PaleoArgentina Web. Fósil de un Proboscidio Indonesio abre ventana al pasado. Encuentran afloramiento con fósiles del Cretácico Marino de Coyhaique, Chile. Un gran Dinosaurio Carnívoro identificado a partir de un diente en Teruel, España. Huellas de Paracamelichnum jumillensis, un nuevo camello del Mioceno de Europa. Australovenator eintonensis, un Terópodo y otros dos Sauropodos fueron recuperados en el Cretácico de Australia. Basilochelyes macrobios, nueva especie de tortuga jurásica en Tailandia.
 
   

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Arenysuchus gascabadiolorum, el cocodriloide más antiguo de Europa.

 Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 59. Julio de 2011.

Investigadores del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza han descrito un nuevo cocodriloide fósil llamado 'Arenysuchus gascabadiolorum', el más antiguo de Europa y el segundo más antiguo del mundo.

El trabajo, que acaba de ser publicado en la revista científica PloS ONE, señala que se trataría de un cocodriloide de pequeño tamaño, con una longitud que oscilaría entre 1 y 1,5 metros y con un aspecto y un modo de vida muy similares al de los cocodrilos actuales.

El cráneo de 'Arenysuchus' fue descubierto en la localidad oscense de Arén, por los paleontólogos José Manuel Gasca y Ainara Badiola, del grupo de investigación Aragosaurus-IUCA, que coordina José Ignacio Canudo.

'Arenysuchus' pertenece al grupo de los "cocodrilos verdaderos", en el que se incluyen todas las especies actuales de cocodrilos (familia Crocodylidae), aligátores y caimanes (familia Alligatoridae) y gaviales (familia Gavialidae), así como muchas formas extintas.

Una de las aportaciones más novedosas y reseñables de este descubrimiento es que 'Arenysuchus' sería el cocodriloide más antiguo de Europa, y el segundo más antiguo del mundo junto a la especie norteamericana 'Prodiplocynodon langi', de aproximadamente la misma edad que 'Arenysuchus

El fósil de 'Arenysuchus' se ha encontrado en rocas de hace unos 65 millones de años, unos pocos cientos de miles de años antes de que un meteorito marcara la extinción de los dinosaurios, explica la Universidad de Zaragoza en un comunicado.

La antigüedad de 'Arenysuchus' abre una nueva vía en la investigación sobre el origen y la evolución de los cocodrilos modernos, que podría significar el origen europeo para la familia 'Crocodylidae', a pesar de que en la actualidad no vive ningún representante en Europa.

Otro aspecto reseñable es la importancia paleobiogeográfica del descubrimiento. Hace 65 millones de años Europa era un archipiélago compuesto por grandes islas que se suponía impedían la dispersión de los animales continentales. Los cocodrilos, a pesar de su modo de vida ligado al agua, son animales terrestres, por lo que salvo algunas excepciones tienen dificultades para nadar en grandes masas de agua marina.

Cuando vivía 'Arenysuchus', el Atlántico Norte estaba formado, por lo que tradicionalmente se consideraba que Europa era una serie de islas infranqueables donde las faunas evolucionaban de forma endémica. 

Sin embargo, 'Arenysuchus' se encuentra estrechamente relacionado con cocodrilos norteamericanos de su misma edad "por lo que la conclusión es inmediata: había migraciones de los cocodrilos hace 65 millones de años entre las islas europeas y Norteamérica".

El paso lo tendrían por las actuales tierras heladas del Polo Norte, subraya la UZ, al señalar que posiblemente esto sucedía en los momentos de bajada del nivel del mar, en los que estos animales se aprovechaban de los puentes de tierra y la poca profundidad para pasar entre islas. Además de los cocodrilos, estos pasos de tierra los aprovecharían mamíferos, dinosaurios y otros reptiles del final del Cretácico.

El cráneo fosilizado de 'Arenysuchus' fue encontrado en el 2008 en el yacimiento ELÍAS, en Arén (Huesca). Desde 1997 el grupo de investigación Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza lleva investigado en seis yacimientos paleontológicos de esta localidad.

Este trabajo ha permito en los últimos años describir los restos de los dinosaurios más modernos de Europa, entre los que se encuentran los hadrosáuridos ("picos de pato") 'Arenysaurus' y 'Blasisaurus'. Teniendo en cuenta la importancia de los vertebrados cretácicos de Arén, desde hace unos años hay un museo en la misma localidad donde se muestran los principales fósiles.

Se trata del Museo de los Últimos Dinosaurios de Europa, que también puede conocerse en la página web 'http://www.dinosauriosdearen.es/'.

Las investigaciones en los yacimientos de Arén están subvencionadas por la Dirección General de Patrimonio y la Consejería de Ciencia, Tecnología y Universidad (Grupos Consolidados) del Gobierno de Aragón y el Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Además ahora también cuentan con Ayudas de Investigación por parte del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) para la realización de próximos estudios.

 

Hallan un grano de polen que revela que la Antartida estuvo repleta de árboles.

Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 59. Julio de 2011.

El pasado de la península más al norte de la Antártida, considerada como el Caribe del continente blanco, ha sido reconstruido a través de las especies de plantas que se encontraban sepultadas bajo el hielo.

Imaginen indicar el grado de glaciación de una zona del planeta tras la investigación de granos de polen enterrados bajo el hielo. Ciertamente, la forma en que estos científicos arriban a sus resultados es impresionante. En esta ocasión, para los investigadores es el primer récord detallado y directo que tienen sobre la Antártida, una pista que revela que la última reliquia de vegetación existió en el continente hace unos doce años y se encontraba en una tundra en la península del norte.

Estamos atravesando por un controvertido calentamiento global. Grupos distintos niegan muchos de los hechos o los descartan. Los estudios, por supuesto, continúan aproximándonos a lo que ocurre y nuestro efecto real en el asunto y estudian, además, cómo fue el proceso durante su historia. Es necesario conocer cómo funciona el planeta para comprenderlo mejor. Este estudio trata, precisamente, de la reconstrucción más detallada de la glaciación en esta zona que, justamente, se ha estado calentando de forma progresiva en las más recientes décadas; de hecho, los glaciares en la península se derriten y ha comenzado la sana especulación por el planeta sobre cómo el resto del hielo en el continente está reaccionando a las temperaturas globales.

“En el período más caliente de la tierra en un pasado de 55 millones de años, la Antártida no tenía hielo y estaba llena de bosques y el hielo que se ha formado allí, que contiene más de dos tercios del agua fresca de la tierra, comenzó a formarse hace 38 millones de años”, explica John Anderson, geólogo y autor principal del estudio de la Universidad Rice. La península que hoy nos concierne fue precisamente la última en obtener el hielo y es, además, la que ahora experimenta más incremento en su temperatura, de hecho, el calor ha aumentado anualmente seis veces más rápido que la media anual a nivel mundial.

“Existe un debate que no termina sobre por qué la glaciación progresó de forma tan rápida en la Antártida. Hemos descubierto que el fósil récord no es ambiguo, la expansión glacial en la Península de la Antártida fue un proceso largo y gradual que estuvo influenciado por cambios atmosféricos, tectónicos y oceanográficos”, explicó Sophie Warny, geóloga en la Universidad del Estado de Louisiana que se especializa en palinología rama que trata el estudio de polen y esporas. Warny dirigió la reconstrucción.

Junto a Rosemary Askin, las mujeres se pasaron tres años examinando miles de granos de polen individuales que estaban preservados en sedimentos de lodo debajo del suelo oceánico que comienza en la costa de la península. Así encontraron las especies exactas de las plantas que existían allá hace 36 millones de años. Asombroso.

“El récord de polen en las capas de sedimentación era precioso, tanto en su riqueza como en su profundidad. Nos permitió construir una imagen detallada del declive rápido de los bosques durante el final del Eoceno, unos 35 de millones de años atrás, y así pasando por la glaciación masiva que ocurrió a mediados del Mioceno, hace 13 millones de años”, explica Warny.

Y la profundidad no era sólo del polen ya que obtener estas muestras no fue nada fácil. Se encontraban a 30 metros debajo de densa roca de sedimento en sitios muy fríos, casi todos cubiertos de hielo. Anderson es un veterano de 25 años en expediciones a la Antártida y se pasaron más de diez años buscando el dinero que fundaría el taladro que rompería el hielo mientras ellos buscaban el polen. El proyecto, llamado SHALDRIL, logró reconstruir el clima pero fue otra tarea difícil también. Ciertamente, fueron años de taladro, años de reconstrucción de polen y más años de esfuerzo, por parte de Steven Bohaty de la Universidad de Southampton, para obtener la edad precisa de cada muestra.

“Había que examinar cada característica y determinar dónde se había desarrollado, si debajo de hielo, en condiciones marinas o en un escenario combinado; luego teníamos, con otros miembros, que contar, categorizar y hasta examinar la textura en la superficie de miles de granos de arena que fueron preservados en los sedimentos. Gradualmente, fuimos uniendo una cosa con la otra y vimos la historia de la península y cómo ha ido cubriéndose de glaciares en los últimos 36 millones de años”, explica Anderson.

Los investigadores esperan que esta nueva pieza encaje bien con los demás fragmentos que poseen sobre el gran rompecabezas que es el cambio climático en el planeta.

 

Helechos fósiles de 245 millones de años en Caaguazú.

 Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 58. Julio de 2011.

Alumnos de la UNA realizaron el hallazgo, que sería el segundo en importancia en nuestro país. La primera sería la pisada de dinosaurio que fue publicada el año pasado. En un viaje de campo organizado por alumnos de la carrera de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Asunción localizaron un yacimiento con impresiones de helechos fósiles. La expedición, guiada por el paleontólogo Víctor Filippi, destacado investigador, contó con la participación de una veintena de estudiantes de Geología, acompañados de los licenciados Moisés Gadea, Ana Godoy y Sonia Molinas.

Estos helechos habrían habitado un ecosistema parecido a un pantano en el cual, al morir, dejaban caer las hojas, que eran cubiertas por finas capas de arcilla, que al final conservaban como un negativo las impresiones de las mismas. “Este hallazgo ocupa el segundo lugar en importancia en descubrimientos paleontológicos en nuestro país luego del descubrimiento de una pisada de dinosaurio que fue publicada el año pasado”, señaló el paleontólogo Víctor Filippi.

Filippi explicó que solo existe un trabajo sobre unas impresiones de helechos arborescentes con mala preservación que no arrojaban datos importantes. Posterior al mencionado trabajo, solo existen descripciones de almejas, las cuales eran el verdadero objetivo de la expedición, pero la sorpresa sobrepasó a todo, al encontrar las impresiones de estas hojas, y menos con tan buena calidad de conservación, atendiendo más aún de que poseen 245 millones de años aproximadamente. “El descubrimiento fue totalmente fortuito y sorprendente”, agregó el paleontólogo.

En cuanto a la datación de los fósiles Filippi aclaró que, “en estos casos, no es la roca la que da la edad a los fósiles, sino que son los fósiles los que dan la edad de las rocas. Cada grupo de organismo tiene una edad en la que se aparecen y se extinguen, y esas edades están finamente estudiadas. Por lo tanto, al saber en qué edades existieron ciertas especies o las coexistencias de varias especies, las rocas que preserven esos fósiles o las asociaciones de los mismos, tendrán las edades de los fósiles”.

Los fósiles fueron extraídos tomando en cuenta todas las normas y protocolo para su conservación; de hecho, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales ha enviado a estudiantes al extranjero, a ser capacitados y entrenados en extracción de fósiles. Tutorados por uno de los más prestigiosos preparadores y curadores del mundo (Pablo Puerta) todos los fósiles son preparados, estabilizados y conservados en la colección del Laboratorio de Paleontología del Departamento de Geología de la mencionada facultad, donde son depositados para los posteriores estudios. Ecosistemas antiguos se entrelazaban con mares poco profundos y cálidos hace aproximadamente 250 millones de años, en un período geológico denominado Pérmico.

Recientemente, también fueron hallados restos sueltos de un pequeño reptil llamado Mesosaurus, con una antigüedad igual a la de los helechos, pero que habitaba los mares poco profundos. Este pequeño animal habría sido una de las principales piezas que ayudaron al famoso meteorólogo y físico Alfred Wegener al descubrimiento de que los continentes se mueven y en un pasado estuvieron unidos en un supercontinente llamado Pangea. Así, la Deriva Continental es la causante de muchos de los fenómenos naturales que fueron desencadenantes de la compactación progresiva que dio origen a estos fósiles.

 

Recuperan un cerebro fosilizado de un Cetáceo Odontoceto del Mioceno de Perú.

  Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 58. Julio de 2011.

Una expedición encabezada por el paleontólogo Ing. Klaus Hönninger Mitrani, encontró el cerebro fosilizado de un mamífero, perteneciente al período Neógeno. La expedición, organizada por el Museo Paleontológico Meyer Hönninger y encabezada por su director, Klaus Hönninger encontró el fósil en el mismo paraje y muy cerca al lugar donde hace un mes se encontró un yacimiento de ámbar con inclusión de insectos, del mismo período que este.

Al cerebro hallado se le asigna una antigüedad de 20 millones de años, correspondiente al período Neógeno (Mioceno). Se trata de un hallazgo extremadamente inusual ya que los tejidos blandos, entre ellos el cerebro, no se fosilizan debido al proceso de descomposición que les afecta. El fósil encontrado consiste en la masa cerebral completa con ambos lóbulos intactos y, según información suministrada por los descubridores, “mostrando vasos sanguíneos, elevaciones tortuosas (convoluciones) en la superficie del cerebro producidas al plegarse la corteza sobre sí misma y separadas por las cisuras o surcos y restos del tronco encefálico, lo cual confirma que el cerebro perteneció a un mamífero”.

Las medidas del cerebro encontrado: 12 cm de ancho, 11 cm de largo y 9 cm de altura, estarían indicando que se trataba de un mamífero de gran tamaño, cuyo tipo está aún por determinarse por parte de especialistas en taxonomía de Estados Unidos y Europa.

Hace 23,03 millones de años dio comienzo la cuarta época geológica de la era Cenozoica, denominada Mioceno, que finalizó hace unos 5.332 millones de años.

A grandes rasgos, durante este período se produjeron elevaciones de cordilleras: Pirineos, Alpes, Himalaya; se formaron las masas de hielo de la Antártida y se consolidaron sedimentos y depósitos de petróleo en zonas que eran cuencas marinas de poca profundidad. El Neógeno es una unidad de tiempo geológico comprendida en las épocas del Mioceno y Plioceno, posterior al Paleógeno y anterior al Cuaternario.

Durante el Neógeno, los mamíferos y las aves se desarrollaron bastante mientras otras formas se mantuvieron relativamente estables. En el transcurso del Neógeno hubo un enfriamiento del clima que culminó en las glaciaciones del Cuaternario, y destaca la aparición de los Homínidos. Con este hallazgo se confirma la hipótesis sustentada por el Dr. Hönninger, de que en el período Neógeno, en la zona del Amazonas ya existía un clima húmedo tropical y una variada fauna que incluía mamíferos de gran porte.

Resulta llamativo el hallazgo teniendo en cuenta que las partes orgánicas blandas representan apenas el 0,01% de los fósiles encontrados. “La presencia de partes blandas fosilizadas es indicativa de condiciones excepcionales del sedimento que envolvió al animal inmediatamente después de su muerte”, explica el paleontólogo que señala que la fosilización es, en sí, un fenómeno poco frecuente ya que la mayor parte de los componentes de los seres vivos tienden a descomponerse con cierta prontitud, después de su muerte.

La explicación, clara y sencilla que se ofrece por parte de los expertos del museo, permite comprender fácilmente el proceso de fosilización. “Para que un resto corporal o una señal de un organismo merezca la consideración de fósil es necesario que se haya producido un proceso físico-químico que le afecte, conocido como fosilización. En este proceso se pueden dar transformaciones más o menos profundas que pueden afectar a la composición y estructura. Es un proceso que va en función del tiempo, por lo que debe haber transcurrido un determinado intervalo a partir del momento de producción del resto para que llegue a la consideración de fósil”.

Existe un esfuerzo permanente por parte del equipo del Museo Meyer-Hönninger, para encontrar respuestas a las interrogantes que surgen de los procesos geológicos y climatológicos que llevaron a la extinción de las especies.

 

Encuentran fósil de Otaria flavescens en Chile.

  Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 58. Julio de 2011.

Un pescador artesanal de San Antonio, envío en donación un hueso fósil encontrado sumergido en la plataforma continental a 27 metros de profundidad, el que salió accidentalmente a la superficie, al enredarse en una red agallera.

El fósil apareció en un lugar indeterminado entre Santo Domingo y Punta Toro, frente a la costa de Santo Domingo, durante el verano del 2010, y fue donado al Museo de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio, el pasado 19 de mayo. Los primeros estudios realizados en el Museo, por el investigador y especialista José Luis Brito Montero, permiten indicar que la pieza paleontológica, corresponde a un húmero izquierdo de un ejemplar adulto de una especie de león marino o lobo marino, y probablemente, por el tamaño, a un macho de estos mamíferos marinos.

El análisis y comparación del resto de osamenta fosilizada Otaridae (Familia a la que pertenecen los leones marinos, al interior del Suborden Pinnípedos (focas y lobos) en el Orden Carnívora), hace pensar que inclusive podría pertenecer al mismo género, que el actual lobo marino común o de un pelo (Otaria flavescens) que habita la costa de Chile y que corresponde a la especie muy conocida en la costa de San Antonio, donde inclusive es posible observar algunos ejemplares en la costanera de la ciudad de San Antonio.

Es probable y según los primeros estudios practicados al fósil que se trate de una especie de león marino primitivo, muy parecido a la especie actual, aunque tal vez levemente de mayor tamaño que los machos mas grandes que conocemos en la actualidad.

El fósil donado por el pescador Carlos Arancibia a nombre de su hijo, Pedro Arancibia Aguilera, es uno de los escasos restos paleontológicos pertenecientes a lobos marinos encontrados en la costa chilena. Anteriormente se han localizado hallazgos similares en al zona de Caldera, Coquimbo, Bahía salado, Bahía Inglesa pero principalmente pertenecientes a focas primitivas y no a leones o lobos marinos.

 

Nuralagus rex, un conejo gigante del Plioceno Europeo.

  Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 57. Julio de 2011.

Era un conejo enorme e incapaz de saltar. Tenía las orejas cortas y los ojos pequeños. Vivía en Menorca hace 3-5 millones de años y se pasaba los días remoloneando y comiendo con toda la tranquilidad del mundo. Los científicos los han apodado como el Rey de los Conejos. Los fósiles de este conejo tan particular se hallaron en 1989 en Punta Nati en una pared rocosa situada al lado de un pozo vertical comunicado con el mar.

Los encontró un jovencísmo Josep Quintana, que acababa de comenzar sus estudios de Geología. Cuando encontró el primer hueso tenía 19 años. "Siempre recordaré ese momento: al intentar extraer el hueso, este se rompió en varios fragmentos. Dudé unos momentos en tirar los trozos al interior del pozo. En lugar de ello, lo reconstruí", rememora para RTVE.es

Unos meses más tarde Quintana enseñó los huesos de cráneo a la paleontóloga alemana Meike Köhle, del Institut Català de Paleontologia, y al antropólogo  Salvador Moyá Solá.

Al principio no sabíamos qué era. "Ella sugirió que se trataba de un conejo. Entonces nos dimos cuenta de que era un animal completamente nuevo para la ciencia", relata con emoción. "Ese día salí del Institut con la sensación de flotar.


En 1994 encontraron un nuevo yacimiento. Los huesos estaban muy fragmentados y se encontraban en el interior de una roca muy dura. Fueron necesarios cuatro años para recuperar suficientes huesos para iniciar el estudio científico del conejo. Köhle explica con humor a que "ha sido un trabajo de chinos". Los fósiles estaban situados en un terreno calcáreo de difícil acceso. "Cortábamos los trozos de terreno y nos los llevábamos en carretillas", comenta por teléfono. Luego, en el laboratorio el trabajo continuaba. Ahora, el paleontólogo con sus estudios terminados en la Universitat Autònoma de Barcelona ha centrado su tesis en el superconejo. La revista Journal of Vertebrate Paleontology ha publicado el estudio de los fósiles y le dedica su portada

El Rey de los Conejos, cuyo nombre científico es Nuralagus rex, es muy diferente a los conejos que conocemos hoy en día. Estos sienten las amenazas de los depredadores por aire y por tierra. Por eso tienen los sentidos agudizados y son rápidos. Sin embargo, el conejo prehistórico de Menorca vivía en un ambiente libre de depredadores, así que su físico era muy distinto. Pesaba unos 12 kilogramos, era seis veces más grande que los actuales conejos silvestres europeos.

El esqueleto era robusto y su columna tenía poca capacidad de flexión y extensión. Por eso los científicos creen que el superconejo no podía saltar. "Creo que era un conejo torpe… algo así como un castor fuera del agua", comenta Quintana. Así que el Rey de los Conejos pasaba el tiempo, caminando y cavando en busca de raíces y tubérculos para comer.  Las partes del cráneo relacionadas con los sentidos ocupaban un área bastante pequeña. Los investigadores sugieren que el superconejo perdió su agudeza visual y parte de la capacidad. 

Así que sus orejas no debieron ser eran altas con pabellones auditivos enormes como los conejos silvestres que viven hoy en día sino bajitas y pequeñas. Las cuencas de sus ojos también eran también más pequeñas en comparación con los conejos actuales así que sus ojos eran pequeños. No necesitaba ver demasiado. El Rey Conejo no era el único ser enorme en la Menorca prehistórica. Convivía tranquilamente con otros animales gigantes como el lirón Muscardinus cyclopeus, el murciélago Rhinolophus cf. Grivensis y la tortuga Cherirogaster gymnesica.

Los científicos creen que el superconejo sufrió un fenómeno llamado gigantismo insular. En las islas los recursos y el espacio están limitados y muchos herbívoros se extinguen porque no hay vegetales para todos. Los que quedan no son suficientes para alimentar a los depredadores, que se extinguen. Entre los herbívoros que quedan comienza una competencia feroz, incluso entre los de la misma especie.

En estas condiciones, las especies tienden a usar la energía que obtienen en aumentar su tamaño en vez de en reproducirse, para evitar más bocas que alimentar. El tamaño grande las permite acumular más grasa para afrontar los tiempos de escasez y un intestino más largo para extraer más nutrientes de los alimentos. Hay más casos conocidos además del conejo de Menorca. En la Isla indonesia de Flores había ratas gigantes, en las islas Baleares había musarañas enormes o las actuales tortugas gigantes de las Galápagos.

 

Stephanorhinus hemitoechus, un rinoceronte del Pleistoceno en Pinilla del Valle.

 Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 57. Julio de 2011.

La VIII campaña de investigación que la Comunidad inició en 2002 a través del Museo Arqueológico Regional -MAR- se desarrolla en los yacimientos arqueológicos del Calvero de la Higuera, en el Valle Alto del Lozoya. Durante un mes, cerca de cien arqueólogos, paleontólogos y geólogos trabajan para profundizar en la economía del Homo neanderthalensis

El proyecto de investigación está dirigido por el catedrático de Paleontología y co-director del yacimiento de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga; el arqueólogo y director del MAR, Enrique Baquedano; y el catedrático de Geomorfología y asesor del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana, Alfredo Pérez- González. Estos yacimientos -declarados Bien de Interés Cultural, en la categoría de Zona Arqueológica y Paleontológica- son los únicos en la región donde se han encontrado restos fósiles de homínidos anteriores a nuestra especie.

En cuanto a los resultados científicos de la presente campaña, que concluye el 18 de septiembre, se ha presentado el descubrimiento de un nuevo yacimiento, bautizado como 'Cueva Des-Cubierta', que contiene restos de fauna y de industria lítica aunque, por el momento, no se pueda atribuir cultural ni cronológicamente a ningún periodo concreto. Sin embargo, se tiene constancia de que pertenece al Pleistoceno por la presencia de Stephanorhinus hemitoechus, el rinoceronte de estepa y nariz tabicada propio de este periodo.

Además, se ha descubierto en el Nivel 3 de la Cueva de la Buena Pinta -donde aparecieron en 2007 dos molares de neandertal- un ejemplar de ochotona, conocida como pika o liebre silbadora, un pequeño mamífero que por primera vez aparece en la Península Ibérica y que indica la presencia de un clima frío en la zona, con una cronología de 63.000 años.

Este animal vive en la actualidad en las estepas asiáticas y en zonas montañosas como el Himalaya o las Montañas Rocosas, pero no se encuentra en Europa. Durante el Pleistoceno ocupó zonas más meridionales y occidentales, estando presente en yacimientos franceses e ingleses, aunque nunca se había encontrado en la Península Ibérica.

En la Cueva del Camino se está finalizando la excavación, terminando el Nivel 5 y la zona del cono vertical, con 90.000 años de antigüedad, donde continúan apareciendo muchos restos de la actividad de las hienas. En el Abrigo de Navalmaíllo, se ha continuado trabajando en el Nivel F, con 77.000 años de antigüedad, que continúa ofreciendo hogares y piezas diagnósticas de la cultura musteriense, de los neandertales.

Con los resultados obtenidos durante las ocho campañas de excavaciones, se está preparando la publicación de tres artículos en la revista Zona Arqueológica, que edita el MAR; uno sobre la geología del Calvero, otro sobre el proceso de acumulación de restos fósiles en la Cueva del Camino y el último sobre las diferencias estratégicas de ocupación y comportamiento de hiénidos y Homo neanderthalensis.

Como en campañas anteriores, se está trabajando con un sistema inalámbrico de toma de datos arqueológicos que registra con la mayor precisión posible los restos que se descubren durante, a través de la tecnología que permite una PDA. Solamente en la Cueva del Camino se continúan registrando los datos de forma manual. Todos los sedimentos son sometidos a un proceso de lavado con el fin de recuperar la microfauna contenida no localizados durante la excavación.

 

Un verdadero ritual de apareamiento entre Trilobites.

 Publicado en la Revista Paleo. Año 9. Numero 57. Julio de 2011.

Pocos especímenes inspiran una mayor emoción entre los coleccionistas de fósiles que un trilobite completo. Estos antiguos artrópodos, parientes evolutivos de las langostas, arañas e insectos, se extinguieron hace más de 250 millones de años, pero a veces se les encuentra magníficamente conservados.

En raras ocasiones se han hallado poblaciones completas de trilobites fosilizados juntos. Varios hallazgos de esta última clase revelan que la muerte sorprendió a nutridos grupos de estos animales mientras se hallaban en pleno ritual de apareamiento.

El equipo del paleontólogo Carlton E. Brett de la Universidad de Cincinnati, Adrian Kin del Instituto Polaco de Ciencias Geológicas en la Universidad Jagielloniana, y Brenda Hunda del Centro de Museos de Cincinnati, ha analizado múltiples ejemplos de enterramientos masivos de trilobites, hallados en Estados Unidos, Polonia y otros lugares.

La muerte y enterramiento súbitos de grupos de estos animales, por causa de avalanchas de sedimentos, fueron tan rápidos que los trilobites se conservan en la postura que tenían en ese momento.

Estas "instantáneas" geológicas registran la conducta de un modo muy similar a como fue registrado el antiguo modo de vida romano en Pompeya mediante las cenizas volcánicas.

Los trilobites, al igual que otros artrópodos, mudaban su duro exoesqueleto periódicamente. Al igual que las langostas y cangrejos modernos, los trilobites parece que vivían en grandes grupos para protegerse mejor cuando se despojaban de sus exoesqueletos protectores.

Durante la muda, era más seguro estar entre muchos individuos. Y, al igual que sus primos modernos, los trilobites aprovechaban estas reuniones de muda para el apareamiento.

Los enterramientos masivos preservan grandes grupos de especímenes de una misma especie, con tamaños similares (por tanto de edad parecida), y "desnudos" por haber mudado su exoesqueleto. "Es una orgía", resume Brett.

Brett y sus colegas también han encontrado evidencias de otra similitud en la conducta con los artrópodos modernos: largas cadenas de trilobites fosilizados, al parecer en mitad de una migración. Este hallazgo proporciona la evidencia más antigua de conducta migratoria en grupo, una conducta similar a las observadas en los crustáceos modernos.

 

Fósil de un Proboscidio Indonesio abre ventana al pasado.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

Científicos indonesios están reconstruyendo el esqueleto más grande y completo de un elefante prehistórico que se haya encontrado en zona tropical, en busca de indicios sobre el misterioso origen de su primo asiático moderno.

Se cree que el elefante quedó sumergido en arena movediza poco después de morir en el lecho de un río en Java hace unos 200.000 años. Sus huesos, conservados casi perfectamente, aparecieron en marzo al colapsar un arenal durante las lluvias del monzón. El animal tenía unos cuatro metros de altura, cinco metros de largo y más de 10 toneladas de peso: dimensiones más cercanas a la del mamut lanudo del mismo período que a las del elefante asiático moderno.

Los fósiles son raros en los climas ecuatoriales húmedos y cálidos, porque la descomposición es muy rápida. Tras un mes de excavaciones, un equipo de siete paleontólogos del Museo Geológico en Bandung, Java Occidental, envolvieron los huesos en yeso para el viaje a su laboratorio, donde se realizará la ardua tarea de reconstrucción. "La forma de sus dientes indica que era un elefante muy primitivo", pero aparte de eso es muy poco lo que se ha podido verificar, dijo el paleontólogo Fachroel Aziz, jefe de los trabajos de reconstrucción.

Ahora se deben retirar los delicados huesos de sus moldes y unirlos en una estructura erecta estable, un proceso difícil y perjudicado por la falta de fondos, herramientas adecuadas y conocimientos especializados. Gert van den Berg, investigador de la Universidad Wollongong de Australia, que participó en la excavación, dijo que se están realizando análisis para determinar la edad precisa y la especie, que ayudarán a determinar "cuando el elefante moderno evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy".

 

Encuentran afloramiento con fósiles del Cretácico Marino de Coyhaique, Chile.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

El hallazgo fue realizado en el marco del proyecto “Contextualización paleoecológica y poblacional de los sitios con pinturas rupestres de la cuenca del Río Aysén”, que financió Fondart y patrocinó CIEP, entre otras organizaciones, para tratar de identificar las condiciones naturales y sociales bajo las cuales se ejecutaron las pinturas rupestres descubiertas a partir del año 2005.

Mientras intentaban identificar las condiciones naturales y sociales bajo las cuales se ejecutaron las pinturas rupestres descubiertas a partir del año 2005 en el curso medio de la cuenca del Río Aysén, los investigadores detectaron la presencia de un yacimiento fosilífero que junto con aportar antecedentes sobre la historia natural de las cercanías de Coyhaique, podría entregar datos inéditos que permitirían entender la diversidad biológica y las relaciones evolutivas con la fauna fósil de La Antártica, Nueva Zelanda, África y Australia.

De acuerdo al paleontólogo Leonardo Pérez, encargado del área paleontológica del proyecto, se trata de un sitio con abundantes restos petrificados de fauna marina que, de comprobarse, pertenecerían a una formación del período Cretácico y tendrían una edad aproximada de 143 a 135 millones de años. Según el paleontólogo, los restos se encuentran en un excelente estado de conservación, y en entre ellos se ha reconocido la presencia de varias especies de Amonites (moluscos nadadores similares a pulpos con una concha enrollada), Belemnites (parientes de calamares y de similar aspecto), Bivalvos enterrantes del fondo marino, gusanos marinos así como evidencia de peces de considerable tamaño, posiblemente de tiburones. “¿De qué época datan exactamente?, o ¿cómo eran esas especies y la dinámica de los ecosistemas que los originaron, son algunas de las preguntas que deseamos responder, ya que además hay una enorme falta de información y descuido en la difusión de nuestro patrimonio fósil”, señala.

Para el arqueólogo Kemel Sade, el descubrimiento es de gran importancia para la región, aunque asegura que la investigación paleontológica, y en general, el conocimiento sobre la flora y fauna fósil anterior al primer poblamiento humano de Aysén (ca. 12.600 años atrás) es un tema descuidado y prácticamente desconocido en la región.

“Aunque existen muchos restos de fósiles en los alrededores de Coyhaique, donde abundan los amonites, bivalvos y belemnites, estos están conservados por la población en sus casas o simplemente arrumbados en bodegas. Lamentablemente la falta de información sobre la naturaleza de estos vestigios, impiden su valoración y cuidado, la carencia de especialistas, institucionalidad y equipos para llevar a cabo investigaciones adecuadas acrecientan el problema”, explica. Junto con relevar la trascendencia del hallazgo, Fabien Bourlon, director del Centro de Turismo Científico del CIEP, se refirió a la importancia de que las investigaciones arqueológicas sean realizadas por profesionales del área y además formuló un llamado a la comunidad, para que en caso de ocurrir nuevos descubrimientos, éstos sean reportados al Consejo de Monumentos Nacionales.

“La gente no debe realizar extracciones, porque además de ser algo ilegal, si no se registra con minuciosidad el contexto geológico en el que se realizan los hallazgos, eso los hace perder su valor científico y patrimonial”, explica. Gracias al proyecto en curso, el hallazgo de este afloramiento y su futuro estudio se constituye como un notable aporte para conocer no solo las especies presentes que dominaban el océano en épocas en que la región estaba en gran parte sumergida, sino también, como se relacionaban a través de las corrientes oceánicas con otras partes del mundo durante el periodo Cretácico. Finalmente, se espera que los avances de la investigación arrojen nuevos antecedentes y que esta pueda llegar a la población para contribuir al cuidado del patrimonio regional.

Además de haber recibido aportes del Fondart, en la línea de investigación del patrimonio cultural, el proyecto cuenta con el patrocinio del CIEP, Aumén, la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén y la Agrupación por el Patrimonio del Aysén. Asimismo, tuvo la asesoría técnica de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México, a través del Arqueólogo Flavio Silva de la Mora.

 

Un gran Dinosaurio Carnívoro identificado a partir de un diente en Teruel, España.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

De momento, sólo es un diente, pero basta para hacerse una idea de lo impresionante que debía ser la criatura. Teniendo en cuenta las espectaculares dimensiones del fósil, se calcula que el animal medía unos nueve metros de largo y pesaba unas seis toneladas. En su época, hace aproximadamente 145 millones de años, debía ser un depredador casi tan temible como el mítico Tiranosaurio rex.

El diente de este gran dinosaurio carnívoro se acaba de encontrar en Teruel, la provincia española que en los últimos tiempos se ha convertido en uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo. Hace tres años, la revista Science publicó el descubrimiento en la misma zona del 'Turiasaurus riodevensis', un descomunal herbívoro que se considera el dinosaurio más grande hallado en Europa. Ahora, los investigadores de la Fundación Dinópolis han logrado encontrar la primera prueba de que en el mismo territorio, este gigantesco saurópodo padecía los ataques de un terrorífico depredador carnívoro con una afiladísima dentadura.

«Desde que encontramos al dinosaurio más grande de Europa en Teruel, nuestro siguiente reto era encontrar un gran carnívoro. Al fin y al cabo, si los herbívoros eran tan inmensos, parecía lógico que sus depredadores también lo fueran», explica Luis Alcalá, el director de la investigación. «Con el descubrimiento de este diente, hemos dado el primer paso crucial, pero ahora el desafío será encontrar todo el esqueleto», recalca el científico. La búsqueda de más restos de este gran carnívoro será, por lo tanto, una de las prioridades de Alcalá y su equipo de paleontólogos cuando reinicien la campaña de excavaciones en mayo. El diente, que mide nueve centímetros de alto, es el más grande que se ha hallado en España, y en el resto de Europa sólo es superado por otro fósil similar de 11 centímetros hallado en Portugal. De momento, es imposible deducir a partir de este resto dental si el ejemplar pertenecía a una nueva especie, aunque los investigadores sí tienen claro que era un miembro del grupo de los llamados carnosaurios. Todos los detalles del descubrimiento serán publicados próximamente por una revista especializada de referencia.

La aparición de este impactante fósil de un gran carnívoro vuelve a poner de manifiesto la riqueza paleontológica de Teruel, una zona que cada vez está adquiriendo más relevancia en el escenario científico internacional. «Somos un grupo pequeño, pero estamos estableciendo contactos con los grupos de investigación más relevantes del mundo, y no cabe duda de que ya hemos recorrido un trecho inimaginable para un equipo de reciente creación, y más aún desde una ciudad sin tradición científica como Teruel», asegura Alcalá. Las mayores sorpresas paleontológicas de esta tierra aragonesa probablemente aún están por llegar, ya que en los últimos años los investigadores han recopilado miles de huesos que de momento aún están en sus cajones, pendientes de clasificación.

«Ahora mismo la colección que tenemos es tan grande que da para toda una generación de científicos, y ya estamos atesorando novedades para los investigadores del futuro. Éste es el sueño que hemos alcanzado: la creación de un nucleo científico dedicado a los dinosaurios en Teruel que tendrá continuidad», concluye Alcalá. Parque Jurásico, en versión española. Las investigaciones de los paleontólogos que trabajan en los yacimientos de Teruel se financian fundamentalmente gracias a los beneficios que se obtienen de Dinópolis, el espectacular parque temático que se ha construido en las afueras de la ciudad.

En este recinto, todas las atracciones están concebidas para que los niños (y sus padres) no sólo disfruten de emociones fuertes -como el encuentro con un Tiranosaurio rex a tamaño real, películas jurásicas en tres dimensiones y viajes virtuales en el tiempo a la época en la que estos animales dominaban la Tierra-, sino también para intentar despertar en ellos la chispa de la curiosidad científica. Desde su inauguración en 2001, Dinópolis ha sido visitado por 1.300.000 personas, una cifra que demuestra claramente que al menos en este terreno, Teruel no sólo existe, sino que se ha convertido en una referencia.

 

Huellas de Paracamelichnum jumillensis, un nuevo camello del Mioceno de Europa.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

 Un equipo de investigadores dirigido por la Universidad de La Rioja (España) ha encontrado en un yacimiento de Jumilla (Murcia) las huellas fosilizadas de camello más antiguas encontradas en Europa. Los rastros, denominados icnitas, tienen unos seis millones de años y pertenecen a una especie desconocida hasta ahora, llamada Paracamelichnum jumillensis. En el yacimiento de La Hoya de la Sima de Jumilla se han identificado 191 huellas correspondientes a un grupo compuesto por al menos una docena de camellas y un macho que vivieron en el mioceno superior. De hecho, se trata del mayor número de icnitas de camello en todo el mundo.

Según el profesor de la Universidad de La Rioja Félix Pérez Lorente, que ha dirigido los trabajos, los restos se descubrieron "prácticamente por casualidad", por personal del Museo de Jumilla, cuando se realizaban tareas para proteger con una techumbre icnitas de otros animales encontradas en el mismo lugar. Allí ya se habían identificado icnitas de elefantes, alces o de un animal denominado "diente de sable" en un terreno que estaría ocupado hace 6 millones de euros por lagunas salinas que se secaban con facilidad, lo que ha deparado que ahora el terreno sea de yeso, donde han quedado las icnitas.

La cantidad y buena conservación de estas icnitas han permitido a los científicos obtener nuevos datos sobre el comportamiento de las manadas de camélidos y confirmar hipótesis sobre sus costumbres gregarias. Las características y distribución de las huellas analizadas (rastros paralelos que giran a la vez en la misma dirección) corresponden a un grupo de animales que caminaban juntos por una especie de charca salobre.

Las pisadas presentan la disposición típica de la forma de andar de los camellos, denominada 'amblar', en la que las dos extremidades de cada lado del cuerpo se mueven al mismo tiempo. La dimensión de los pies y la longitud de los pasos denotan que eran individuos adultos de una talla similar entre sí. El estudio comparativo respecto a otras huellas similares demuestra su singularidad, al presentar características nuevas, como un mayor tamaño, contorno trapezoidal, ejes de las aholmadillas de los dedos rectilíneos, continuidad de la parte delantera, separación amplia y no terminada en punta de los dedos o inexistencia de surco central, entre otras.

Pérez Lorente ha relatado que en la misma zona hay también huellas de un caballo de la especie Hipparion "que son únicas en España". "Lo que hemos aportado en esta excavación es un dato nuevo y desconocido hasta ahora, un nombre para la ciencia y un nuevo sistema de trabajo", ha asegurado. Los resultados de esta investigación se han publicado en la revista internacional Ichnos.

 

Australovenator eintonensis, un Terópodo y otros dos Sauropodos fueron recuperados en el Cretácico de Australia.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

Científicos australianos descubrieron tres nueves especies de dinosaurios en el oeste del país, anunció Anna Bligh, líder del estado de Queensland. Los restos de los animales fueron localizados en un meandro prehistórico cercano al pueblo de Winton, donde se dice que el poeta australiano Banjo Paterson, escribió en 1895 la famosa canción "Waltzing Matilda".

Como homenaje a Paterson, las tres nuevas especies han sido bautizadas como Banjo (nombre del poeta), Matilda y Clancy (nombres de personajes de sus poemas). Banjo es un terópodo carnívoro cuyo nombre científico es Australovenator eintonensis, mientras Matilda y Clancy son dos gigantescos saurópodos vegetarianos, también conocidos como titanosaurios, los animales más grandes que jamás caminaron por la Tierra.

Fueron descubiertos en un depósito geológico de más de 98 millones de años de antigüedad localizada durante las obras de construcción del Museo de Historia Natural de la Era Australiana de los Dinosaurios, cuya primera sección fue inaugurada en la localidad de Winton. El museo contendrá la mayor colección de fósiles de dinosaurios de Australia cuando sea completado en 2015.

 

Basilochelyes macrobios, nueva especie de tortuga jurásica en Tailandia.

 Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

Los restos fósiles de una tortuga hallada en Tailandia han sido catalogados por los científicos como una nueva especie del periodo jurásico con 150 millones de años de antigüedad, informaron medios locales. El ejemplar, dos piezas de unos 90 centímetros de ancho, fue descubierto en el 2005 por el Departamento de Recursos Minerales del Gobierno en la provincia de Mukdahan, situada a 450 kilómetros al noroeste de Bangkok.

El director del Museo Geológico Nacional, Varavudh Suteethorn, indicó que la nueva especie, bautizada como "Basilochelyes macrobios", vivió durante el tiempo de los dinosaurios y es el antepasado de algunas de las tortugas del sudeste asiático. Un grupo de científicos chinos han sido invitados por sus colegas tailandeses a estudiar el fósil de la tortuga, cuyo nombre en griego significa "larga vida al Rey", en honor del monarca de Tailandia, Bumibhol Adulyadej. Hace años, el fósil de la segunda tortuga más longeva del mundo, la "Progonochelyes", con 200 millones de años, fue encontrado en la provincia de Khon Kaen, también en el noroeste del país.

 

Un caballo de tres dedos en el Mioceno de Panamá.

  Publicado en Paleo. Año 7. Numero 37. Agosto de 2009.

Trabajadores que realizaban trabajos de expansión en el Canal de Panamá descubrieron un fósil de entre 15 y 18 millones de años, informó el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. Según la institución, el estudiante de paleontología Aldo Rincón, que trabaja en estas obras buscando restos antiguos, desenterró un juego de dientes fosilizados de un caballo adulto de tres dedos, de tamaño similar al de los burros modernos.

"Los restos fueron descritos por Bruce J. McFadden, curador de palenteología de vertebrados del Museo de Historia Natural de Florida, en la Universidad de Florida en Gainsville", indicó el informe. Hasta ahora, los expertos consideran que este fósil de un caballo prehistórico es el más completo que se haya detectado en el sitio de una excavación realizada desde el siglo pasado, en esta zona del Canal de Panamá. Esta evidencia fósil apoya la propuesta anterior de McFadden de que el hábitat de esta zona era probablemente un mosaico de tupidos bosques y montes abiertos de lo que actualmente es el territorio istmeño.

"La ampliación del Canal de Panamá para permitir el paso de buques de alto calado es un sueño hecho realidad para los geólogos y los paleontólogos", destacó Carlos Jaramillo, otro investigador del Smithsonian. Jaramillo indicó que éste es uno de los pocos lugares del trópico donde se tiene acceso a afloramientos frescos antes de que las lluvias torrenciales los deslaven o la vegetación les crezca encima. "Ahora, esperamos que los fósiles ayuden a resolver las preguntas científicas, como qué fuerzas geológicas se combinaron para crear el puente de tierra de Panamá y si la flora o fauna en este país era similar, antes de la unión con América del Norte", indagó.

La presencia de este caballo forrajero en Panamá se extiende de manera significativa de su rango de distribución sur, a partir de hallazgos previos del mismo periodo en Florida, Nebraska y Dakota del Sur, en territorio estadounidense.

 

Paleontólogos de Brasil, presentaron a

Baurusuchus salgadoensis, un cocodrilo de Cretácico.

Un fósil completo de un cocodrilo que existió hace 90 millones de años fue presentado en Rió de Janeiro como uno de los descubrimientos más importantes y raros ocurridos en la paleontología brasileña, debido a su alto grado de conservación.

El fósil del cocodrilo "Baurusuchus salgadoensis", correspondiente al periodo Cretáceo, fue hallado hace 15 años en el municipio de General Salgado, al oeste del Estado de Sao Paulo, pero fue presentado recién ahora tras un largo proceso de recomposición de partes y preparación de las piezas.

La rareza del hallazgo reside en que el esqueleto fosilizado del cocodrilo fue hallado con todos los huesos completos y en perfecto estado de conservación, incluida una cabeza con la mandíbula y los dientes intactos, un hecho que por lo general es muy raro en los descubrimientos paleontológicos.

El cocodrilo fue descubierto además en una zona donde se encontraron otros fósiles similares (hasta el momento 11 han sido recuperado), lo que según los especialistas hace de éste el mayor conjunto de fósiles de cocodrilos hallados en América Latina.

"Se trata de un fósil muy bien preservado y con la cabeza entera, lo que es rarísimo de hallar. En general, hallar un fósil es raro pero hallar un conjunto de fósiles es más raro todavía y descubrir una cabeza intacta es extraordinario", dijo Pedro Henrique Nobre, del departamento de Geología de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, donde se realizó la presentación.

Fuentes: AFP – Paleontología de Argentina Web Site.

 


Descubren en EE UU restos fósiles de un primitivo bosque tropical.

Articulo publicado en forma completa en Paleo. Año 5. Numero 25. Mayo de 2007.

Un equipo de investigadores dirigido por Howard Falcon-Lang de la Universidad de Bristol (Reino Unido) ha descubierto un bosque tropical fosilizado que data de hace 300 millones de años, el primero del que se tiene constancia en la Tierra, con una extensión de unas 10.000 hectáreas. Las características del hallazgo, realizado durante los trabajos subterráneos en una mina de carbón de Illinois (Estados Unidos), se publican en la edición digital de la revista 'Geology'.

El bosque, del periodo en el que se formaron la mayoría de los recursos de carbón del planeta, está constituido por una mezcla de plantas ya extinguidas en la que abundan las licofitas arbóreas de hasta 40 metros de altura, que se alzan por encima de una cubierta de árboles de helecho, entremezclados con arbustos y plantas de cola de caballo del tamaño de árboles.

Según los investigadores, en ningún otro lugar del planeta es posible caminar por un bosque tropical tan extenso del periodo Carbonífero.

El bosque fosilizado se conservó gracias a un gran terremoto ocurrido hace 300 millones de años. El temblor hizo que toda la región cayera por debajo del nivel del mar mientras que el bosque quedaba enterrado en el fango, conservándose para siempre. El área fosilizado cubre una superficie de unas 10.000 hectáreas, un área de 10 por 10 kilómetros que podría cubrir la ciudad de Bristol y proporciona una mirada única a cómo eran los bosques tropicales hace 300 millones de años.

Según Howard Falcon-Lang, «no existe nada similar. Sabíamos muy poco sobre las preferencias ecológicas y la estructura global de estas antiguas plantas. Este espectacular descubrimiento nos permite analizar cómo las especies que constituían el bosque cambiaban a lo largo del territorio y cómo dicha constitución se veía alterada por diferencias sutiles en el medio ambiente local».

Fuentes: Sociedad Unipersonal, Revista Geology y MegaFauna Web.

 

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