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						Un recorrido 
						paleontológico en busca de fósiles urbanos. 
						
						 Por Mariano 
								Magnussen. Laboratorio Paleontológico. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. Laboratorio 
						de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados.  
								
								marianomagnussen@yahoo.com.ar . 
						
						Si bien, nuestra localidad 
						es muy conocida por sus fósiles de mamíferos 
						Cuaternarios o de la edad de hielo, recuperados desde 
						fines del siglo XIX a la actualidad, y que forman parte 
						de extensas bibliografías especializadas, también hay 
						otras sorpresas. Pero, aunque 
						parezca mentira, podemos encontrar fósiles en lugares 
						muy peculiares y cerca de nosotros.  
						
							
								
				  | 
								Llamamos fósiles 
								urbanos, aquellos materiales de origen biológico 
								(cuerpos duros o trazas de actividad), que se 
								han preservado durante el tiempo geológico y 
								que, durante millones o en miles de años en una 
								menor medida, se han preservado y se pueden  
								encontrar en estado estratigráfico original, 
								dentro de los cascos urbanos o en las rocas que 
								los contienen. 
								 <<<Trazas 
								fósiles de grandes anélidos Paleozoicos.  | 
							 
						 
						
						Muchas trazas fósiles o 
						también conocidas como marcas de actividad biológica 
						(huellas, madrigueras, etc) aparecen en rocas del 
						sistema de Tandilia. Estos mismos sedimentos arenosos 
						solidificados, son muy resistentes al tiempo y a la 
						erosión, por ello, se los utiliza desde hace más de un 
						siglo para la construcción o revestimientos de 
						viviendas, como así también, para la construcción de 
						espigones, escolleras y defensas costeras en general, 
						trasladándose millones de toneladas de rocas Paleozoicas 
						desde las canteras de las localidades de Batan y 
						Chapadmalal, con el fin de ser empleadas en distintos 
						rubros de la construcción en un amplio sector de la 
						provincia de Buenos Aires. 
						
							
								
				  | 
								
								 
								En algunas de estas 
								rocas, ubicadas en paredes de viviendas, suelos de 
								estacionamiento, veredas, paredones, murallas, 
								monumentos etc, se pueden hallar distintas 
								manifestaciones de origen paleontológico, de 
								primitivos organismos, que, aunque parezca 
								curioso, guardan mucha semejanza con las 
								especies vivientes de nuestras costas marítimas 
								sobre el océano atlántico.  
								
								<<<Roca con marcas 
								de gusanos marinos gigantes de 490 millones de 
								años, cerca del muelle de pesca de Miramar.
								  | 
							 
						 
						
						En el casco urbano de 
						Miramar y alrededores, estos sedimentos se encuentran 
						naturalmente a unos 180 metros de profundidad, pero hay 
						grandes cantidades dispersados en la ciudad y la costa, 
						por lo que, desde hace unos años, personal del 
						laboratorio paleontológico del Museo de Ciencias 
						Naturales de Miramar, Fundación Azara y Laboratorio de 
						Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados, 
						 viene realizando un censo esquemático de los distintos 
						icnofosiles que aparecen o divisan periódicamente, los 
						cuales son fotografiados con escala, filmados y en 
						algunos casos se toman moldes. Por ejemplo, en una roca 
						cuarcitica a metros del muelle de pescadores de la 
						ciudad de Miramar, se encontraron marcas de gusanos 
						marinos gigantes, de más de 1,5 metros de longitud, o 
						translacion y areas de reposo de Trilobites,
						
						un 
						grupo fósil emblemático de los ecosistemas de la Era 
						Paleozoica que habitaron los mares hace unos 522 
						millones de años y hasta hace alrededor de 252 millones 
						de años. 
						
						Estos sedimentos, que 
						contienen una gran variedad de icnofolsiles regionales, 
						corresponden al Ordovícico de la Era Paleozoica, es 
						decir, 490 millones de años, cuya fauna está constituida 
						por invertebrados marinos, como moluscos, trilobites, 
						anélidos, entre otros, como así también, primeros peces, 
						que vivían en un mar de poca profundidad y agua fría. 
						
						Otro caso bien conocido, y 
						que están presente al menos en 
						gran parte de argentina, como fósiles urbanos, son las lajas 
						con ammonites (o, más precisamente, los amonoides), una 
						clase de moluscos cefalópodos marinos circulares, ya 
						extintos, típicos de los océanos Mesozoicos. Los 
						ammonites eran animales parecidos al calamar, con 
						tentáculos que se proyectaban desde la cabeza, pero que 
						vivían en una conchilla de forma espiral. 
						Superficialmente, eran muy similares a los actuales 
						nautilos. En la década de 1960 y desde entonces las 
						rocas que contienen estos organismos fosilizados, se las 
						distribuyeron comercialmente por gran parte del país.   
						
							
								
								  | 
								Para los que 
								trabajamos en paleontología, es imposible no 
								mirar y explorar cada laja de arenisca en 
								paredes y pisos. Si bien, en casi toda su 
								totalidad se tratan de ammonites enteros o 
								parcialmente completos, cada tanto, alguna 
								sorpresa aparece, como restos óseos de reptiles 
								voladores o peces. 
								 <<<Uno de los 
								Ammonites encontrados en pleno centro de la 
								ciudad de Miramar, en la fachada del edificio de 
								la Mutual Cultural Circulo Italiano "Joven Italia", 
								frente a la plaza central de juegos.  | 
							 
						 
						
						Los ammonites aparecieron 
						hace unos 380 millones de años, y desaparecieron junto a 
						los dinosaurios al final del cretácico, hace 65 millones 
						de años, posiblemente debido a cambios ambientales 
						drásticos, como la caída de un meteorito. 
						
						En la ciudad de Miramar, 
						hemos encontrado decenas moldes del caparazón de estos 
						ammonites en el revestimiento de paredes, veredas, e 
						incluso, recientemente en la fachada 
						de la 
						
						Mutual Cultural Círculo Italiano "Joven Italia" de Miramar, frente a la 
						plaza central de juegos.  
						
						Estos cefalópodos vivieron 
						en un mar cálido, casi tropical. Estas aguas invadían lo 
						que hoy es la provincia de Neuquén, ya que las lajas 
						provienen de un yacimiento de la localidad de Zapala.
						 
						
						Cuando estas lajas de roca 
						eran arena fina en el Jurásico, hace 150 millones de 
						años, aún no existía la cordillera y por eso el Océano 
						Pacífico inundó una parte importante de la región 
						neuquina. Durante esa época los dinosaurios dominaban la 
						tierra, pero además existía toda una variedad de fauna 
						de reptiles marinos gigantes contemporáneos. 
						
							
								
								  | 
								Los ammonites 
								eran muy diversos en forma, tamaño y 
								ornamentación de sus conchillas, lo que ha 
								permitido a los paleontólogos utilizarlos como 
								fósiles guía para datar rocas sedimentarias. 
								Algunos de ellos eran de pocos centímetros hasta 
								superar los 2 metros de diámetro. 
								 <<<Aspecto en 
								vida, de los populares Ammonites del Jurasico. 
								Sus fósiles aparecen en rocas utilizadas en el 
								revestimiento de construcciones. 
								  | 
							 
						 
						
						Los organismos que vivían en 
						esos medios terminaban siendo enterrados, pasando a 
						formar parte de los sedimentos y, si las circunstancias 
						son propicias, se conservan en el tiempo, dando lugar a 
						los fósiles. 
						
						¿Y cómo llegan los 
						restos a quedar inmortalizados en las piedras? Estas 
						rocas, se forman por la acumulación y consolidación de 
						sedimentos depositados en una superficie más o menos 
						extensa, como puede ser el fondo de un mar o de un lago, 
						conocida como “cuenca de sedimentación”. Los organismos 
						que vivían en esos medios terminaban siendo enterrados, 
						pasando a formar parte de los sedimentos, dando lugar a 
						los fósiles que hoy en día podemos identificar. En 
						tiempos más recientes, el humano, comenzó a utilizar 
						estas rocas naturales, cortándolas en láminas y con 
						distintas formas, dejando los fósiles de su interior a 
						la vista. Algunos albañiles, consideran a estas marcas 
						(los fósiles) 
						son fallas de las rocas, sacando la estética de la 
						construcción, volteando la roca al ser colocada, y 
						dejando escondidos los fósiles. . 
						 
						
						Seguramente, luego de leer 
						sobre los fósiles urbanos, no podrás dejar de observar 
						paredes o veredas revestidas de rocas. Si aparece alguna 
						evidencia de las criaturas del pasado de nuestro 
						continente sudamericano, podes acercarte a nuestro 
						Museo, o enviarnos una fotografía del mismo, para que 
						estemos en conocimiento sobre la presencia de ellos y 
						generar conocimiento público, como científico. 
						
						Bibliografía sugerida.
						 
						
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						inferior) en la Cuenca Nequina Central, República 
						Argentina. Integración de información de afloramientos y 
						subsuelo. Andean Geology 38 (1): 171-197. 
						 
						
						Tres fenómenos naturales 
						registrados en nuestra zona y que cambiaron para siempre 
						a Sudamérica y el mundo. 
						Por Mariano 
								Magnussen. Laboratorio Paleontológico. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. Laboratorio 
						de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados.  
								
								marianomagnussen@yahoo.com.ar . 
				Ilustración: Daniel Boh. 
						 
						
						Durante mitad y final del 
						Plioceno, hace 3,5 millones de años atrás, ocurrieron 
						tres fenómenos naturales del tipo catastrófico, los 
						cuales decidieron la suerte del 80 % de las especies 
						endémicas y autóctonas, que habían evolucionado aislada 
						en América del Sur, y que están presentes en el registro 
						geológico y paleontológico de Miramar y alrededores.  
						
						Las escorias encontradas en 
						nuestras costas por los científicos suizos, publicadas 
						en 1865, fueron atribuidas a un posible origen 
						volcánico, y que, posteriormente Florentino Ameghino, 
						atribuyo a fogones e incendios realizados por los 
						primeros humanos en el Plioceno. Estos fueron estudiados 
						exhaustivamente, y se determinó en 1998, que se trataba 
						del impacto de un asteroide en la vecina localidad de 
						Chapadmalal y en la ciudad de Miramar. Científicos 
						argentinos y de la NASA, determinaron al menos el 
						impacto de dos asteroides en distintos tiempos 
						geológicos, cuyos efectos modificaron gradualmente el 
						ambiente, trayendo aparejadas algunas consecuencias para 
						los biomas sudamericanos. 
						
							
								
								  | 
								
								La presencia de rastros geológicos abona esta 
								teoría de que, rocas modificadas por altas 
								temperatura llamadas escorias y la presencia de 
								vidrios producidos por calentamiento y 
								enfriamiento rápido de silicatos, parecen ser 
								restos de un impacto desde el espacio. Estas 
								escorias, en realidad, son impactitas, las 
								cuales contienen entre otros, pequeñas esferas 
								de vidrios con alto contenido de Níquel y Cromo.
								 | 
							 
						 
						
						Además, se detectó la 
						presencia de cristobalita, una variedad de sílice que 
						está sólo a temperaturas superiores a los 1300 grados, 
						como resultado del sedimento fundido por el choque de 
						una gran roca espacial sobre la superficie terrestre. 
						Dejando evidencias sobre ellos en un radio de 50 
						kilómetros. 
						
						Si bien el meteorito que se 
						estrelló en lo que hoy en día es la costa bonaerense, 
						fue de proporciones menores al que extinguió a los 
						dinosaurios, fue lo suficientemente fuerte para provocar 
						una cicatriz a la superficie terrestre y una eventual 
						modificación en la historia natural del hemisferio sur. 
						
						La cantidad de impactitas 
						distribuidas a lo largo de los sedimentos del Plioceno 
						miramarnse, y el alto contenido de sedimento quemado de 
						color ladrillo, demuestra lo catastrófico de aquel 
						evento. Los investigadores creen que el asteroide 
						impacto en un área que está sumergida en el océano 
						atlántico, el que provoco un cráter de gran tamaño, 
						arrojando miles de toneladas de sedimentos fundidos a la 
						atmosfera, oscureciendo toda la región pampeana durante 
						meses, con importantísimos incendios. 
						
						A su vez, formación del 
						istmo de Panamá, un puente natural terrestre que unió 
						ambas Américas, provoco en un principio, un intercambio 
						faunístico, el cual, seguramente también trajo 
						acompañado de intercambio parasitológico y 
						bacteriológico que afecto a las poblaciones animales y 
						vegetales. Además, este puente natural, trajo la 
						interrupción del intercambio genético entre el océano 
						pacifico y atlántico, sumado al cambio de las corrientes 
						oceánicas que normalmente controlan las temperaturas 
						sobre la superficie terrestre, genero el enfriamiento en 
						todo el planeta de una forma más acelerada. Algunos 
						científicos sugieren que la unión de américa del norte 
						con américa del sur, sumado al enfriamiento global por 
						el cambio en las corrientes oceánicas, genero el 
						comienzo de la edad del hielo. 
						
							
								
								  | 
								
								Ha esto se le suma, hacia el final del Plioceno, 
								una estrella del grupo de estrellas O y B de la 
								Asociación estelar de Scorpius-Centaurus a unos 
								380 a 470 años luz de la Tierra, que explotó 
								como supernova, lo suficientemente cerca de la 
								Tierra como para provocar un gran deterioro en 
								la capa de ozono, lo que pudo haber sido la 
								causa de una extinción masiva en los océanos. 
								Para ello se basaron en las anomalías del 
								isótopo de esa época encontradas en los fondos 
								oceánicos. | 
							 
						 
						
						Como se observa, estos tres 
						hechos aislados, como fue el impacto del asteroide, la 
						unión de las américas y la explosión de una gran 
						estrella, trajeron marcados cambios ambientales y 
						faunísticos.  Sin dudas, las evidencias geológicas y 
						biológicas en el área de Miramar y Chapadmalal brindaron 
						suficiente información para comprender los procesos 
						evolutivos de nuestro sub-continente y su relación con 
						el resto del mundo. 
						
						Los cambios abruptos en la 
						evidencia paleontológica, es la que ayuda a determinar 
						el comienzo y fin una edad, en este caso, el fin del 
						Plioceno y el principio del Pleistoceno. Estos fenómenos 
						abren las puertas a la aparición de nuevas formas de 
						vida.  
						
						A través de la evolución 
						biológica y la adaptación al medio, generan que nuevas 
						especies surjan a través de la especiación, es decir, el 
						proceso mediante el cual una población de una 
						determinada especie da lugar a otra u otras especies, 
						así como también otras especies se extinguen cuando ya 
						no son capaces de sobrevivir en condiciones cambiantes o 
						frente a otros competidores. Un ejemplo estrictamente 
						local, son las diferentes especies de gliptodontes 
						(armadillos grandes o gigantes de caparazón sin bandas 
						móviles) que se extinguen durante el final del Plioceno. 
						Ya durante el Pleistoceno, son reemplazados por otras 
						especies similares, pero no iguales, de mayor tamaño. 
						Para el Holoceno superior, todas las especies de 
						gliptodontes se han extinto para siempre. 
						
						Bibliografía sugerida. 
						
						Bussing 
						WA, Stehli FG y Webb SD 1985. El gran intercambio 
						biótico estadounidense. Patrones de distribución de la 
						ictiofauna centroamericana, 453–473. 
						
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						Prevosti, 
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						C. E. Celsi (eds.): La costa atlántica de Buenos Aires. 
						Naturaleza y patrimonio cultural. 
						Fundación de Historia 
						Natural Félix de Azara - Vázquez Mazzini Editores, pp. 
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						Volumen 282. pp. 2061 – 2063. 
						
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						M, Magnussen Saffer. Un 
						Impacto de Meteorito entre Mar del Plata y Miramar. 
						Boletín de divulgación Científica Técnica. Publicación 
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						Hermengo de Miramar, Prov. Buenos Aires, Argentina. 
						
						M. Magnussen Saffer. 2005. 
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						Digitalizado. Museo Municipal de Ciencias Naturales 
						Punta Hermengo de Miramar, Prov. Buenos Aires, 
						Argentina. 
						 
						
						Los 
						primeros emigrantes, saltadores de islas y balseros, 
						registrados en Miramar. 
						Por Mariano 
								Magnussen. Laboratorio Paleontológico. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. Laboratorio 
						de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados.
						
								
								marianomagnussen@yahoo.com.ar . 
				Ilustración: Daniel Boh. 
						 
						
						En la sala 
						de paleontología, también se exhiben en una vitrina, 
						algunos representantes de especies que ingresaron a 
						Sudamérica, cuando aún estaba aislada del resto del 
						mundo. Dos teorías muy aceptables, tanto por el registro 
						fosilífero como el genético, muestras que varios grupos 
						de mamíferos llegaron a América del Sur durante el 
						Oligoceno, Mioceno y Plioceno, entre ellos, algunos 
						mamíferos carnívoros, roedores y primates (este último, 
						no está registrado en la región, pero si en la Patagonia). 
						
						Se cree que, 
						en varias oportunidades, entre 35 a 8 millones de años, 
						antiguas balsas con sedimentos, plantas y animales 
						viajaron por el océano atlántico desde África, cuando 
						ambas estaban separadas por apenas 900 kilómetros, 
						mientras que, otros grupos de animales (los saltadores 
						de islas) emigraban de la misma forma, entre los 
						archipiélagos aislados de lo que hoy conforman el 
						caribe. Una vez llegados a estas tierras, se pudieron 
						adaptar y diversificar fácilmente, ocupando los nichos 
						ecológicos de muchos notoungulados y marsupiales, 
						generando una importante competencia y estrés ambiental. 
						
							
								
								  | 
								
						Entre 
						algunos de los roedores histricomorfos, es decir,
						mamíferos placentarios con dos 
						incisivos, de gran tamaño de crecimiento continuo, 
						situados en el maxilar inferior y superior, y que solo 
						están cubiertos de esmalte en la parte frontal, y 
						también, otros caracteres de los esqueletos,  
						como la separación de la tibia y la fíbula o peroné, y 
						la robustez del arco cigomático, 
						que observamos en el Plioceno de Miramar, se 
						exhiben restos mandibulares del gigantesco 
						Telicomys giganteus, del tamaño de una vaca, o
						el Phugatherium novum, emparentado 
						con los actuales capibaras, pero de mayor tamaño y patas 
						largas adaptadas para correr y no de hábitos anfibios 
						como sus parientes actuales.  | 
							 
						 
						
						También 
						había otros más pequeños, como el Lagostomus (Lagostomopsis) 
						antiquus, Actenomys latidens, por solo 
						nombrar algunos. 
						
						Entre los 
						nuevos emigrantes, se encontraban algunos representantes 
						del orden Carnívora, que, nada tiene que ver con la 
						dieta carnívora. Este orden solo agrupa a mamíferos con 
						ciertas características del cráneo y composición 
						dentaria (más allá de su alimentación). Los animales de 
						hábitos carniceros, estaban representados hasta ese 
						momento solo por las aves del terror y los marsupiales.
						Cyonasua lutaria, fue un Procionido 
						extinto, emparentado con los actuales Coaties, Ositos 
						lavadores, de la selva misionera o los mapaches de 
						Norteamérica.  
						
						Cyonasua,
						
						perteneciente 
						a la fauna aloctona cuya estirpe evoluciono en 
						Sudamérica desde el Mioceno, es decir, hace 10 millones 
						de años, siendo unos de los primeros carnívoros 
						placentarios que invadieron el continente. Fueron 
						hallados en sedimentos de las Provincias de Catamarca, 
						Mendoza, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa. A diferencia 
						de otros carnívoros, Cyonasua lutaria poseía 
						unos caninos muy desarrollados y robustos, y seguramente 
						se habrá alimentado de mamíferos pequeños como el Paedotherium o 
						de los antecesores de los actuales armadillos, pero 
						también aprovecharía frutos, huevos y larvas.  
						
							
								
								  | 
								
								 
								Sus primeros fósiles fueron clasificados en 
								Argentina en 1885, sin embargo, Cyonasua sp. vivió 
						entre los 3,6 y 2,5 millones de años, con grandes 
						mamíferos que habitaban América del Sur. Debió ser parte 
						importante del Gran Intercambio Biótico de las Américas, 
						en el que la fauna emigró de América del Norte a través 
						de Centroamérica hacia América del Sur y viceversa, como 
						resultado del surgimiento del Istmo de Panamá, o bien, 
						como “saltador de islas” o en “islotes flotantes”. De 
						este género se ha rescatado parte de un esqueleto en  
						Miramar y preservado en el Museo de Ciencias Naturales 
						de esta localidad.  | 
							 
						 
						
						En las 
						colecciones científicas del Museo de Ciencias Naturales 
						de Miramar, se resguardan otros restos de estos grupos 
						de vertebrados, como así también otros organismos 
						contemporáneos a estos, que nos permite establecer como 
						eran esos ambientes y ecosistemas, que por espacio y por 
						contar didácticamente nuestro pasado biológico, no se 
						encuentran en exhibición, y se resguardan en las 
						colecciones científicas.  
						
						Bibliografia sugerida. 
						
						Agnolin, F. 
						L., Chimento, N. R., Campo, D. H., Magnussen, M., Boh, 
						D. y De Cianni, F. 2019. Large Carnivore 
						Footprints from the Late Pleistocene of Argentina. 
						Ichnos, 26 (2), 119-126. 
						
						Alberdi, G. 
						Leone y E.P. Tonni (eds)- Evolución biológica y 
						climática de la región pampeana durante los últimos 
						cinco millones de años. Un ensayo de correlación con el 
						mediterráneo occidental. Monografía del Museo Nac. Cs. 
						Nat. Consejo superior de investigaciones científicas. 
						Madrid. pp. 77-104. 
						
						Bonaparte 
						José. 2014. El origen de los mamíferos. Fundación de 
						historia natural Felix Azara.. ISBN 
						978-987-29251-8-5. 
						
						Cenizo, M., Soibelzon, E. y 
						Magnussen, M. 2015. Mammalian predator-prey 
						relationships and reoccupation of burrows in the 
						Pliocene of the Pampean Region (Argentina): new 
						ichnological and taphonomic evidence. 
						Historical Biology, 28 (8), 1026-1040. 
						
						Cione, A.L. 
						& Tonni, E.P. 2005. Bioestratigrafía basada en mamíferos 
						del Cenozoico superior de la región pampeana. In: 
						Geología y Recursos Minerales de la Provincia de Buenos 
						Aires (de Barrio, R.; Etcheverry, R.O.; Caballé, M.F. & 
						Llambías, E., eds.). XVI Congreso Geológico Argentino, 
						La Plata, Relatorio 11, 183-200. 
						
						De los 
						Reyes, L.M; Cenizo, M.M.; Agnolin, F.; Lucero, S.; 
						Bogan, S.; Lucero, R.; Pardiñas, U.F.J.; Prevosti, F. & 
						Scanferla, A. 2006a. Aspectos paleofaunísticos y 
						estratigráficos preliminares de las sucesiones plio-pleistocénicas 
						de la localidad Centinela del Mar, provincia de Buenos 
						Aires, Argentina. 90 Congreso Argentino de Paleontología 
						y Bioestratigrafía, 105. 
						
						Fariña RA, 
						Vizcaíno SF y Bargo MS 1998. Estimaciones de masa 
						corporal en megafauna de mamíferos de Lujania 
						(Pleistoceno tardío-Holoceno temprano de 
						Sudamérica). Mastozoología Neotropical 5: 87-108. 
						
						Leopoldo H. 
						Soibelzon., Eduardo P. Tonni. y Mariano Bond.  
						Arctotherium latidens (URSIDAE, TREMARCTINAE) en el 
						pleistoceno de la provincia de Buenos Aires, Argentina. 
						Comentarios sistemáticos y bioestratigraficos. XI 
						Congreso Latinoamericano de Geología y III Congreso 
						Uruguayo de Geología. Con referato. ACTAS (versión 
						electrónica sin paginación) 6 pp. 
						
						Magnussen 
						Saffer, M. 2005.  La Gran Extinción del Pleistoceno. 
						 Boletín de divulgación Científico Técnico. Museo 
						Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de 
						Miramar, Prov. Buenos Aires, Argentina. Publicación 3: 
						pp 3 – 10 (Sec.Pal). 
						
						Magnussen 
						Saffer, Mariano. 2016. Mamíferos Marsupiales y 
						Carnívoros representativos del Plioceno de Argentina. 
						Paleo Revista Argentina de Paleontología. Boletín 
						Paleontológico. Año XIV. 137: 20-25. 
						
						Nicolás R. 
						Chimento; Federico L. Agnolin 2017. «The fossil 
						American lion (Panthera atrox) in South America: 
						Palaeobiogeographical implications». 
						Comptes Rendus Palevol 16 (8): 850-864 
						
						Novas 
						Fernando 2006. Buenos Aires hace un millón de años. 
						Editorial Siglo XXI, Ciencia que Ladra. Serie Mayor. 
						
						Quintana, C. 
						A. 2008. Los fósiles de Mar del Plata. Un viaje al 
						pasado de nuestra región. Buenos Aires, Argentina. 
						Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”. 242 pp. 
						
						Tonni EP, 
						Cione AL y Figini AJ 1999. Predominio de climas áridos 
						indicados por mamíferos en las pampas de Argentina 
						durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno. Paleogeografía, 
						Paleoclimatología, Paleoecología 147: 257–281. 
						 
						
								Los Mamíferos 
						Carnívoros que llegaron  
						a 
						Sudamérica durante el GIBA. 
						Por Mariano 
								Magnussen. Laboratorio Paleontológico. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. Laboratorio 
						de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados.  
								
								marianomagnussen@yahoo.com.ar . 
				Ilustración: Daniel Boh. 
						 
						
						Como se ha 
						comentado reiteradamente, luego de la extinción de los 
						Dinosaurios, ya sobre el Paleoceno, hace 60 millones de 
						años atrás, América del Sur se convierte en una gran 
						isla, un continente aislado, así como lo es Oceanía en 
						la actualidad.  
						
						América del 
						sur durante el aislamiento geográfico, desarrollo una 
						rica y variada fauna de vertebrados, los cuales no se 
						repitieron en otros continentes. De esta manera, 
						Sudamérica tuvo animales de hábitos carniceros, como los 
						mamíferos marsupiales, o las famosas aves del terror, 
						que llegaron a ser los mayores depredadores que 
						evolucionaron en el aislamiento geográfico. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Pero en realidad, ninguno de 
								ellos, son mamíferos del orden Carnívora, ya que 
								no poseían las características propias del 
								orden. 
								
								El orden Carnívora, agrupa solo 
								a mamíferos placentarios que incluye alrededor 
								de 260 especies en la actualidad. Los carnívora, 
								no debe confundirse con “carnívoro”, término 
								utilizado en zoología para determinar una dieta 
								alimenticia de un organismo.   | 
							 
						 
						
						Un ejemplo 
						podría ser un carancho (Caracara plancus), 
						un ave carnívora (obviamente, reiteramos en lo 
						alimenticio), pero el orden Carnívora, solo incluye a 
						mamíferos con ciertos caracteres dentarios, como, 
						caninos o colmillos muy desarrollados, 
						los molares y premolares por lo general tienen bordes 
						cortantes, tienen seis incisivos (salvo alguna ocasión) 
						y dos caninos en cada maxilar, entre otras 
						características. 
						
						Además, en 
						su mayoría son terrestres, la mayor parte 
						tiene garras afiladas y mínimo cuatro dedos en cada 
						extremidad. El orden Carnívora, incluye a los osos, que 
						alimenticiamente son omnívoros, pero sus mandíbulas 
						estas provistas del sistema dentario detallado 
						anteriormente. 
						
						En los 
						mamíferos carnívoros, el cráneo, la cresta sagital y los 
						arcos cigomáticos son fuertes para soportar los músculos 
						de las mandíbulas. La clavícula es reducida, el radio, 
						la ulna, tibia y fíbula son huesos separados de los 
						miembros, como el carpo, escafoide, lunar, los centrales 
						están usualmente fusionados y bulla auditiva osificada. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Una teoría da luz sobre la 
								llegada de los primeros mamíferos carnívoros a 
								Sudamérica, tanto por el registro fosilífero 
								como el genético. Mientras que, varios grupos de 
								mamíferos llegaron a América del Sur durante el 
								Oligoceno (roedores y primates) por medio de 
								balsas naturales desde África, que solo se 
								encontraba a unos 900 kilómetros de distancia, 
								otros ingresaron durante el Mioceno, que se 
								encontraban los “saltadores de islas” 
								(carnívoros prociónidos) y Plioceno – 
								Pleistoceno (otros mamíferos), entre ellos, y 
								algunos mamíferos carnívoros de variable tamaño.  | 
							 
						 
						
						Estos 
						saltadores de islas, emigraban entre los archipiélagos 
						aislados de lo que hoy conforman el caribe, durante se 
						producían erupciones volcánicas. Una vez llegados a 
						estas tierras, durante el Mioceno, hace unos 8 millones 
						de años, se pudieron adaptar y diversificar fácilmente, 
						ocupando los nichos ecológicos de muchos mamíferos 
						notoungulados y marsupiales, generando una importante 
						competencia y estrés ambiental. 
						
						Cyonasua 
						lutaria, fue un Procionido extinto, emparentado con los 
						actuales Coaties, Ositos lavadores, de la selva 
						misionera o los mapaches de Norteamérica. Este se 
						encuentra en la lista de los primeros mamíferos 
						placentarios carnívoros que invadieron América del sur 
						de forma temprana. 
						
						Sus fósiles 
						fueron hallados en sedimentos de las Provincias de 
						Catamarca, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa. A 
						diferencia de otros carnívoros, Cyonasua lutaria poseía 
						unos caninos muy desarrollados y robustos, y seguramente 
						se habrá alimentado de mamíferos pequeños como el Paedotherium o 
						de los antecesores de los actuales armadillos. 
						
						Otro 
						Prociónido que llego a América del sur a fines del 
						Mioceno, es decir, hace 6,8, es Chapalmalania 
						altaefrontis. Se adaptaron rápidamente a las nuevas 
						condiciones ambientales, diversificándose por todo el 
						continente. Chapalmalania debió parecerse a un mapache 
						gigante de 2 metros de longitud y 1,5 metro de altura, y 
						un peso de 160 kilogramos. Era tan grande que la primera 
						vez que se halló este animal, los paleontólogos creían 
						que se trataba de un oso prehistórico como aquellos que 
						vivieron durante el Pleistoceno.  
						
						Es muy 
						probable que su dieta fuera variada, como plantas, 
						huevos, peces, frutos, insectos y carroña. Su cráneo era 
						ancho y parecido a un lobo. La dentición era completa, 
						con incisivos curvados y anchos, caninos robustos y 
						cortos, y sus molares presentan una superficie 
						masticatoria para trituración de alimentos. Su similitud 
						con el panda gigante de oriente es otro ejemplo de 
						convergencia adaptativa o evolución paralela. 
						 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Posteriormente, luego de los 
								saltadores de islas, los mamíferos carnívoros, 
								comenzaron a ingresar durante el Gran 
								Intercambio Biótico Americano, cuando Sudamérica 
								dejo de ser una gran isla, y se unió por el 
								sistema volcánico de las inmediaciones del istmo 
								de Panamá, formando un puente terrestre con 
								Norteamérica, hace unos 3 millones de años.  | 
							 
						 
						
						En el 
						Pleistoceno, también ingresan los mamíferos del Orden 
						Carnívora por este puente natural. Entre los 
						sorprendentes animales que se adaptaron a la región 
						pampeana, encontramos al enorme Arctotherium latidens, 
						un extinto de mamíferos de la familia Ursidae, conocidos 
						con el nombre común de oso sudamericano u oso de cara 
						corta. Estos osos eran formas de gran tamaño, con masas 
						que iban desde aproximadamente 800 a 1200 kilogramos de 
						peso, según la especie y el sexo de los individuos.
						 
						
						Si bien aún 
						no se ha podido determinar con precisión la dieta de 
						cada especie extinta, el estudio de la morfología 
						dentaria indica que probablemente predaban activamente 
						sobre la diversa fauna de megaherbívoros pleistocénicos. 
						Por otra parte, las lesiones observadas sobre los 
						dientes indican que también consumían los cadáveres.
						 
						
						El tigre 
						dientes de sable, fue uno de los grandes triunfos 
						evolutivos de los mamíferos depredadores. Smilodon significa 
						“dientes de sable”, característica que evidencia su 
						acentuada especialización en la cacería de presas 
						grandes, como el megaterio y el mastodonte. 
						 
						
						El Smilodon populator, 
						en vida superaba el peso y tamaño que el león actual, 
						unos 450 kilogramos, sin embargo, sus proporciones 
						corporales diferían de las de cualquier félido moderno. 
						Las extremidades posteriores del Smilodon 
						populator eran más cortas y robustas, su cuello 
						proporcionalmente más largo, y el lomo más corto. 
						 
						
							
								
								  | 
								
								 
								La extraordinaria peligrosidad 
								de este félido se debía al gran desarrollo de la 
								parte anterior de su cuerpo y al tamaño 
								asombroso de sus caninos superiores, que 
								llegaban a sobresalir más de 25 centímetros. 
								Todo su cuerpo tenía una estructura poderosa y 
								los músculos de los hombros y del cuello estaban 
								dispuestos de tal manera que su enorme cabeza 
								podía lanzarse hacia abajo con gran fuerza. Las 
								mandíbulas se abrían formando un ángulo de más 
								de 120 grados, permitiendo que el par de los 
								inmensos dientes de sable que tenía en el 
								maxilar superior se pudiera clavar en sus 
								víctimas.    | 
							 
						 
						
						En el año 
						2015, personal del Museo de Ciencias Naturales de 
						Miramar y Fundación Azara, descubrió un sitio 
						paleoicnologico en esa ciudad. Se identificaron las 
						huellas de un gran tigre dientes de sable de gran 
						tamaño, las cuales fueron recuperadas junto otros 
						mamíferos y aves.  
						
						
						Posteriormente, en 2018, junto al Laboratorio de 
						Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados y 
						científicos del Conicet, se presentó esta nueva 
						icnoespecie como Felipeda miramarensis, en honor a 
						nuestra ciudad, siendo las únicas huellas del mundo 
						atribuidas a un tigre dientes de sable. 
						 
						
						También 
						ingresaron de esta forma, muchos otros mamíferos que 
						tienen representantes en la actualidad y otros se han 
						extinguido, entre ellos los canidos, constituidos por 
						grandes Lobos y Zorros (Theriodictis, Canis, Lycalopex, 
						Dusicyon, Chrysocyon, etc) felinos como Pumas y 
						Yaguaretés (Puma, Panthera, Lynchailurus, Leopardus, 
						Felis, etc), además de Hurones, Zorrinos (Conepatus, Galictis, etc), entre otros. 
						
						A pesar del 
						importante ingreso de mamíferos carnívoros invasores, 
						que se originaron tempranamente en otros continentes, 
						porcentualmente, son muy pocos los integrantes del Orden 
						Carnívora a comparación den otros grupos de mamíferos, 
						sobre todos aquellos de dieta herbívora. 
						 
						
						Bibliografía 
						sugerida. 
						
						Agnolin, F. 
						L., Chimento, N. R., Campo, D. H., Magnussen, M., Boh, 
						D. y De Cianni, F. 2019. Large Carnivore 
						Footprints from the Late Pleistocene of Argentina. 
						Ichnos, 26 (2), 119-126. 
						
						Alberdi, G. 
						Leone y E.P. Tonni (eds)- Evolución biológica y 
						climática de la región pampeana durante los últimos 
						cinco millones de años. Un ensayo de correlación con el 
						mediterráneo occidental. Monografía del Museo Nac. Cs. 
						Nat. Consejo superior de investigaciones científicas. 
						Madrid. pp. 77-104. 
						
						Bonaparte 
						José. 2014. El origen de los mamíferos. Fundación de 
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						978-987-29251-8-5. 
						
						Cenizo, M., Soibelzon, E. y 
						Magnussen, M. 2015. Mammalian predator-prey 
						relationships and reoccupation of burrows in the 
						Pliocene of the Pampean Region (Argentina): new 
						ichnological and taphonomic evidence. 
						Historical Biology, 28 (8), 1026-1040. 
						
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						& Tonni, E.P. 2005. Bioestratigrafía basada en mamíferos 
						del Cenozoico superior de la región pampeana. In: 
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						Llambías, E., eds.). XVI Congreso Geológico Argentino, 
						La Plata, Relatorio 11, 183-200. 
						
						De los 
						Reyes, L.M; Cenizo, M.M.; Agnolin, F.; Lucero, S.; 
						Bogan, S.; Lucero, R.; Pardiñas, U.F.J.; Prevosti, F. & 
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						estratigráficos preliminares de las sucesiones plio-pleistocénicas 
						de la localidad Centinela del Mar, provincia de Buenos 
						Aires, Argentina. 90 Congreso Argentino de Paleontología 
						y Bioestratigrafía, 105. 
						
						Fariña RA, 
						Vizcaíno SF y Bargo MS 1998. Estimaciones de masa 
						corporal en megafauna de mamíferos de Lujania 
						(Pleistoceno tardío-Holoceno temprano de 
						Sudamérica). Mastozoología Neotropical 5: 87-108. 
						
						Leopoldo H. 
						Soibelzon., Eduardo P. Tonni. y Mariano Bond.  
						Arctotherium latidens (URSIDAE, TREMARCTINAE) en el 
						pleistoceno de la provincia de Buenos Aires, Argentina. 
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						Congreso Latinoamericano de Geología y III Congreso 
						Uruguayo de Geología. Con referato. ACTAS (versión 
						electrónica sin paginación) 6 pp. 
						
						Magnussen 
						Saffer, M. 2005.  La Gran Extinción del Pleistoceno. 
						 Boletín de divulgación Científico Técnico. Museo 
						Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de 
						Miramar, Prov. Buenos Aires, Argentina. Publicación 3: 
						pp 3 – 10 (Sec.Pal). 
						
						Magnussen 
						Saffer, Mariano. 2016. Mamíferos Marsupiales y 
						Carnívoros representativos del Plioceno de Argentina. 
						Paleo Revista Argentina de Paleontología. Boletín 
						Paleontológico. Año XIV. 137: 20-25. 
						
						Nicolás R. 
						Chimento; Federico L. Agnolin 2017. «The fossil 
						American lion (Panthera atrox) in South America: 
						Palaeobiogeographical implications». 
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						Novas 
						Fernando 2006. Buenos Aires hace un millón de años. 
						Editorial Siglo XXI, Ciencia que Ladra. Serie Mayor. 
						
						Quintana, C. 
						A. 2008. Los fósiles de Mar del Plata. Un viaje al 
						pasado de nuestra región. Buenos Aires, Argentina. 
						Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”. 242 pp. 
						
						Tonni EP, 
						Cione AL y Figini AJ 1999. Predominio de climas áridos 
						indicados por mamíferos en las pampas de Argentina 
						durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno. Paleogeografía, 
						Paleoclimatología, Paleoecología 147: 257–281. 
						 
						
						Los 
						artiodáctilos prehistóricos que vivieron 
						 
						
						en la 
						región pampeana. 
						
						Por 
						Mariano Magnussen. Laboratorio Paleontológico del Museo 
						de Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. 
						Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los 
						Vertebrados.  
						
						
						marianomagnussen@yahoo.com.ar
						
						. Ilustraciones Daniel Boh 
						
						Son 
						mamíferos placentarios que se caracterizan porque en sus 
						extremidades poseen un número par de dedos, que pueden 
						ser dos dedos como el camello, o cuatro dedos como el 
						hipopótamo, y al menos dos se encuentran apoyados en el 
						suelo. 
						
						El registro 
						fósil más antiguo de los artiodáctilos procede del 
						Eoceno inferior, hace unos 56 millones de años, en 
						Eurasia y Norteamérica. Los primeros ejemplares tenían 
						un aspecto similar al ciervo ratón que tiene un tamaño 
						pequeño, patas cortas y un estómago con cuatro partes. 
						
						Durante el 
						Eoceno comenzaron a aparecer los pastos y posteriormente 
						se expandieron. Si bien eran muy difíciles de digerir, 
						estos animales estaban mejor adaptados a esta dieta de 
						alimentos duros y de pocos de nutrientes 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Los artiodáctilos que ingresaron 
								a Sudamérica durante el Gran Intercambio 
								Faunístico Americano, ocurrido al final del 
								Plioceno, hace unos 2,8 millones de años antes 
								del presente, pertenecían a las familias de los 
								tayasuidos, camélidos y cérvidos, y generando 
								una importante expansión durante el Pleistoceno, 
								hace 1 millón de años.   | 
							 
						 
						
						Esta 
						invasión genero además un estrés nutricional y ambiental 
						en las especies autóctonas, que tenían un largo linaje 
						evolutivo en el aislamiento continental de Sudamérica.  
						Algunas especies eran muy parecidas a las que hoy viven 
						en nuestro continente, pero con formas y tamaños 
						variables. 
						
						Entre los 
						artiodáctilos que invadieron Sudamérica fácilmente, 
						fueron los tayasúidos o pecaríes fósiles, que están 
						representados por Platygonus, un género 
						extinto, que fue un endémico de Norteamérica, 
						conquistando ambientes abiertos y de pastizales. Era un 
						animal gregario y, como los modernos pecaríes, 
						posiblemente se movía en grupos, y cuerpo de un metro de 
						longitud corporal, y poseía largas patas, permitiéndole 
						correr rápidamente. También tenía un hocico similar al 
						de un cerdo y largos colmillos rectos que probablemente 
						usaba para defenderse de los depredadores. 
						
						En la 
						actualidad, la familia Tayassuidae está representada en 
						América del Sur por dos géneros vivientes, Catagonus, 
						el pecarí de collar y Tayassu, pecarí 
						labiado, que reemplazaron totalmente a Platygonus
						cuando comenzó a cambiar el ambiente. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								
								Durante el Pleistoceno, encontramos los 
								camélidos, que estaban representados por 
								animales de gran tamaño, con cuello alargado, 
								patas delgadas y cabeza considerablemente más 
								pequeña que el resto de su cuerpo, y poseían 
								dedos pares terminados en pezuñas. 
								 
								
								Entre las formas más grandes, 
								encontramos a Hemiauchenia paradoxa, 
								a una Llama o Guanaco, pero su altura superaba 
								la de un Camello viviente de Asia y África, con 
								unos 2,5 metros aproximadamente de altura y un 
								peso cercano a una tonelada. Se alimentaba 
								principalmente del pastoreo.  | 
							 
						 
						
						En los 
						tiempos prehistóricos, las llamas y los guanacos no 
						estaban restringidos a su presente distribución 
						andino-patagónica, y eran habitantes frecuentes de 
						nuestras praderas. Posteriormente a la extinción de este 
						y otros camélidos gigantes, fueron reemplazados por 
						Lama guanicoe, de menor tamaño, y que 
						sobrevivió naturalmente en la zona de la costa 
						bonaerense, hasta el siglo XVII, aborígenes y criollos, 
						seguramente contribuyeron a su desplazamiento. 
						 
						
						Otros 
						artiodáctilos invasores, fueron los ciervos. 
						Morenelaphus brachiceros, al igual que otros 
						cérvidos del Pleistoceno, llegaron a tener gran tamaño. 
						Este grupo sufrió una rápida radiación durante el 
						Pleistoceno, aumentando su diversidad hace 1 millón de 
						años, situación que se manifiesta en la presencia de 
						diversos géneros, tanto actuales como extintos. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Morenelaphus tenía 
								cuernos muy robustos, cilíndricos y achatados, 
								longitudinalmente arqueados y en forma de "s" 
								terminado en tres puntas muy filosas, ideales 
								para la defensa. Su alimentación y 
								comportamiento no habrá sido muy diferente a los 
								ejemplares actuales. Los descubrimientos de 
								estos mamíferos se realizaron en abundancia en 
								la localidad fosilífera de Centinela del Mar a 
								unos 30 kilómetros de la ciudad de Miramar, 
								donde se halla un enorme médano "fósil" o 
								solidificado, con una antigüedad estimada de 200 
								mil años antes del presente.   | 
							 
						 
						
						En el 
						Pleistoceno, también se conocen otros dos géneros de 
						ciervos fósiles de gran tamaño, de los cuales hemos 
						encontrado restos, como Antifer y 
						Epieuryceros, pero con diferencias notables en 
						la conformación de sus astas, utilizadas generalmente 
						para una rápida identificación. También se registró el 
						género Paraceros, de menor tamaño a los 
						anteriores. 
						
						Luego de la 
						extinción de estos cérvidos gigantes durante el final 
						del Pleistoceno, hace unos 10 mil años atrás, estos 
						fueron reemplazados por el Venado de las Pampas y el 
						Ciervo de los Pantanos, los cuales, actualmente se 
						encuentran en retroceso poblacional y son especies 
						amenazadas. 
						
						Bibliografía 
						sugerida.  
						
						Aguirre, M. L. 1995. Cambios 
						ambientales en la región costera bonaerense durante el 
						cuaternario tardío, evidencias malacológicas. 4 jornadas 
						geológicas y geofísicas bonaerense. (Junín), actas 1: 
						35-45. 
						
						Alberdi, G. Leone y E.P. 
						Tonni (eds)- Evolución biológica y climática de la 
						región pampeana durante los últimos cinco millones de 
						años. Un ensayo de correlación con el mediterráneo 
						occidental. Monografía del Museo Nac. Cs. Nat. Consejo 
						superior de investigaciones científicas. Madrid. pp. 
						77-104. 
						
						Bonomo, M. y Scabuzzo C. 
						(2016). Cazadores-recolectores prehispánicos del sudeste 
						del litoral marítimo pampeano. En J. Athor y C. Celsi (eds.), 
						La costa atlántica de Buenos Aires, naturaleza y 
						patrimonio cultural (pp. 66-86). Buenos Aires, 
						Argentina. Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”. 
						
						Bussing WA, Stehli FG y Webb 
						SD 1985. El gran intercambio biótico 
						estadounidense. Patrones de distribución de la 
						ictiofauna centroamericana, 453–473. 
						
						Cabrera, A., 1957. Catálogo 
						de los mamíferos de América del Sur. I. Rev. Mus. Cs. 
						Nat. “B. Rivadavia”, Zool. 4(1); 1-307. Bs.As. 
						
						Cabrera, A. 1929. Sobre los 
						ciervos fósiles sudamericanos llamados Paraceros y 
						Morelenaphus. Memorias de la Real Sociedad Española de 
						Historia Natural, Vol. 15, No. 1, p. 53-64. Madrid. 
						
						Carette, E. 1922. Cérvidos 
						actuales y fósiles de Sud América. Revisión de las 
						formas extinguidas pampeanas. Revista del Museo de La 
						Plata, Vol. 26, p. 393-472. 
						
						De los Reyes, L.M; Cenizo, 
						M.M.; Agnolin, F.; Lucero, S.; Bogan, S.; Lucero, R.; 
						Pardiñas, U.F.J.; Prevosti, F. & Scanferla, A. 2006a. 
						Aspectos paleofaunísticos y estratigráficos preliminares 
						de las sucesiones plio-pleistocénicas de la localidad 
						Centinela del Mar, provincia de Buenos Aires, Argentina. 
						90 Congreso Argentino de Paleontología y 
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