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						Cuando Miramar fue la cuna mundial del origen del 
						hombre. 
				
				Por Mariano 
								Magnussen. Laboratorio Paleontológico. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. Laboratorio 
						de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados.  
								
								marianomagnussen@yahoo.com.ar . 
						 
						
						Luego de 
						que, se publicara “El Origen de las Especies” de Charles 
						Darwin, el 24 de noviembre de 1859, el cual, fue 
						considerado uno de los trabajos precursores de la 
						literatura científica y el fundamento de la teoría de la 
						biología evolutiva, y que el joven anatomista holandés 
						Eugene Dubois descubriera al Hombre de Java (Pithecanthropus 
						erectus) en 1891, se intensifico en todo el 
						mundo la búsqueda de fósiles ancestrales del ser humano 
						moderno.  
						
						Esta fiebre 
						llego a la Argentina, para entonces una potencia 
						mundial. Un astuto investigador, llamado Florentino 
						Ameghino, presento una serie de teorías, donde ponía 
						como origen de la humanidad a las pampas argentinas, 
						mostrando como evidencia, varios hallazgos científicos 
						realizados en Miramar y General Alvarado desde 1890 en 
						adelante. Este naturalista autodidacta, teórico de las 
						eras geológicas y estudioso de los huesos fósiles, 
						desato acalorados debates científicos en ambos lados del 
						Océano Atlántico. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								El ser humano prehistórico no se 
								habría originado en la Europa de los 
								Neandertales, sino en Sudamérica y especialmente 
								en la Argentina, puntualmente en la región 
								pampeana de Buenos Aires, y la prueba más 
								contundente de este postulado es "El hombre 
								fósil de Miramar", hallado en 1888 por el 
								recolector de huesos Andrés Canesa en el arroyo 
								La Tigra, en la localidad vecina de Mar del Sud.  | 
							 
						 
						
						Además, 
						Florentino, identifico miles de escorias y tierras 
						cocidas que procedían de la zona norte de Miramar, y las 
						atribuyo, a restos de fogones realizados pos homínidos 
						primitivos del Plioceno, y que, en 1860, habían sido 
						atribuidos a restos volcánicos por su parecido. En 
						realidad, hoy en día, sabemos que estas muestras, que 
						Florentino Ameghino colecto y resguardo en el Museo 
						porteño, en realidad se trataba de retos de un impacto 
						de un asteroide hace 3,3 millones de años. 
						
						A partir de 
						estos restos, los cuales Florentino Ameghino mal 
						interpreto su antigüedad, ya que, aseguro que se trataba 
						de un homínido del Plioceno, con una antigüedad mayor a 
						los 3 millones de años, fomento una teoría que estaba 
						sustentada por que, el mismo Ameghino, tiempo antes, 
						había descriptos restos de monos fósiles que provenían 
						del Oligoceno y Mioceno de la Patagonia Argentina, 
						cuando esta era aún una selva tropical, con grandes 
						lagartos, serpientes gigantes, perezosos arborícolas, 
						entre otros. 
						
							
								
				  | 
								
								Ameghino ideo una interesante teoría, donde 
								sostenía que, “si en Patagonia había primates de 
								30 a 15 millones de años, en las pampas 
								argentinas, estaba el origen de la humanidad 
								durante fines del Terciario”. A los restos del 
								esqueleto conocido como “El cráneo fósil de 
								Miramar”, se sumó decenas de evidencias que 
								acompañaban esta teoría, no solo de varios 
								lugares de Miramar, sino, de distintos puntos de 
								la Provincia de Buenos Aires. Así publico toda 
								una genealogía de homínidos Terciarios, donde 
								podemos destacar el Homo pampeus,
								Homo sinemento, Diprothomo 
								platensis, entre otros.
								 | 
							 
						 
						
						Florentino, 
						viajo especialmente a Miramar en 1908, para ver los 
						contextos de los hallazgos denunciado en el área, tanto 
						por reconocidos buscadores de fósiles, como baqueanos. 
						Es un hecho muy particular, ya que, muy rara vez 
						Florentino viajaba por el interior del país. Las 
						exploraciones y recolecciones de material fósil estaban 
						a cargo de su hermano Carlos Ameghino. Florentino era 
						una persona más bien de gabinete, de laboratorio, y solo 
						se dedicaba principalmente al estudio de los materiales 
						y su publicación. 
						
						Si bien hoy 
						en día, sabemos que la humanidad se originó en África, 
						sus ingeniosas hipótesis son ampliamente reconocidas en 
						el ámbito académico. Más allá de este grotesco error y 
						sus correcciones, Florentino dejo una obra de treinta 
						mil páginas y seis mil especies nuevas que, aun en día, 
						siguen siendo válidas. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Después del fallecimiento de 
								Florentino en 1911, su hermano Carlos, se 
								encargó de seguir con su trabajo y teorías. En 
								1916, se encuentra en Miramar el famoso “fémur 
								de Toxodonte flechado”, hallado en la zona de 
								las Brusquitas, que genero muchas polémicas, ya 
								que, a principios del siglo XX se creía que el 
								hombre y la megafauna no habían coexistido. 
								
								 Estudios recientes, 
								determinaron que esta evidencia, el fémur 
								flechado, fue un fraude de la época, por parte 
								algunos baqueanos locales, que apoyaban las 
								ideas ameghinianas y tenían intereses económicos 
								personales.  | 
							 
						 
						
						El cráneo y 
						restos del esqueleto del arroyo La Tigra de Mar del Sud, 
						que Florentino Ameghino asigno a la especie Homo 
						pampaeus, corresponde en realidad a nuestra 
						misma especie, el Homo sapiens. Si bien 
						resultó ser mucho más moderno de lo que suponía 
						Florentino Ameghino, dataciones recientes indican que 
						tiene una antigüedad superior a los 7.000 años. 
						Igualmente, los restos humanos del arroyo La Tigra y del 
						arroyo El Chocori (Partido de General Alvarado), siguen 
						siendo los restos humanos más antiguos encontrados en la 
						costa bonaerense. 
						
						No menos llamativos, y 
						preocupante a la vez, fueron los hallazgos de “Los 
						molares humanos fósiles de Miramar”, un conjunto de 
						hallazgos que parecerían incuestionables, a comparación 
						de todos los anteriores, encontrados en sedimentos del 
						Plioceno entre 1921 y 1923, por prestigiosos 
						científicos, al cual llamaron Homo chapadmalensis 
						en 1927. Posteriormente, se resuelve el enigma. Los 
						molares pertenecían a un antiguo representante de la 
						familia Tayassuidae, es decir, antiguos pecaríes, cuyos 
						molares omnívoros son fáciles de confundir con molares 
						humanos debido a su morfología. 
						
						Así mismo, 
						se habían registrados otros sitios Terciarios y 
						Cuaternarios, con restos de instrumental lítico y óseo, 
						en zonas como el ingreso al bosque del Vivero y lo que 
						hoy es la zona de playas céntricas. Miramar, brindo 
						numerosas evidencias para comprender el origen pampeano 
						de la humanidad. 
						
							
								
								  | 
								
								 
								Por 
								suerte, se conservan numerosas fotografías de 
								las comisiones científicas que viajaban a 
								Miramar para evaluar los hallazgos, documentos, 
								correspondencia y los diarios de la época que 
								apoyaban o atacaban las ideas ameghinianas en 
								las primeras décadas del siglo XX. 
								
								Si 
								bien, las teorías fueron corregidas, o 
								descartadas, por nuevas evidencias en otras 
								partes del mundo, especialmente África, otras 
								ideas de Florentino Ameghino sobre a la 
								coexistencia de nuestra especie con la megafauna 
								extinta en América del Sur, han sido 
								corroboradas en tiempos recientes. 
								  | 
							 
						 
						
						
						Especialistas en Ciencias Naturales y antropológicas de 
						todo el mundo, reconocen sus ingeniosas teorías como 
						vigentes e ineludibles, aun cuando el "Hombre fósil de 
						Miramar" y el cráneo hallado en el arroyo La Tigra, no 
						hayan sido ni tan originales ni tan antiguos como él 
						pensaba. Su legado aún es fundamental a nivel académico 
						mundial. 
						
						Bibliografía 
						sugerida 
						
						
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													Investigaciones en el Sitio 
													Arqueológico 
						
													
													
													"Nutria 
													Mansa 1", Partido de General 
													Alvarado.. 
						
						La localidad 
						arqueológica Nutria Mansa está ubicada en ambas márgenes 
						del arroyo homonimo, a 3,5 kilómetros en línea recta al 
						norte de la costa atlántica, en los partidos de General 
						Alvarado (margen izquierda) y de Lobería (margen 
						derecha). 
						
						En el sitio 
						arqueológico Nutria Mansa I se encontraron materiales 
						líticos y faunísticos en estratigrafía, pigmentos 
						minerales, infinidad de restos óseos de guanacos, 
						dientes de tiburón blanco usados como pendientes, 
						dientes de yaguareté y huesos de aguara guazú. La 
						presencia de estas especies en esta zona hace 3.000 años 
						estaría relacionada con momentos de mayor temperatura 
						
							
								
								  | 
								
						 
						La tendencia 
						general del conjunto lítico (instrumentos realizados en 
						piedra), indica que la reducción  de las materias primas 
						estuvo orientada a la producción de lascas para la 
						elaboración de instrumentos. 
						
						Las poblaciones 
						humanas que ocuparon este sitio procesaron carcasas de 
						guanaco para la obtención de carne, grasa, cuero, medula 
						etc. 
								 | 
							 
						 
						
						La diversidad de 
						partes esqueletarías representadas, podría ser explicada 
						en función de que la mayoría de guanaco hayan sido 
						cazados en cercanía del sitio y que no haya sido 
						necesario su trozamiento previo al trasporte. 
Un grupo 
de investigadores del Conicet, Departamento Científico de Arqueología de la 
Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata y de Inculpa, integrado por 
Mariano Bonomo, Maria José Cigorraga, Catriel León, Agustina Massigoge, 
Alejandra Matarrese entre otros, presentaron los resultados actuales en la 
investigación del Sitio Arqueológico “Nutria Mansa 1” en el Partido de General 
Alvarado. 
A 
continuación, desarrollaremos algunos datos en un breve resumen del trabajo 
realizado por los investigadores. 
El 
Sitio Arqueológico. 
En el 
trabajo se presentan los resultados obtenidos del análisis de materiales líticos 
y óseos del componente inferior del Sitio Arqueológico Nutria Mansa 1, en la 
parte sur del Partido de General Alvarado, cuya ciudad cabecera es Miramar, en 
la Provincia de Buenos Aires.  
	
		| 
		 
		   | 
		
		 El Sitio se ubica 
		detrás de la línea de medanos que circunda la zona, sobre el margen 
		izquierda del arroyo homónimo. El componente inferior abarca distintas 
		unidades estratigráficas.  
		Esta constituidos por distintos artefactos 
		líticos, especimenes óseos de distintas especies, fragmentos de pigmento 
		mineral con rastros de utilización y ecofactos (en su mayoría, por 
		rodados costeros sin modificación antropica).  | 
	 
 
Se 
efectuaron tres dataciones radiocarbonicas AMS sobre el material dentario de 
Lama guanicoe (guanaco) y permitió vincularlo al holoceno tardío. 
El 
Análisis lítico.  
En el 
Sitio fueron explotadas diversas materias primas de distintas procedencias, 
predominando las rocas del interior -88,5% (principalmente cuarcita), sobre los 
rodados costeros que llegaban a 11,5 %. 
Los 
artefactos más abundantes son los desechos de talla, seguidos por los 
instrumentos. En estros últimos se observan una importante riqueza tipologica, y 
el empleo de diversas técnicas de producción.  
	
		| 
		 
		   | 
		
		 
		Entre los artefactos manufacturados mediante lascados se han recuperado 
		filos bisel asimétrico, raederas, raspadores, artefactos de 
		formatizacion sumaria, fragmentos no diferenciados de artefactos 
		formalizados, cuchillos entre otros.  
		
		Así mismo, entre los confeccionados por medio del picado, abrasión, y/o 
		pulido, se han hallado bolas de baleadora, manos y molinos, junto con 
		elementos modificados por uso, como percutores, yunques y sobadores. 
		 | 
	 
 
Los núcleos poseen 
		muy baja proporción en el conjunto tratándose sobre todo de rodados 
		costeros tallados mediante la técnica bipolar. La 
tendencia general del conjunto lítico, indica que la reducción  de las materias 
primas estuvo orientada a la producción de lascas para la elaboración de 
instrumentos.  
El 
Análisis Faunistico. 
Del total 
del material óseo y faunistico hallado, se analizo el 78,1 %. 
La especie 
más abundante es Lama guanicoe (guanaco), considerado por mandíbulas y dientes. 
Este taxón se encuentra representado por amplio espectro de partes 
esqueletarías, como el cráneo, columna vertebral,  cinturas y extremidades, 
siendo los huesos del esqueleto pendicular mas numerosos que el axial. Entre los 
restos de esta especie, se destaca el hallazgo de un instrumento óseo sobre el 
metatarso.  
						
							
								| 
								 
								   | 
								
								 Además 
fueron recuperados restos óseos de distintos mamíferos, provenientes de 
distintos dominios climáticos, tales como el venado de las pampas 
													
(Ozotocerus 
													dezoceticus), zorro 
pampeano 
			
			(Lycalopex griseu), zorro extinguido 
(Ducysion avus), yaguareté 
(Panthera onca), peludo 
			
			(Chaetophractus villosus), piche 
(Zaedyus 
pichiy), 
mulita 
			
			(Dasipus septemcinctus), vizcacha 
			(Lagostomus maximus), nutria 
			
			(Myocastor coipus), cuis 
			(Cavia 
			aparera), lobo marino 
													
													
													(Arctocephalus australis) 
y otros.   | 
							 
						 
						
						Se destaca 
el hallazgo sin precedentes para la región pampeana de dos dientes de Tiburón 
Blanco (Carcharodon carcharias), con los cuales se han confeccionado dos 
pendientes, así como restos de Aguara guazú (Chrysocyon brachyuru), 
constituyendo este ultimo el primer registro concreto de esta especie al sur del 
Rió Salado durante el Holoceno. 
Consideraciones finales.  
Las 
poblaciones humanas que ocuparon este sitio procesaron carcasas de guanaco para 
la obtención de carne, grasa, cuero, medula etc. 
La 
diversidad de partes esqueletarías representadas, podría ser explicada en 
función de que la mayoría de guanaco hallan sido cazados en cercanía del sitio y 
que no halla sido necesario su trozamiento previo al trasporte. 
						La mayor presencia 
		de materia prima del interior estará indicando que la distancia que 
		separaba al sitio de los lugares de abastecimiento de rocas no habría un 
		determinante exclusivo de un grado de explotación. 
	
		| 
		 
		   | 
		
		Otros factores, como la 
		calidad para la talla, y el tamaño en que se presentan las materias 
		primas, sin dudas han jugado un rol significativo. Los resultados del 
		análisis tecno-morfológico del conjunto lítico señalan el desarrollo de 
		numerosas operaciones de producción artefactural, involucrando tareas 
		como la reducción inicial de núcleos para obtención de formas base, 
		formalización de instrumentos, retoque y mantenimiento de filos.  | 
	 
 
La gran 
variedad de restos faunisticos y de artefactos líticos que representan distintas 
etapas  de producción, hallados en asociación contextual con pigmentos 
minerales, instrumental de molienda y pendientes sugieren la realización de 
múltiples actividades en este ambiente ribereño durante el holoceno tardío del 
Partido de General Alvarado. 
Fuente: 
													
													Investigaciones en el Sitio 
Arqueológico "La Nutria Mansa 1", Partido de General Alvarado. Gentileza del Dr 
Mariano Bonomo, de la división de Arqueología del Museo de La Plata. 
						 
						
						Bonomo, M. 
						2005. Costeando las llanuras. Arqueología del litoral 
						marítimo pampeano (1-334). Buenos Aires, Sociedad 
						Argentina de Antropología. 
						
						
						Bonomo, M. y 
						Scabuzzo C. (2016). Cazadores-recolectores prehispánicos 
						del sudeste del litoral marítimo pampeano. En J. Athor y 
						C. Celsi (eds.), La costa atlántica de Buenos Aires, 
						naturaleza y patrimonio cultural (pp. 66-86). Buenos 
						Aires, Argentina. Fundación de Historia Natural “Félix 
						de Azara”. 
 
						
						
						Las herramientas que 
						usaban los aborígenes para cazar. 
						
				Por Mariano 
								Magnussen. Laboratorio Paleontológico. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. Fundación Azara. Laboratorio 
						de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados.  
								
								marianomagnussen@yahoo.com.ar . 
						 
						
						Nuestros paleoamericanos y 
						posteriores las culturas originarias, usaban artefactos 
						confeccionados sobre rocas cuarciticas obtenidas en los 
						distantes afloramientos de las sierras de Tandilia y 
						sobre rocas de origen volcánico, disponibles en los 
						rodados costeros.  
						
						Los aborígenes de la región 
						pampeana tenían un gran conocimiento sobre el trabajo de 
						la piedra y utilizaban técnicas especializadas para 
						fabricar sus instrumentos con precisión y eficacia. 
						
						Los arqueólogos denominan 
						Paleoindios o Paleoamericanos a estas primeras 
						sociedades, para indicar que fueron los colonizadores 
						más antiguos de la pampa, que llegaron a fines del 
						Pleistoceno y principios del Holoceno, entre 12 y 8 mil 
						años antes del presente. Estos primeros habitantes, 
						tallaron unas puntas de lanza, llamadas puntas “cola de 
						pescado”, por la forma de la base que se inserta en el 
						astil.  Estos instrumentos se hallaron en varios 
						yacimientos sudamericanos y en las pampas orientales 
						argentinas y solo se elaboraron dentro de un rango 
						temporal entre los 11.000 y 9.000 años, antes del 
						presente, el cual, se convierte en un instrumento lítico 
						guía antes de realizar una datación, porque ya nos da 
						una perspectiva de la antigüedad del sitio.  
						
							
								
								  | 
								
								 
								Para su fabricación, 
								en el caso de los rodados de la playa, como son 
								muy pequeños, debieron aplicar la técnica 
								bipolar que consiste en apoyar uno de los 
								extremos del rodado a tallar sobre un yunque, 
								para luego golpear el otro extremo con un 
								percutor de piedra o martillo. Entre los 
								instrumentos líticos que se encuentran en 
								nuestra zona, encontramos una gran cantidad de 
								materiales líticos, desde morteros con sus 
								yunques, percutores, puntas de proyectil, 
								flecha, martillos, raederas, raspadores, 
								boleadoras lisas o con surco, etc.  | 
							 
						 
						
						Los aborígenes de la región 
						pampeana fabricaban sus instrumentos de piedra, 
						utilizando técnicas de tallado y pulido. Para fabricar 
						herramientas como cuchillos, puntas de flecha, 
						raspadores y hachas, utilizaban piedras duras como el 
						cuarzo, la sílex o la obsidiana. 
						
						Primero seleccionaban una 
						piedra adecuada y luego la golpeaban con otra piedra más 
						dura para darle forma. Utilizaban técnicas de percusión 
						para fracturar la piedra y crear bordes afilados. Luego 
						pulían las superficies con piedras más suaves o con 
						arena para afinar los bordes y hacerlos más cortantes. 
						
						Las boleadoras, tal vez, son 
						las armas de caza e instrumentos de piedras más 
						conocidos por el público en general.  Utilizaban 
						materiales naturales como piedras, huesos, madera y 
						cuero. Primero seleccionaban tres piedras del mismo 
						tamaño, cuyo núcleo original era desbastado por 
						percusión y abrasión, hasta conseguir una forma 
						perfectamente redondeada en el caso de las bolas 
						esféricas. Posteriormente se labraba el surco perimetral 
						con alguna lasca o buril, del cual, se aplicaban 
						determinadas técnicas de acabado. En algunos casos, se 
						las pintaba de rojo para recuperarlas en el campo. 
						
							
								
								  | 
								
								 No 
								son pocos los documentos y relatos históricos de 
								viajeros que, de paso por la región entre los 
								siglos XVII y XX, registraron sus observaciones 
								sobre la construcción y modos de uso de las 
								boleadoras. Sus testimonios nos permiten conocer 
								la pericia con que los aborígenes fabricaban y 
								manejaban estos implementos, ajustando la 
								estructura, dimensiones, materialidad y técnica 
								de caza a la naturaleza de la presa. 
								  | 
							 
						 
						
						Una vez, trabajada la roca, 
						las envolvían en cuero o tiras de cuero trenzadas de un 
						metro de largo aproximadamente, para formar una especie 
						de bola. Luego unían las tres bolas con una cuerda o 
						tiras de cuero más largas, dejando un espacio entre cada 
						bola para que al lanzarlas se abrieran y se enredaran 
						alrededor de la presa. Una vez armadas, las boleadoras 
						eran utilizadas para cazar animales arrojándolas con 
						precisión para atrapar a la presa por las patas o el 
						cuello. En este sentido, constituyo una herramienta 
						privilegiada de control, aproximación y conocimiento de 
						la fauna.. 
						
						Para fabricar instrumentos 
						como morteros y manos de moler, utilizaban piedras más 
						grandes que tallaban en forma de cuencos o recipientes. 
						Estos eran utilizados para moler semillas, granos o 
						hierbas. 
						
							
								
								  | 
								Gracias a las 
								dataciones realizadas con el método de carbono 
								14, se sabe, que la costa bonaerense, y 
								principalmente la de Miramar y alrededores, es 
								un espacio habitado por los seres humanos desde 
								hace unos 8 mil años, mientras que, el sistema 
								rocoso de Tandilla, había grupos humanos hace 
								unos 12 mil años antes del presente, siendo la 
								ocupación más intensa y activa entre los 3000 y 
								500 año atrás. | 
							 
						 
						
						Bibliografía sugerida. 
						
						
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