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			Fósiles del Pleistoceno 
			de Argentina: |  
					|   |  El 
			Periodo/Época Pleistoceno abarca los desde los 2,5 millones de años 
			hasta los 11,7 mil años antes del presente. Se halla representado por 
			cuatro edades. 
			
			 
			Sedimentos del Pleistoceno de Miramar. 
              
                | 
					 | La edad 
					"Marplatense" (anteriormente 
					denominada Uquiense) 
					se encuentra en un lapso intermedio con el Plioceno, abarca 
					de los 3,3 a 1,9 millones de años, cuyos afloramientos se 
					pueden observar en las barrancas costeras entre la ciudad de 
					Mar del Plata y Miramar. La edad "Ensenadense" corresponde a 
					sedimentos cuya antigüedad es son de 1,8 millones de años a 
					700 mil años. La edad "Bonaerense" corresponde a un lapso 
					entre 700 mil a 130 mil años atrás. La ultima edad del 
					Pleistoceno es la "Lujanense", con una antigüedad entre 130 
					mil a 8 mil años, ya ingresando al Periodo Holoceno, época 
					donde se extinguen las grandes mamíferos y sobreviven los 
					actuales. Todas las edades ya numeradas están representadas 
					en las formaciones geológicas entre las localidades de Santa 
					Clara del Mar y Monte Hermoso, Provincia de Buenos Aires, 
					Argentina, cuyo registro fosilífero y estratigráfico son 
					unos de los más importantes del Cenozoico de todo el Mundo. 
					Durante los últimos 2 millones de años se produjo un 
					descenso del nivel del mar hasta alcanzar su actual nivel, 
					después de varios sucesos significativos. En este periodo 
					vivieron tal vez, las criaturas más grandes y raras de toda 
					la Era Cenozoica. Pero presenta una paradoja, pues se 
					extinguen el 96 % de la Megafauna Sudamericana y aquellas de 
					origen norteamericano, ocurrido en un lapso de tiempo entre 
					los 12 y 10 mil años. La causa de este fenómeno de extinción 
					no se conoce a ciencia cierta, pero uno de los sospechosos 
					es la llegada |  
				
					| de otra especie 
					invasora y de caminar bípeda, conocida como Homo 
					sapiens, quienes pudieron cazar a estos enormes 
					animales, pero en realidad no hay evidencia de cacerías 
					abruptas y discriminadas para señalar al hombre como la 
					mayor amenaza para estos gigantes. Los cambios climáticos 
					muy marcados pudieron ayudar, ya que hay notable información 
					de un evento agudo ocurrido entre los 8 y 6 mil años. 
					Prácticamente, todas las localidades del país poseen 
					sedimentos del Pleistoceno, aunque algunas son más ricas en 
					fósiles que otras. <<< 
					Principales sitios 
					fosilíferos de Argentina. |  
 Salvator (Tupinambis) teguixin. 
		Daudin, 1802. 
					
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						 |  |  |  
						| Esqueleto 
			recreado in situ Tupinambis. Colección del 
			Museo de Ciencias Naturales de Miramar.  |  | Reconstrucción en vivo del genero Tupinambis sp 
						del Pleistoceno pampeano. 
						(*) |  
		
		Reptil 
		Squamata.  
		Es el lagarto de mayor tamaño de la familia Teiidae, 
		registrado desde el Mioceno temprano de Patagonia y con una continua 
		presencia en Argentina durante todo el Mioceno y hasta el 
		Holoceno-reciente. Los reptiles escamosos (Squamata) son el segundo 
		grupo más numeroso de vertebrados terrestres con más de 8200 especies, 
		superados únicamente por las aves. Sin embargo, y a pesar de su presente 
		abundancia y diversidad, han sido relegados en la literatura 
		paleontológica por distintas razones. En la actualidad, Tupinambis está 
		representado al menos por seis especies: T. duseni , T. 
		longilineus, T. merianae , T. quadrilineatus , T. 
		rufescens  y T. teguixin, todas confinadas al territorio 
		sudamericano, al este de los Andes. Recientemente, fue descripta una 
		forma extinta, T. uruguaianensis del Pleistoceno de 
		Brasil, de mayor tamaño que cualquiera de las especies actuales. En 
		1914, Rovereto describe cuatro especies extintas de Tupinambis 
		(Tupinambis preteguixin, T. prerufescens, T. brevirostris y T. 
		multidentatus) procedentes de "Monte Hermoso, a 60 kilómetros al 
		este de Bahía Blanca, sobre la costa atlántica del sur de la provincia 
		de Buenos Aires. Su registro paleontológico en sedimentos pampeano 
		corresponde desde el Mioceno tardío hasta el Holoceno temprano, pero su 
		verdadera abundancia corresponde al final del Plioceno, con climas más 
		bien cálidos. Se caracteriza por la diferenciación de sus dientes. Éstos 
		se especializan en incisivos, dientes con forma de canino y otros 
		aplanados semejantes a molares. Llego a superar más de un metro, aunque 
		la cola representa más de la mitad de la longitud de su cuerpo. Los 
		machos tienen la cabeza más ancha por el desarrollo de sus músculos 
		mandibulares. Su alimentación consistía en la caza de anfibios, gusanos 
		y reptiles; también mamíferos de tamaño reducido, como los cricetidos y 
		algunos marsupiales. Sus restos ocasionalmente aparecen articulados 
		dentro de antiguas paleocuevas realizadas por Tupinambis, 
		o bien, excavadas por otros vertebrados y luego invadidas por este. 
		Algunos hallazgos de este reptil importante para la paleofauna pampeana 
		proceden del Plioceno del arroyo Las Brusquitas y Barranca de Los Lobos, 
		como así también en sedimentos más modernos, como sitios 
		arqueológicos. En la región pampeana, se lo encuentra en la Formación 
		Monte Hermoso, Chapadmalal y Vorohue. Recientemente, nuevos estudios, 
		reemplazan al género Tupinambis sp, por Salvator sp. 
		Los ejemplares fósiles son indiferenciables a los actuales. 
 
			Epicrates 
			sp. Wagler, 1830. 
				
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					 |  | 
					 |  
					| Vértebras 
					halladas en el Pleistoceno de Termas de Rió Hondo. Museo 
					Municipal Rincón de Atacama. |  | Aspecto de la 
					boa del genero Epicrates. |  
		
		Reptil, Ofideo. Es 
		un género de serpientes de la familia de las boas. En la actualidad se 
		conoce a Epicrates alvarezi habita en regiones cálidas y 
		semiáridas del centro de América del Sur. El estudio de serpientes 
		gigantes, antepasados de anacondas, boas y pitones, permite conocer no 
		solo la historia evolutiva del grupo en América del sur, sino también 
		eventos Paleobiogeograficos que cambiaron notablemente la fisonomía de 
		esta parte del planeta y sus habitantes. Epicrates sp 
		es endémica de las ecorregiones terrestres chaco occidental y chaco 
		árido. La vegetación original (hoy muy reducida por la reconversión 
		agropecuaria) corresponde a los distritos fitogeográficos occidental y árido, 
		ambos pertenecientes a la provincia fitogeográfica chaqueña. Creemos que 
		su representante fósil, que vivió hace más de 20 mil años atrás en esta 
		región, habitaba en ambientes muy similares a los actuales. Hoy en día, 
		la boa arco iris, se distribuye principalmente en Catamarca, 
		Chaco, Córdoba, Formosa, Jujuy, La Rioja, Salta, San Luís, Santa Fe, 
		Santiago del Estero y Tucumán. Todas las serpientes son carnívoras. Sus 
		dientes, agudos y recurvados, están presentes en la mandíbula superior, 
		el paladar y la mandíbula inferior. Sin embargo, la forma en la que 
		capturan y matan a sus presas difiere según el grupo. Era un animal 
		nocturno de costumbres tímidas. Se alimentaba especialmente de pequeños 
		mamíferos; complementa su dieta con aves. Mataba por constricción. 
		Deambulaba por el suelo, aunque trepaba a los árboles cuando se 
		enfrentaba a un potencial peligro, o para buscar refugio en los huecos 
		de los troncos viejos. En el registro fósil, se ha identificado por 
		primera vez en el Pleistoceno, a unos 10 kilómetros de la ciudad de 
		Termas de Rio Hondo, cuyos restos pertenecientes a la columna vertebral 
		se encuentran resguardados en el Museo Municipal Rincón de Atacama. Al 
		género Epicrates se lo conoce por el fragmento de la 
		columna vertebral, resguardado en el Museo termense, estudiada por 
		Pablo Gaudioso y Adriana Albino. 
 
		
		
		Rhinella arenarum. 
		Hensel, 1867. 
			
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				 |  
				| Esqueleto parcialmente completo y recreado de 
				Rhinella. Museo de 
				Ciencias Naturales de Miramar. |  | Aspecto de 
				Rhinella sp durante el Pleistoceno. (*). |  
		
		
		Anuro. 
		Los bufónidos carecen de dientes y tienen 
		glándulas parotoides en la parte trasera de su cabeza. Estas glándulas 
		contienen diversas toxinas que tienen diferentes efectos. Como todos los 
		anuros, sufren una metamorfosis durante su desarrollo. Comienzan su vida 
		como renacuajos con su cuerpo similar a un pez, sin patas y respirando a 
		través de las branquias. Durante su metamorfosis, aparecen las patas, 
		desaparece la cola y la respiración pasa a ser pulmonar. Dentro de esta 
		familia cosmopolita de anuros neobatracios encontramos al género Rhinella. 
		Nativo del sur de Norteamérica, América Central y América del Sur. 
		Originalmente, todas las especies de Rhinella estaban 
		incluidas en el género Bufo, que posteriormente se desdobló en Rhinella y Rhamphophryne. 
		Con respecto a los Bufonidae, el género Rhinella se 
		registra para el Mioceno Medio de La Venta en Colombia y el Oligoceno de 
		Bolivia. Aunque se necesita más evidencias para conocer la historia 
		evolutiva de la familia durante el Terciario. Su hábitat se encontraba 
		en cavidades cercanas a masas de agua, y zonas con abundante vegetación, 
		aunque es tal su adaptabilidad que no solo se le puede encontrar en 
		ambientes pantanosos, sino también en ambientes semiáridos. Eran 
		comedores oportunistas, que se alimentan de pequeños vertebrados e 
		incluso de los mismos sapos juveniles. Se han encontrado restos de este 
		género en sedimentos del Plioceno tardío, Pleistoceno y Holoceno de la 
		provincia de Buenos Aires. La fragilidad de sus huesos no ha permitido 
		una gran cantidad de restos que se hayan fosilizado y conservado hasta 
		nuestros días. 
 Odontophrynus 
			sp. Reinhardt & Lütken, 1862.  
				
					|  |  | 
					 |  
					|   |  | Aspecto del pequeño 
					escuerzo del Pleistoceno, Odontophrynus sp. 
					 |  
		
		
		Anuro. 
			Es un género de anfibio anuro de la familia de los odontofrínidos, 
			cuyos integrantes son denominados comúnmente escuercitos. Se conocen 
			muy pocos restos fósiles del genero Odontophrynus, 
			conociendo sus restos principalmente desde el Ensenadense. 
			Suponemos, que no tenía grandes diferencias con los representantes 
			actuales. Posiblemente cavaba con sus miembros posteriores, 
			permaneciendo oculto la mayor parte del tiempo. Salía de sus 
			refugios únicamente después de grandes lluvias, para buscar más 
			activamente el alimento y reproducirse. Su tamaño fue de unos 7 
			centímetros. Seria robusto de cuerpo globoso con extremidades 
			cortas, cabeza ancha y redondeada. Habitaban lagunas permanentes de 
			aguas más profundas para la reproducción, y muchas veces con el 
			espejo de agua cubierto por una densa capa de vegetación flotante. 
			En 2024, un equipo del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, 
			Fundación Azara y del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución 
			de los Vertebrados (Macn-Conicet), recuperaron egagrópilas 
			(regurgitaciones de aves) con interesantes contenidos de 
			microvertebrados, entre ellos, pequeños fósiles del 
			Odontophrynus sp. Que corresponden a tres individuos, 
			hallados en el Pleistoceno de la Reserva Natural Provincial de la 
			localidad de Centinela del Mar. Actualmente, en esta misma región 
			vive el Escuercito Común (Odontophrynus americanu 
 
			
			Chelonoidis lutzae.
			
			Zacarías et al., 2013. 
				
						|  |  |  |  
						| 
						Pieza tipo e Chelonoidis 
						letzae,
						en el Museo Paleontológico de Topori, Corrientes.
						 | Placa de 
						Chelonoidis
						del Plioceno de Entre Ríos. Museo de La Plata. | 
						
						Aspecto de Chelonoidis. Escultura de Gabriela 
						Alejandra Monteverde, realizada para la Fundación Azara. |  
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Enormes 
					caparazones de Chelonoidis  
						 letzae,
						en el Museo Paleontológico de Topori, Corrientes. | 
					
					Geochelone carbonaria, 
					del Pleistoceno del 
					
					arroyo Barrenechea, 
					Diamante, Entre Ríos. Hallada por 
					
					César Travieso . 
					Foto de Raul Kemer. | Caparazón 
					comparable con las tortugas gigantes de Galápagos. Este 
					fósil de  Chelonoidis sp. 
					es el Pleistoceno del Arroyo El 
					Cura. Museo Almeida, Gualegauychu. |  Reptil
			Testudinido. Las 
			tortugas son un grupo muy particular de reptiles, porque poseen la 
			cabeza, patas y cola incluidas en un caparazón dorsal y plastrón 
			ventral. A través de la paleontología, un equipo de investigadores 
			describió la anatomía de las tortugas gigantes terrestres que 
			habitaron en Corrientes en el Pleistoceno. La investigación pudo 
			aportar al conocimiento de cómo era el ambiente en ese momento 
			geológico y qué cambios naturales se produjeron que concluyeron en 
			la desaparición de la megafauna. Investigadores de la UNNE lograron 
			determinar la anatomía y sistemática de tortugas gigantes terrestres 
			que habitaron la provincia de Corrientes en el período del 
			Pleistoceno, a través del estudio de registros fósiles. Las tortugas 
			terrestres tienen caparazones más globosos y con menos falanges en 
			los dedos (generalmente, la reducción varía de tres a dos falanges) 
			para soportar mejor el peso. En 2008 se rescataron ejemplares 
			fósiles de una tortuga gigante en Bella Vista en la provincia de 
			Corrientes. Estos fósiles provienen de sedimentitas de la Formación 
			Toropí, con una edad aproximada de entre 50.000 y 35.000 años 
			(Pleistoceno superior). Ya se habían extraído ejemplares de tortugas 
			gigantes. El primer ejemplar fue rescatado por los doctores Beatríz 
			Álvarez y Rafael Herbst. El segundo ejemplar, un poco más completos 
			pero bastante fragmentario, fue extraído por el grupo de 
			Paleontología del Centro de Ecología Aplicada del Litoral, 
			corresponde al género Chelonoidis. Es así que, en 
			2009, se confirma la presencia del género Chelonoidis, 
			a partir de un ejemplar más completo exhumado en 2007 por 
			investigadores del FACENA/ CECOAL e investigadores de la Universidad 
			de La Plata. A partir de una inferencia ecomorfológica del húmero 
			grácil de una tortuga gigante terrestre de Bella Vista, se determinó 
			que habitaron áreas abiertas de condiciones más frías y áridas que 
			las actuales. Lo que sí se sabe es que estas tortugas terrestres 
			gigantes continentales fósiles se diferencian de las de las islas 
			Galápagos porque éstas últimas adquirieron el gran tamaño debido a 
			la carencia de depredadores en las islas. El caparazón de estas 
			tortugas es más abierto y de menor espesor, el cual contrasta mucho 
			con las continentales fósiles, dado que su caparazón es menos 
			abierto y de notable espesor debido a que tenían que hacer frente a 
			depredadores tales como lobos de gran porte, felinos conocidos como 
			tigre dientes de sable y otros mamíferos carnívoros. Recientemente, 
			Diego Gambetta del Museo de Mar de Ajo y Federico Agnolin del Museo 
			Argentino de Ciencias Naturales y Fundación Azara, dieron a 
			conocer la presencia del genero Chelonoidis en la 
			localidad de Mar de Ajo, en la provincia de Buenos Aires, a partir 
			de una placa marginal, momento en que esta región tenía un clima y 
			ambiente muy parecido al patagónico. 
			En 2022, 
			miembros del Laboratorio de 
			Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) durante la 
			revisión de materiales fósiles alojados en el Museo Provincial 
			Carlos Ameghino, de la ciudad de Mercedes, analizaron los restos del 
			caparazón de una tortuga fósil encontrada en el Río Luján, en capas 
			de unos 100.000 años de antigüedad, cuya nueva especie denominaron 
			
			Chelonoidis petrocellii, 
				del Pleistoceno la provincia de Buenos Aires, del tamaño de las 
			especies vivientes, pero con el caparazón mas gruesos.  
			 
 
			
			Pampagyps imperator. 
			Agnolin y Brissón Egli, 2017. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Metatarso atribuido a 
					Pampagyps imperator. Prensa.  |  | Aspecto de Pampagyps. 
					Ilustración Gabriel Lio. Prensa.  |  
			Ave, 
			Cathartidae. 
			Este hallazgo es único no solo para la 
			provincia de Buenos Aires, sino para toda la Argentina, porque es la 
			primera vez que se encuentra un ejemplar tan bien preservado de un 
			cóndor extinto y del que, hasta ahora, se desconocía su existencia. 
			Superaba los 2,50 metros con sus alas abiertas y tenía garras más 
			fuertes que el cóndor actual, por lo que los paleontólogos estiman 
			que podría cazar a sus presas. Sus restos fósiles fueron hallados en 
			el partido de Marcos Paz, a solo 34 kilómetros de la Capital 
			Federal. Su nombre significa algo así como buitre emperador de las 
			Pampas. Los investigadores determinaron que esta ave tenía una gran 
			capacidad para abrir y cerrar sus garras. Un hueso del miembro 
			posterior nos muestra que las inserciones de los músculos eran mucho 
			mayores a la de los cóndores actuales, por lo que posiblemente 
			podría cazar presas. En la actualidad, los cóndores son animales que 
			se alimentan solamente de carroña, y muy rara vez, cazan su presa. 
			Por su parte, el cóndor emperador de las Pampas, con sus hasta 3 
			metros de envergadura, debió de ser temible para sus presas, entre 
			las cuales podía haber pequeños vertebrados como roedores, reptiles 
			y patos. 
 
			
			Teratornis sp.
			
			
			Miller, 1909.  
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Aspecto del esqueleto de Teratornis. |  | Un
					teratorno 
					alimentándose de un Mastodonte. (*) |  
			Ave, 
			Teratorno.
			Fueron aves voladoras gigantescas de hábitos carroñeros y predadores 
			que habitaron el continente americano durante casi 25 millones de 
			años hasta su extinción hace unos 12 mil años atrás. Sus restos 
			fueron encontrados en Santa Fe, Pehuen Co y en las inmediaciones de 
			Miramar, que, si bien no se determinó el género, los investigadores 
			creen que puede tratarse de Teratornis. Eran más 
			grandes que los cóndores vivientes, pero totalmente extintos. Se han 
			reconocido unas siete especies de teratornos, entre ellos Argentavis 
			magnificens, con un peso estimado en 70 kilogramos y una 
			envergadura alar de hasta 7 metros. Argentavis es el 
			ave voladora de mayor tamaño conocida hasta el momento, y vivió en 
			el Mioceno de Argentina. Los primeros restos de teratornos 
			fueron descubiertos en 1909 en los célebres pozos asfálticos de 
			Rancho La Brea, California. Allí se recuperaron centenares de 
			ejemplares pertenecientes a la especie que da nombre a esta familia 
			de aves extintas denominadas Teratornis merriami. Se 
			cree que los teratornítidos se originaron en América del Sur ya que 
			sus restos más antiguos fueron hallados en yacimientos con edades de 
			entre 25 y 5 millones de años ubicados en Brasil y Argentina. Luego 
			de este periodo de tiempo los teratornos desaparecen del registro 
			fósil sudamericano, pero se vuelven notablemente abundantes y 
			diversos en América del Norte hasta su extinción al final del 
			Pleistoceno, unos 12 mil años atrás. La ausencia de estas 
			gigantescas aves durante los últimos 5 millones de años en América 
			del Sur, era hasta el momento un misterio. Teratornis tenía 
			una envergadura alar de 4 metros, una altura de 80 centímetros y 
			unos 15 kilogramos de peso. Por ahora la poca evidencia fósil, no 
			permite a los paleontólogos diferenciarla de la especie 
			norteamericana.  
 
			
			Rhea fossilis. 
			Ameghino, 1882. 
				
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					 | 
					 | 
					 |  
					| Cáscaras de 
					huevo del genero 
					Rhea del ensenadense. Museo Punta Hermengo. | Huellas 
					fósiles de 
					
					Aramayoichnus 
					en el Pleistoceno de Miramar. | Aspecto de 
					Rhea fossilis. 
					Imagen; Michael Lahanas. |  
			Ave. 
		Rheiformes. 
			Los Rheidae constituyen una familia 
			endemica de la región neotropical y que tuvieron un origen 
			sudamericano y al parecer, nunca dejaron el continente, pudiéndose 
			encontrar registro de su presencia desde el Mioceno al Holoceno. Son 
			aves de gran talla, exclusivamente terrestre y corredoras, con nula 
			capacidad de vuelo. Desde el punto de vista paleoambiental, su 
			presencia sugiere ambientes abiertos, con pastizales y escasos 
			bosques. Si bien sus restos óseos son difíciles de encontrar, se han 
			registrado huellas fósiles de sus pisadas, tanto en Pehuen Co como 
			en el Pleistoceno y Holoceno de Miramar, atribuibles al icnogenero Aramayoichnus. 
			Justamente en esta misma ciudad, personal del Museo de Ciencias 
			Naturales de Miramar, recupero un fragmento de sedimento con 
			cáscaras de huevo atribuible a esta familia, pertenecientes al Ensenadense, unos 700 mil años antes del presente. Rhea 
			fossilis es el único rheido extinto del Pleistoceno tardío, 
			y convivió con otras formas aun vivientes, como Rhea 
			subpampeana, Rhea pampeana, Rhea 
			anchorenensis, Rhea americana y Pterocnemia 
			pennata, aunque se discute alguna sinonimia en el género Rhea. 
 
				
					| 
            
            
            Toxodon platensis. Owen, 
			1837.   |  
					| 
					
					toxodon platensis toxodon platensis toxodon platensis 
					toxodon platensis toxodon platensis toxodon platensis 
					toxodon platensis  |  
              
                | 
					
					 |  | 
					
					 |  
                | Esqueleto de 
					Toxodon platensis en el Museo de Ciencias Naturales de 
					Miramar, montado por la Fundación Azara. |  | Reconstrucción 
					de Toxodon platensis. (*). |  
				
                | 
					
					 | 
					
					 |  
                | Esqueleto de 
			Toxodon
			en el Museo Argentino de Ciencias Naturales, Buenos Aires 
			(MACN).  | Cráneo y 
					mandíbula hallado en Mar del Sud, exhibido en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar.  |  Mamífero 
			Notoungulado. Su nombre significa "diente de 
			arco". El aislamiento geográfico de América del sur, permitió 
			el desarrollo gradual de mamíferos muy extraños, los cuales se 
			diversificaron ocupando distintos ambientes. El Toxodon llego 
			a medir unos 3 metros de largo y una masa estimada de una tonelada. 
			El cráneo de este animal tiene un tamaño de 70 centímetros y sus 
			mandíbulas provista de incisivos de crecimiento continuo, cuyos 
			esmaltes se representan en fajas longitudinales. Se asemejaban a los 
			actuales hipopótamos y rinocerontes, pero sin parentesco alguno, es 
			otro ejemplo de evolución paralela o convergencia adaptativa, es 
			decir, cuando dos especies totalmente aislados comparten nichos 
			ecológicos similares, desarrollando algunos rasgos morfológicos 
			notablemente parecidos. Su hábitat estaba conformado por llanuras 
			abiertas y frondosos pantanos, alimentándose principalmente de 
			vegetales, los cuales, podían ser extraídos con sus mandíbulas en 
			forma de "pala". Otros autores sostienen que se tratan de animales 
			de condiciones semiáridas, ya que se han reportado en sedimentos de 
			origen eólico del Pleistoceno tardío, como, por ejemplo: en la 
			localidad de Sayape, Provincia de San Luís y Caleufu en La Pampa. 
			Así mismo, en la localidad de Tres Arroyos en la Provincia de Buenos 
			Aires se ha descubierto la presencia del genero Toxodon asociado 
			a restos culturales en un sitio Arqueológico, cuya antigüedad se 
			remonta a unos 8500 años antes del presente. También, se dio a 
			conocer en el año 1916, el hallazgo de un fémur de Toxodon con 
			una punta de proyectil incrustada en él, descubierta en la ciudad de 
			Miramar y generando hasta nuestros días notables polémicas entre la 
			comunidad científica, considerado un fraude de la época. Este género 
			tiene una amplia distribución estratigráfica ya que se extiende 
			desde el Plioceno tardío hasta el Holoceno temprano. Su distribución 
			geográfica, parece hallarse en Venezuela y llega hasta el sur de la 
			Provincia de Buenos Aires. Además, sus restos han sido hallados en 
			Paraguay, Brasil, Bolivia y Venezuela. Otras especies relacionadas: Toxodon 
			chapalmalensis, Toxodon darwini, Toxodon 
			ensenadensis, Toxodon platensis, Toxodon 
			gezi y Toxodon gracilis. En este sentido, es 
			de destacar que algunos autores opinan que tanto T. platensis como T. 
			gezi podrían representar, en realidad, una única especie, 
			sin embargo, no se ha llevado a cabo, hasta el momento, una revisión 
			del género Toxodon. 
 
				
					| 
            
            
            Macrauchenia patachonica.
			 
			Owen, 1838. |  
					| 
					Macrauchenia 
					patachonica Macrauchenia patachonica Macrauchenia 
					patachonica Macrauchenia patachonica Macrauchenia |  
              
                | 
					
					 | 
					
					 | 
					
					 |  
                | Esqueleto de 
					Macrauchenia
					en el MACN. (Museo Argentino de Ciencias Naturales de 
					Buenos Aires). | Pata de tres dedos. (*) | 
					Reconstrucción de 
					Macrauchenia patachonica (*). |  
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Cráneo y Mandíbula de Macrauchenia patachonica. Museo 
					de Ciencias Naturales de Miramar.  Gentileza de Adrián 
					Giacchino. |  | Huella de Eumacrauchenichnus 
					patachonicus, en el Sitio 
					Paleoicnologico de Miramar. Hallazgo Mariano Magnussen. |  
			Mamífero
      
			
			Litopterno.
      Los primeros restos de la Macrauchenia fueron 
			hallados por Charles Darwin en su histórico viaje a bordo del "Beagle" 
			a comienzos de la década de 1830. Proceden de sedimentos del 
			Pleistoceno tardío aflorantes en los alrededores de Punta Arena, en 
			el sur de la región patagónica; fueron dados a conocer por el 
			paleontólogo inglés Richard Owen en 1838. Su aspecto en vida es 
			digno de una película de ciencia-ficción. Su nombre significa 
			"cuello largo" y es otra especie del orden "Litopterna". Sus 
			dimensiones eran semejantes al de los camellos actuales, pero los 
			orificios nasales y una gran fosa elíptica señala la presencia de 
			una trompa, algo más larga que la del tapir actual. Poseía largas 
			patas y pies ungulados, provistos de tres dígitos. Es probable que 
			no corriera con mucha velocidad, ya que las proporciones de las 
			patas traseras estaban invertidas, como ocurren con los animales no 
			corredores, por ejemplo, la jirafa. Su alimentación estaba basada en 
			vegetales de zonas pantanosas donde pasaba la mayor parte de su 
			tiempo, y del pastoreo. Algunos autores han formulado la hipótesis 
			de que estos mamíferos estaban adaptados a una vida semiacuática. 
			Sin embargo, sus restos han sido hallados no sólo en depósitos 
			asociados a cuerpos de agua sino también en eólicos correspondientes 
			a ambientes áridos y semiáridos. Los molares superiores son de 
			sección cuadrangular de corona alta. Se extinguió a fines del 
			Pleistoceno y principios del Holoceno. En la actualidad el hallazgo 
			de fósiles de Macrauchenia son muy escasos en todo 
			América latina. Macrauchenia patachonica se halla en 
			sedimentos del Pleistoceno tardío de Brasil, Paraguay, Chile, 
			Bolivia, Uruguay y la Argentina. Los primeros antecesores aparecen 
			en Montehermorense (Plioceno) representado por Promacrauchenia 
			antiqua. Por ultimo debemos agregar que restos recientes de Macrauchenia proceden 
			de la "Cueva del Mylodon" con una antigüedad de 11 mil años, 
			mientras que en el Sitio 2 Arroyo Seco (Prov. Buenos Aires), 
			poseen una antigüedad de 8 mil años. Otras especies relacionadas: Epitherium 
			laternarium, Eoauchenia primitiva, Diplasiotherium robustum, 
			Neolicaphrium, recens, Promacrauchenia antiqua, Promacrauchenia  
			kraglievichi, Promacrauchenia chapadmalense, Windhausenia delacroixi,  
			Pseudomacrauchenia yepesi, y Macraucheniopsis 
			ensenadensis. 
 
					
			Neolicaphrium recens. 
					Frenguelli, 
					1921. 
				
					| 
					
					 |  | 
					
					 |  
					| Fragmento de 
					mandíbula de Neolicaphrium, procedente del Pleistoceno de 
					Termas de Rió Hondo, Santiago del Estero |  | Posible 
					aspecto del 
					 
					proteroterio 
					Neolicaphrium recens (*). |  
			Mamífero
      
			
			Litopterno.
      Se trata de un mamífero de pequeño 
			tamaño y muy parecido a los caballos actuales, pero sin parentesco 
			alguno, de la familia de los proteroterios, perteneciente a una 
			estirpe muy primitiva de América del Sur. Durante aproximadamente 50 
			millones de años de casi total aislamiento, los mamíferos de 
			Sudamérica-Antártida evolucionaron en una continente isla. Neolicaphrium 
			recens, el último representante de los proteroteríidos. La 
			difusión de las planicies abiertas por todo el continente 
			sudamericano contribuyó a la evolución de unos animales corredores 
			de estructura ligera. Los primeros proteroterios tenían un dedo 
			central muy grande en cada pie, y dos laterales más pequeños que 
			apenas tocaban al suelo, algo similar a lo que ocurre en las patas 
			traseras de los jabalíes actuales. Estos pequeños “falsos caballos” 
			fueron animales gráciles de lomo relativamente corto y extremidades 
			alargadas con pezuñas. En la cabeza, el rostro no es particularmente 
			largo y los ojos eran grandes. Estos animales recuerdan vagamente, 
			más que a los caballos, a las gacelas u otros animales herbívoros 
			pequeños o medianos. Las proporciones de sus miembros indican 
			también que eran habitantes de espacios más boscosos que los 
			caballos modernos, lo que permite hacer inferencias en aspectos 
			paleoambientales y paleoclimaticos. Recientemente se dio a conocer 
			la presencia del genero Neolicaphrium en el 
			Pleistoceno de Termas de Rio Hondo en Santiago del Estero. 
			Anteriormente, se había dado conocer parte de un esqueleto de otro proteroterio 
			en el Mio-plioceno de la misma localidad. Se conoce otros pocos 
			restos de Neolicaphrium, en el Pleistoceno de 
			Corrientes, Córdoba, Santa Fe y en Uruguay. Mesotherium cristatum.
			 
			Serres, 1967.
 Mamífero 
			
			
			
            Notoungulado.  
			Fue un género de Mediongulados 
			Notoungulados de hábitos completamente terrestres y alimentación 
			herbívora, compuesta principalmente por duros follajes que 
			encontraban en llanuras abiertas. Su tamaño era similar al de una 
			oveja actual, con largas extremidades adaptadas para correr a 
			grandes velocidades cuando era perseguido por los feroces 
			marsupiales o las gigantescas aves de esta época. Su cuerpo era 
			delgado pero robusto. Su cráneo era muy diferente al que 
			acostumbramos a ver en este tipo de animal, ya que presentaba una 
			dentición rodentiforme. Son un género más moderno de Tipoterios, 
			exclusivos del continente sudamericano. Sus restos aparecen 
			frecuentemente a fines del Plioceno medio (Pseudotypotherium?) 
			hasta el Pleistoceno medio - superior en los barrancos del litoral 
			marítimo bonaerense entre las ciudades de Miramar y Mar del Plata, 
			aunque son más abundantes en Ensenada y Olivos. 
			Géneros relacionados: Protypotherium antiquum, 
			Typotheriopsis chasicoensis, Protypotherium australe, 
			Pseudotypotherium histatum y 
			Mesotherium cristatum. 
 
				
					| 
            
            Megatherium americanum.  
			Cuvier, 1796. |  
					| 
					
					megatherium americanum megatherium americanum megatherium 
					americanum megatherium americanum megatherium |  
					|  |  
					| Esqueleto 
					montado en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de 
					Buenos Aires "Bernardino Rivadavia". Al lado, uno de los dos 
					esqueletos de Megaterio exhibidos en el Museo de La Plata. 
					El técnico Mariano Magnussen Saffer junto a un cráneo de 
					Megaterio en plena preparación en el Museo de Ciencias 
					Naturales de 
					Miramar, hallado por Pablo Lamego. |  
					| 
						
							| 
							
							 | 
					
					 | 
							
							 |  
							| 
							Huellas de 
							Megatherium en Pehuen Co. Fuente; Revista 
							Ciencia Hoy. | Huellas del 
					icnogenero 
					Neomegatherichnum 
					en Pehuen Co. | 
							Reconstrucción de Megaterio. |  |  Mamífero 
			Pilosa.
            Los Pilosa en la 
			actualidad se encuentran representados por mamíferos pequeños y 
			medianos, como osos hormigueros, osos meleros, perezosos de tres 
			dedos entre otros, que pasan la mayor parte de su tiempo colgados en 
			los árboles, moviéndose en forma muy lenta, debido a su bajo 
			metabolismo, pero en el Pleistoceno habitaron en nuestro territorio 
			formas gigantes. Megatherium fue descripto por primera 
			vez por el naturalista francés Georges Cuvier en 1796, quien se basó 
			para tal descripción en un esqueleto completo descubierto en 1789 en 
			las barrancas del Rió Lujan (Prov. Buenos Aires). Su nombre 
			significa "bestia grande" y sin dudas fue el animal terrestre más 
			grande que habito en la región pampeana y el Pleistoceno continental 
			de Sudamérica, donde se han recuperado sus principales restos. El 
			género Megatherium constituye, al igual que 
			Glyptodon, uno de los elementos más conspicuos de la 
			megafauna pleistocena. Su dentición está constituida por 
			molariformes en forma de columna prismática cuadrangular. 
			Tradicionalmente, se lo ha asociado a una dieta herbívora, aunque se 
			propuso una dieta mixta, carroñera o incluso carnívora, ya que el 
			registro fósil muestra una diversidad increíble de herbívoros, con 
			muy pocos depredadores, por lo cual se propuso que algunos 
			Xenarthros pudieron haber ocupado este nicho ecológico. Esto se debe 
			a varias observaciones en huesos de megafauna en Uruguay, en donde 
			aparecen líneas pares, semejantes a las cúspides dentales ya 
			mencionadas. Además, estudios isotópicos demuestran que varias 
			especies de perezosos gigantes extintos, se alimentan de carne, no 
			sabemos si por cacería o por carroña. El primer registro del género 
			se remonta al Vorohuense hasta llegar al Lujanense temprano (Megatherium 
			americanum) y Lujanense tardío (Megatherium sp.). 
			Desde el punto de vista geográfico, su extensión parece estar 
			limitada a la parte austral de América del Sur, es decir, Argentina, 
			Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú y Bolivia; hacia el norte y 
			el este, Megatherium es reemplazado por 
			Eremotherium, un género similar, pero con algunos caracteres 
			más primitivos y adaptado a temperaturas posiblemente más elevadas.
			Megatherium superaba los 4,5 metros de altura cuando 
			se paraba sobre sus patas traseras y con su    cola formando una 
			especie de "trípode" permitiéndole llegar de esta forma a las hojas 
			de los árboles y tener un mejor panorama de todo su alrededor. El 
			peso estimado de esta especie es de cinco toneladas, algo así como 
			dos elefantes. Su cuerpo estaba recubierto por una fuerte pelambre. 
			Sus patas delanteras eran largas y fuertes, acompañadas por cuatro 
			garras, lo que le permitía acceder de mejor manera a los vegetales 
			que formaban parte de su dieta. En la localidad de Pehuen-co, 
			Provincia de Buenos Aires, se halló un yacimiento paleoicnologico 
			con huellas dejadas por este enorme animal, con una antigüedad de 
			unos 11 mil años, junto a otras huellas pertenecientes a especies 
			desaparecidas y vivientes. Megatherium coexistió con 
			los antiguos habitantes humanos en la Provincia de Buenos Aires hace 
			8500 años antes del presente. En 2018, se dio a conocer el hallazgo 
			de un fémur y mandíbula de Megatherium filholi en la 
			ciudad de Miramar, una especie "enana" descripta por primera vez 
			hace 130 años por Francisco Pascasio Moreno y con pocos registros, 
			lo que sirvió para revalidar la especie. Posteriormente, se dio a 
			conocer el hallazgo de un juvenil de Megatherium sp, 
			del Plioceno, próximo a Miramar, convirtiéndose junto a otros restos 
			en Bolivia y Perú, como los más antiguos para este género. Otras 
			especies relacionadas: Plesiomegatherium, Megalonychops 
			carlesi, Pronothrotherium typicum y 
			Diheterocnus sanmartini. 
 
				
					| Mylodon 
			darwinii.   Owen, 1839. |  
					| 
					
					mylodon darwinii mylodon darwinii mylodon darwinii mylodon 
					darwinii mylodon darwinii mylodon darwinii mylodon darwinii |  
				
					| 
						
							| 
							 | 
							
							 |  
							| Cráneo y mandíbula 
							de Mylodon exhibido en  el Museo de 
							Antropología y Ciencias Naturales de Concordia, 
							Entre Ríos.  | 
							Cueros, pelos y osteodermos en el Museo Argentino de 
							Ciencias Naturales de Buenos Aires. Seno de la 
							Ultima Esperanza. |  
							| 
							
							 | 
							
							 |  
							| 
							Excrementos de Mylodon 
					listai, del Seno de la Ultima 
					Esperanza (Patagonia Chilena) exhibidos Museo de La Plata. | Recreación de 
							Mylodon (*) |  |  
					| Esqueleto (*),   
					y  
					Por ultimo, una reconstrucción (*). |  Mamífero 
			Pilosa.
            Pertenecía al 
			infraorden Pilosa, de menor tamaño que el Megatherium 
			americanun descrito anteriormente, pero con cierta semejanza 
			morfológica. Fue descubierto por primera vez por Charles Darwin en 
			los alrededores de Bahía Blanca y posteriormente estudiados por 
			Richard Owen. Se alimentaba de vegetales. Se calcula que medía 
			aproximadamente 2,5 metros a la cruz, y pesaba unas 3 toneladas. El 
			Museo de la Universidad Nacional de La Plata y el Museo Argentino de 
			Ciencias Naturales de Buenos Aires, exhiben en sus salas, un trozo 
			de cuero momificado de Mylodon. Este singular hallazgo 
			casual, fue realizado a fines del siglo pasado. Proviene de una 
			caverna en el Seno de la Ultima Esperanza, llamada también como 
			"Cueva del Mylodon" donde fueron encontrados excrementos del animal 
			y huesos de gran tamaño diseminados en sedimentos que incluían 
			restos de carbón. Lo asombroso de este descubrimiento, es que la 
			pieza única permitió conocer la estructura del cuero de estos 
			animales, que en su interior alojaba pequeños huesecillos 
			subesfericos (osteodermos) que, si bien permitían flexibilidad a la 
			piel, convertían al Milodonte en un verdadero acorazado. Los 
			paleontólogos creen que esta adaptación en la piel la tuvieron sus 
			antecesores del Paleoceno o tal vez antes, dando origen a los 
			acorazados Dasipodidos y Gliptodontidos. En otros sitios de la 
			Patagonia Chilena y Patagonia Argentina se han hallado restos 
			similares a este, pero menos espectaculares. Un hallazgo realizado 
			en la localidad de Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires, 
			permitieron comprobar que los Milodontes habrían sido cazados y 
			consumidos junto a otros gigantes por grupos humanos prehistóricos. 
			Esta especie se extinguió entre 10 mil y 8 mil años antes del 
			presente. No existe consenso entre los investigadores sobre el 
			número de taxones válidos para este género. Se han incluido en él 
			las siguientes especies: Mylodon darwini Owen, 1839. 
			Registrado en la región Pampeana, en la Argentina. Mylodon 
			listai Ameghino. Algo menor en tamaño que el anterior; 
			registrado en la región Patagónica esteparia de la Argentina y 
			sectores similares en Chile. Mylodon insigne 
			Kraglievich. Registrado en la región Pampeana, en la Argentina. 
 
				
					| 
            
            Lestodon 
			armatus.
			
			Gervais, 1855. |  
					| 
					
					lestodon arnatus lestodon arnatus lestodon arnatus lestodon 
					arnatus estodon arnatus lestodon arnatus lestodon arnatus 
					lestodon |  
				
					|  |  |  |  
					| Lestodonte. Ilustración del 
					paleoartista Miguel Ángel Lugo. |  | Esqueleto en el Museo de La Plata. |  
				
					| 
					
					 | 
					 | 
					
					 |  
					| Cráneo de 
					Lestodon en el Museo de La Plata. | Fémur de un 
					Lestodon que superaba a Megatherium | Esqueleto completo de Lestodonte en el Museo Paleontológico 
					de Salto (Bs As). (*) |  Mamífero 
			Pilosa.
            Fue otro gran Xenarthro del 
			Pleistoceno. Al igual que sus parientes era un herbívoro, el cual 
			recogía su comida a orillas de los pantanos o cauces fluviales, y 
			posiblemente un carroñero oportunista como algunos de sus parientes. 
			 Era muy grande, pero menor que el Megatherium americanum. 
			El registro más antiguo del género corresponde al Montehermosense 
			(Plioceno temprano). Median aproximadamente unos 4 metros de 
			longitud. Su cráneo tenía una región rostral muy ensanchada. Los 
			huesos de sus miembros eran grandes y gruesos. Su dentición era 
			simple, pero resaltaban hacia afuera de la boca unos caniformes muy 
			grandes, lo que se convertía en una defensa contra los posibles 
			depredadores. Su masa estimada es de 2,5 toneladas. Después de 
			Scelidotherium, Lestodon es uno de los 
			mamíferos fósiles del Cuaternario más comunes en el territorio 
			pampeano. Las especies de Lestodon, junto a las de 
			Megatherium, son los Tardigrada de mayor tamaño corporal 
			de ese momento. Personal y colaboradores del Museo Paleontológico de 
			San Pedro, dieron a conocer el descubrimiento de una manada de diez 
			individuos del genero Lestodon, tratándose de ejemplares adultos y 
			juveniles. El Museo de Ciencias Naturales de Miramar también dio a 
			conocer el hallazgo de al menos cuatro individuos de distintas 
			edades arrastrados por un río hace miles de años. Entre ellos, se 
			recuperaron restos de un Lestodonte que habría superado el tamaño 
			del Megatherium, lo que planteo nuevas hipótesis. 
			Generalmente, se supone que estuvo adaptado a biomas abiertos de 
			pastizales y arbustos. Estudios tomográficos realizados 
			recientemente en los oídos de algunos perezosos gigantes, demuestras 
			que eran rápidos y agiles, como hipopótamos o rinocerontes, muy 
			distinto al imaginario paleontológico del siglo pasado, que los 
			trataba como enormes bestias sumamente lentas. Otras especies 
			relacionadas: Lestodon trigonidens (exclusiva del 
			Bonaerense y Lujanense), y Lestodon armatus, que se 
			extiende estratigráficamente durante el Ensenadense y Lujanense, 
			aunque algunos autores sostienen que se trata de una única clase. 
 
				
					| Scelidotherium leptocephalum.  
					Owen, 1840. |  
					| 
					Scelidotherium 
					Scelidotherium Scelidotherium Scelidotherium Scelidotherium 
					Scelidotherium Scelidotherium Scelidotherium 
					 |  
              
                | 
					
					 |  | 
					 |  
                | Esqueleto de Celidoterio (Scelidotherium 
					leptocephalum)  exhibido en el Museo de La Plata. |  | Esqueleto 
					montado por Fundación Azara en el Museo de 
					Ciencias Naturales de Miramar.  |  
                | 
					
					 |  | 
					
					 |  
                |  Cráneos de 
					Scelidotherium adulto y su cría, encontrados juntos. 
					Preservados en el Museo Cs Naturales de Miramar. |  | Reconstrucción 
					de 
					Scelidotherium 
					en su cueva. Por Meredith. |  
                | 
					 |  | 
					 |  
				
					| Una gran Paleocueva con 
					relleno y estructura interna, con una galería de 20 metros, 
					dos grandes cámaras y conexión a una antigua superficie, en 
					el Pleistoceno de Miramar, halladas por Mariano Magnussen 
					del Laboratorio Paleontológico del Museo de Ciencias 
					Naturales de Miramar. de las mismas se recuperaron marcas de 
					garras, atribuidas a Scelidotherium.  |  
					|  |  
					| Paleocueva de 
							Miramar. Una maravilla paleontológica bonaerense. En este esquema se dimensiona el recorrido 
							y tamaño total de la Paleocueva o Crotovina 
					realizada por un perezoso gigante y documentada por el Museo 
					de Miramar. Ilustración de D. Boh. |  Mamífero 
			Pilosa.
			Los primeros 
			restos fósiles atribuidos a esta especie fueron descubiertos por 
			Charles Darwin en su viaje del Beagle en la localidad de Bahía 
			Blanca. Basados en restos del cráneo, vértebras y costillas, Richard 
			Owen lo bautizo como Scelidotherium en 1840. De tamaño 
			menor los Xenarthros (perezosos) del Pleistoceno mencionados 
			anteriormente, fueron los mamíferos más comunes del paisaje, ya que 
			sus restos fósiles son muy abundantes en los depósitos sedimentarios 
			de este periodo. Tenía 1,7 metros de alto y 3,5 de largo. Su peso 
			estimado es de una tonelada. El cráneo es alargado, bajo y estrecho, 
			con un rostro proyectado hacia adelante. Su alimentación consistía 
			de vegetales que hallaba en áreas secas. Investigadores del Museo de 
			La Plata, habían realizado estudios biomecánicos en los huesos de 
			las patas delanteras de Scelidotherium, concluyendo 
			que estos extintos animales estaban plenamente capacitados para 
			emplear sus fornidos brazos para cavar. La robustez de cada uno de 
			sus huesos, así como las amplias manos en forma de palas, son 
			coherente con este comportamiento de superexcavadores. Recién a 
			fines de la década de 1990, se dan a conocer varias cuevas con 
			estructura interna, encontradas cerca de la ruta 2, próximo a Mar 
			del Plata. En el año 2002 se halló en Miramar una paleocueva con 
			galerías, dos cámaras y garras marcadas en paredes y techos, con una 
			extensión de 20 metros y conexión a la antigua superficie. Así 
			mismo, hace unos años se extrajeron dos esqueletos completos al sur 
			de la localidad de Centinela del Mar en el Partido de General 
			Alvarado, otro esqueleto de la localidad fosilífera de Camet norte, 
			Partido de Mar Chiquita, y una hembra adulta abrazando a su posible 
			cría en la localidad de Mar del Sud, preservado en el Museo de 
			Ciencias Naturales de Miramar. El género Scelidotherium, 
			básicamente diferenciable de Scelidodon por la 
			presencia de ciertos caracteres más derivados a nivel de los 
			miembros y cráneo. Además, cuenta con al menos dos especies 
			pleistocenas: Scelidotherium floweri y 
			Scelidotherium leptocephalum. Las especies de este género 
			habitaron en espacios abiertos, parcialmente arbolados, de climas 
			templados. Durante el Pleistoceno más tardío se lo encuentra también 
			en ambientes de altura, compatibles con condiciones ambientales 
			templado-frías, entre 2.000 y más de 3.000 metros, específicamente 
			en las localidades de Las Juntas, Catamarca y Lauricocha, Perú, 
			aunque es importante mencionar que en este último sitio existen 
			evidencias que los restos fueron llevados allí por el hombre. Este 
			animal de notables proporciones desaparece del registro fosilífero 
			hace unos 7 mil años atrás. Geográficamente, se había distribuido en 
			los territorios de Argentina, Perú, Uruguay y Paraguay. Géneros 
			relacionados: Proscelidodon patrius, Scelidotherium floweri, 
			Scelidotherium parodi, Scelidodon patrius, Scelidotherium 
			leptocephalum y Scelidodon capellini. 
 
				
					| Glossotherium robustum. 
		Owen, 1842. |  
					| 
					
					glossotherium robustum glossotherium robustum glossotherium 
					robustum glossotherium robustum glossotherium robustum
					 |  
				
					|  
					
					Esqueleto adulto y de un juvenil en el Museo de La Plata. 
					(*) |  |  
					
					Reconstrucción de Glosoterio.  (*) |  Mamífero 
			Pilosa. 
			
			
            Fue un género extinto de perezosos 
			gigantes de América del Sur de la familia Mylodontidae. Poseían gran 
			tamaño y hábitos terrestres, corpulento, con cabeza grande y una 
			cola larga y pesada. Los pies largos y con garras envueltas hacia 
			adentro al igual que los otros Pilosa ya descriptos, por lo tanto, 
			caminaba apoyando sus nudillos. Es probable que pudiera ponerse en 
			dos patas y mantener el equilibrio con la cola, utilizando sus 
			garras para llevarse el alimento a la boca. Tenía 3.5 metros de 
			largo y 1,7 de alto. Su masa estimada fue de una tonelada y su 
			extinción ocurrió durante el Holoceno medio, hace 8 mil años antes 
			del presente. Su cuerpo estaba cubierto por una espesa y densa 
			pelambre y embebidos en la piel se encontraba un gran número de 
			huesillos (osteodermos), en forma y tamaño variables, generalmente 
			superiores a un centímetro de diámetro. Los restos completos 
			rescatados en la Argentina son muy escasos. Su hábito alimenticio 
			era variado, constituido de hojas de graminias, arbustos, árboles y 
			posiblemente carroña. Sus primeros registros corresponden a la 
			Formación Vorohue. Su extinguieron cuando el clima cambiante, junto 
			con la posible caza humana fueron reduciendo el número de individuos 
			hasta su desaparición. Paraglossotherium elmollarum, 
			es otro género, cuyos restos proceden de la localidad de Tafi del 
			Valle, en la provincia de Tucumán. El último registro de un animal 
			con vida es de 8000 años de antigüedad, a unos 160 km de Buenos 
			Aires, Argentina, donde ha sido descubierto el fósil más reciente. 
			Estudios en la estructura del oído de este animal, demostró que era 
			rápido y ágil, a diferencia de los perezosos arborícolas de la 
			actualidad. Otras especies relacionadas: Glossoterium 
			chapadmalense, Glossotherium robustum y Glossotherium 
			myloides. 
 
			Catonyx tarijensis. Ameghino 
			1891. 
				
					| 
					 | 
					 | 
					 |  
					| Cráneo de Catonix, 
					exhibido en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar. | Mano de Catonyx 
					tarijensis Río Tercero. Córdoba. | Aspecto de 
					Catonyx tarijensis. Por Román Yevseyev. Tomado de Vk.com. |  Mamífero 
			Pilosa. 
			Es un género extinto 
			de perezosos gigantes terrestres de la familia Mylodontidae, 
			endémico de América del Sur durante la época del Pleistoceno. Catonyx 
			fue nombrado por Ameghino (1891). Fue asignado a 
			Scelidotheriinae por Gaudin (1995). Fue un enorme herbívoro que 
			seguramente compartía características ambientales como otros 
			perezosos gigantes. Vivió desde 2.5 millones de años hasta hace 
			aproximadamente 10,000 años. Se han descubierto fósiles en Brasil y 
			en la Formación San José de Uruguay. En Argentina se conocen unos 
			pocos restos, en la Provincia de Córdoba y en Miramar, Provincia de 
			Buenos Aires. Posiblemente, al igual que otros Pilosa, fue un animal 
			ágil y rápido, que habría incluido ocasionalmente carroña a su 
			dieta.  
 
			
			
			Scelidodon 
			copei. Ameghino, 1881.
			 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Esqueleto de Scelidodon
					en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos 
					Aires. 
					 |  | Aspecto de Scelidodon. 
					Por Jorge Blanco.  |  
			Mamífero Pilosa. 
			Es un género extinto de perezosos gigantes 
			del Pleistoceno Inferior. Las primeras descripciones fueron 
			realizadas por Charles Darwin en Bahía Blanca, en su viaje del 
			Beagle. Basados en cráneos, vértebras y costillas Richard Owen 
			dedujo que era un animal pesado de marcha lenta. Poseía una cabeza 
			relativamente pequeña y enormes garras. Descubrimientos posteriores 
			han logrado reconstruir por completo al animal y determinar su gran 
			tamaño comparable con el Mylodon. Posee un cráneo pequeño, alargado, 
			estrecho y bajo; con las mandíbulas alargadas, pero con los 
			premaxilares más cortos. Sus dientes, en la superficie masticatoria, 
			son elípticos o levemente triangulares, con la serie dentada 
			paralela y continua, siendo tanto las superiores como las inferiores 
			casi del mismo tamaño, lo que denota su dieta herbívora, consumiendo 
			arbustos, hojas y raíces. Su cuerpo era masivo y probablemente 
			cubierto de un grueso pelaje. Midió unos 2.5 metros de largo por 1 
			metro de altura, con un peso cercano a la tonelada. Sus extremidades 
			posteriores son largas y robustas, las anteriores son más cortas, 
			terminando ambas en fuertes garras curvadas hacia el interior, por 
			lo que se desplazaba sobre el dorso de sus manos y pies. Podía 
			incorporarse sobre sus extremidades traseras. Su cola es gruesa, 
			permitiendo al cuerpo permanecer vertical. Su existencia se remonta 
			al Pleistoceno Superior (edad Lujanense). 
 
			
			Pyramiodontherium 
			sp. Rovereto, 1914. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| 
					
					Fémur de Pyramiodontherium, recuperado 
					en el Pleistoceno de San Pedro, Buenos Aires. Imagen de 
					prensa.  |  | Posible 
					aspecto de 
					
					Pyramiodontherium. (*). |  
			Mamífero 
			Pilosa. 
			Fueron un grupo de antiguos perezosos 
			terrestres que habitaron nuestro país desde finales del Mioceno al 
			Plioceno medio. El equipo del Museo Paleontológico de San Pedro 
			acaba de presentar el descubrimiento de una nueva especie de 
			perezoso fósil de enormes características. El fósil hallado es un 
			gran fémur prácticamente completo, de 42 kilogramos de peso, que 
			correspondió a Pyramiodontherium, un mamífero de talla 
			gigantesca, emparentado con los perezosos actuales, al que se 
			pensaba desaparecido desde hacía unos tres millones de años, 
			mientras que el fósil hallado en San Pedro tiene “tan solo” unos 
			700.000 años de antigüedad. Esto significa que los 
			Pyramiodontherium habrían vivido, al menos, unos 2 millones 
			de años más de lo que se creía hasta hoy. En este sentido, el fósil 
			de San Pedro pasa a ser el ejemplar más moderno de su género. Tanto 
			desde el Grupo Conservacionista de San Pedro, equipo del Museo que 
			descubrió el fósil, como del Dr. Luciano Brambilla, investigador de 
			la Universidad Nacional de Rosario, encargado de estudiar la pieza 
			encontrada, opinan que se estaría ante una nueva especie totalmente 
			desconocida dentro del género en cuestión. Además de ciertos cambios 
			en la morfología del fémur encontrado, lo diferencian de otros 
			Pyramiodontherium conocidos. Estaban emparentados con los 
			megaterios, típicos perezosos de talla gigantesca que habitaron la 
			región pampeana hasta finales del Pleistoceno. Los restos de los 
			Pyramiodontherium son escasos y fueron encontrados sólo 
			en Argentina, en las provincias de Catamarca, la Rioja, Entre Ríos y 
			Chubut. Los Pyramiodontherium habían desarrollado 
			tallas medianas, en comparación a los megaterios, aunque la nueva 
			especie de Pyramidontherium de San Pedro nos muestra 
			un desarrollo excepcional que supera también a los megaterios más 
			grandes. 
 
		Neosclerocalyptus 
		ornatus. 
		
		Owen, 1845. 
				
					| 
							
							 | 
							
							 | 
							
							 |  
					| 
							
            				Neosclerocalytus ornatus, exhibido en el 
							Museo Ciencias 
							Naturales en Villa Escolar, Formosa. | 
							Huellas fósiles de un 
							Gliptodonte del icnogenero 
							
							Glyptodontichnus
							en el 
							sitio paleoicnologico de Puhuen Co. | 
							
							Neosclerocalyptus 
							ornatus, saliendo de su madriguera. Ilustración 
							de 
							Carlos Alberto Montefusco. |  
            
		Mamífero Cingulata.   
			Los Gliptodontes, es tal vez, la familia extinta más 
			popular de todos los mamíferos fósiles, cuyo nombre significa 
			"diente tallado" alude a la compleja forma de sus dientes. La 
			característica principal de este grupo es su coraza, la cual no 
			poseía bandas móviles como los armadillos actuales, lo que limitaba 
			sus movimientos, formadas por placas óseas circulares e irregulares 
			que embonaban como un mosaico. El origen de los gliptodontes se 
			remonta al Eoceno, hace unos 45 millones de años, pero recién al 
			final del Plioceno y durante todo el Pleistoceno tuvieron una gran 
			diversidad, formas y tamaños. Al parecer no se alimentaban de 
			hormigas como sus parientes modernos, sino de pastos y otras plantas 
			duras. Se conocen alrededor de 60 especies de "Gliptodontidos", los 
			cuales presentan tres formas fundamentales. Neosclerocalytus 
			fue la más pequeña de todas las especies que habitaron en América 
			del Sur. Tenía un caparazón alargado y bajo, con placas fáciles de 
			identificar por el predominio en su diseño de la figura central 
			sobre las periféricas. Su cabeza estaba protegida por un escudete 
			óseo y su cola recubierta por cuatro anillos móviles y un tubo largo 
			y cilíndrico, capas de ser usado como arma. Neosclerocalyptus 
			es una especie de Hoplophorini reconocida por que se caracteriza 
			fundamentalmente por el gran desarrollo y neumatización de los senos 
			fronto-nasales, así como por la notable altura del cráneo, sobre 
			todo en la región posterior; de igual modo, la cresta sagital, 
			presente en las restantes especies pleistocenas, está aquí 
			remplazada por una notable concavidad media. La particularidad de 
			estos animales eran sus huesos nasales (hocico) los cuales le daban 
			un aspecto inflado a su rostro y cuya función tendría que ver con 
			algún tipo de “acondicionamiento” del aire o posiblemente un adorno 
			atractivo para sus congéneres. En la localidad de Centinela del Mar 
			(cerca de Miramar) un equipo del Museo de La Plata encontró una 
			paleocueva con estructura interna, en la cual había restos de 
			Neosclerocalyptus. La estructura presentaba marcas de garras 
			en las paredes y marcas de ficción del caparazón en el techo. Esto, 
			junto a ciertas características anatómicas presentes en dichos 
			animales, llevó a proponer el posible desarrollo de hábitos 
			cavadores en estos gliptodontes de menor talla. A diferencia de 
			otros Gliptodontes, este tiene unas extremidades muy delgadas y 
			cortas. Su peso fue de unos 250 a 300 kilogramos. Los restos de 
			Neosclerocalyptus son algo frecuentes en los sedimentos 
			del Cuaternario del S.E bonaerense. Las especies más “modernas”, de 
			unos 120.000 años, tenían esta característica muy notoria, en cambio 
			las más antiguas que se conocían mostraban diferencias notables y 
			tenían hasta un millón de años. Recientemente, en 2024, se publico 
			un estudio en donde se 
			
			
			analizaron 32 marcas en fragmentos óseos de un 
ejemplar de Neosclerocalyptus, una variedad de os extintos 
			Gliptodontes, que vivió en la zona del Río Reconquista, en la 
			localidad bonaerense de Merlo, hace 21.000 años, prueban la 
interacción humana con la megafauna prehistórica. Tras analizar con distintas técnicas esos 
cortes en vértebras y otros fragmentos óseos, además de datarlos junto con los 
sedimentos donde fueron hallados, un equipo de investigadores argentinos que 
trabajan en instituciones de referencia en el país, Francia y China determinaron 
que el patrón de esas marcas responde a “una secuencia lógica de desposte” del 
animal con instrumentos de piedra. Esto surge en un momento en el que están 
			empezando a aparecer evidencias en otros lugares del norte de 
			América, como Alaska, Estados Unidos y México, fechadas para la 
			misma época, entre 26.000 y 22.000 años atrás. Ahora, se agrega la 
			de Argentina, de hace 21.000 años. 
						La distribución geográfica del 
			género es relativamente amplia, abarca Argentina, Paraguay, Chile, 
			Bolivia, Paraguay y Brasil. El registro de este género se extiende 
			desde el Ensenadense (Pleistoceno temprano-medio) hasta el Holoceno 
			temprano. Usualmente, las especies del género han sido relacionadas 
			con ambientes abiertos de pastizales y en parte arbolados. Otras 
			especies relacionadas: Neosclerocalyptus heusseri, 
			Neosclerocalyptus ornatus y  Hoplophractus. 
 
			Doedicurus clavicaudatus.  
			Owen, 1846. 
            Mamífero Cingulata:
			 
			Fue la especie de mayor tamaño 
			dentro de la familia de los Gliptodontes. Tenía 4,3 metros de largo 
			y 2 metros de alto. La coraza tiene una forma muy particular, 
			presentando una especie de joroba en su parte más alta, con placas 
			laxamente unidas que en otros parientes de la época. Su cola estaba 
			formada por cuatro anillos, un tubo cilíndrico de un metro de largo 
			y en su término poseía una masa ósea con púas corneas, 
			convirtiéndose en una técnica de defensa contra los habituales 
			depredadores. Sus extremidades son sorprendentemente robustas y su 
			columna y cadera se encuentran soldadas al caparazón del animal. Se 
			alimentaría de pastos cortos y de zonas semi-aridas. Su masa 
			estimada en vida es de dos toneladas. Todas las especies se 
			extinguieron sin dejar representantes. Asimismo, restos bien 
			preservados de la especie fueron rescatados en dos campañas 
			paleontológicas en 1918 por Carlos Ameghino y Lorenzo Parodi, cuyos 
			restos en la actualidad se encuentran depositados en el Museo 
			Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" e Instituto 
			Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales de Buenos Aires, 
			República Argentina. Otras especies relaciondas: 
			Neosclerocalyptus heusseri, Sclerocalyptus ornatus, Hoplophractus, 
			Plohophoroides conterminus,  Plohophorus figuratus, Panochthus 
			tuberculatus, Doedicurus clavicaudatus, Glyptodon munizi y
			Paraglyptodon chapadmalensis. 
 
		
		Glyptodon reticulatus. 
		Owen, 1845. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Extracción 
					de un Glyptodon reticulatus del Pleistoceno por el Museo 
					Municipal Punta Hermengo de  Miramar. |  | 
							Ejemplar de Glyptodon munizi en el Museo de 
					Ciencias Naturales de Miramar. |  
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Excepcional 
					hallazgo de cuatro Gliptodontes, en el lecho del arroyo Salado, en el partido 
					bonaerense de Bolívar.  |  | Aspecto en vivo de 
			Glyptodon 
			reticulatus por Roman Uchytel. |  Mamífero Cingulata. 
			Fue una de las especies más comunes dentro del 
			territorio bonaerense y gran parte del país por la abundancia de 
			restos fósiles. Su existencia fue comunicada por primera vez por Sir 
			Owen en un trabajo científico en 1845. Glyptodon tenía 
			3,5 metros de largo y 1,4 de alto. Su cráneo estaba protegido por 
			una coraza cefálica. Su coraza ósea no tenía anillos móviles, cuya 
			característica es propia de esta familia de mamíferos desaparecidos. 
			El tamaño de su caparazón es de unos 2,5 metros de largo por 2 
			metros de ancho, cuyas placas engrosadas entre sí, varían de 1 a 8 
			centímetros de diámetro, las cuales son fáciles de identificar por 
			su forma de "flor" o “roseta”. Su cola carecía del anquilosamiento 
			de los anillos terminales en forma de tubo descriptos en los otros 
			géneros. Esta se encuentra formada por una serie de anillos móviles 
			de diámetro decreciente, conformada por unos siete anillos con 
			placas de forma relativamente grotesca y en punta. Sus patas son 
			cortas y robustas. Gran parte de la columna y de la pelvis se 
			encuentran soldadas a la coraza ósea. Su masa estimada es de 1,5 
			toneladas. Su alimentación estaba compuesta principalmente por el 
			pastoreo de hierbas bajas de zonas abiertas. Algunos trabajos 
			publicados recientemente en Francia por un grupo de prestigiosos 
			paleontólogos argentinos, demuestra que es probable que varias 
			especies de Gliptodontes se pudieran parar sobre sus patas traseras 
			y apoyarse sobre sus grotescas colas, formando una especie de 
			trípode, para mantener elevado su enorme y macizo cuerpo. Su 
			extinción ocurrió hace unos 10 mil años. Entre los Glyptodontidae, 
			es el género que posee la mayor extensión latitudinal, que va desde 
			el sur de Argentina hasta Venezuela. Su presencia en Centroamérica, 
			especialmente México, es dudosa y requiere alguna revisión. De 
			acuerdo a este taxón se habría desarrollado en ambientes abiertos de 
			pastizales y estepas. De igual modo, recientes estudios del aparato 
			hioideo de Glyptodon sugirieron una dieta 
			principalmente pastadora, que apoya la hipótesis precedente. El 
			hallazgo de corazas y placas óseas de este género son de lo más 
			común en toda la región Pampeana. En 2019, se dio a conocer un 
			estudio donde determino que Glyptodon clavipes, es la 
			misma especie que Glyptodon reticulatus, la cual había 
			sido clasificada por separado, debido a las diferencias en la coraza 
			entre ejemplares adultos y más juveniles. En 2020, un equipo de 
			profesionales de la arqueología y la paleontología perteneciente al 
			Instituto de Investigaciones del Cuaternario Pampeano (INCUAPA – 
			CONICET) con sede en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN 
			trabajaron en la extracción de restos de caparazones de cuatro 
			gliptodontes que fueron hallados en el lecho del arroyo Salado, que 
			descarga sus aguas en la Laguna San Luís, en el partido de Bolívar. 
			Géneros relacionados: Paragliptodon chapadmalensis del 
			Plioceno, G. munizi G. principalis G. laevis G. gemmatus  
			todos ellos típicos del Ensenadense, y G. perforatus  G. 
			elongatus y G. clavipes. Estas últimas se 
			encuentran en el Bonaerense y Lujanense. 
 
		Panochthus 
			tuberculatus. 
		
		Owen,1845. 
				
					| 
					
					 | 
					
					 | 
					
					 |  
					| Ejemplar de 
					Panochthus sp 
					en el Museo de La Plata. | 
					Cráneo en el 
					Museo de Cs Naturales de la localidad de Las Flores, Prov Bs 
					As. | Panochthus tomado 
					del Web Site Arroyo Vizcaino. |  Mamifero Cingulata. 
			Se trata de otro género de los famosos y populares 
			Gliptodontes pampeanos, que tuvieron su origen durante el Eoceno, a 
			partir de pequeñas formas del tamaño de un gato doméstico, y que 
			para el Mioceno, Plioceno, y sobre todo en el Pleistoceno alcanzaron 
			su máximo desarrollo. Se diferencian de los Glyptodontes por su 
			coraza en forma de casco prusiano. Las placas que forman este 
			formidable caparazón son gruesas, presentando un relieve con 
			pequeñas figuras circulares y uniformes finamente punteadas. La 
			coraza de este género se caracteriza por un marcado alargamiento de 
			la región pélvica en detrimento de la zona torácica, estando 
			constituida la ornamentación de cada placa por un gran número de 
			figuritas finamente puntuadas. Su tubo caudal tiene un gran tamaño y 
			es muy chato a comparación de las otras especies, con notables 
			cicatrices donde tal vez, llevaría un grupo de largas y punteabudas 
			espinas corneas, las cuales, se convertía en un arma muy efectiva 
			cuando era amenazado por los carnívoros de la época. Su cráneo era 
			corto pero muy robustos, acompañados de unas increíbles y grotescas 
			mandíbulas. Sus patas eran gruesas y cortas. Su pelvis al igual que 
			gran parte de su columna se encontraba soldada a la coraza dorsal. 
			Los hallazgos de trozos de coraza de Panochthus en 
			toda la región son algo frecuente. Su distribución geográfica abarcó 
			los actuales territorios de Argentina, sur de Brasil, Uruguay y 
			Bolivia. Seguramente vivía en zonas abiertas con pastizales, de los 
			cuales se alimentaban. Otras especies: Las diferentes especies 
			reconocidas para el Bonaerense y Lujanense (P. tuberculatus, 
			P. morenoi y P. frenzelianus) se diferencian básicamente 
			entre sí por el tamaño y ciertos caracteres craneales (e.g., órbitas 
			abiertas o cerradas). También se registra el género P. intermedious. 
 
				
					| Pampatherium typum. 
			 Ameghino, 1937. |  
					| 
					
					pampatherium typum pampatherium typum pampatherium typum 
					pampatherium typum pampatherium typum pampatherium |  
				
					|  Mandíbula de 
					Pampatherium en el Museo de La Plata, y coraza 
					articulada. Aspecto del armadillo gigante (*). |  Mamífero Cingulata. 
			 La familia de los Dasipodidos o 
			Chlamyphoridos, agrupa a animales cuyos cuerpos se hallan protegidos 
			por una coraza ósea y placas dérmicas, la que se divide en dos 
			partes, una la coraza escapular y la otra la coraza pélvica, 
			separadas por varias bandas móviles que varían en su cantidad según 
			la especie. En la actualidad se encuentran representados por 
			mamíferos de pequeño tamaño como los peludos y las mulitas. Durante 
			la era Cuaternario vivió una mulita gigante llamada 
			Pampatherium, cuyo nombre significa "bestia de la pampa". Es 
			probable que su peso fuese de unos 225 kilogramos y superaba los 2,5 
			metros de longitud. Poseía un caparazón con bandas móviles, lo que 
			le permitía realizar movimientos rápidos y variados, facilitando la 
			excavación de largas galerías donde pasaría la mayor parte de su 
			tiempo. Los registros más antiguos de un Pampatheriidae provienen de 
			la región pampeana para el Plio-Pleistoceno es relativamente pobre, 
			aunque son algo más frecuentes en el Mio-Plioceno de Mesopotamia por 
			el género Kraglievichia y de la región Sudandina por 
			el género Vassalia. En los últimos años, los 
			investigadores lo incluyen dentro de la familia Dasypodidae como lo 
			planteo en su momento Ameghino. Suponemos que su alimentación era 
			variada, desde gusanos, huevos, vegetales y no desperdiciaría 
			la carroña, demostrado por sus raros dientes. De hecho, la 
			existencia en sus molariformes de una cresta axial de dentina 
			compacta indicaría que los Pampaterios se alimentarían mayormente de 
			vegetales duros, o altamente abrasivos, como las gramíneas. 
			Pampatherium typum se extiende, en la Argentina, durante 
			todo el Ensenadense y Lujanense. Geográficamente, en la Argentina, 
			se lo ha exhumado en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, 
			Córdoba, Corrientes y Formosa. Fuera de la Argentina, sus restos han 
			sido exhumados en la República Oriental del Uruguay y en Bolivia, en 
			las localidades del Tarija y Papua, y en Brasil. En términos 
			generales se lo ha asociado, al igual que los Glyptodontidae, a 
			ambientes abiertos y pastizales. Géneros relacionados: Plaina 
			intermedia, Kraglievichia sp. Chlamydotherium paranense, 
			Pampatherium typum y Vassalia sp.  
 
		Propraopus grandis. 
		Ameghino, 1881. 
			
				| Coraza y cola de 
			Propraopus grandis. Este ejemplar es el mas completo que se 
			conoce y fue hallado en el Pleistoceno bonaerense, exhibido en el 
			Museo de La Plata. Al lado, posible aspecto de Propraopus 
			grandis, 
			tomado del paleoartista Jorge Blanco en el libro Bestiario Fósil, 
			como Pampatherium. |  Mamífero 
		Cingulata. Se trata de otro género de 
		Dasipodido, es decir, un mamífero compuesto por una coraza ósea con 
		placas corneas y que, a diferencia de los Gliptodontes, poseían bandas 
		móviles que les permitían realizar importantes movimientos o ponerse en 
		forma de bola. Su origen se remonta al Paleoceno medio, calculados en 
		unos 55 millones de años antes del presente y en poco tiempo colonizaron 
		una gran variedad de ambientes, logrando una diversificación muy 
		exitosa. Su tamaño era muy similar al de los actuales "Tatu carreta" que 
		vive en el norte argentino. Llegaba a medir 1,20 metros de longitud. Su 
		alimentación fue muy variada, compuesta principalmente gusanos, huevos, 
		vegetales y animales en estado de descomposición. Los huesos de sus 
		extremidades eran cortos y robustos, muy característicos de esta 
		familia. Sus falanges ungueales o garras eran muy desarrolladas para 
		realizar extensas madrigueras, donde pasaba gran parte de su tiempo y 
		donde las hembras daban a luz. La presencia de los osteodermos fijos 
		dentro de esta especie se fundamenta por la forma hexagonal y la 
		presencia de dos o tres figuritas periféricas en su borde anterior. En 
		las placas móviles, se observan los dos surcos que divergen hacia la 
		parte posterior de la placa, limitando de este modo una figura 
		subtriangular. Con respecto al registro fosilífero de esta especie, 
		podemos decir que es muy escaso, y cuando los paleontólogos y los 
		técnicos encuentran alguna pieza, se trata de restos aislados. Este 
		género, típicamente pleistoceno, incluye las especies de P. 
		punctatus y P. sulcatus para Brasil; P. 
		magnus (Ecuador) y P. grandis (Argentina y 
		Bolivia). Su distribución se extiende hacia el norte hasta Florida, 
		Missouri y Oklahoma, en los Estados Unidos. En Argentina, la única 
		especie reconocida es P. grandis (Ensenadense y Lujanense, 
		para las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Catamarca. Desde el punto 
		de vista paleoambiental, su presencia sugiere espacios abiertos. 
 
			
		Chaetophractus villosus. 
		Desmarest, 1804. 
					
						| 
						
						 | 
						 | 
						 |  
						| Ejemplar 
						mayormente completo de 
						Chaetophractus sp.  Museo 
						Municipal de Ciencias Naturales de Miramar. | Cráneo del mismo 
						ejemplar de la izquierda de 
						Chaetophractus sp.  Museo 
						de Ciencias Naturales de Miramar. |  Aspecto 
			de 
						Chaetophractus. 
			
			Carlos Wiedner. |  Mamífero Cingulata. 
		Se trata de un armadillo fósil emparentado con el mismo 
		género viviente (el peludo pampeano). El origen de la presente estirpe 
		es sudamericano, cuyos restos fósiles de sus antecesores corresponden al 
		Eoceno, es decir, hace unos 45 millones de años antes del presente, pero 
		al restablecerse la unión de ambas Américas, este género se desplaza 
		hasta la parte media de Norteamérica. Era un armadillo acorazado. La 
		armadura de este animal estaba constituida por un mosaico de pequeñas 
		placas óseas que se desarrollan en la capa inferior de la piel o dermis, 
		y están recubiertas de epidermis córnea. Constituye un sistema de 
		protección contra los depredadores; y en este género estaba protegida 
		incluso la cola. Las placas formaban un escudo de una sola pieza sobre 
		los hombros y otro sobre los cuartos traseros. La parte media del cuerpo 
		del animal estaba recubierta por unas placas que forman bandas 
		transversales articuladas entre sí, es decir, que estaban unidas por una 
		piel blanda. Gracias a esto podían enrollarse hasta formar una bola 
		completamente acorazada y cubrir la única zona del cuerpo que se halla 
		desprotegida: el abdomen. Eran animales de cuerpo robusto, con patas 
		cortas y musculosas que les permitían moverse con gran rapidez. Las 
		extremidades poseían garras semejantes a uñas y el armadillo las 
		utilizaba para conseguir su alimento o para excavar madrigueras. Sus 
		hábitos eran nocturnos y se alimenta de insectos, gusanos, pequeños 
		vertebrados y, a veces, carroña. Restos fósiles de este y otros géneros 
		morfológicamente similares son hallados con frecuencia en los 
		afloramientos sedimentarios correspondientes al Plioceno y Pleistoceno 
		pampeanos. Géneros y especies relacionados: Chorobates recens, 
		Chorobates  villosissimus, Dasypus laevisculptus,  Macrochorobatus 
		chapadmalensis, Macroeuphractus outesi, Macroeuphractus retusus 
		y Zaedyus sp. 
 
		Lestodelphys halli. 
		Thomas, 1921.  
					
						| 
						
						 |  | 
						
						 |  
						| 
						
						Mandíbulas y maxilares 
						comparados con una moneda de cinco centavos para indicar 
						su tamaño real. Colección del Museo de Ciencias 
						Naturales Punta Hermengo. |  | Aspecto en 
						vida del pequeño carnívoro marsupial Lestodelphys 
						del Pleistoceno Pampeano. (*) |  
		Mamífero Marsupial.
      Es un género muy 
		abundante en el Pleistoceno pampasico. Su tamaño era muy pequeño, como 
		el de un ratón, y sería fácil en confundirlo si lo pudiéramos ver con 
		vida, pero en realidad era un animal de la familia de las zarigüeyas o 
		falsas comadrejas. Pudieron ser de hábitos arborícolas y terrícolas. Su 
		dieta era omnívora, es decir, comían de todo, desde huevos, insectos 
		hasta pequeños roedores de la época los cuales tenían su tamaño. Su 
		reproducción era muy compleja, ya que las hembras daban a luz a fetos 
		pocos desarrollados, los cuales, terminaban su etapa de crecimiento en 
		un saco externo. Sus restos son muy escasos, y generalmente sus fósiles 
		se encuentran asociados al de otros microvertebrados dentro de las 
		regurgitaciones realizadas por aves rapaces. Thylamys y 
		Lestodelphys son los marmosinos fósiles más comunes en las 
		exhumaciones Plio-Pleistocenas de la región pampeana. Ambas especies, en 
		la actualidad, muestran adaptaciones a la vida de ambientes templado - 
		xericos, como la capacidad de almacenar grasa en la cola y la 
		posibilidad de entrar en estados de topor diario o hibernación. El 
		almacenamiento de grasa por parte de los marsupiales podría responder a 
		carencias estaciónales en la disponibilidad de alimentos, 
		fundamentalmente insectos. Posiblemente, sus representantes fósiles, 
		tenían comportamientos similares. Debido a los cambios climáticos y 
		geográficos ocurridos desde entonces, la distribución de estos 
		peculiares mamíferos no es la misma, por ejemplo, los representantes 
		actuales del genero Lestodelphys viven en algunos rincones 
		de La Pampa y sur Patagonico. Géneros relacionados: Lestodelphys 
		juga, Lestodelphys halli, Lutreolina crassicaudata, Lutreolina tracheia, 
		Monodelphys dimidiata, Thylamys contrerasi, Thylamys pusillus, 
		Thylatheridium cristatum, Thylatheridium pascuali, Thylophorops perplana
		y Thylophorops chapadmalensis. 
 
            Lagostomus maximus. 
			Desmarest.1817. 
				
					|  |  |  |  
					| Cráneo con Mandíbula en el 
					Museo de Ciencias Naturales de Miramar. | Restos muy 
					completos exhibidos en el Museo Paleontológico de San Pedro. | Aspecto de Lagostomus maximus. 
					Por
			Carlos C. Wiedner.  |  Mamífero 
			Roedor.
            Es una especie de roedor de la familia 
			Chinchillidae. En la actualidad la especie se encuentra representada 
			por la vizcacha. Durante el Plioceno, vivió un antiguo 
			representante, el Lagostomus (Lagostomopsis) antiquus, 
			de menor tamaño, pero recién a mediados del Pleistoceno bonaerense 
			Lagostomus maximus ha tenido una gran expansión geográfica. Se trata 
			de un género aloctono, que llego a Sudamérica durante el Oligoceno 
			tardío y Mioceno a través de otras circunstancias, como saltadores 
			de islas etc, Prolagostomus pusillus y 
			Lagostomus telenkechanum. Su alimentación estaría compuesta 
			principalmente por tubérculos, raíces, hierbas etc. Poseía un cráneo 
			ancho y robusto, con nasales alargados. Bullas timpánicas poco 
			desarrolladas. Mandíbulas con una cresta regularmente fuerte y patas 
			traseras alargadas a comparación de las primeras, acompañadas con 
			tres dedos, de los cuales, el del medio es él más largo. Realizaban 
			grandes y extensas madrigueras, donde se pueden observar los túneles 
			y recamaras centrales. En Miramar, en las inmediaciones del Bosque 
			Vivero Dunicola Florentino Ameghino, se pueden encontrar con 
			frecuencia en los afloramientos geológicos, numerosas paleocuevas 
			atribuidas a la especie, con restos fósiles en su interior. En 1994, 
			Mariano Magnussen, del actual Laboratorio de Paleontología del Museo 
			de Ciencias Naturales de Miramar, Fundcion Azara y Lacev, hallo un 
			una de las recamaras centrales de la madriguera, restos sustanciales 
			de cuatro individuos de edades distintas, demostrando que la especie 
			tenia estrechos sociales complejos. 
 
			Hydrochoerus 
			sp. Brisson, 1762. 
			
			Roedor, 
			
			cavioideo. 
			 
			En la actualidad, 
			es el roedor más grande del mundo, y pertenece al suborden 
			Caviomorphae, de la familia Hydrochoridae y a la subfamilia 
			Cavioidae, pero en otros tiempos geológicos estuvo representado por 
			otros gigantes. La evolución histórica de este roedor ha sido 
			investigada por paleontólogos uruguayos y argentinos. Es uno de los 
			mamíferos que evolucionaron en América durante la era Cenozoica. Su 
			filogenia se remonta al Oligoceno inferior sudamericano. En el 
			Mioceno la evolución produjo una divergencia entre los Eocardidae e 
			Hydrochoeridae (antiguos capibaras), que se desarrollaron 
			conjuntamente, y los Cavioidae (donde se encuentran los cobayos o 
			cuises) que lo hicieron en forma independiente. En el Pleistoceno 
			existían por lo menos seis géneros con varias especies, según los 
			fósiles descubiertos desde el sur de los Estados Unidos hasta el sur 
			de la Argentina. Estos fósiles provienen de individuos de hasta el 
			doble de tamaño que los actuales capibaras y con mayor 
			especialización. Las patas anteriores tienen cuatro dedos y las 
			posteriores tres, como el Tapir (Tapirus terrestris). 
			Seguramente todos los dedos están unidos entre sí por pequeñas 
			membranas natatorias y están dotados de uñas fuertes y gruesas. Este 
			animal pudo nadar vigorosamente y permanecer debajo del agua 
			bastante tiempo, como lo hacen en la actualidad los carpinchos. Se 
			han recuperado restos muy interesantes en el Plio- Pleistoceno de 
			las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Recientemente, Mariano 
			Magnussen del Museo de Ciencias Naturales de Miramar hallo huellas 
			fosilizadas atribuibles al icnogenero Porcellusignum 
			conculcator. De apariencia muy similar a sus parientes 
			suramericanos modernos, los investigadores asumen que estos animales 
			necesitaban hábitats con abundante agua dulce. De hecho, sus fósiles 
			se han encontrado muy cerca de donde alguna vez hubo ríos, arroyos, 
			lagos o pantanos. Se alimentaba de una variedad de plantas incluido 
			en gran medida de pastos. Sobre carpinchos fósiles del Pleistoceno 
			se conoce muy poco, pero pareciera que su presencia es muy reciente. 
			Otro género extinto bien conocido para el Pleistoceno es 
			Neochoerus sp. 
 
			
			
			Desmodus draculae.
			Morgan, Linares & Ray, 1988. 
				
					| 
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					| Rama 
					mandibular de Desmodus draculae, del Pleistoceno. 
					Museo de Ciencias Naturales de Miramar. | Aspecto del 
					vampiro gigante del Pleistoceno, Desmodus draculae, 
					dentro de una paleocueva. Por HodariNundu. |  
			Quiroptero, desmodóntido.  
			Es una especie de mamífero placentario del orden de los quirópteros. 
			Vivió durante el Pleistoceno y el Holoceno reciente en zonas cálidas 
			de Centro y Sudamérica. Los vampiros son mamíferos que solo viven en 
			América, perteneciente a la familia de los desmodóntidos, conocidos 
			por alimentarse de sangre animales, o sea, que es un hematófago. Son 
			la única familia de murciélagos en el mundo, que despierta 
			curiosidad a partir de las leyendas de Transailvania. De vuelo ágil, 
			silencioso y una considerable capacidad para saltar. Las distintas 
			especies de vampiros carecen de cola, poseen coloración oscura y 
			muestran un carácter huraño y huidizo. Pero en el Cuaternario de 
			América, vivió Desmodus draculae. Fue hallado por 
			primera vez en Venezuela, en 1988. Creemos que tuvo muchos hábitos 
			similares al vampiro común, pero con un tamaño 30 % mayor. Los 
			únicos antecedentes de vampiros antiguos de Argentina, corresponden 
			a los hallados en el Partido de General Alvarado. Uno de ellos, es 
			un canino superior aislado del Holoceno tardío en la localidad de 
			Centinela del Mar, referido a Desmodus cf. D. draculae, 
			que increíblemente no llego a ser un fósil, pues, la datación 
			readiocarbonica dio una antigüedad de 300 años. En 2021, 
			investigadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Conicet 
			y del Museo de Ciencias Naturales de Santa Clara del Mar, dieron a 
			conocer una mandíbula de Desmodus draculae, del 
			Pleistoceno del Arroyo La Ballenera, próximo a la ciudad de Miramar, 
			y depositado en las colecciones científicas del Museo de Ciencias 
			Naturales de esta ciudad. Esta pequeña pero increíble mandíbula 
			fósil, fue hallada in situ dentro madriguera de 1,2 metros de 
			diámetro, atribuida a un Mylodontidae, un perezoso gigante, lo que 
			sugiere algunas hipótesis. Entre ellas, tal vez, el vampiro se 
			alimentaba de este perezoso, o vivía en grupos dentro de la cueva, o 
			bien, el fósil ingreso arrastrado por agua, o es un resto de presa. 
			Lo que deja el fósil, y el material histórico de Desmodus 
			draculae, es que, ambos fueron encontrados en las 
			proximidades de Miramar. Su pariente viviente más cercano, vive a 
			600 kilómetros al norte, lo que podría ser un indicador ambiental y 
			climático. Posiblemente, los últimos representantes se extinguieron 
			durante la época colonial, en 1820. 
 
				
					|  | 
            		El 
					gran Intercambio Biótico Americano (GIBA) Fue el suceso 
					que acaeció durante los últimos 3 millones de años, 
					cuando se  restableciera la unión de Sudamérica con el 
					resto del continente. Este evento 
					geológico posibilito que la fauna  
					de América del sur se desplazara 
					hacia el hemisferio norte, y la de este, hacia hemisferio 
					sur. Así fue que hacia el 
					norte se movilizaron los grandes Gliptodontes, Megaterios, Toxodontes 
					etc. en tanto que los emigrantes del norte llegaron 
					a nuestras tierras fueron los Cervidos, Mastodontes, 
					Hippidion y carnívoros como osos y tigres 
					dientes de sable entre otros. El impacto de este 
					fluido intercambio trajo aparejadas consecuencia dramáticas, 
					como la competencia por los nichos ecológicos, la falta de 
					readaptación, enfermedades etc, logrando la disminución de 
					especies autóctonas, algunas llevadas  a 
					la extinción. |  Smilodon populator.
		
			Lund, 1842.
 
              
                | Smilodon Smilodon 
				Smilodon Smilodon | Smilodon Smilodon 
					Smilod | Smilodon Smilodon 
					Smilodon Smilodon |  
                | 
				  | 
					 | 
				  |  
                | Esqueleto de Smilodonte en el 
					Centro Cultural del Bicentenario, Santiago del Estero. | Esqueleto de Smilodon en el 
					Museo de Miramar. | Reconstrucción en vivo de 
					Smilodon. (*): |  
				
					| 
					 | 
					
					 | 
					
					 |  
					| Cráneo y mandíbula 
			exhibida en el Museo Paleontológico de la ciudad de Mercedes (Bs 
			As). | El técnico 
					Mariano Magnussen Saffer, con el calco de un cráneo del 
					Museo Municipal Punta Hermengo de la ciudad de Miramar. | 
					Primeras huellas atribuidas a Felipeda 
					miramarensis, un dientes de sable del Pleistoceno. Museo 
					de Miramar. |  Mamífero 
			Carnívoro.
            El tigre dientes de sable fue 
			uno de los grandes triunfos evolutivos de los mamíferos 
			depredadores. Smilodon significa “dientes de sable”, 
			característica que evidencia su acentuada especialización en la 
			cacería de presas grandes, como el megaterio y el mastodonte, 
			enormes mamíferos hoy desaparecidos. El primer hallazgo de un 
			smilodonte en nuestro país fue realizado por el naturalista 
			Francisco Javier Muñiz en 1844, en la barranca del Río Luján, pero 
			en realidad, el primer ejemplar fue encontrado en 1842 por el 
			paleontólogo danés, Peter Lund, en unas cavernas del sur brasileño, 
			al cual, atribuyo  a una especie de hiena, a partir de unos pocos 
			restos. El Smilodon superaba el peso y tamaño que el 
			león actual; sin embargo, sus proporciones corporales diferían de 
			las de cualquier félido moderno. Las extremidades posteriores del 
			Smilodon populator eran más cortas y robustas, su cuello 
			proporcionalmente más largo, y el lomo más corto. La extraordinaria 
			peligrosidad de este félido se debía al gran desarrollo de la parte 
			anterior de su cuerpo y al tamaño asombroso de sus caninos 
			superiores, que llegaban a sobresalir más de quince centímetros. A 
			diferencia de la mayoría de los félidos, tenía un rabo corto, como 
			el lince. Todo su cuerpo tenía una estructura poderosa y los 
			músculos de los hombros y del cuello estaban dispuestos de tal 
			manera que su enorme cabeza podía lanzarse hacia abajo con gran 
			fuerza. Las mandíbulas se abrían formando un ángulo de más de 120 
			grados, permitiendo que el par de los inmensos dientes de sable que 
			tenía en el maxilar superior se pudiera clavar en sus víctimas. Los 
			dientes de sable eran ovales en sentido transversal, lo que 
			aseguraba una mínima resistencia cuando se hundían en su presa. 
			También estaban aserrados por el extremo posterior, permitiendo 
			atravesar la carne de la víctima con mayor facilidad. Así vivió 
			desde hace un millón de años, hasta que la llegada del hombre y la 
			desaparición de las grandes presas provocó a su vez, la extinción 
			del tigre dientes de sable hace apenas unos 8000 años. En el año 
			2016, Mariano Magnussen del Museo de Ciencias Naturales Punta 
			Hermengo de Miramar, descubrió un sitio paleoicnologico en esa 
			ciudad. Se identificaron las pisadas de un gran tigre dientes de 
			sable, las cuales fueron recuperadas junto a Daniel Boh, de la misma 
			institución. Posteriormente, en 2018, se presentó esta nueva 
			icnoespecie como Felipeda miramarensis, únicas en el 
			mundo. Smilodon populator es una especie sobre la que 
			se han descrito dos subespecies: Smilodon populator 
			californicus, propia del Pleistoceno de América del Norte, y
			Smilodon populator populator presente en el 
			Ensenadense y Lujanense de Argentina, Brasil, Ecuador, Tarija 
			(Bolivia), Chile y Uruguay, y es la de mayor tamaño entre todos los 
			dientes de sable conocidos. Género relacionado: Smilodon 
			fatalis de Norteamérica. 
 
                  
					Panthera onca.
					 Linneo,
					
					
					1758. 
				
					| 
					 | 
					 |  
					| Cráneo y 
					mandíbula de 
					Panthera de las barrancas del
					
					río Bermejo de la localidad de General Mansilla, 
					recuperado por el Museo de Ciencias Naturales de Formosa. | Panthera 
					onca atacando a un gran Gliptodonte (*). |  Mamífero 
			Carnívoro.
       Es un carnívoro félido de la subfamilia de 
			los Panterinos, conocidas vulgarmente en la actualidad, como jaguar, 
			yaguar o yaguareté. También es el mayor félido de América y el 
			tercero del mundo. Su distribución actual se extiende desde el 
			extremo sur de Estados Unidos continuando por gran parte de América 
			Central y Sudamérica hasta el norte y noreste de Argentina. La 
			familia Felidae estuvo representada durante el Cenozoico tardío en 
			la región pampeana (Argentina) por tres especies de gran tamaño: 
			Smilodon populator Lund, Panthera onca 
			Linnaeus y Puma concolor Linnaeus. De ellas S. 
			populator es la única que se extingue a finales del 
			Pleistoceno, en tanto que, Pu. concolor y Pa. onca
			se registran con seguridad a partir del Ensenadense (Pleistoceno 
			temprano-medio). Solo que, en este caso es un 30 % más grande que el 
			actual. Un grupo de investigadores del Conicet, Departamento 
			Científico de Arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales y 
			Museo de La Plata y de Inculpa, presentaron los resultados actuales 
			en la investigación del Sitio Arqueológico “Nutria Mansa 1” en el 
			Partido de General Alvarado, donde se registró el hallazgo de un 
			canino atribuido a Panthera onca, pudiendo efectuar 
			tres dataciones radiocarbonicas AMS sobre el material dentario de 
			Lama guanicoe (guanaco) asociado y permitió vincularlo al 
			holoceno tardío en las inmediaciones de la costa atlántica de la 
			región pampeano, hoy en día, localmente extinto. Restos de otro 
			cráneo fueron reportados en la localidad de San Miguel de Tucumán. 
			Si bien prefiere las selvas densas y húmedas, puede acomodarse a una 
			gran variedad de terrenos boscosos o abiertos. Está estrechamente 
			asociado a la presencia de agua y destaca, junto con el tigre, por 
			ser un félido al que le gusta nadar. Seguidamente, al igual que sus 
			representantes actuales, cazaba tendiendo emboscadas, siendo 
			oportunista a la hora de elegir las presas. Es una especie clave 
			para la estabilización de los ecosistemas en los que habita. Los 
			ejemplares adultos tienen una mordedura excepcionalmente potente, 
			incluso en comparación con otros grandes félidos, lo que les permite 
			perforar los caparazones de reptiles acorazados como las tortugas y 
			utilizar un método poco habitual para matar: ataca directamente la 
			cabeza de la presa entre las orejas para proferir un mordisco fatal 
			que atraviesa el cráneo con sus colmillos alcanzando al cerebro. 
 
		
			Panthera atrox. 
		
			Leidy,1853.   
				
					| 
					 | 
					 | 
					 |  
					| Cráneo de Panthera atrox. 
					Muy similar al fósil preservado en el Museo de La Plata. | Cráneo de Panthera atrox 
					recuperado en Patagonia.  | Aspecto de Pantera atrox
					deambulando en la Patagonia Argentina. (*). |  Mamífero 
			Carnívoro.
       
			El león americano era un 25 un por ciento más grande 
			que los leones africanos actuales (Panthera leo), 
			sobrepasaba los 3 metros de longitud y pesaba más de 250 kilogramos. 
			Tenía un tamaño mucho mayor al de los yaguartés. También podemos 
			saber que se trataba de una especie caminadora y adaptada a los 
			ambientes abiertos y secos como la estepa patagónica. En el siglo 
			XIX científicos de distintas partes del mundo exploraron cuevas y 
			cavernas de la Patagonia en búsqueda de la posibilidad de hallar 
			vivo al Mylodon, un perezoso gigante que podía pesar 
			hasta 2 toneladas, extinguido, en realidad, miles de años antes. 
			Pese a no poder concretar dicho objetivo, los investigadores 
			hallaron entre otros restos fósiles, esqueletos de una especie 
			felina de gran tamaño que permaneció catalogada de manera errónea. 
			Si bien Santiago Roth, el primer paleontólogo que publicó los restos 
			de esta especie, consideró que se trataba del felino sudamericano 
			más grande y, al vincularlo a un misterioso animal del que hablaban 
			las leyendas locales, lo bautizó con el nombre de Lemish 
			listai, más adelante hubo acuerdo entre los investigadores 
			que se trataba de una subespecie de yaguareté (Panthera onca) 
			de gran tamaño que había habitado el sur del continente 
			sudamericano. En diciembre de 2017, investigadores del Museo 
			Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN-CONICET) 
			volvieron a analizar los fósiles conservados en el Museo de La Plata 
			y concluyeron que en realidad corresponden al león americano (Panthera 
			atrox), especie considerada hasta el momento como 
			exclusivamente norteamericana y pariente cercano del león de la 
			cavernas de Eurasia (Panthera spelaea). Los resultados 
			fueron publicados en la revista Comptes 
			Rendus Palevol. Expediciones arqueológicas en cavernas en la 
			Patagonia revelaron la existencia de grandes depósitos de huesos de 
			Mylodon. Aunque en un principio, los arqueólogos 
			consideraron que los esqueletos debían haber sido acumulados allí 
			por los seres humanos, la presencia en todos ellos de marcas de 
			dientes agudos les reveló que habían sido capturados por un gran 
			predador felino, al cual comenzaron a denominar como ‘Pantera de la 
			Patagonia’. Junto a los huesos de los leones americanos fueron 
			hallados también restos de cuero que permitieron revelar que la piel 
			de estos predadores era de color rojizo. Algo que confirma el modo 
			en que se lo retrata en una pintura rupestre hallada en una cueva en 
			El Ceibo en la provincia de Santa Cruz en la década del ’70. Nicolás 
			Chimento y Federico Agnolín, autores de la publicación sugieren 
			estudiar otros huesos de supuestos "yaguaretés fósiles" para 
			reforzar la presencia habitual de este gran depredador. 
 
			
			
			Leopardus geoffroyi. 
			d'Orbigny & Gervais, 1844. 
				
					| 
					
					 |  | 
					
					 |  
					| Recreación in 
					situ de 
					
					Leopardus geoffroyi. 
					Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar. |  | Aspecto en 
					vida de 
					
					Leopardus geoffroyi. (*). |  
			Mamífero Carnívoro.
       Es una especie de mamífero 
			carnívoro de la familia Felidae. Durante el Pleistoceno de Argentina 
			vivieron algunos felinos de tamaño chico, cuyos registros fósiles 
			son aún más escasos. Algunos de ellos llegaron desde América del 
			Norte durante el Gran Intercambio Biótico Americano, hace unos 3 
			millones de años, logrando una importante diversidad bien conocida 
			hoy en día, aunque el registro paleontológico aun no dice lo mismo. 
			Los restos más antiguos, corresponde a Felis vorohuensis 
			(Plioceno tardío – Pleistoceno temprano). Felis geoffroyi 
			es conocido durante el Pleistoceno superior y Felis lujanensis 
			(sinónimo de Lynchailurus colocolo) para el holoceno 
			temprano, ambos en la provincia de Buenos Aires. Se conoce la 
			presencia de Herpailurus para Tierra del Fuego a fines del 
			Pleistoceno- Holoceno. Leopardus geoffroyi tenía el 
			tamaño de un gato doméstico o apenas más grande. Su peso es 
			habitualmente de entre 4 y 5 kilogramos, aunque puede llegar a los 
			8 kilogramos. Se alimentaba principalmente de roedores, pequeños 
			lagartos e insectos, y ocasionalmente ranas y peces, lo que 
			convertía a este felino en un importante depredador. Otro Felidae de 
			mayor tamaño fue Puma (=Felis) concolor. Arctotherium latidens. Bravard 
			in Gervais y Ameghino, 1880.
 
              
                |  |  |  |  
                | 
					
					 | 
					
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					 |  
                | Atlas o primera 
					vértebra cervical. Museo Municipal de Miramar. | 
					Arctotherium angustidens, 
					de la colección de la División Paleontología de Vertebrados 
					del Museo de La Plata. 
					Imagen de 
					
					proyectojuco. | Reconstrucción 
					en vivo de 
					Arctotherium (*).  |  
				
					| 
					
					 | 
					
					 | 
						
						 |  
					| 
					Arctotherium, que constituye el mayor exponente de la 
					familia Ursidae, recuperado en la ciudad de Buenos Aires en 
					el MACN. | Cráneo y 
					mandíbula de Arctotherium juvenil, encontrado a la 
					altura de la localidad bonaerense de Junín.  
					Museo Legado del Salado.  
					 | 
					
						El 
					prestigioso investigador Leopoldo 
		
		Soibelzon, del Museo de La Plata, compara el humero 
					del oso gigante 
						
						Arctotherium angustidens 
					con el humero de un elefante actual. Imagen de prensa. |  Mamífero 
			Carnívoro.
			Fue un género extinto de 
			mamíferos de la familia Ursidae, conocidos con el nombre común de 
			oso sudamericano u oso de cara corta. La mayor parte de las familias 
			del orden Carnívora arribaron a América del Sur durante el Gran 
			Intercambio Biótico Americano. En Sudamérica, no existían hasta ese 
			momento carnívoros placentarios (félidos, cánidos, úrsidos, etc.), 
			los inmigrantes holárticos experimentaron una gran radiación 
			adaptativa que resultó en la aparición de nuevos géneros y especies. 
			Dentro del género Arctotherium se reconocen cuatro 
			especies en la Argentina y fundamentalmente en la región pampeana. 
			Estos osos eran formas de gran tamaño, con masas que iban desde 
			aproximadamente 300 a 1.200 kg según las especies y el sexo de los 
			individuos. La especie del Ensenadense (Pleistoceno temprano a 
			medio) es la que presentaba individuos de mayor tamaño, mientras que 
			las especies del Bonaerense (Pleistoceno medio) y Lujanense 
			(Pleistoceno tardío a Holoceno temprano) poseían tamaños 
			relativamente menores. Si bien aún no se ha podido determinar con 
			precisión la dieta de cada especie extinta, el estudio de la 
			morfología dentaria indica que probablemente predaban activamente 
			sobre la diversa fauna de megaherbívoros pleistocénicos (mamíferos 
			de gran tamaño ya extinguidos). Por otra parte, las lesiones 
			observadas sobre los dientes indican que también consumían los 
			cadáveres. Por último, muchos restos fósiles presentan caries 
			relacionadas con el consumo de alimentos ricos en hidratos de 
			carbono como las frutas o de miel. A comienzos de 2011, el 
			prestigioso investigador Leopoldo Soibelzon, del Museo de La Plata, 
			presenta un ejemplar del oso más grande que ha habitado la Tierra, 
			de la especie Arctotherium angustidens, que dé pie, 
			medía tres metros y pesaba más de 1,5 toneladas. En la década de 
			1930, fue construido el hospital San Juan de Dios de La Plata, 
			ubicado en las calles 25 y 70, y durante el movimiento de tierras 
			aparecieron los restos de este mamífero carnívoro gigante. Estaban a 
			9,6 metros de profundidad y fueron a parar al almacén del Museo, 
			abarrotado de piezas. Desde aquella época, ambos húmeros descansaron 
			en los anaqueles del Museo de La Plata. En América del Sur, existen 
			registros de osos fósiles del género Arctotherium en 
			Venezuela, Bolivia, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina, con 
			seguridad desde el Ensenadense (Pleistoceno inferior a medio; 1,7 
			millones de años) hasta el Lujanense superior (Pleistoceno Superior; 
			11 mil años). 
 
			
			Theriodictis platensis. 
			Mercerat, 1891. 
			 
				
					| Ejemplar de 
					Theriodictis platensis
					en el Museo Paleontológico de San Pedro. Imágenes 
					tomadas de José Luís Aguilar. |  Mamífero 
			Carnívoro.  
			Fue un interesante canido de 
			grandes dimensiones, cuyos ejemplares adultos de Theriodictis 
			platensis pesaban entre 30 a 40 kg. Llego en el Gran Intercambio 
			Biótico Americano, encontrándoselo en el Pleistoceno de América del 
			sur (entre 1,2 millones de años a 11 mil años), especialmente en la 
			región pampeana. Fue descripto por primera vez por Mercerat en 1891, 
			y posteriormente por Kraglievich y Berman. De este ejemplar se 
			reconocen numerosos ejemplares. Las principales piezas de interés 
			proceden de la localidad de Santa Clara del Mar, y los ejemplares 
			más completos de la especie, fueron hallados en sedimentos del 
			ensenadense de San Pedro y Ramallo, pero también se lo registra en 
			otra veintena de localidades. Además, cuenta con un registro en 
			playas de Río Grande del Sur, en el extremo sur del Brasil. Así 
			mismo, recientemente se lo reconoce a Theriodictis, 
			como un representante único del ensenadense. Los análisis 
			paleocológicos, sobre la base del estudio de índices morfométricos y 
			variables cualitativas, indican que fue un taxón de hábitos 
			hipercarnívoros, y que perseguían activamente y capturaban mamíferos 
			de mediano a gran porte con una masa de entre 50 y 300 kg. Debe 
			haber depredado principalmente a los numerosos cérvidos, caballos, 
			camélidos, y pecaríes que habitaban en esas regiones de América del 
			Sur durante ese periodo. Tal vez, también incluso capturaron a 
			ejemplares jóvenes de especies de mayor tamaño. Estudios 
			paleocológicos de la fauna del tramo final del Lujanense relacionan 
			la extinción de varios mamíferos con tamaños mayores a los 100 kg y 
			la desaparición de este gran cánido hipercarnívoro. La antigüedad de 
			estos ejemplares es de aproximadamente 780 mil años. Géneros 
			relacionados: Theriodictis tarijensis, Canis gezi, Cerdocyon 
			ensenadensis, Lycalopex proplatensis, anis ameghinoi, Canis nehringi
			y Lycalopex avus. 
 
			
			Canis 
			
			gezi.
			Kraglievich, 
			1928. 
				
					| 
					 | 
					 | 
					
					 |  
					| Cráneo y 
					mandíbula de
					Canis nehringi. 
					
					(MACN), | Cráneo y 
					mandíbula del canido Canis gezi (MACN), |   Aspecto 
					de Canis s.p en el Pleistoceno Argentino. (*) |  
				
					| 
					
					 |  | 
					 |  
					| Recreación de 
					un ejemplar in situ de Canis nehringi en el Museo de 
					Ciencias Naturales de Miramar. Por M. Magnussen. |  | Rama 
					mandibular de un juvenil de Canido indeterminado con sus 
					dientes y molares sin eclosionar, comparado con un ejemplar 
					adulto. Museo de Miramar.   |  Mamífero 
			Carnívoro. Fue una especie de 
			cánido extinto de gran tamaño, que vivió en Argentina durante el 
			Pleistoceno tardío, muy poco conocida por la ausencia de fósiles. 
			Tuvo un peso en el orden de los 32 a 40 kg. Estudios paleocológicos 
			de la fauna del Ensenadense relacionan la extinción de varios 
			mamíferos con tamaños mayores a los 100 kg y la desaparición de 
			estos grandes cánidos hipercarnívoros. Sus restos fósiles se limitan 
			al centro-este de América del Sur, con sólo dos especímenes 
			descubiertos en sedimentos del Ensenadense del Pleistoceno tardío de 
			la Región Pampeana en el centro de la Argentina y un tercero en el 
			sur de Brasil. Canis gezi (del ensenadense) y 
			Canis nehringi (del lujanense). Estos dos clados comparten 
			similitudes dentales y craneales desarrolladas para hipercarnivoría, 
			lo que sugiere un antepasado común para ambos clados. Un nuevo 
			estudio de ADN en 2010, relaciona directamente a Canis 
			nehringi con Canis dirus, pudiendo ser un 
			sinónimo. Otras especies relacionadas; Canis gezi, Protocyon, 
			Speothos, Theriodictis y Chrysocyon. 
 
			
			Lycalopex ensenadensis. F. 
			Ameghino, 1888. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Esqueleto de Lycalopex ensenadensis, 
					recreado para el Museo de Ciencias  Naturales de 
					Miramar |  | Posible aspecto de Lycalopex ensenadensis. (*): |  
			Mamífero Carnívoro. Es una especie 
			extinta de zorro del género Lycalopex que habitó en el 
			Cuaternario en el centro-este del Cono Sur sudamericano. 
			Lycalopex ensenadensis fue descrito originalmente en el año 
			1888 por el científico argentino Florentino Ameghino, bajo el nombre 
			científico de Canis ensenadensis. El holotipo fue 
			exhumado en la “formación Ensenada”, del Pleistoceno temprano-medio, 
			al efectuar las obras de la construcción del puerto de la ciudad de 
			La Plata, en un sector correspondiente a la localidad de Ensenada, 
			en el partido homónimo, al nordeste de la provincia de Buenos Aires, 
			centro-este de la Argentina. Pesarían de 4 a 6 kilogramos. Comían 
			plantas, roedores, frutas, ranas, lagartijas y aves. También 
			conocido como Cerdocyon ensenadensis. Otras especies 
			relacionadas; Dusicyon culpaeus, Dusicyon avus, Dusicyon 
			cultridens,  Dusicyon gymnocercus,  Lycalopex  griseus y 
			Lycalopex  inca. 
 
			Pteronura sp. 
			Gray, 1837. 
				
					| 
					
					 | 
					
					 |  
					| Cráneo y 
					mandíbula de 
					Pteronura sp en el Museo Paleontológico de Diamante, 
					Entre Ríos. | Aspecto de 
					Pteronura sp
					del Pleistoceno. Por
			
					Carlos C. Wiedner.   |  
			Mamífero Carnívoro. Es un 
			género de mamífero carnívoro de la familia Mustelidae. 
			Pteronura tenía 1,50 metros y pesaba 45 kilómetros. Era una 
			nutria gigante, que demuestra una variedad de adaptaciones adecuadas 
			para un estilo de vida anfibio. Sus representantes del Pleistoceno 
			al igual que el género viviente preferían los ríos y arroyos de agua 
			dulce, los cuales normalmente se desbordaban durante la temporada de 
			lluvias. Se alimentaba principalmente de pescado, en particular 
			bagres; también puedo comer cangrejos. Se cree que el género extinto 
			Satherium es el ancestro de la nutria gigante moderna. Este 
			emigró a Sudamérica durante el Plioceno o a principios del 
			Pleistoceno. La nutria gigante actualmente habita en América del 
			Sur, donde también se distribuyen 3 de las 4 especies que integran 
			el género Lontra. En 2005, de acuerdo a estudios de 
			secuenciación de ADN en mustélidos, se ubicó la divergencia de la 
			nutria gigante un poco más tarde, entre 5 y 11 millones de años. 
			Bajo esta nueva evidencia el árbol filogenético coloca al género 
			Lontra como el primero en separarse y Pteronura 
			como el segundo; sin embargo, los rangos de divergencia se 
			superponen. 
 
			Conepatus primaevus. Burmeister, 1864. 
				
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					| Cráneo y 
					Mandíbula de Conepatus primaevus, del Pleistoceno de la 
					localidad de Gobernador Castro. Museo de San Pedro. |  | Posible 
					aspecto del genero Conepatus del Plio- Pleistoceno de la 
					región pampeana (*).  |  Mamífero 
			Carnívoro. Los zorrinos conocidos 
			de América del Sur, tanto fósiles como vivientes, son asignables al 
			género Conepatus. Esta familia de los mefitinos está formada por 
			carnívoros pequeños a medianos, delgados y alargados, de patas muy 
			cortas y cola bien desarrollada. Muchas especies tienen a los lados 
			de la abertura anal, unas glándulas que emiten secreciones 
			pestilentes. En sedimentos probablemente referibles al Plio-Pleistoceno 
			temprano y medio de las barrancas de la costa atlántica, cerca de 
			Miramar se registra el zorrino Conepatus altiramus. 
			Este zorrino posiblemente es ancestral a las especies posteriores 
			del género Conepatus, como Conepatus primaevus, al que 
			pertenecen todos los zorrinos vivientes de Sudamérica. Anteriormente 
			a los zorrinos fósiles y actuales se los consideraba dentro de la 
			subfamilia de Mustelidae, pero recientes estudios filogenicos han 
			mostrado que los Mephitinae es el grupo hermano de Mustelidae y 
			Procyonidae, por lo que ha sido elevada al nivel de familia. Los 
			registros más antiguos de méfitidos provienen del Ensenadense 
			(Pleistoceno temprano-medio). Restos fósiles de Conepatus se han 
			registrado en Venezuela, Perú, Bolivia, Brasil y Argentina. Stegomastodon platensis.   Ameghino, 
			1888.
 
              
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                | Esqueleto en el 
					Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires. | Stegomastodon
					en el Museo Rincón de Atacama, termas Rió Hondo. | Cráneo de 
					Stegomastodonte en el Museo de Moreno. (*) |  
                | 
					
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                | Reconstrucción 
					de Notiomastodon. (*). | Esqueleto 
					recreado de 
					Stegomastodon platensis en el Centro Cultural del 
					Bicentenario, Santiago del Estero. | Cráneo en el 
					Museo de La Plata. |  Mamífero 
			Proboscideo. 
			Era un megamamifero que emigro desde 
			el norte en el Gran Intercambio Biótico Americano, encontrando en 
			América del sur, un nuevo lugar para expandirse. Fue un Proboscideo 
			(que posee trompa) al igual que el extinto Mamut y el actual 
			elefante. Era herbívoro y llegaron a tener una masa corporal de 3,5 
			toneladas y unos 3,5 metros de altura. Habitaron lugares abiertos y 
			pantanosos, donde sus huesos se iban incorporando al sedimento a 
			medida que morían. Los hallazgos de restos fósiles de antiguos 
			elefantes son algo escasos. Hace unos años atrás, se recuperó un 
			cráneo muy completo en el patio de una vivienda en la localidad de 
			Moreno. Notiomastodon (=Stegomastodon) 
			es un género diferenciado en América del Norte, posiblemente desde 
			el Plioceno temprano, que se extiende en ese subcontinente hasta el 
			Pleistoceno temprano-medio. A nivel sudamericano, las revisiones 
			llevadas sostienen la existencia de dos especies en este género: 
			N. platensis y N. waringi. La primera se 
			reconoce por sus defensas rectas, que en su porción más anterior se 
			curvan ligeramente y presentan esmalte; mientras que en la segunda 
			se observa la ausencia de esmalte. La distribución de 
			Notiomastodon platensis es más austral que la de 
			Notiomastodon waringi, y alcanza al Uruguay, Paraguay, 
			Brasil y gran parte de Argentina, donde tiene un biocrón que se 
			extiende desde el Ensenadense hasta el Lujanense (Pleistoceno 
			temprano-Pleistoceno tardío-Holoceno). En la Argentina, sus restos 
			han sido exhumados en la Provincia de Buenos Aires (donde se halla 
			su límite más austral nivel mundial para los proboscídeos, a los 
			37°S), y en las provincias de Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, 
			Santiago del Estero y Corrientes. Se ha inferido para este taxón una 
			marcada preferencia por climas de tipo templado cálido y hábitats de 
			zonas abiertas o sabanas arboladas. Estos taxones habrían estado 
			adaptados principalmente a ambientes templado cálidos de altura, 
			alimentándose de especies vegetales arbustivas. Los restos de 
			mastodontes hallados en América del Sur pertenecen a dos tipos 
			diferentes, que los paleontólogos incluyen en los géneros 
			Cuvieronius (dedicado al naturalista francés George Cuvier, 
			el primero en describir un mastodonte) y Notiomastodon 
			(mastodonte con defensas). Hasta ahora, el género 
			Notiomastodon era conocido en la Argentina por una única 
			especie: Notiomastodon platensis. La otra especie, que 
			se había descubierto en Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú y, 
			posiblemente, Colombia, es Notiomastodon waringi, en 
			homenaje a un investigador de apellido Waring, que descubrió restos 
			de este mastodonte en Brasil. Otras especies: Stegomastodon 
			waringi, Stegomastodon platensis y 
			Cuvieronius hyodon. Hippidium 
			principale.
			 
			Lund, 1945.
 
              
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                | Cráneo de 
					Hippidium, en el Museo de Ciencias 
					Naturales de Miramar.  | Esqueleto de 
					Hippidium
					en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos 
					Aires. | 
					Reconstrucción de caballo 
					americano extinguido. Tomado de Pinterest. |  Mamífero 
			 Perissodactyla. 
			
			 
			Es otro mamífero aloctono, que llego a Sudamérica a principios del 
			Pleistoceno en el gran intercambio faunistico de fines del Plioceno. 
			De acuerdo a la recientes teorías de algunos Paleontólogos, este 
			genero seria originario de Sudamérica y estaría emparentado con 
			Pliohippus y
      		Dinohippus del Plioceno de América del norte.  
			Era un primitivo caballo, el cual se extinguió antes de la 
			llegada de los primeros colonos sin dejar representantes vivientes, 
			siendo reemplazado por el caballo europeo. Era similar al cebras de 
			África, pero algo mas bajo y rechoncho, con extremidades cortas. Tenía proporcionalmente la cabeza más grande, y la 
			particularidad de poseer una protuberancia en su frente reforzada 
			por el hueso nasal. Además los cráneos con sendos huecos delante de 
			los ojos, siendo posible que alojaran glándulas de algún tipo, tales 
			como tienen algunos ciervos para frotarse en los árboles y marcar su 
			territorio. De esta manera se determinó que posiblemente se trataría 
			de ejemplares machos de la especie. Hasta hace unos años se los 
			clasificaba con otro nombre, Onohippidium, hasta que 
				se llegó a esa conclusión de su dimorfismo sexual. 
			Por otro lado, es notable la conformación 
			de las extremidades, proporcionalmente cortas y anchas, que le 
			confieren al animal un aspecto macizo. Su peso pudo ser de 400 
			kilos. El primer registro de un caballo fósil sudamericano fue el 
			molar superior descubierto por Charles Darwin cerca de Bahía Blanca 
			(Prov. Buenos Aires), al que Richard Owen identifico en 1840, lo 
			denomino Equus caballus (la especie actual), y mas 
			tarde lo denomino 
		Equus curvidens. Se han hallado numerosos esqueletos bien 
			preservados en distintas zonas del país, entre ellos, Tafi del 
			Valle, en la provincia de Tucuman. El registro es ampliamente 
			conocido desde el norte de Ecuador hasta el sur Patagonico. Desde el 
			punto de vista estratigráfico, es conocido desde el Plioceno 
			superior (Uquiense) hasta el Pleistoceno superior - Holoceno (Lujanense 
			reciente). Las características adaptativas de la parte distal de las 
			extremidades de 
		Hippidion pueden ser indicadores de distintos tipos de 
			suelo y vegetación. El hábitat de Hippidion debería 
			corresponder a un bosque húmedo y suelo blando. Los Equidos de 
			América del sur se han extinguido totalmente. Algunos ejemplares mas 
			modernos de Hippidion, provienen de sitios 
			arqueológicos de la Provincia de Buenos Aires, como Arroyo Seco, 
			ubicado en el Partido de Tres Arroyos, con una antigüedad de 8500 
			años. Géneros relacionados: Hippidion 
			esta representado por tres especies: 
		Hippidion devillei, Hippidion principale 
			y Hippidion saldiasi. Los primeros se encuentran 
			representados en el registro fósil de la provincia de Buenos Aires y 
			de Tarija (Bolivia), mientras que Hippidion saldiasi 
			esta representado en Patagonia austral. 
 
			
			Tapirus dupuy.
			
			
			 C. Ameghino, 1916. 
				
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					 |  | 
					
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					| Cráneo de 
					Tapirus sp, recreado in situ. Museo de Ciencias 
					Naturales de Miramar.  |  | Aspecto en 
					vida de Tapirus. Por
			
					Carlos C. Wiedner. 
					 |  
			Mamífero 
			 Perissodactyla. 
			Es una especie de mamífero 
			perisodáctilo extinto de la familia de los tapíridos y del género 
			Tapirus que vivió en el Pleistoceno de América del Sur. Esta especie 
			fue descrita originalmente por Carlos Ameghino en 1916, empleando 
			como base material fragmentarios colectados en sedimentos del 
			Ensenadense en la ciudad de Miramar, provincia de Buenos Aires, cuya 
			especie homenajea a José María Dupuy, prefecto local y creador del 
			primer museo de ciencias naturales de esa ciudad en 1912. Un amplio 
			estudio de todos los materiales colectados en los yacimientos 
			fosilíferos de América del Sur referidos al género Tapirus llegó a 
			la conclusión que es una especie dudosa por la falta de material 
			fósil, al igual que Tapirus australis, Rusconi, 1928. 
			Este taxón, como cualquier integrante del género Tapirus, se asocia 
			a climas cálidos, y ambientes de pluviselvas, sabanas o bosques 
			húmedos de tipo tropical o subtropical cercanos a ríos o pantanos; 
			con dieta herbívora hojas, frutas, etc. Era un animal de tamaño 
			mediano, con una longitud que variaba desde 1,8 metros hasta los 
			2,5 metros, y un peso de 220 a 300 kilogramos. Sin embargo, la 
			principal característica del tapirus es su alargado 
			hocico en forma de pequeña probóscide, que usa principalmente para 
			arrancar las hojas, hierbas y raíces que constituyen su alimento. 
			Sobre la base de análisis morfométricos de sus dientes se llega a la 
			conclusión de que Tapirus rioplatensis es 
			significativamente mayor que Tapirus terrestris, 
			Tapirus mesopotamicus, y Tapirus rondoniensis, 
			y algo más grande que otros grandes tapires fósiles o vivientes, 
			tales como Tapirus oliverasi, Tapirus indicus,
			Tapirus tarijensis, y Tapirus haysii. Hemiauchenia paradoxa.  
			Gervais y Ameghino, 1880.
 
			Mamífero 
			 Artiodactyla.  
			En los tiempos lujanenses, las llamas 
			y los guanacos no estaban restringidos a su presente distribución 
			andino-patagónica, y eran habitantes frecuentes de nuestras 
			praderas. Es un camélido oriundo de América del norte, que llego 
			hace más de 1,5 millones de años. El registro más primitivo de la 
			familia Camelidae, corresponde al Plioceno de Barranca los Lobos, 
			entre las ciudades de Mar del Plata y Miramar (Provincia de Buenos 
			Aires) de la Formación San Andrés (edad Uquiense), y para el 
			Pleistoceno se hallaban bien diferenciados Hemiauchenia, 
			Paleolama, Paleaolama, Eulamaops y Lama. Su 
			apariencia era semejante a la de una llama o guanaco contemporáneo, 
			pero su altura superaba la de un camello viviente de Asia y África, 
			unos 2,5 metros aproximadamente. Se alimentaba principalmente del 
			pastoreo y sus restos son muy abundantes en la Provincia de Buenos 
			Aires hasta hace unos 8 mil años, quedando reemplazados por los 
			géneros vivientes, los cuales después del siglo XVII desaparecieron 
			completamente de la región pampeana, sobreviviendo en las estepas 
			patagónicas. Su peso estimado es de una tonelada. Los restos de 
			Palaeolama y Hemiauchenia son muy frecuentes 
			en nuestros sedimentos Pleistocenos. Poseía miembros robustos, 
			metapodos cortos y mandíbula mesognatas y bajas. Palaeolama 
			weddell, fue estudiada por Gervais, 1855, y fue un camélido 
			de gran tamaño, alcanzando tallas hasta un tercio mayor que el 
			guanaco actual. El cráneo es alargado, con un hocico delgado y 
			largo. Palaeolama fue característico de áreas andinas. También se 
			registra Eulamaops paralellus, descripta por 
			Florentino Ameghino en 1884. Era un camélido similar en aspecto al 
			guanaco, aunque de tamaño mayor. Este género es conocido a partir de 
			escasos restos colectados por su hermano Carlos en las barrancas del 
			río Luján. En cambio, Lama guanicoe fue de menor 
			tamaño y es el guanaco actual, cuyos restos fósiles son conocidos 
			desde el Pleistoceno por Lama gracilis. Los restos de
			Hemiauchenia se han colectado en Sudamérica desde 
			Bolivia, hasta el sur de la Patagonia, incluyendo Chile, Uruguay, y 
			gran parte de la Argentina, siendo abundante en las pampas 
			argentinas, como así también, Rio Hondo en Santiago del Estero y 
			Tafi Viejo en la provincia de Tucumán. Géneros relacionados: 
			Lama lama, Lama vicugna y Lama 
			owenii. 
 
			
			Antifer cf. 
			ensenadensis. 
		
		Ameghino, 1889. 
					
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           | 
						
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			Fragmento de cornamenta de Antifer. 
			Depositada en el Museo de Ciencias Naturales Punta Hermengo de 
			Miramar. | Vitrina del Museo de La Plata con restos de cervidos. En este 
						caso ilustrativo, el genero Morenelaphus. | 
						Reconstrucción del gigantesco cervido Antifer. (*). |  
		Mamífero 
			Artiodactyla. 
			La familia Cervidae ingresó a América del Sur 
			durante el Gran Intercambio Biótico Americano (límite Plio-Pleistoceno). 
			Este grupo sufrió una rápida radiación durante el Pleistoceno, 
			aumentando su diversidad hacia fines del Piso Ensenadense (Plioceno 
			tardío-Pleistoceno medio, situación que se manifiesta en la 
			presencia de diversos géneros, tanto actuales como extintos. 
			Procedentes de la región Pampeana de donde provienen la gran mayoría 
			de los registros, cuyas especies, son comparables con las faunas de 
			ciervos pleistocénicos de Río Grande do Sul (Brasil) y de la 
			Formación Sopas (Pleistoceno superior) del Uruguay. La existencia de 
			material correspondiente a Antifer cf. Ensenadensis es 
			exclusivo del Ensenadense, tanto de la región Pampeana como de la 
			provincia de Santa Fe. Antifer tenía preferencia por ambientes 
			abiertos con predominio de vegetación arbustiva. De esta manera, las 
			condiciones ambientales que prevalecieron en el Bonaerense y 
			Lujanense de la Mesopotamia podrían haber sido semejantes a las del 
			sur de Brasil y parte de Uruguay, esto es, el predominio de climas 
			algo más húmedos que los registrados en la región Pampeana. Esta 
			familia tiene una clara especialización de tipo ramoneador. 
			Evidencias provenientes de distintas disciplinas (sedimentológicas, 
			palinológicas y paleofaunísticas), sugieren que, para parte del 
			Pleistoceno, las condiciones climáticas entre la Mesopotamia 
			argentina, el sur de Brasil y parte de Uruguay debieron poseer una 
			marcada similitud. Esto difiere de lo conocido de la región 
			Pampeana, que tuvo un clima relativamente más árido y frío. 
			Antifer, tenía astas robustas y largas, que alcanzaban los 
			60 centímetros de largo, comprimidas lateralmente y levemente 
			arqueadas. Su ramificación es dicotómica irregular, con una 
			superficie con surcos longitudinales. Géneros relacionados: 
			Blastocerus dichotomus, Epieuryceros, Morenelaphus, Hippocamelus, 
			Paraceros y Ozotoceros bezoarticus. 
 
		Morenelaphus brachiceros. 
		Carette, 1922. 
				
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							| 
          
			 | 
							
							 |  
							| 
							Esqueleto en el Museo 
							
							Provincial de Ciencias Naturales 
							de Córdoba. Restos de 
							cráneo hallado en Centinela del Mar, depositado en 
							el Museo de Ciencias Naturales de Miramar.   | 
							Aspecto que presentaba en vida
            Morenelaphus. Recreado por el paleoartista Jorge Blanco en el 
							libro Bestiario Fósil.  |  |  
		Mamífero 
		Artiodactyla. 
		Es otra de las especies que 
		llegaron a principios del Pleistoceno. Pertenece a la familia de los 
		Cervidos, pero se trata de un género totalmente desaparecido y algo más 
		grande que los representantes vivientes de la familia. Tenía cuernos muy 
		robustos, cilíndricos y achatados, longitudinalmente arqueados y en 
		forma de "S" terminado en tres puntas muy filosas, ideales para la 
		defensa. Su alimentación y comportamiento no habrá sido muy diferente a 
		los ejemplares actuales. Hallazgos muy interesantes de estos Cervidos 
		fueron realizados en el territorio bonaerense por Carlos Ameghino y 
		jurado en 1913, por Lorenzo Parodi en 1914 y por Lucas Kraglievich en 
		1928. En la actualidad los descubrimientos de estos mamíferos se 
		realizaron en abundancia en la localidad fosilífera de Centinela del 
		Mar, a unos 45 kilómetros de la ciudad de Miramar, donde se halla un 
		enorme médano "fósil" con una antigüedad estimada de 100 mil años antes 
		del presente. Su presencia en el registro estratigráfico se remonta al 
		Bonaerense y se extiende hasta el Lujanense tardío.  En América del Sur, 
		sus restos han sido hallados en Uruguay, Paraguay, sur de Brasil y 
		Argentina. Por otra parte, existe muy poca información relacionada con 
		los requerimientos ecológicos de este género, aunque algunos autores han 
		postulado ambientes abiertos o parcialmente arbolados. Otra especie: 
		Morenelaphus lujanensis, Blastocerus dichotomus, Epieuryceros, 
		Hippocamelus, Paraceros y Ozotoceros 
		bezoarticus. 
 
			
			
			Calomys musculinus. 
			Thomas, 1913. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Hemimandibula 
					de Calomys del Pleistoceno de Miramar. Museo de Ciencias 
					Naturales Punta Hermengo. |  | Aspecto de 
					Calomys sp (*). |  
			
			Roedor, Cricetido. 
			 
			Están dentro de los 
			vertebrados más pequeños en el registro fosilífero del Pleistoceno. 
			Se han recuperado fósiles del genero Calomys desde el 
			Ensenadense, Bonaerense y Lujanense, es decir, de los últimos 700 
			mil años antes del presente. Los registros más antiguos de 
			cricétidos sudamericanos corresponden al Plioceno temprano. Estos 
			roedores son de origen norteamericano y está en discusión en que 
			momento de su ingreso a Sudamérica. Pesarían unos 20 gramos 
			aproximadamente. Comería granos, flores, ramillas etc. Vivía en 
			cuevas o huecos de plantas. Es una especie frecuente en el registro 
			fósil dentro de egagrópilas (bolos alimenticios) regurgitados por 
			aves rapaces. En estos casos, Calomys aparece asociado 
			a otras muchas otras especies de vertebrados de su misma época. 
			Otros géneros conocidos para el Akodon, Reithrodon, Tafimys, 
			Phyllotis, Neotomys, Andinomys, Oligoryzomys, Oxymycterus, Necromys, 
			Abrothrix y Oryzomys. 
 
		Eubalaena sp. 
		 
		Demoulins, 1822. 
					
						| 
						
						 |  | 
							
								| 
						
						 |  
								| 
								Humero atribuido tentativamente a un ejemplar 
								adulto de 
								Eubalaena sp, 
								Museo de Ciencias Naturales de Miramar.  |  |  Mamífero 
		Cetáceo. 
		Representante fósil de la actual 
		Ballena franca, presentaba un cráneo ancho y deprimido posteriormente. 
		Poseía una larga columna, constituida por 58 o 59 vértebras, de las 
		cuales 7 eran cervicales, 15 dorsales, 10 lumbares y 27 caudales, además 
		de 15 pares de costillas, un humero macizo, con la misma longitud del 
		alna y radio, y cinco dedos cortos, con acepción del media, el cual es 
		notablemente más largo. Al igual que sus representantes vivientes, se 
		alimentaría de pequeños crustáceos y microorganismos que filtraría por 
		medio de las barbas que se hallaban en su mandíbula superior. En una 
		zona terrestre de la localidad de Mar del Sud, a unos 17 kilómetros al 
		sur de la ciudad de Miramar (Provincia de Buenos Aires) se hallaron 
		restos fósiles de una ballena del genero Eubalaena, que 
		datarían de cientos de miles de años. Se encontraron básicamente huesos 
		de la parte posterior del cráneo, partes cercanas al oído y la 
		articulación de la mandíbula, lo permiten un buen diagnóstico y dejan 
		entrever una particularidad, prácticamente no existen los fósiles de 
		ballena del Cuaternario. En este sentido, en algunas regiones del país 
		se observan algunos restos de dicho género, sobre todo en las 
		proximidades de La Plata. Escasean esta clase de descubrimientos debido 
		a las características del clima y las condiciones marítimas provocan el 
		ineludible deterioro, imposibilitando el hallazgo. Sumado a esta 
		particularidad, ya que es muy raro que aparezca un fósil de origen 
		marino en una zona terrestre. La explicación, proviene de los diferentes 
		estados naturales que se han suscitado en el transcurso de los milenios. 
		La orilla del mar es "fluctuante", es decir, en la época de los 
		glaciares el borde costero de la región pampeana se encontraba a 200 
		kilómetros mar adentro, porque el agua se depositaba en aquellos 
		fenómenos naturales llamados glaciares, lo cual impedía una entrada de 
		mayor altitud. De la misma manera, un interglaciar (el momento opuesto) 
		hay más agua y hubo momentos en que el mar subió hasta seis metros sobre 
		el nivel actual, de modo que lo que hoy es tierra en otro tiempo se 
		hallaba por debajo del nivel de mar. Este animal por el motivo que 
		fuere, muere en la última etapa del período antes descrito (el cual se 
		llama "ingresión) y ha quedado allí, dándose las condiciones como para 
		que se fosilice. Cabe destacar que en la historia hubo varias 
		ingresiones (o entradas de mar), entre ellas, una de 120.000 años y la 
		segunda es la que dio origen a la laguna de Mar Chiquita hace 6.000 años 
		(Formación Querandi). Al parecer, por la coloración del fósil y una 
		serie de características se presume que dichos restos pertenecerían a la 
		ingresión más antigua llamada "Belgranense - Continental". Otras 
		especies: Plesiocetus garopii, Megaptera longipinna y 
		Eubalaena australis. 
 
			
			Notiocetus romerianus. 
			Ameghino, 1891. 
				
					|  |  |  |  
					|  Bula 
					timpánica de un Balaenopteridae |  | Aspecto de la 
					ballena 
					Balaenoptera. 
					Tomada de soulpix. |  
			Mamífero Cetáceo. 
			Esta especie se basa en material muy fragmentario (una bula 
			timpánica aislada) publicada por Florentino Ameghino. Pero futuros 
			estudios y nuevos materiales podrían revelar diferentes 
			conclusiones. Los cetaceos Balaenopteridae son ampliamente conocidos 
			en el registro fosilifero de principios del Mioceno de Argentina, 
			pero totalmente escasos durante el Pleistoceno, excepto por un 
			puñado de muestras sin estudios precisos. La Familia Balaenopteridae 
			se distingue de las demás familias de misticetos por la presencia de 
			pliegues en la garganta y región ventral (pliegues gulares) que 
			expanden enormemente cuando se alimentan al tragar agua que es 
			filtrada por las barbas. Poseen una aleta dorsal. La forma del 
			cráneo visto lateralmente es recto y plano. 
 
			Pseudoplatystoma.
			Bleeker, 1862. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Porción 
					anterior del techo del cráneo (neurocráneo) de un 
					Siliriforme, hallado en las  barrancas del río 
					Carcarañá, Santa Fe. Prensa. |  | Aspecto de un 
					Siliriforme del genero Pseudoplatystoma. (*) |  Pez, 
			Siluriformes. 
			Conocidos como peces gatos son endémicos de 
			América del Sur. Un equipo de investigadores relevando activamente 
			las barrancas del río Carcarañá en busca de fósiles pertenecientes 
			al Pleistoceno tardío, han hallado restos de un cráneo. Estas 
			tareas, que se realizan navegando el río de forma paciente y 
			metódica, permiten visualizar los fósiles desde el agua, lo que 
			posibilita tener un mejor acercamiento y localización de las piezas. 
			En los sedimentos presentes en la zona, al igual que en el resto de 
			la región pampeana, los restos de peces son extremadamente escasos, 
			debido a que generalmente poseen huesos cartilaginosos o de baja 
			consistencia, lo que hace muy difícil su preservación en el tiempo. 
			Este fósil de surubí fue hallado en las barrancas del río Carcarañá, 
			en un tramo que pasa por el distrito de Oliveros, provincia de Santa 
			Fe, cerca de su desembocadura en el río Paraná. El material 
			corresponde a la porción anterior del techo del cráneo (neurocráneo) 
			y posee una longitud de 17 cm y un ancho de 6 cm y se infiere que el 
			tamaño del animal al que perteneció podría equivaler al de un surubí 
			actual de entre 10 a 15 kg. El equipo del Museo Paleontológico de 
			San Pedro, ha descubierto peces de diferentes familias que, aún hoy, 
			habitan las aguas del Paraná. Los relevamientos efectuados han 
			aportado restos de las familias Characidae (dorados, etc.), 
			Doradidae (armados, etc.) y Pimelodidae (bagres, etc.). Estos 
			animales, de los que se conocen ejemplares de hasta 100 kilogramos, 
			se alimentan de peces jóvenes de variadas especies, como sábalos, 
			bogas y morenas; e incluso anfibios y reptiles como ranas y pequeñas 
			serpientes. 
 
			Oligosarcus 
			sp. Günther, 
			1864. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Parte del 
					cráneo atribuido a Oligosarcus
					sp de las colecciones del Museo de Cs Naturales de 
					Miramar. |  | Aspecto en 
					vida que presentaría Oligosarcus. |  Pez, 
			
			Characiforme. Es un género de 
			peces conocidos comúnmente con el nombre de dientudos o dentudos, de 
			la familia Characidae, y de la orden de los Characiformes. La 
			ubicación filogenética del género dentro de la familia ha sufrido 
			grandes modificaciones en la historia reciente de la filogenia de 
			los Characiformes. Oligosarcus en la actualidad se 
			distribuye en la actualidad en los ríos costeros del sudeste de 
			Brasil, el sistema lagunar costero de Río Grande do Sul, Uruguay, la 
			Cuenca del Plata, y los cursos de vertiente atlántica en la 
			provincia de Buenos Aires, hasta Bahía Blanca. Habita tanto 
			ambientes lóticos como leníticos. Son especies carnívoras, 
			consumidoras de insectos y crustáceos y, en menor medida, de otros 
			peces. Como sucede en la mayoría de los casos de peces del 
			Cuaternario, se conocen muy pocos restos de este género. Los 
			primeros registros fósiles del género Oligosarcus 
			fueron recuperados en facies lacustres correspondientes al 
			Pleistoceno medio de la localidad de Centinela del Mar, próxima a la 
			ciudad de Miramar. El presente registro está constituido por huesos 
			dentarios aislados con una combinación de caracteres única que 
			permite una segura identificación de índole genérica. Este material 
			constituyo ser el primer Characiformes fósil descrito para la región 
			pampeana argentina. Recientemente, Daniel Tassara del Museo de 
			Ciencias Naturales Pachamama de Santa Clara del Mar, acerco restos 
			de un cráneo encontrado muy cerca del primer ejemplar, y lo entrego 
			a Museo de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar para su 
			estudio y presentación. Este pez, seguramente esquivaba las grandes 
			patas de perezosos gigantes y toxodontes que se acercaban a las 
			antiguas lagunas bonaerenses. 
 
			Synbranchus marmoratus. Bloch, 1795. 
				
					| 
					.jpg) |  | 
					.jpg) |  
					| Ilustración de 
					Synbranchus sp, 
					realizada por el PaleoArtista Miguel Ángel Lugo. 
					 |  | Vértebra de 
					Synbranchus sp, del 
					Pleistoceno de la localidad bonaerense de San Pedro. 
					 |  El 
			conocimiento de esta especie, está constituida por algunas vértebras 
			caudales asignadas tentativamente a este género y especie. Las 
			mismas, proceden de la Formación Río Bermejo, de la localidad de 
			Mansilla, en la Provincia de Formosa, los cuales, durante la época 
			seca y fría del Último Máximo Glacial. La paleomastofauna exhumada 
			asociadas a los restos de Synbranchus, son 
			mamíferos típicos de la edad Lujanense, como Toxodon, 
			Glyptodon, Scelidotherium, Hemiauchenia, entre otros, que 
			son una asignables al Pleistoceno tardío-Holoceno temprano, 
			sugiriendo la presencia de ambientes abiertos y áridos/semiáridos. 
			En el Río Quequén Salado (Provincia de Buenos Aires, Argentina) se 
			han encontrado fósiles de Synbranchus (específicamente
			Synbranchus sp.) que datan del Pleistoceno 
			Superior. Estos fósiles son parte de una asociación ictiofaunística 
			que incluye otros 7 taxones distintos, incluyendo un "morfotipo 
			Quequén Salado" de Corydoradinae. Si bien se han encontrado fósiles 
			de Synbranchus en otros sitios pleistocenos de la 
			provincia, los fósiles del Río Quequén Salado son relativamente 
			escasos. Por el tamaño de las vértebras encontradas, se estima que 
			estos Synbranchus podían alcanzar una longitud de 1.20 
			metros. Así mismo, otra vértebra aislada procede del Pleistoceno 
			tardío de la localidad de San Pedro, en la Provincia de Buenos 
			Aires. En la actualidad, la Anguila Criolla (Synbranchus 
			marmoratus). Este pez de agua dulce se encuentra 
			principalmente en América del Sur y Central, donde habita en ríos, 
			pantanos y áreas inundadas. Synbranchus marmoratus ha 
			evolucionado a lo largo de millones de años para adaptarse a los 
			diversos hábitats acuáticos de América del Sur. A lo largo de su 
			historia evolutiva, este pez ha desarrollado características que le 
			permiten sobrevivir en condiciones ambientales cambiantes, como la 
			capacidad de respirar aire atmosférico mediante una vejiga natatoria 
			modificada. 
 
				
				
				Tenebrionidae.
						
				Latreille, 
				1802. 
				
					| 
					
					 | 
					
					 |  
					| Fragmentos de 
					sedimento con el molde negativo de un escarabajo 
					Tenebrionidae. | Aspecto de un 
					Tenebrionidae en la actualidad, semejante al que vivió hace 
					miles de años. |  
			Artropodo Coleoptero.
			
						El 
			Museo de Ciencias Naturales de Miramar, dio a conocer el hallazgo de 
			un extraño fósil atribuido a un escarabajo que vivió en la región 
			hace al menos, unos 10 mil años antes del presente. El peculiar 
			hallazgo, ocurrió en forma accidental, cuando un equipo dirigido por 
			el museólogo Daniel Boh en noviembre de 2002, se encontraban 
			extrayendo los restos fósiles de un cráneo con su mandíbula, 
			atribuidos a un gran perezoso gigante llamado Scelidotherium. 
			En esa oportunidad, un trozo del sedimento que era separado junto a 
			los restos óseos del megamamífero, se rompió en dos fragmentos, y en 
			ambas partes se divisaron las improntas con detalles muy íntimos de 
			la morfología del escarabajo. Solo se preservó un molde de la 
			estructura original, ya que los sedimentos portadores de fósiles de 
			la región pampeana no conservan los restos blandos, la posibilidad 
			de encontrar restos de este tipo, son muy escasos debido a su 
			inusual preservación, y aporta información sobre el ambiente. La 
			extraña impronta permaneció guardada durante mucho tiempo, debido a 
			la falta de antecedentes similares para su apropiada identificación. 
			Recién en 2012 se realizaron estudios comparativos y se presentaron 
			en 2014. El material estudiado fue identificado como perteneciente a 
			la familia de escarabajos Tenebrionidae. En la actualidad son una de 
			las grandes familias de coleópteros, con unas 20.000 especies 
			descritas, viviendo especialmente en diversos ambientes esteparios y 
			desérticos. Son básicamente detritívoros, es decir, generalmente se 
			alimentan de sólidos permanentes, que provienen de la descomposición 
			de fuentes orgánicas (vegetales y animales), lo cual indicaría la 
			presencia del escarabajo fósil hallado en la ciudad de Miramar, a 
			centímetros de los restos óseos del perezoso gigante 
			Scelidotherium. Posiblemente, este pequeño escarabajo se 
			estaba alimentando de los restos orgánicos luego de la 
			descomposición del cráneo hallado, como cuero y tendones sobre el 
			hueso, y por motivos que no sabemos, murió junto a su fuente de 
			alimento y se preservó extraordinariamente durante miles de años, 
			guardando detalles muy íntimos de su morfología. Los fósiles de 
			insectos del Cuaternario (últimos dos millones de años) son en su 
			mayoría muy escasos en el mundo, pero los pocos reconocidos son 
			perfectamente adjudicables a especies actuales y prácticamente no se 
			conocen extinciones o especiaciones durante este período, pero sí 
			grandes cambios en la distribución geográfica de muchas especies en 
			consonancia con los cambios climáticos. 
 
			
			Daimoniobarax 
			nephroides. Smith et al, 2011. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Aspecto de un 
					hormiguero fósil en Miramar. Foto del  Museo de 
					Ciencias Naturales Punta Hermengo. |  | Aspecto de una 
					comunidad de hormigas en forma ilustrativa (*). |  
			Insectos, 
			Formicidae. 
			En algunas zonas 
			de la región pampeana, se han registrado estructuras biogenicas, 
			ósea, estructuras generadas por actividad animal, las cuales fueron 
			identificadas como hormigueros fósiles. Este icnofosil asignado 
			tentativamente al icnogenero Daimoniobarax, esta 
			representado por sistemas subterráneos de galerías con numerosas 
			cámaras, algunas de ellas horizontales, conectada entre sí, por 
			estrechas galerías y túneles verticales. En las inmediaciones de 
			Miramar, en la provincia de Buenos Aires, se han registrado 
			importantes concentraciones de icnofosiles de hormigueros y 
			termiteros, tanto del Plioceno como del Pleistoceno. Las hormigas (Formicidae) 
			son una familia de insectos eusociales que, como las avispas y las 
			abejas, pertenecen al orden de los himenópteros. Las hormigas 
			evolucionaron de antepasados similares a una avispa a mediados del 
			Cretáceo, hace entre 110 y 130 millones de años, diversificándose 
			tras la expansión de las plantas con flor por el mundo. 
 
			
			Adelomelon beckii.
			Broderip, 1836. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| 
			 
					
					Adelomelon beckii,  
					del Pleistoceno de la localidad de Mar del Sud. Museo 
			de Ciencias Naturales de Miramar. |  | Ejemplares de
					
			
					
					
					Adelomelon brasiliana, de la formación Belgranense.
					Museo de Cs Naturales de Miramar. |  
			
			Invertebrado. 
			Es un gasterópodo de la familia Volutidae que se 
			caracteriza por presentar una concha grande de forma oval globosa, 
			sólida y pesada, de color blanco tiza externamente. Esta especie de 
			gasterópodo se localiza viviendo sobre el fondo de la plataforma 
			marina, especialmente fondos areno-fangosos. En los yacimientos 
			paleontológicos marinos que aparecen con escasa frecuencia en los 
			afloramientos geológicos del SE bonaerense, se han encontrado 
			moluscos que aún tienen representantes vivientes en el océano 
			atlántico, y que vivieron durante el Pleistoceno. Es muy raro que 
			aparezca un fósil de origen marino en una zona terrestre. La 
			explicación, proviene de los diferentes estados naturales que se han 
			suscitado en el transcurso de los milenios. Localmente, se denominan 
			transgresiones marinas o ingresiones marinas a los avances de la 
			línea de costa sobre un espacio continental, y regresiones marinas 
			al fenómeno inverso. Las primeras menciones sobre la existencia del 
			ingreso marino sobre el continente, son de índole paleontológica y 
			datan desde mediados del siglo diecinueve. Fueron efectuadas por 
			D’Orbigny (1842), quien halló moluscos marinos en los alrededores de 
			la ciudad de Paraná y en la desembocadura del río Negro. Unos años 
			más tarde, Darwin (1846) encontró la misma fauna en la península 
			Valdés. Otras especies asociadas; Ostrea, Tagelus, Mactra, 
			foraminíferos (Ammonia, Elphidium), ostrácodos (Cytheracea, 
			Cyprideis), Adelomelon brasiliana, Zidona sp, Pectén sp, 
			Amiantispurpurata, Glycymeris longior, Buccinanops sp y 
			Olivancillaria sp. 
 
			
			Alternaria sp.
			
			Nees, 1816. 
				
					| 
					 |  | 
					 |  
					| Espora de 
					hongo Alternaria sp, recuperada entre los huesos de 
					las patas de un Gliptodonte en la localidad de San Pedro. | Presencia 
					característica de Alternaria sp, sobre una hoja en la 
					actualidad. | Forma de 
					estudio (*). |  
			
			Paleobotanica, Hongos. 
			Es un hongo ascomiceto, esto es, del 
			filo de las Ascomycotas. Las diferentes especies de este género son 
			uno de los mayores patógenos de plantas, y en menor medida puede 
			afectar a los animales a partir de su ingesta. Alternaría es un 
			género fúngico muy común, donde se incluyen numerosas especies de 
			hongos saprofitas, endofíticas y patógenas ampliamente distribuidas 
			en el suelo y la materia orgánica en descomposición. Las especies 
			del género Alternaría sintetizan más de 70 metabolitos secundarios 
			tóxicos para las plantas (fitotoxinas), algunos de los cuales 
			afectan a los animales, por lo que se consideran micotoxinas. El 
			Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico 
			de San Pedro, junto al Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CONICET-UNNE), 
			de Corrientes, lograron muestrear e identificar granos de polen y 
			esporas fósiles de diferentes plantas y hongos que habitaron los 
			alrededores de un pantano cerca de la ciudad de San Pedro, provincia 
			de Buenos Aires, hace unos 700.000 años. El material fue recuperado 
			entre las patas de restos óseos de Gliptodontes. Los datos arrojados 
			por los fósiles y el análisis del sedimento donde se encontraban, 
			condujeron a los investigadores a comprender que aquellos pesados 
			animales habían muerto en un antiguo pantano o humedal que existía 
			en la zona y que actuaba como “trampa natural” cuando los grandes 
			herbívoros se acercaban en busca de agua o comida. Allí se lograron 
			separar e identificar los diminutos granos de polen y esporas 
			fósiles correspondientes a diferentes familias de angiospermas 
			(plantas con flores), esporas de hongos y restos de algas 
			microscópicas que estarían indicando que se trataba de un ambiente 
			de estepa formada por plantas herbáceas, de suelos arenosos, 
			relacionada con cuerpos de agua cercanos. 
 
				
					| 
			
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					Ver mas bibliografía utilizada para hacer la presente 
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