran los documentos a los que tuvimos acceso de la Marina 
			Argentina, del 
			
			Museum of Natural History United States-National Museum Smithosonian 
			Institution Washington.y 
			certificación medica archivada, que indican además que Aubone 
			recibió 250 puntos de sutura.  
				<<<Descargar 
				gratis: 
				
				El tiburón Blanco en Miramar. Registros paleontológicos, 
				arqueológicos e históricos. Aquí encontraras todos los datos 
				históricos sobre este tiburón en la costa de Miramar.  | 
			 
		 
			
			
			El joven atacado por el Tiburón Blanco se recuperó, regreso 
			sorpresivamente a Miramar en varias oportunidades, y volvió a nadar, 
			convirtiéndose en una leyenda viviente. Alfredo Aubone, años más 
			tarde, por razones personales dejó la Argentina. Se estableció en 
			Bolivia hasta su muerte, al parecer, a principios de los noventa. 
			Bibliografía consultada: 
			
			
			Magnussen Saffer, Mariano. (2006). El Tiburón de 
			Miramar. El único ataque registrado en Argentina. Según la prensa de 
			la época.  Boletín de divulgación del Museo Municipal Punta Hermengo 
			de Miramar. (Sec. His) Publicación 13. 
			
			
			Magnussen Saffer, Mariano y Boh, Daniel. 
			
			
			(2005). Rarezas Marinas en las Costas Miramarenses. 
			Museo Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar, 
			Prov. Buenos Aires, Argentina. Publicación 18. 
						
			Revista Gente “¿Se 
			acuerda del tiburón que apareció en Miramar”. 11 de diciembre de 
			1975 
			
			
			Registro de ataque de tiburón blanco en Argentina del 
			Museum of Natural History United States-National Museum Smithosonian 
			Institution Washington. 
						 
						
						Los carpinchos ya estaban 
						presentes en el Plioceno de Miramar. 
						
            Por
            Mariano Magnussen. Laboratorio Paleontológico del Museo 
			de Ciencias Naturales de Miramar y Fundación Azara. 
			
			marianomagnussen@yahoo.com.ar 
			. Ilustraciones Daniel Boh. Tomado de; 
								
								Mariano Magnussen Saffer, 2022. Los 
		carpinchos ya estaban presentes en el Plioceno de Miramar. Paleo, Revista Argentina de 
		Divulgación Paleontológica. Año XV. Número 151. 38-42. 
						
						La “carpinchomania” generada 
						en 2021, debido a los reclamos por la “invasión” en la 
						zona de nordelta de este simpático roedor, aprovechamos 
						para contarles que, en la localidad bonaerense de 
						Miramar, se han recuperado en varias oportunidades, 
						restos fósiles de estos animales, que atestiguan su 
						remoto reinado. 
						
						En la actualidad, el 
						carpincho de la especie Hydrochoerus hydrochaeris, 
						es el roedor más grande del mundo, y pertenece, a la 
						subfamilia Hydrochoeridae, según recientes estudios 
						genéticos. En otros tiempos geológicos estuvo 
						representado por verdaderos gigantes, hasta llegar a la 
						versión que conocemos, y que tanta polémica 
						protagonizaron en los medios de comunicación y redes 
						sociales en los últimos días. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								En el Museo de 
								Ciencias Naturales de Miramar, se exhiben y 
								resguardan en las colecciones científicas, 
								varias piezas de los últimos 3,5 millones de 
								años antes del presente. 
								
								Se trata de 
								Phugatherium novum, una versión 
								primitiva de los actuales carpinchos o 
								capibaras, pero de tamaño mayor, con una talla 
								comparable a la de un tapir asiático.   | 
							 
						 
						
						Sus primeros restos 
						corresponden al Mioceno, hace 9 millones de años, hasta 
						el Plioceno, hace 3 millones de años, momento en que se 
						extinguió. Para entonces, Sudamérica se unía a 
						Norteamérica, provocando el intercambio faunistico entre 
						ambos hemisferios, sumado al cambio de las corrientes 
						marinas y el enfriamiento continental a nivel global. 
						Además, la caída de un asteroide en la zona próxima a 
						Chapadmalal, provoco una lluvia de sedimento fundido en 
						toda la región y grandes incendios, y la explosión de 
						una supernova, habrían influenciado dramáticamente sobre 
						muchos grupos faunísticos autóctonos o primitivos 
						invasores. 
						
						El cráneo de 
						Phugatherium refleja un rostro alargado y 
						estrecho. La longitud del cráneo es la doble a la 
						atribuida al carpincho actual, superando fácilmente los 
						50 centímetros.  
						
							
								
								  | 
								
								 Su 
								fémur y humero, guardan la misma relación en su 
								longitud con el género actual, pero el ulna o 
								cubito, radio, tibia, peroné y demás huesos de 
								las patas, son mucho más desarrollados y largos 
								que sus representantes actuales, por lo cual Phugatherium, 
								parecía un carpincho de patas largas, lo que 
								morfológicamente concuerda con mamíferos 
								corredores, y con un peso superior a los 200 
								kilos, mientras que el carpincho actual, llega a 
								los 65 kilogramos.  | 
							 
						 
						
						Su dentición está conformada 
						por incisivos desarrollados y largos, y una serie 
						molariforme laminada, demostrando gran diferencia entre 
						ejemplares adultos y juveniles, lo que llego a confundir 
						durante décadas a los científicos, conformando, géneros 
						y especies nuevas que terminaron siendo la misma. Su 
						alimentación estaría basada principalmente de vegetales 
						que crecían en las inmediaciones de zonas pantanosas. 
						
						No sabemos muy bien cuando 
						apareció el género y especie viviente, pero fue 
						inmediatamente luego de la desaparición del Phugatherium, 
						seguramente en el Pleistoceno temprano, hace unos dos 
						millones de años. 
						
							
								
				  | 
								
								 
								Además de encontrar restos óseos de la versión 
								más primitiva del Plioceno, hemos recuperado en 
								Miramar, huellas fósiles de un carpincho de 100 
								mil años antes del presente, llamado 
								Porcellusignum conculcator, en 
								sedimentos próximos al muelle de pescadores de 
								esta localidad balnearia, asociados al 
								Felipeda miramarensis, un diente de 
								sable que también dejo sus rastros en una laguna 
								que hoy en día ya no existe 
								
								<<<Huellas fósiles de carpinchos del Pleistoceno 
								junto a ñandues.  | 
							 
						 
						
						Si bien, estos animales no 
						tienen la talla de sus antepasados prehistóricos 
						encontrados en varias regiones de Argentina y América, 
						no deja de ser un animal fascinante que invitamos a 
						descubrir y entender. La destrucción de su ambiente 
						natural en los humedales, con el fin de generar zonas de 
						pastoreo para bovinos, el relleno y ocupación para el 
						negocio inmobiliario, provoca el desplazamiento de 
						grandes poblaciones que no pueden encontrar alimento en 
						su propia naturaleza, invadiendo centros urbanos en 
						busca de cualquier planta, las cuales, muchas de ellas 
						no están en su dieta natural provocándoles distintas 
						patologías. 
						
						Estas poblaciones de 
						carpinchos han perdido por la destrucción de su hábitat, 
						a sus depredadores naturales, como zorros, pumas, 
						yaguaretés entre otros, un claro ejemplo del delicado 
						equilibrio ecológico que debemos respetar.  
						
													
													Bibliografía Sugerida:
													
													 
													
													
					
					Agnolin Federico L.,  Chimento Nicolás 
					R., Campo Denise H., Magnussen Mariano, Boh Daniel  &  
					De Cianni
					
					
					Francisco
					(2018) 
					Large Carnivore Footprints from the Late Pleistocene of 
					Argentina, Ichnos,
					 
						
													
													Ameghino, F. 1889. Contribución al 
					conocimiento de los mamíferos fósiles de la República 
					Argentina. Actas de la Academia Nacional de Ciencias de 
					Córdoba, 6: 32-1028. 
						
													
													Cione, A.L., 
													Azpelicueta, M.M., Bond, M., 
													Carlini, A.A., Casciotta, 
													J., Cozzuol, M., de la 
													Fuente, M., Gasparini, Z., 
													Goin, F.J., Noriega, J., 
													Scillato-Yané, G.J., 
													Soibelzon, L., Tonni, E.P., 
													Verzi, D. y Vucetich, M.G. 
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													form Entre Ríos, eastern 
													Argentina. En: E.G. 
													Aceñolaza y R. Herbst (eds.), 
													El Mio-Plioceno Argentino, 
													INSUGEO, Serie Correlación 
													Geológica 14: 191-237. 
		
		
		Cristian Oliva, Daniel Boh, Mariano Magnussen,  
		
		
		& Cristian  Favier Dubois.  
		
		(2018). Jornadas Regionales VI Arqueológicas y VII Paleontológicas 
		Miramar. Contribución al conocimiento de Porcellusignum conculcator, 
		Angulo y Casamiquela (Vertebratichnia, Mammalipedia) del Cenozoico 
		Superior (Mioceno Tardío – Pleistoceno) de la Provincia de Buenos Aires 
		(Argentina). Libro de Resúmenes. 
		Pag 33;34. 
													
													
													E.P. Tonni y 
													A.L. Cione. 
													
													Los mamíferos 
													y el clima en el Pleistoceno 
													y Holoceno en la provincia 
													de Buenos Aires.- Jornadas 
													de Arqueología e 
													Interdisciplinas, PREP, 
													CONICET, pp. 127-142; Climas 
													en el Cuaternario de la 
													Región Pampeana y cambio 
													global. II Seminario sobre 
													las Geociencias y el cambio 
													global, Asoc. Geol. Arg., 
													Serie D, Publ. esp. N° 
													2:33-35; 1995. 
													
													
													Magnussen 
													Saffer, Mariano. La 
													Megafauna Extinguida del 
													Partido de General Alvarado. 
													(2005). Boletín de 
													divulgación Cientifica 
													Técnica. Museo Municipal de 
													Ciencias Naturales Punta 
													Hermengo de Miramar, Prov. 
													Buenos Aires, Argentina. 
						
		Magnussen Saffer, M. (2005).  La Gran Extinción del 
		Pleistoceno.  Boletín de divulgación Científico Técnico. Museo Municipal 
		de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar, Prov. Buenos Aires, 
		Argentina. Publicación 3: pp 3 – 10 (Sec.Pal).  
						
		
						Mariano Magnussen, Daniel Boh, Cristian Oliva 
						 
		
		& Cristian  Favier Dubois.  
		
		
						(2017). Hallazgos paleoicnológicos en el Pleistoceno tardío (Piso/Edad 
		Lujanense) de Punta Hermengo (provincia de Buenos Aires, Argentina). 
		XXXI Jornadas Argentinas de Paleontología 
		de Vertebrados. Santa Clara del Mar. Libro de Resúmenes. 
													
													
													Osvaldo Reig. 
													(1980). Teoría del origen y 
													desarrollo de la fauna de 
													mamíferos de América del 
													Sur. Mar del Plata, Museo 
													Municipal de Ciencias 
													Naturales "Lorenzo Scaglia", 
													1981, Monografía Naturae, Nº 
													1. 
						
					
					Reig, 
					O.A. Nuevos datos descriptivos sobre Chapalmatherium novum 
					Amegh. Revista del Museo Municipal de Ciencias Naturales y 
					Tradicional de Mar del Plata, 1:105-117. 
						 
						
								Reptiles y anfibios 
								fósiles encontrados en General Alvarado.  
						
            Por
            Mariano Magnussen. Laboratorio Paleontológico del Museo 
			de Ciencias Naturales de Miramar . Fundación Azara. Laboratorio de 
						Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (Macn-Conicet)  
			
			marianomagnussen@yahoo.com.ar 
			. 
								 
						Otros 
						animales pocos frecuentes en el registro fósil del 
						Plioceno y Pleistoceno, son los reptiles y anfibios. 
						 Los Reptiles son animales vertebrados que se 
						caracterizan por su especial manera de andar, ya que se 
						desplazan arrastrando el vientre por el suelo. Su piel 
						está recubierta de escamas, o tienen caparazón, en el 
						caso de las tortugas.   
						
						Los reptiles se originaron a 
						partir de reptiliomorfos, un grupo de tetrápodos que 
						poseía características tanto de anfibio como de reptil, 
						durante el periodo Carbonífero, hace 290 millones de 
						años, diversificándose durante el Mesozoico. 
						
							
								
							
							  | 
								
								 
								Tienen circulación doble e incompleta por no 
								haber separación total entre la sangre arterial 
								y la venosa. Tienen dientes que cortan, pero no 
								mastican y en algunos casos son venenosos.  
								La temperatura del cuerpo es muy variable. Son 
								ovíparos. Todos tienen cuatro patas excepto las 
								serpientes. Su respiración es pulmonar. La 
								capacidad para controlar su temperatura 
								corporal, es una enorme ventaja para los 
								animales activos, por lo cual, son ectotérmicos, 
								y utilizan esta conducta para controlar la 
								temperatura del cuerpo. Para calentarse, se 
								tienden bajo el sol todo el día.  | 
							 
						 
						
						Como ya se mencionó, el 
						registro de reptiles fósiles en la región pampeana es 
						escaso, a comparación de aves y mamíferos que suelen ser 
						más frecuentes. Igualmente, los reptiles mostraron una 
						interesante diversificación en los últimos 4 millones de 
						años antes del presente. 
						
						El género Salvator (=Tupinambis), 
						era el representante fósil del actual lagarto overo. Se 
						caracteriza por la diferenciación de sus dientes. Éstos 
						se especializan en incisivos, dientes con forma de 
						canino y otros aplanados semejantes a molares. Su 
						alimentación consistía en la caza de anfibios, gusanos y 
						otros reptiles, como así también, mamíferos de tamaño 
						reducido, como los cricetidos y algunos marsupiales. Sus 
						restos ocasionalmente aparecen articulados dentro de 
						antiguas paleocuevas realizadas por Salvator 
						o bien, excavadas por otros vertebrados y luego 
						invadidos por este último. 
						
						Los reptiles escamosos, 
						llamados Squamata, son el segundo grupo más numeroso de 
						vertebrados terrestres, con más de 8200 especies, 
						superados únicamente por las aves. En Miramar, se han 
						encontrado en varias oportunidades restos de 
						Tupinambis, conformado por cráneos, mandíbulas, 
						vértebras, falanges entre otros, atribuidos al Plioceno 
						local.  
						
							
								
					
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								Pero aun, no 
								hemos encontrado restos del género durante el 
								Pleistoceno y Holoceno, aunque seguramente los 
								habrá. Hoy la distribución regional del lagarto 
								overo, se suscribe al sector más serrano, aunque 
								tenemos reportes aislados sobre la costa 
								atlántica. También se han encontrado restos de 
								otros pequeños lagartos en la localidad de 
								Centinela del Mar. | 
							 
						 
						
						 Durante el Plioceno, se ha 
						registrado en nuestra zona, la culebra de dos cabezas, o 
						lagartija gusano. Por convergencia evolutiva, 
						superficialmente, parecidas a lombrices de tierra, 
						presentan claras adaptaciones al medio subterráneo, como 
						la capacidad de excavar y deslizarse plegando su piel 
						como un acordeón. Su cabeza maciza, de ojos atrofiados, 
						no se distingue del extremo opuesto del cuerpo, es por 
						ello, que algunos las conocen como viboritas ciegas. Son 
						capaces de desplazarse tanto en dirección de la cola 
						como de la cabeza.  
						
						Las especies de Amphisbaena viven 
						la mayor parte de su vida enterradas, excavando túneles 
						con el propósito de conseguir su alimento.  Restos 
						fósiles de Amphisbaena sp. fueron 
						identificados en sedimentos del Plioceno temprano - 
						medio, cerca de la ciudad de Miramar, representando 
						hasta el momento, el más antiguo registro del grupo en 
						América del Sur para un Amphisbaenia.  
						
						También había serpientes, 
						como Lystrophis  (=Xenodon), un género de 
						la familia Dipsadidae. Incluye doce especies que se 
						distribuyen por el sur de América del Norte, América 
						Central, y Sudamérica. Seguramente, al igual que sus 
						representantes actuales, era diurna, de hábitos 
						terrestres, que se alimentaba de escuercitos, sapos y 
						renacuajos, principalmente de los géneros 
						Odontophrynus, Rhinella y Leptodactylus, 
						que también aparecen en el registro fósil regional. 
						
							
								
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								En la 
								actualidad, las especies del género Lystrophis 
								 (=Xenodon), se alimentan de sapos, cuyo 
								mecanismo de defensa, es inflar sus pulmones 
								para evitar ser capturados. Sin embargo, este 
								género de serpientes se ha especializado para 
								atraparlos con éxito, ya que, la serpiente 
								desplaza al sapo con sus dientes anteriores, 
								permitiendo que los incisivos penetren en el 
								sapo, desinflando sus pulmones para poder 
								engullirlo.  | 
							 
						 
						
						Seguramente, este tipo de 
						estrategia alimentaría llevo un largo proceso evolutivo 
						y adaptativo.  De esta última, se han encontrado restos 
						en la zona, atribuibles al Plioceno superior, unos 2,5 
						millones de años, y también en refugios rocosos 
						utilizados por humanos, como en la Cueva Tixi, con una 
						antigüedad no superior a los 11 mil años antes del 
						presente. 
						
						En cambio, la fauna de 
						anfibios de América del Sur está dominada por los 
						anuros. Estos Anfibios, son animales vertebrados que se 
						caracterizan por tener su piel desnuda, sin escamas y 
						tienen metamorfosis, es decir, cuando nacen viven en el 
						agua, respiran por branquias y no tienen patas, sólo una 
						larga cola que les sirve para nadar. Cuando son adultos 
						respiran por pulmones y tienen cuatro patas con membrana 
						interdigital y algunos tienen colas. Los anfibios 
						adultos viven en el agua y en la tierra. 
						
						Los datos paleontológicos 
						indican que al menos en el Jurásico Temprano los linajes 
						representados por anuros, salamandras y cecilias estaban 
						diferenciados. Los arqueobatracios, incluye la casi 
						totalidad de las especies vivientes, los neobatracios. 
						Entre los primeros, se registran en el Jurásico Superior 
						son los pipoideos y los discoglosoideos. En el Cretácico 
						Superior, hace 70 millones de años se encuentran los 
						pelobátidos. 
						
							
								
								  | 
								A nivel local, 
								tenemos registrado fósiles del escuerzo extinto
								Ceratophrys ameghinorum, que tenía 
								una cabeza ancha e hidrodinámica como la de un 
								animal nadador y cubierta por ásperas molduras 
								óseas. Sus mandíbulas eran anchas y semi-circular 
								provistas de una hilera de pequeños dientecillos 
								aserrados, portando 48 dientes maxilares, 
								mientras que la mandíbula inferior carecía de 
								estos, pero poseía un borde muy afilado en forma 
								de pico.  | 
							 
						 
						
						Excavaban cuevas en el suelo 
						utilizando unos tubérculos córneos de bordes afilados 
						que poseen en las patas posteriores. Es probable que 
						este raro animal se moviera torpemente en tierra firme, 
						pero en el agua se movía rápidamente y con astucia para 
						capturar pequeñas aves, mamíferos, insectos, peces e 
						incluso miembros juveniles de su misma especie. 
						
						Durante el Pleistoceno, se 
						han recuperado restos que corresponden a las llamadas 
						“Ranas de Uñas” una familia (Pipidae) de anuros 
						totalmente acuáticos y muy primitivos, cuyos 
						representantes actuales viven en las zonas tropicales de 
						América del Sur y África, por ello se los considera como 
						indicadores paleoambientales y paleoclimaticos durante 
						el Pleistoceno de la región pampeana. Seguramente 
						compartieron los cuerpos de agua con enormes mamíferos 
						ya extintos, en el área del hallazgo, en la localidad de 
						Centinela del Mar. 
						
						Bibliografía sugerida 
						
						Albino A. M. 1989. Primer 
						registro de Colubroidae (Reptilia: Serpentes) de 
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						25 (3): 281 - 287, Buenos Aires, Argentina. 
						
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						Donadío, O.E. 1982. Restos 
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						Scanferla, A.C.; Pomi, L.H.; 
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						Roberto Ares. 2010. Vida en evolución: la historia 
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						Tonni E. P., 2016. Los 
						acantilados de la costa atlántica bonaerense y su 
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						En: J. Athor y C. E. Celsi (eds.): La costa atlántica de 
						Buenos Aires. Naturaleza y patrimonio cultural. 
						Fundación de Historia Natural Félix de Azara - Vázquez 
						Mazzini Editores, pp. 42-65, Buenos Aires. 
						
					  
						
				
				  
						
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