Hallaron en Zapala piezas de un primate
Platirrino del Mioceno Inferior.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
Para sorpresa
de muchos investigadores fueron halladas piezas de un mono fósil
en un yacimiento paleontológico cercano a esta ciudad que ofrece
además una importante variedad de mamíferos fósiles cenozoicos.
El yacimiento
fue ubicado a unos 35 kilómetros de Zapala en sedimentos de
aproximadamente 20 millones de años (Mioceno inferior) y el
proyecto permitió a la provincia de Neuquén obtener la colección
más grande de mamíferos fósiles.
 |
En este
caso, se trata de restos de primates (monos)
pertenecientes al grupo de los platirrinos (entre cuyos
descendientes actuales se encuentra el mono Tití). El
geólogo Alberto Garrido, director del Museo Provincial
de Ciencias Naturales “Profesor Juan Olsacher”, confirmó
la existencia y sostuvo que se encuentran frente al
primer hallazgo de estas características y en rocas de
esa antigüedad para la provincia.
Garrido
explicó “tuvimos suerte de encontrar nuevos yacimientos
fosilíferos, algunos de los cuales nos han dado
muchísima información. Todavía algunos materiales se
están limpiando pero se ha encontrado una cantidad muy
diversa de mamíferos fósiles, algunas piezas
excepcionales con cráneo incluido, y entre lo más
llamativo está el hallazgo de restos de primates (monos)
muy cerca de Zapala, son especímenes de tamaño
relativamente pequeño”. |
El especialista
señaló que, “si bien la presencia de mamíferos fósiles en
territorio neuquino es conocida por los investigadores desde
fines del siglo XIX, en general han sido poco estudiados y la
cantidad de piezas que había sido coleccionada hasta el momento
era bastante discreta. Las piezas que se habían encontrado en
aquellas primeras investigaciones están hoy en museos de Buenos
Aires y de La Plata porque en ese entonces Neuquén no tenía
museos".
El grupo de
investigadores que confirmaron las piezas del primate está
conformado por Alejandro Kramarz, integrante del Museo Argentino
de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”; Analía Forasiepi,
del Museo de Historia Natural de San Rafael, Mendoza; Marcelo
Tejedor del Centro Nacional Patagónico de Chubut y Garrido.
El
director del museo zapalino manifestó que las piezas fósiles
más destacadas estarán expuestas en el museo Juan Olsacher "una
vez que finalicen las tareas de limpieza que se están realizando
actualmente".
Cronopio dentiacutus, un nuevo mamífero fósil del
cretácico de Patagonia supera a la ciencia ficción.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
Un pequeño mamífero fósil
muy
parecido a la ardilla prehistórica de la película
La era del hielo y que vivió hace 95 millones de años entre los
dinosaurios en territorio de Argentina, fue presentado por el
prestigioso paleontólogo
Sebastián
Apesteguía.
El parecido es
asombroso, y sin embargo quienes crearon al personaje de Scrat
-esa suerte de ardilla de prominentes colmillos que deambula en
busca de una bellota en la película La era del hielo- no tenían
ni noticias de la existencia del Cronopio dentiacutus,
un pequeño mamífero que vivió a la sombra de los dinosaurios en
lo que es hoy la Patagonia argentina, y cuya descripción acaba
de publicar la revista Nature.
 |
Con
unos 10 a 15 centímetros de largo, ojos grandes,
aparentemente adaptados para una visión nocturna, y un
delgado hocico armado con prominentes caninos, el
cronopio no sólo viene a demostrar que la biología puede
ser mucho más creativa que los guionistas de Hollywood."Rompe
con un hiato de casi 60 millones años, entre 130 y 65
millones de años atrás, de los que no se conocía nada
sobre los mamíferos en América del Sur", dijo el
paleontólogo Guillermo Rougier, que analizó los restos
fósiles del cronopio desenterrados en el yacimiento
paleontológico de La Buitrera, cerca del embalse de El
Chocón, en Río Negro. |
Este
investigador argentino, actualmente en la Universidad de
Louisville, Estados Unidos, es el autor principal de la
descripción del cronopio, que lleva ese nombre como "un pequeño
homenaje a Julio Cortázar, que me ha influenciado durante toda
mi vida. Este fósil nos sorprendió mucho por su caracteres
peculiares y decidimos darle el nombre de los cronopios, esos
seres extraños y afables que van desde esferas verdes y
pegajosas a seres semihumanos"
El hallazgo de
los dos cráneos fósiles desenterrados en La Buitrera que
permitieron describir al cronopio -el primer mamífero de
comienzos del cretácico tardío hallado en América del Sur- es
singular desde donde se lo mire. "Nuestro conocimiento de los
dos primeros tercios de la evolución de los mamíferos es
terriblemente incompleto. Considerando la pobreza del registro
fósil, cualquier descubrimiento de un cráneo razonablemente bien
preservado de un mamífero del mesozoico es un evento
paleontológico muy importante", escribió Christian de Muizon,
investigador del Museo de Historia Natural de París, en un
artículo publicado en Nature que acompaña al que describe el
hallazgo.
 |
"El
Cronopio dentiacutus fue hallado en rocas sedimentarias
argentinas de comienzo del cretácico tardío (de
alrededor de 100 millones de años de antigüedad), una
época de la que no se conocía previamente ningún
mamífero en América del Sur."
Para
Muizon, el hallazgo confirma que en el momento de mayor
esplendor de los dinosaurios la presencia de los
mamíferos estaba muy extendida en el sur del globo, y
que incluso sus formas corporales estaban muy
diversificadas. |
¿Cuáles son los
indicios que soportan esa idea? "Ciertamente los caninos, lo más
destacado y sorprendente de este animal, son proporcionalmente
enormes, pero el cronopio tiene otras características especiales
que indican que se trata de un grupo altamente especializado",
respondió Rougier. El cronopio perteneció a los drioléstidos, un
extinto grupo de mamíferos emparentados con los marsupiales y
mamíferos con placenta modernos.
Esa alta
especialización de sus formas corporales sugiere "que este
animalito pertenece a un grupo que evolucionó en forma aislada
en América del Sur durante mucho tiempo, pues la geografía de
los continentes del cretácico nos dice que América del Sur
estaba aislada de América del Norte y de Europa".
Aunque restan
muchas cuestiones por resolver -como la finalidad de los
desproporcionados caninos en un animal que, según el resto de la
dentadura, se alimentaba de insectos-, lo cierto es que el
hallazgo del cronopio es un avance importante en el fragmentario
y escaso conocimiento de la evolución de los mamíferos en
América del Sur.
Honoris Causa para el paleontólogo Bonaparte.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 63. Diciembre de 2011.
Es uno de los
primeros paleontólogos de la Argentina y un referente a nivel
sudamericano. Formador de profesionales que hoy se desempeñan en
la región, José Bonaparte, fue reconocido ayer por su labor en
la zona del Comahue.
Su desempeño y
pasión por la búsqueda y estudios de fósiles lo consagraron con
el nombre del "maestro de la era Mesozoica", periodo en el que
habitaron los dinosaurios. Con 18 años, Bonaparte había fundado
el museo de Ciencias Naturales de Mercedes. En la región
participó de numerosas excavaciones, entre las que descubrió
huevos de cocodrilos y aves fósiles, en el lugar donde hoy se
alzan los edificios de la Universidad Nacional del Comahue.
 |
Por
otra parte, ha descubierto en Patagonia al fabuloso
Carnotaurus y en los alrededores de Zapala al
Amargasaurus, un dino herbívoro que tenía potentes
espinas en el lomo. Entre sus alumnos se cuentan a
Rodolfo Coria, Leonardo Salgado, Sebastián Apesteguía,
Luis Chiappe, y Jorge Calvo, investigadores con un rol
importante en el estudio paleontológico de Neuquén y Río
Negro.
Por
estas razones, ayer las autoridades de la UNCo,
consagraron a José Bonaparte con el título de doctor "Honoris
Causae", título honorífico que otorgan las casas de
altos estudios . |
"Queremos
agradecerle porque los conocimientos sobre la historia de
nuestra tierra, poblada de antiguas especies, haya salido a la
luz y porque sus logros científicos contribuyen a la
configuración de un nuevo paisaje. No se puede amar lo que no se
conoce", expresó Teresa Vega, rectora de la Universidad.
Vega, hizo
entrega del diploma que consagró a Bonaparte doctor Honoris
Causa. "Toda su trayectoria en los museos de Buenos Aires o
Plaza Huincul, nos deja también su mensaje: es el afán de dar a
conocer a un público más amplio que la academia. Su presencia en
nuestra Universidad enaltece la tarea cotidiana porque es imagen
de esfuerzo y la humildad", destacó la rectora.
El hombre, de
83 anos, recibió su diploma junto con una medalla por su trabajo
y contribución al conocimiento de las especies de dinosaurios
que habitaron la Patagonia, "es la estrella de la
paleontología", como la definió Bonaparte a estas tierras.
Las Lajas continúan ampliando su colección de
dinosaurios.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Paleontólogos argentinos y del exterior
trabajan en la excavación de las piezas que pertenecerían a un
saurópodo que habitó hace 130 millones de años.
El paleontólogo
Rodolfo Coria encabeza una nueva campaña de excavación en
cercanías a la localidad de Las Lajas con el objetivo de extraer
de la Formación Geológica Mullinco parte de un dinosaurio que
data de hace 130 millones de años. Se trata de piezas que
pertenecen a un dinosaurio saurópodo que serán extraídas con la
participación de científicos argentinos y extranjeros.
En diálogo con
este diario, el especialista estimó que se trata de un
dinosaurio del grupo saurópodo.
“Son dinosaurios de gran porte, cuadrúpedos, de colas y cuellos
largos. Este ejemplar en particular todavía está enterrado en la
roca, no ha sido removido por la erosión y el estado de
preservación de los huesos es mucho mejor que el último que se
extrajo. Creo que es parte de una columna vertebral articulada”,
sostuvo.
Coria calificó
de atractiva la Formación Geológica Mullinco, unidad a la que
pertenece este ejemplar, debido a la cantidad de información
nueva que aporta a la comunidad científica.
 |
“Hasta
el momento nada se sabe sobre la fauna de dinosaurios
que habitó en el momento, que se depositó esta unidad
geológica que data de 130 millones de años de
antigüedad, entonces toda la información que podamos
obtener contribuirá a mejorar nuestro conocimiento sobre
un capítulo completamente desconocido en la evolución de
las biotas en Patagonia”, indicó. El paleontólogo, quien
dirige el Museo Municipal Carmen Funes de Plaza Huincul,
sostuvo que también buscarán extraer todo el material
fósil en una o dos partes para acceder al estado de
preservación natural de los fósiles. |
“Trataremos de
remover la menor cantidad posible de roca, entonces los
resultados serán mucho más valiosos porque llegaremos al fósil
en su estado íntegro,” reveló. El equipo de expertos que
acompañan en esta oportunidad a Coria está integrado por el
español Francisco Ortega; los canadienses Philip Currie, Eva
Koppelhus y Victoria Auburn; además de los argentinos Cecilia
Succar, José O’Gorman y Magalí Cárdenas. Se trata de la cuarta
campaña de trabajo dentro del mismo proyecto que se lleva a cabo
en Pilmatué con científicos que han recibido desde un principio
asistencia logística y acompañamiento permanente del museo
paleontológico local y del municipio de Las Lajas. Ahora
también se suman al esfuerzo económico la Universidad Nacional
de Río Negro y el Conicet. Así lo confirmó Coria al señalar que
impulsa en estos momentos la quinta y sexta campaña para los
próximos años.
Un enorme fósil hallado en Malargüe sorprende
a los científicos.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Un grupo de
especialistas fue contratado por Vale para supervisar el
movimiento de suelo en Potasio Río Colorado. Lo requiere la
ley. En 6 meses sacaron unas 100 piezas.
Hace seis
meses, Vale empezó los movimientos de suelo en Malargüe para
desarrollar el proyecto Potasio Río Colorado. Pero como es
una zona donde se han encontrado fósiles en el pasado, la
empresa convocó a un equipo de paleontólogos y técnicos. Los
operarios de las máquinas sólo inician su trabajo bajo la
supervisión de un miembro de este equipo.
Cada 10 minutos, el técnico observa el material removido y
si halla un fósil detiene la tarea para comenzar la de
rescate y preservación. Hasta ahora, han hallado más de 100
piezas y en dos sitios huesos asociados, que parecen
corresponder a una especie hasta ahora desconocida.
 |
El
investigador del Conicet (Ianigla-CCT), Bernardo
González Riga, detalló que día por medio o cada dos
días se está produciendo un hallazgo. Sin embargo,
planteó que esto podía esperarse, ya que en la zona
del emprendimiento minero se hallaron las primeras
especies de dinosaurios de Mendoza, como el
Mendozasaurus neguyelap y el Malarguesaurus
florenciae. Hace unos 80 millones de años, el sur de
Mendoza y Neuquén presentaban un paisaje de bosques
de coníferas, atravesado por ríos que fluían hacia
el sudoeste, con muchas curvas, y donde la montaña
elevada era la Sierra Pintada, ya que la cordillera
aún no se había levantado. Este sitio es hoy una de
las áreas paleontológicas más importantes de
América. |
En la mayoría
de las excavaciones han aparecido huesos aislados, sobre todo de
saurópodos -herbívoros de cuello y cola largos-, pero también
unos pocos restos de carnívoros y muy escasos de cocodrilos. Sin
embargo, lo más significativo es el hallazgo en dos sitios de
piezas asociadas, es decir que probablemente pertenecen a un
mismo ejemplar, con lo que resulta más sencillo establecer la
especie. De todos modos, la forma de las vértebras cervicales y
de los dientes que encontraron les permite inferir que se trata
de una nueva, dentro del grupo de los saurios. Aun así, González
Riga destacó que esto deberá ser corroborado en el laboratorio.
Es que el periplo de los huesos comienza en la excavación, donde
una vez que se detecta un fósil, se lo identifica y preserva con
coberturas de yeso, tela, mallas o varillas metálicas. De ahí,
es llevado a un recinto de geología que dispuso la empresa en el
lugar y cuando se reúne una cantidad suficiente, se coordina el
traslado a la Dirección de Patrimonio (en el Parque General San
Martín). Una vez que han sido registrados, se envían algunos al
laboratorio del Conicet.
En este sitio comienza la tarea de reconstruir las piezas.
González Riga destaca que dos o más fragmentos hallados pueden
conformar un solo hueso. Cuando se han analizado, se los compara
con otros ejemplares que han sido encontrados en distintas
partes del mundo y recién entonces se puede confirmar si se
trata de una nueva especie.
El investigador del Conicet explicó que el trabajo que se está
realizando en Malargüe es importante, ya que en el lugar hay, en
forma permanente, un equipo de 1 paleontólogo de campo y 10
técnicos (coordinados por 4 paleontólogos más).
 |
Cada
día, se acuerda con el supervisor de obra dónde van a
estar las máquinas y se destina un técnico a cada sitio,
que estará presente durante toda la jornada (de 7 a 19).
La tarea de movimiento de suelo recién puede comenzar
cuando esa persona firmó una planilla.
Este
mecanismo se fijó para las áreas de mayor potencial
paleontológico, que se determinan a partir de mapas que
los especialistas han elaborado después de 17 años de
trabajo en el lugar. Para ello se toma en cuenta el tipo
de roca, la historia de hallazgos, la presencia de
fósiles. A su vez, este mapa se contrasta con las obras
a realizar en cada punto y se define la modalidad de
control. |
Cuando se
encuentra un fósil, el técnico llama al paleontólogo de campo,
quien determina si se trata de un hallazgo mayor -que excede las
pocas piezas aisladas- y, en ese caso, convoca una cuadrilla
especial, de unas 10 personas más, entre paleontólogos y
técnicos. González Riga señala que se utilizan roto percutores y
martillo y cincel, en lugar de los pinceles de las películas,
porque los huesos fosilizados se encuentran dentro de la roca.
Las tareas de rescate y preservación pueden demandar entre 1 y 3
semanas. Durante ese tiempo se suspende la actividad de la
máquina, que se deriva a otro punto, y recién puede regresar
cuando los especialistas no encuentran más restos y firman el
acta de liberación del sitio.
Fósiles de Tiburones que vivieron durante el
Permico-Triasico de Mendoza.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Fósiles de tiburones de más de 250 millones de años de
antigüedad fueron encontrados en cercanías al actual Cerro
Vizcacha, hacia el noroeste de Mendoza. Además, son los primeros
restos de vertebrados del Pérmico que se han hallado en el país.
El paleontólogo
Alberto Cione, encargado de estudiar los dientes de tiburón
descubiertos, mencionó que estas especies vivieron antes de la
gran extinción del Permo-Triásico, que ocurrió hace 250 millones
de años y acabó con el 95 por ciento de la vida que había
entonces en la Tierra. Unos 20 millones de años después de ese
cataclismo, se iniciaría la época de los dinosaurios.
Los fósiles datados corresponden a dientes de lejanos parientes
de los tiburones actuales. “Lo único que se conserva de estos
animales, generalmente, son sus dientes, porque el resto de su
estructura ósea es cartilaginosa y solo en casos muy
excepcionales resisten el paso del tiempo”, explicó el
investigador del Museo de La Plata y del CONICET a la
Agencia
CTyS.
 |
Sin
embargo, como los tiburones llegan a perder una cantidad
muy alta de dientes a lo largo de su vida se facilita la
labor de los paleontólogos para poder encontrarlos y
estudiarlos. “Los seláceos longevos, que alcanzan los 30
años, pueden llegar a cambiar más de 20 mil piezas
dentales”, precisó Cione. El investigador principal del
CONICET explicó que los tiburones tienen dientes hasta
en la parte externa de sus cuerpos: “Poseen una
cobertura formada por estructuras dentarias, que también
se les van desprendiendo a lo largo de su existencia, y
así fue posible encontrar sus escamas en los sedimentos
del Pérmico, una era geológica que concluyo hace más de
250 millones de años”. |
Incluso, las
escamas que conocemos en los peces son piezas óseas con muy bajo
nivel de calcio, por lo que no poseen gran capacidad de
conservación. Por el contrario, los dientes en general y estos
exoesqueletos de los tiburones están fortificados al poseer el
revestimiento de un esmalte rico en carbonatos, que los hace
propicios para resistir el paso del tiempo.
El subtítulo podría emocionar a aquella diva de los teléfonos
que imaginó el hallazgo de un dinosaurio vivo. Para evitar
confusiones, vale remarcar que estos tiburones vivieron y
murieron hace más que 250 millones de años, si bien es cierto
que los restos fósiles que fueron estudiados por el doctor Cione
provienen, en su mayoría, de seres que aun no habían perecido.
“Mientras que los restos fósiles que se encuentran de mamíferos
o de dinosaurios corresponden mayormente a cadáveres, podemos
decir que las piezas dentales que estudiamos, en general, se
desprendieron del cuerpo de los tiburones cuando éstos se
mantenían con vida”, observó el especialista en paleontología de
peces.
Según las
estimaciones realizadas, los tiburones encontrados medían
alrededor de un metro de largo, semejantes en tamaño a los que
frecuentan actualmente los mares tropicales y se suelen ver en
filmaciones de documentales, siempre desplazándose en grupos muy
abundantes.
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Mediando centenares de millones de años, se podría
imaginar que estas especies tenían formas extravagantes.
Sin embargo, sus apariencias no eran muy distantes a la
de los tiburones actuales. De todas maneras, aclaró
Cione, “que fueran similares en longitud o en sus formas
externas, no significa que correspondan a familias
cercanamente emparentadas”. De hecho, los tiburones
suelen ser denominados como fósiles vivientes, puesto
que sus primeros representantes son parecidos a las
formas actuales. |
Estos tiburones
nadaban por la zona en la que actualmente se ubica el Cerro
Vizcacha debido a que, durante el Pérmico Temprano, allí no
habían montañas y el nivel del mar era mayor al que conocemos
hoy en día. En esas condiciones, sin una Cordillera de los Andes
todavía elevada, había un ingreso marino desde el Océano
Pacífico.
El hallazgo de estos dientes de tiburón fue realizado por el
tesista doctoral Hugo Freije, al noroeste de Mendoza, a muchos
metros sobre el nivel del mar, puesto que las modificaciones
geológicas hicieron ascender aquellas zonas por las que nadaron,
hace más de 250 millones de años, estas especies.
Precisamente,
estas piezas se ubicaban en los niveles marinos de El Jarillal,
en los depósitos que afloran cerca del Cerro Vizcacha, en la
cuenca Calingasta-Uspallata que se ubica a lo largo del margen
occidental de la Precordillera.
Así, el doctor Cione procedió a realizar la primera descripción
de dientes de hibodóntidos del Paleozoico de América del Sur.
“Una de estos dientes posee una corona con un centro de cúspide
relativamente alto, aunque de escasos milímetros y filos de
corte bien desarrollados”, ejemplificó el especialista a la
Agencia CTyS.
Estos fósiles rescatados, que pasaron a constituir los primeros
vertebrados que se encontraron en Argentina, y precedieron a los
dinosaurios, los lagartos, cocodrilos, tortugas, ranas y
mamíferos, se encuentran depositados en el Museo de Historia
Natural de San Rafael, en Mendoza.
Paleontólogos argentinos hallaron el primer
titanosaurio en la Antártica.
Publicado
en
Paleo. Año
9.
Numero 64. Diciembre de 2011.
Investigadores del Instituto Antártico Argentino (IAA) y del
CONICET descubrieron restos de un saurópodo que medía más de 10
metros al este de la Península Antártica. Ahora, intentarán
develar cómo estos dinosaurios cuadrúpedos de gran tamaño
llegaron al continente que hoy está aislado geográficamente.
Hace 75
millones de años, la Antártida tenía un clima tropical y era
habitada por animales terrestres, entre los cuales se
encontraban los titanosaurios, el grupo de dinosaurios
herbívoros que alcanzaron los tamaños más grandes que hayan
existido.
 |
Estas bestias de dimensiones descomunales llegaron a
expandirse por todo el mundo a fines del Cretácico. El
director de las campañas paleontológicas del IAA,
Marcelo Reguero, indicó que “ya se habían datado
saurópodos en los demás continentes y con este nuevo
descubrimiento sabemos que fueron aún más cosmopolitas
que lo que se había demostrado”.“En cada campaña de
verano, estábamos alertas de poder encontrar restos de
saurópodos, y la aparición de esta vértebra nos estimula
y orienta para las futuras exploraciones, porque ahora
sabemos que es posible hallar más restos fósiles y dónde
ir a buscarlos”, comentó el investigador del CONICET
Rodolfo Coria. |
En este
sentido, el autor principal del paper publicado en la revista
especializada
Naturwissenschaften, Ignacio Cerda, agregó que “todo
hacía pensar que los saurópodos también habían habitado la
Antártida, pero no teníamos la certeza de que sus fósiles se
hubieran conservado”.
Así, este hallazgo reafirma un gran interrogante para el mundo
científico: ¿cómo llegaron estos inmensos animales terrestres
hasta allí?
Antes de la extinción masiva de los dinosaurios, distintas
clases de titanosaurios se diseminaron por el globo. Por ello,
reconocer qué especie habitó en el actual continente blanco
permitirá reconocer si emigraron desde la Patagonia o desde
Oceanía.
 |
Sin
embargo, hay más de 150 especies de saurópodos
reconocidas en el mundo y la vértebra hallada no aporta
la suficiente información anatómica para determinar su
linaje. “Hacia la parte media de la cola se atenúan o
reducen los rasgos que distinguen a unos saurópodos de
otros, por lo que hubiera sido más afortunado encontrar
una vértebra de la región dorsal, por ejemplo, o partes
de sus miembros anteriores o posteriores”, explicó el
paleontólogo Coria, quien hace casi dos décadas
participó en la descripción de un saurópodo de gran
renombre: el
Argentinosaurus. |
Existe
cierto debate sobre si el
Argentinosaurus fue el más grande de todos los
dinosaurios conocidos. Al respecto, Coria observó que “el
Argentinosaurus poseyó proporciones extremas y las
vértebras dorsales más grandes referidas a un saurópodo, pero
desconocemos la extensión de su cola y cuello, por lo que no
necesariamente fue más grande que otros linajes que también
fueron hallados en nuestro país por investigadores argentinos,
como el
Puertasaurus y el
Futalognkosaurus”.
Por los mismos motivos, no es posible asignarle un tamaño
preciso al individuo encontrado en la Antártida, del cual se
rescató un fragmento de su cola. “Es complicado hacer una
estimación de la talla corporal, aunque la vértebra que poseemos
es bastante grande tomando como referencia a varios ejemplares
de Sudamérica, por lo que su longitud total podría haber rondado
los 12 metros o haberlos superado”, evaluó el doctor Ignacio
Cerda.
Será importante develar de dónde procedieron los saurópodos,
porque, asimismo, esto permitiría saber si la Antártida estuvo
unida geográficamente a la Patagonia o a Oceanía en ciertos
lapsos a fines del Cretácico.
Por ello, el IAA y el CONICET emprenderán una nueva campaña de
verano a mediados de enero próximo, enfocando la pesquisa en la
isla James Ross, allí donde apareció la vértebra del primer
titanosaurio antártico.
 |
Estos restos aparecieron en la formación Santa Marta,
que tiene sedimentos de entre 75 y 80 millones de años
de antigüedad. “Esta unidad geológica ha sido para
nosotros muy generosa, porque nos ha dado la mayoría de
los dinosaurios que se han encontrado en la Antártida”,
valoró Marcelo Reguero. Como estos dinosaurios eran
terrestres, no hay dudas de que llegaron a pie al
continente que hoy es blanco. Una de las posibilidades,
según indican los investigadores, es que dicho
territorio haya estado unido a América del Sur a fines
del Cretácico, como consecuencia del descenso del nivel
del mar o alguna alteración geológica. |
Una unión
geográfica entre la Patagonia y la Península Antártica podría
haber ocasionado la dispersión. Sin embargo, también sería
posible que los saurópodos se hubieran desplazado desde
Australia.
Por el momento, el ejemplar hallado no permite sortear este
interrogante, por lo que será el objetivo de las futuras
campañas encontrar restos fósiles más informativos.
Además, hay otra hipótesis más llamativa: que se hubiera
desarrollado una especie exclusiva de saurópodos en la Antártida.
Al respecto, Coria comentó que “sería muy interesante que
hubiera existido un linaje específico, propiamente antártico,
que hubiera recorrido sus propias líneas evolutivas desde los
protosaurópodos”.
Sin embargo, esta conjetura es la menos probable. “El tema es
que la Antártida quedó aislada geográficamente luego de la
extinción masiva de dinosaurios y tuvo varias conexiones
intermitentes con la Patagonia y Australia durante el Cretácico,
por lo que me inclino a pensar que los saurópodos antárticos son
el producto de una dispersión faunística más que de un propio
origen en la Antártida”, comentó el también profesor de la
Universidad Nacional de Río Negro.
Hallan restos fósiles de una posible nueva
especie
de Equus, en San Pedro.
Publicado
en
Paleo. Año
5.
Numero 24. Marzo de 2007.
En el partido
de San Pedro, a unos 157 kilómetros de Capital Federal, hay un
grupo de entusiastas paleontólogos aficionados que armó con unos
fósiles, a cual más llamativo, un pintoresco museo.
A fuerza de tesón, voluntad y mucho aprendizaje, le sacaron al
suelo de su ciudad, de gran riqueza unos tesoros apreciados por
los paleontólogos más expertos del país. Ahora sorprenden con
otro hallazgo: los restos fósiles más antiguos de Sudamérica del
antecesor de los caballos actuales.
Las piezas, unos molares bien conservados, pertenecen a
Equus
y se cree que son parte de un ejemplar (se especula con que
podrían ser de una nueva especie) que habitó la zona hace
500.000 años. Fueron encontradas por personal del Museo
Paleontológico de San Pedro en capas de sedimentos que
corresponden a esa etapa denominada como Edad Bonaerense.
 |
Más allá de tratarse de restos muy antiguos, su valor
también reside en que obligan a revisar la historia
evolutiva de estos animales y demuestra que estaban en
territorio argentino miles de años antes de lo que se
suponía. "Es, sin dudas, el ejemplar del género
Equus
más antiguo de América del Sur porque su procedencia
estratigráfica es clara y su edad puede ser determinada
con exactitud", comentó Eduardo Tonni, paleontólogo del
Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
¿Por
qué estas muelas de caballo antiguo pueden cambiar la
historia? En principio porque, hasta ahora, se creía que
en América del Sur habitaron dos clases de caballos,
animales que se inscriben en los géneros
Hippidion
y
Equus. A lo largo
de su evolución, los hippidiones llegaron hasta el
extremo más austral de la Patagonia; mientras que
Equus
sólo
logró arribar a lo que hoy se conoce como región
pampeana, de la Argentina, y también del Uruguay. |
Hasta ahí,
ningún conflicto. En la otra parte de la historia es que
comienzan a hilvanarse hechos que ahora deberán ser revisados.
Los especialistas en fósiles del Cuaternario sabían que los
caballos del género
Equus
habían arribado a esta zona hace más de 100 mil años, durante la
denominada Edad Lujanense y que luego se extinguieron en
Sudamérica, al igual que había ocurrido con el
Hippidion unos 8.000 años
antes, a comienzos del Holoceno. Según esa explicación, se cree
que durante varios milenios América del Sur se quedó sin
caballos. Y que tiempo después, hace unos cientos años, fueron
reinsertados por los colonizadores españoles que los trajeron
desde el continente europeo, de donde nunca desaparecieron. Con
este nuevo hallazgo se demostraría que, en realidad, arribaron a
la zona que hoy se conoce como Argentina muchos miles de años
antes de lo que se creía. Esos dos molares hallados, uno derecho
y otro izquierdo, fueron la clave para estas nuevas
especulaciones.
De hecho, su
antigüedad es tanta, unos 500 mil años, que hace sospechar
además que se trataría de una nueva especie dentro de ese
género. Según José Luis Aguilar, director del Museo
Paleontológico de San Pedro, "eso puede ser posible porque a las
piezas de este ejemplar hallado las separa una gran brecha
temporal de los demás fósiles del género
Equus
conocidos".
Los molares fueron descubiertos en la zona conocida como Reserva
Paleontológica "Campo Spósito", en el Bajo del Tala, partido de
San Pedro. Ese lugar, declarado de Interés Municipal y protegido
como yacimiento paleontológico, es el cielo para los entusiastas
"buscahuesos" del museo de esa ciudad. Allí ya fueron
encontrados restos de unos 10 géneros de mamíferos. "Para
nosotros, el lugar es como una caja de sorpresas", comentó José
Luis Aguilar.
Ahora, la nueva sorpresa empezó a recorrer un camino que
seguramente será cada vez más apasionante. Esos molares seguirán
bajo la lupa científica para determinar si realmente se trata de
una nueva especie. Mientras eso sucede, en San Pedro nadie se
queda quieto. Piensan arrancarle todos los secretos posibles a
ese rico suelo que habitan.
"Fueron
víctimas de un cambio climático"
(Por
Ricardo Pasquali).
La capa de sedimentos verdosos en la que
se hallaron las muelas de este ejemplar de caballo, además de
otros numerosos restos fósiles, forman parte de lo que el
recordado geólogo, paleontólogo y antropólogo Florentino
Ameghino —una de las primeras grandes figuras de la ciencia
nacional— denominó "belgranense continental".
Los sedimentos que lo
componen son de origen lagunar y se observan a lo largo de las
barrancas del Paraná. Esta capa se formó a partir de un avance
de las aguas sobre las zonas continentales como consecuencia de
un calentamiento global —fenómeno que se comenta tanto
últimamente— que ocurrió hace unos 500.000 años, en el inicio de
la edad Bonaerense.
Más al sur, también como consecuencia del
aumento del nivel del mar por ese calentamiento global, se produjo
el avance de aguas oceánicas, las que, al retirarse en épocas menos
cálidas, dejaron un depósito con abundantes caparazones de caracoles
marinos. Este depósito había sido descripto por primera vez en 1857
por el ingeniero en minas francés Auguste Bravard después de haber
realizado un estudio sobre una pequeña loma ubicada en el actual
barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, donde afloraba con
un espesor de 6 metros. Florentino Ameghino denominó a esta capa "belgranense
marino". En la ciudad de San Pedro y sus alrededores, esta capa
verdosa es un rico yacimiento paleontológico y, además, gracias a su
color distinto al de los demás sedimentos que se observan en el
lugar y alrededores, permite identificar rápidamente a las capas
depositadas durante la finalización de la edad Ensenadense, que se
encuentran debajo, y el comienzo de la edad Bonaerense, que se
encuentra por encima.
Fuente:
Grupo Clarín.
Presentan a Aniksosaurus darwini,
un nuevo dinosaurio carnívoro de la patagonia
Argentina.
Publicado
en
Paleo. Año
5.
Numero 25. Mayo de 2007.
Desenterraron 5
ejemplares en Chubut.
Medía sólo dos metros de largo y pesaba nada más que 50 kilos, un
porte incapaz de infundir temor alguno en un mundo habitado por
dinosaurios carnívoros de 14 metros de largo y con pesos del orden
de las toneladas. Quizás era justamente su reducido tamaño el que
llevaba al Aniksosaurus darwini a pasearse en grupo. De
alguna forma, había que hacerse respetar.
Este pequeño dinosaurio carnívoro, cuya descripción acaba de
publicar la Revista del Museo de Ciencias Naturales de Buenos
Aires , vivió hace entre 91 y 96 millones de años en lo que es
hoy la Patagonia Argentina.
 |
Más
precisamente, sus restos fueron desenterrados a 270
kilómetros al nordeste de Comodoro Rivadavia, Chubut, cerca
del pueblo de Buen Pasto.
"Encontramos restos de por lo menos cinco ejemplares
adultos. Son alrededor de 50 huesos: una pata articulada,
algunas vértebras del cuello, de la espalda, de la cola. El
miembro posterior está bastante completo, y del anterior
tenemos sólo el húmero, la ulna y una garra", dijo Rubén
Martínez, investigador del Laboratorio de Paleovertebrados
de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco,
en Comodoro Rivadavia.
Los restos fueron hallados en una toba "muy pura, sin
señales de transporte, por lo que se interpreta esto como
una prueba de gregarismo de la especie", agregó Martínez.
Existen pocas dudas sobre el comportamiento gregario de la
especie, pero la pregunta es: ¿se juntaban para cazar o para
no ser cazados? |
"El hallazgo de
varios especímenes juntos en un mismo yacimiento podría
interpretarse como evidencia de la difundida idea de que los
dinosaurios carnívoros vivían en grupos y cazaban en forma
coordinada, como lo hacen hoy los leones en la sabana africana",
dijo el doctor Fernando Novas, paleontólogo del Museo Argentino de
Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires.
Cazador cazado
"Sin embargo -agregó Novas, investigador del Conicet y coautor de la
descripción del aniksosaurio-, aunque la evidencia parece firme en
indicarnos que los aniksosaurios se reunían en grupos, dudamos mucho
que hayan desarrollado aptitudes de caza compleja. Al contrario,
creemos más probable que se congregaran alrededor de cadáveres de
otros dinosaurios, para alimentarse de dinosaurios que habrían
muerto de forma natural o por el ataque de carnívoros de gran
porte."
Pero los mismos
fósiles de los que Martínez y Novas se valieron para describir esta
nueva especie sugieren que el aniksosaurio no era precisamente lo
que los paleontólogos llaman un top predator . Lejos de
ubicarse en la cima de la cadena alimentaria del Cretácico Superior
temprano chubutense, este "pequeño" dinosaurio carnívoro debió haber
sido una buena presa, incluso para otras fieras aún más pequeñas.
"Entre los huesos desenterrados hay un fémur en el que se preservan
diminutas marcas triangulares, opuestas entre sí, las cuales
pertenecerían a (la dentadura de) algún animal carnívoro mucho más
pequeño que el propio aniksosaurio", comentó Novas.
Fuentes;
Sebastián A. Ríos de La Nación, Revista del Museo de Ciencias
Naturales de Buenos Aires y PaleoArgentina Web.
Un Sauropodo de 30 metros en al sur de Mendoza,
Argentina.
Publicado
en
Paleo. Año
5.
Numero 25. Mayo de 2007.
La bestia de
cola y cuello larguísimos murió sepultada bajo el fango, muy cerca
de alguna fuente de aguas mansas, hace unos 95 millones de años. A
pocos kilómetros, miles de años después, surgió, estalló y murió el
volcán Payún, en el sur de Mendoza. Hoy por hoy, sólo flora
achaparrada, pocos bichos y muchas cigüeñas metálicas en permanente
y sube y baja, simulando una vida que no es. Y hay un río, otro río,
el Colorado, que se mueve rápido, como estos tiempos.
En ese
escenario, en medio del yacimiento petrolífero Puesto Hernández, a
unos 30 kilómetros de Rincón de los Sauces, hace apenas unos días un
equipo de científicos argentinos y un español completó el rescate de
un dinosaurio herbívoro que en vida midió unos 30 metros de largo,
entre ocho y diez de alto, y pesó alrededor de 40 toneladas. Junto a
los huesos amontonados (probablemente por la acción de extintos
depredadores) se encontraron siete dientes terópodos (dinos
carnívoros de dos patas y de bocaza multidental) que darán para un
estudio particular ¿Perdían dientes en cada cacería? ¿Daban contra
los huesos cuando comían carne muerta?
 |
El
paleontólogo rosarino trabajó con sus colegas Leonardo
Salgado, Rodolfo García, Ignacio Cerda (becario del Conicet)
e Iñaqui Canudo (Universidad de Zaragoza). Con ellos
estuvieron además el geólogo del museo Carmen Funes Alberto
Garrido y técnicos locales.
"Era un
animal grande, un saurópodo de buen tamaño pero con
características especiales: era más grácil que los grandes
saurópodos conocidos, digamos que un poquito menos
rechoncho", explicó Leonardo Filippi, el director del Museo
Argentino Urquiza de Rincón. Es allí donde descansan los
fósiles de este gigante, por ahora en bochones de yeso que
le sirven de protección. |
El rescate de
los fósiles comenzó en septiembre del año pasado y se completó hace
un par de semanas. Al cabo se han encontrado dos fémures, un pubis,
una docena de costillas (algunas de un metro con veinte
centímetros), la placa esternal, vértebras caudales, dientes,
metacarpianos y otros muchos restos de huesos que deberán ser
analizados y preparados en laboratorio.
El trabajo en
campo no fue de los más amable pues los investigadores debieron
soportar un par de días de lluvias, varios de sol punzante y -en las
últimas semanas- algunas mañanitas frías de tiritar. Así es el
desierto. "La denuncia del hallazgo la hizo la empresa Petrobras
(que tiene la concesión del yacimiento) cuando una máquina se topó
con los fósiles cuando iniciaba una locación", explicó Filippi. La
firma brasileña, como lo hacía su antecesora Perez Companc, es una
de las pocas que cumple con los términos de la ley de protección del
patrimonio y al tiempo que dio aviso al museo detuvo los trabajos de
movimiento de suelo. Para completar financió la excavación que
Leonardo Salgado definió como muy exitosa y que ya está publicada en
la página Aragosaurus.com de la Universidad de Zaragoza.
Filippi comentó
este nuevo saurópodo -el décimo segundo que suma la colección del
museo Argentino Urquiza- se hará público en las 23 jornadas de
Paleontología de Argentina, que se realizarán a fines de mayo en la
ciudad de Trelew. "Hemos encontrado siete u ocho dientes de
dinosaurios carnívoros, son de dos tipos diferentes de dinosaurios,
los más grandes miden tres centímetros y los más chicos la mitad",
explicó el investigador.
En virtud de la
cantidad de dientes, Filippi comentó que realizarán un estudio
particular de las piezas."Curiosamente, en esta zona tan rica en
fósiles, no han aparecido restos de dinosaurios carnívoros más allá
de los dientes", agregó Filippi.
¿Eran dientes de depredadores o de carroñeros?
-Eso no lo
podemos determinar, lo que sí sabemos es que los terópodos perdían
muchos dientes y los iban cambiando. Es posible que haya dientes de
cazadores y de carroñeros ¿qué dinosaurio se iba a comer por sí solo
30 toneladas de carne? y ¿cuál se iba a resistir de comer gratis
semejante oferta?, cerró con humor.
Fuentes:
Editorial Rió Negro SA.
Condorraptor, el primer dinosaurio jurasico
encontrado articulado.
Publicado
en
Paleo. Año
5.
Numero 25. Mayo de 2007.
Los restos
fósiles de un dinosaurio carnívoro que pudo haber vivido hace 150
millones de años fueron desenterrados en el sur de Argentina, por
primera vez totalmente articulados, informó un técnico en
paleontología a cargo de la operación.
"Se trata de
un hallazgo sin antecedentes. Es la primera vez en el mundo que se
encuentra un dinosaurio carnívoro del período Jurásico medio,
totalmente articulado", dijo Pablo Puerta, técnico en paleontología
del Museo Egidio Feruglio (MEF) de la ciudad de Trelew (1.436
kilómetros al sur de Buenos Aires).
Se trata del
fósil de un animal bípedo de siete metros de largo conocido como
Condorraptor. Los restos del dinosaurio se encuentran dentro de
una roca de cinco toneladas que fue extraída por una gigantesca grúa
una semana atrás en la aldea Cerro Cóndor, localizada 450 kilómetros
al oeste de Trelew, en la provincia de Chubut.
El lugar,
emplazado en medio de la Patagonia argentina, atesora un parque
jurásico.
|
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El fósil, que
está completo de la cadera al cuello y en el que se visualiza parte
del cráneo y la mandíbula que poseía el animal prehistórico, está
adherido a la roca, recostado sobre su lado derecho.
"Tuvimos
suerte que el animal muriera sobre uno de sus lados, y que lo que
apareciera primero fuera la cola. Es un material muy bien
conservado", destacó Puerta.
La piedra que
esconde los restos del Condorraptor fue descubierta en marzo
de 2002 por una expedición del MEF, encabezada por el paleontólogo
alemán Oliver Rauhut, un especialista en dinosaurios carnívoros.
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Para extraer el
"bochón" de unas 5 toneladas que contiene protegido a este
dinosaurio fue necesario usar una grúa de 40 toneladas. "Estimamos
que por lo menos el 70% de este dinosaurio está dentro de la roca
sobre la que realizaremos los trabajos de investigación", explicó
Puerta. Los trabajos de excavación han durado 5 años hasta conseguir
montar la logística necesaria para extraer a este dinosaurio de la
tierra y trasladarlo hasta las inmediaciones del Museo para su
investigación y futura exposición.
"Durante estos
años lo que hicimos fue circunscribir el bochón de roca que
deberíamos extraer para mantener intacto al dinosaurio. Esto nos
llevó tres veranos", explicó Puerta. Se estima que la preparación
del fósil llevará un año, con dos
|